viernes, 8 de septiembre de 2023

ALGUNOS HECHOS HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Revolución "La Gloriosa".

En 1868 se proclamó una Revolución denominada “La Gloriosa” con un componente militar y civil que provocó el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del periodo denominado el “Sexenio Democrático” (1868-1874).





Retrato de Isabel II. López Portaña, Vicente. Hacia 1843. Museo de Bellas Artes. Sevilla

Reina Isabel II. Anónimo. Hacia 1840. Óleo sobre lienzo. 105 x 83 cm. Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla

Las causas reales son difíciles de evaluar, pero es evidente que desde mediados de los años 1860 se fue creando un descontento general sobre el régimen de Isabel II.

En primer lugar, una profunda crisis política con la alternancia en el gobierno de dos generales leales a Isabel II. Narváez, líder del partido Moderado, de ideología conservadora y O´Donnell, fundador de la Unión Liberal de ideología más moderada.


La negativa de Isabel II a que los progresistas formaran parte del gobierno, alentó el Pacto de Ostende entre progresista y demócratas, firmado en esta ciudad el 16 de agosto de 1866, por la iniciativa del general progresista Juan Prim, con el objetivo de derribar la Monarquía de Isabel II.  

Juan Prim en 1870

Tras el fallecimiento de O’Donnell, Prim y Serrano, la Unión Liberal se sumó a dicho Pacto y tras la muerte del general Narváez, la reina nombró para sustituirlo al ultraconservador Luis González Bravo que desarrolló una política sumamente autoritaria y represiva. 


El 22 de junio de 1866 tuvo lugar un motín contra la Monarquía de Isabel II, auspiciado por los partidos progresista y democrático, que fue sometido por el gobierno de la Unión Liberal del general O’Donnell, y que fue conocida como la “Sublevación del cuartel de San Gil”, porque fue protagonizada por los sargentos de este cuartel de artillería. 


En segundo lugar, es importante que en 1862 se inició una gran crisis financiera, que comenzó con la industria textil catalana, como consecuencia de la escasez de algodón, provocada por la Guerra de Secesión norteamericana, continuó con las pérdidas sufridas por las compañías ferroviarias que arrastró a bancos y sociedades de crédito, y alcanzó su cenit en 1866 cuando afectó a dos importantes sociedades de crédito de Barcelona, La Catalana General de Crédito y el Crédito Mobiliario Barcelonés.  

Finalmente, a la crisis financiero se sumó una gran crisis de subsistencia en 1867 y 1868, por las malas cosechas de esos años, que condicionó la escasez de productos básicos como el pan, y desataron motines populares en ciudades como Sevilla o Granada. Esta situación, se vio agravada por el aumento del paro por la afectación de dos sectores primarios como las obras publicas y la construcción.

La coincidencia de estas crisis financieras y de subsistencia pudo crear unas condiciones sociales que daban argumentos a los sectores populares para incorporase a la lucha política contra el régimen isabelino.  

Revolución de 1868 «La Gloriosa», estampa alegórica de 1874 publicada en la revista La Flaca

El 18 de septiembre de 1868, mientras la familia real veraneaba en San Sebastián, el brigadier Juan Bautista Topete, jefe de la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz, se sublevó a bordo de la fragata Zaragoza.

Almirante Juan Bautista Topete. Rafael Monleón. 1887. Museo Naval de Madrid.

Le acompaña el general Prim, líder del partido progresista, que había llegado de incognito el día 16 desde su exilio en Londres, vía Gibraltar, acompañado de los progresistas Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla.

Al día siguiente se unió al alzamiento el general Serrano, junto a los generales unionistas, procedente de Canarias, donde se encontraba desterrado, en un vapor alquilado con dinero del duque de Montpensier.

Los sublevados firmaron y leyeron el manifiesto redactado por Adelardo López de Ayala “Viva España con Honra” que exhortaba al alzamiento para lograr una regeneración social y política del país.

Retrato del dramaturgo y político español Adelardo López de Ayala (1828-1879), que llegó a ser ministro de Ultramar durante el reinado de Amadeo I de España

La Gloriosa triunfó en Cádiz y poco a poco fue extendiéndose por toda España con la formación de Juntas Revolucionarias.

