ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA
Retablo del Cristo de la Cárcel.
En la fachada
de la calle San Luis 91, "Pensión Macarena", en el flanco occidental de la plaza
de Pumarejo (ver), se aprecia un retablo dedicado al santísimo Cristo de la Cárcel de
Mairena del Alcor.
Lado
oeste de la plaza del Pumarejo con la Pensión Macarena
Retablo
del Cristo de la Cárcel
Detalle
del