El 20 de septiembre se formaba en Sevilla la primera “Junta” que publicó un manifiesto en el que se exponían una serie de reivindicaciones, como la abolición de las quintas (ver) y los consumos o la libertad religiosa, que tuvo una enorme repercusión en el patrimonio civil y religioso de Sevilla.  

Prim, Serrano y Topete subastan los atributos del trono español durante la búsqueda de un nuevo rey. Publicado en La Flaca en abril de 1869.

Diez días después de la sublevación gaditana, Francisco Serrano venció a las tropas realistas en la “Batalla del Puente de Alcolea” (ver) en Córdoba. 

La Batalla del Puente de Alcolea, el 28 de septiembre de 1868, enfrenta a los militares sublevados contra la reina con las tropas realistas. La derrota de los realistas conlleva el final del reinado de Isabel II y su exilio. Anónimo, Batalla de Alcolea. 1869. Real Academia de la Historia. Madrid


Esta batalla de Alcolea será el choque clave que provocará la expulsión de España de la dinastía borbónica, y Isabel II se marchó, desde San Sebastián, a Francia el 30 de septiembre.

Caricatura publicada por la revista satírica Gil Blas el 4 de octubre de 1868, cuatro días después de que la reina Isabel II se viera obligada a marchar al exilio. Llevaba por título ¡A Francia!.


De este modo, la Revolución “La Gloriosa” se desarrolló en apenas veinte días, desde su estallido en Cádiz el 18 de septiembre hasta la formación del Gobierno provisional en Madrid el 8 de octubre, pasando por la terminación del reinado de Isabel II con la marcha de esta a Francia.  

Este gobierno provisional estuvo presidido por el general Serrano, con el general Prim y el almirante Topete.


Un ambiente festivo se desarrolló en las grandes ciudades con la ocupación de la Puerta del Sol de Madrid o la plaza de Sant Jaume en Barcelona y la destrucción de símbolos e imágenes de la reina derrocada y su dinastía, haciéndose popular la siguiente canción: "La libertad de España anda por el mar y ha entrado por sus puertos a hacerse respetar: decir ¡viva Serrano! sin ningún retintín y ¡fuera los Borbones! que es canalla ruin. ¡Viva Prim, viva Prim!".

La Puerta del Sol de Madrid, en la mañana del 29 de septiembre de 1868. Urrabieta. El Museo Universal.

El 1 de junio de 1869 se aprobó una nueva Constitución que estableció la soberanía nacional, el sufragio universal masculino, la libertad de imprenta, la libertad de enseñanza, el derecho de asociación o la libertad de cultos.  

En sesión extraordinaria de 18 de junio de 1869, se nombró Regente del reino al Presidente del Poder Ejecutivo Don Francisco Serrano y Domínguez, con el tratamiento de Alteza y con todas las atribuciones que la Constitución concede a la Regencia, menos la de sancionar las leyes y suspender y disolver las Cortes Constituyentes.

Tras la Revolución se abrió un periodo conocido como el Sexenio Democrático, en los que se tuvo que hacer frente a dificultades como la Guerra Grande por la independencia cubana, la Tercera Guerra Carlista o una fuerte conflictividad social, ya que en estos momentos aparece una clara concienciación de la clase obrera.

Caricatura de 1874 publicada en La Flaca sobre las etapas del Sexenio Democrático

En estos seis años se sucedieron distintas formas de sistemas políticos:

El gobierno provisional (1868-1870)

El reinado de Amadeo I (1871-1873

La primera Republica (1873-1874)

La Restauración con la vuelta al trono de la dinastía Borbón en la persona de Alfonso XII.

Alfonso XII. Madrazo y Kuntz, Federico de. 1886. Óleo sobre lienzo. 248 x 160 cm. Museo del Prado. Depósito en otra Institución.

Como hemos comentado, el 20 de septiembre se formaba en Sevilla la primera “Junta Provincial Revolucionaria”, presidida por Antonio Aristegui, con un manifiesto en el que destacaba su laicismo absolutamente radical y anticlerical, que tuvo unas consecuencias nefastas para el patrimonio sevillano, pues se destruyeron las puertas de la antigua ciudad medieval y la mayor parte de la muralla, se derribaron iglesias y conventos de gran valor, se suprimieron parroquias, se expulsaron las órdenes religiosas y se eliminó el presupuesto municipal para los actos religiosos, afectando a la Semana Santa y a la procesión del Corpus Christi.

Francisco Mateos Gago, destacado presbítero y catedrático de la Hispalense, renunció a su puesto de miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artístico, denunciando las lamentables perdidas que estaba sufriendo el patrimonio de la ciudad.  

De todos los accesos al centro histórico actualmente solo se mantienen la puerta de la Macarena, el postigo del Aceite y la Puerta de Córdoba, además del Arquillo de la Plata, pues se demolieron absurdamente las puertas de Triana, Osario, Carmona y San Fernando. 

La Puerta Real, derribada durante la revolución / M. G.


Es enorme la lista de conventos suprimidos y templos incautados que fueron demolidos parcialmente o totalmente o cambiados de uso, y en cuanto a las Órdenes Religiosas se decretó la expulsión de los jesuitas y filipenses con la incautación de los edificios que ocupaban y los efectos que contenían.

La iglesia de Santa Lucía fue desguazada paulatinamente, su portada fue situada en la actual Iglesia de santa Catalina (ver) en la restauración de esta realizada entre 1923 y 1930 por el arquitecto Juan Talavera, y actualmente es un centro oficial.


El convento Casa Grande del Carmen (ver) de la calle Baños fue dedicado a cuartel y provocó el traslado de la hermandad de las Siete Palabras a San Vicente.  

Del Oratorio de san Felipe Neri solo se conservan restos claustrales en la calle Feijoo y se recuerda con el nombre de una calle junto a santa Catalina.

De Los Descalzo, situados en un extremo de la plaza del Cristo de Burgos, solo queda la torre y algo del claustro.

Torre de los Descalzos. Capilla del Cristo de Burgos

El monasterio de los Remedios de la plaza de Cuba es actualmente el Museo de Carruajes.

En la calle Escudero, san Basilio es actualmente la sede de la Iglesia Reformada Episcopal.

El convento de dominicas de santa María de Pasión de la calle Vargas Campos fue casa de vecinos y posteriormente demolido, provocando el traslado de la Hermandad de Vera Cruz, y actualmente es un hotel y restaurante.

Restos del convento de santa María de Pasión en el restaurante actual

El convento de la Asunción de la plaza del Museo fue un almacén de maderas ante de su destrucción.


El convento de las Dueñas de monjas cistercienses situado frente al Palacio de la Casa de Alba, fue igualmente demolido (ver).

Monasterio de las Dueñas antes de su derribo

El derribo de la iglesia de san Miguel (ver) provocó el traslado de la hermandad de la Soledad a San Lorenzo, Pasión al Salvador, y el Amor al convento del Dulce Nombre de Jesús.

Derribo de san Miguel en 1868. Fotografía Francisco Pérez Romero

Fue demolida la capilla la Hermandad de la Encarnación de Triana con la consiguiente desaparición de esta hermandad.

Fue incautada la capilla de la Carretería

En cuanto a las Órdenes Religiosas se decretó la expulsión de los jesuitas, filipenses con la incautación de los edificios que ocupaban y los efectos que se contenían.

Finalmente, hubo cofradías que no pudieron realizar la estación de penitencia. Solo lo hicieron las del Santo Cristo de las Siete Palabras y María santísima de los Remedios de la iglesia de san Vicente, El santísimo Cristo de la Columna y Azotes y Nuestra Señora de la Victoria de la Iglesia de los Terceros, y la Sentencia de Cristo y Nuestra Señora de la Victoria de la iglesia de san Gil. Tampoco hizo su tradicional recorrido el Corpus Christi. 

Grabado de la procesión de las Siete Palabras en 1873. / M. G.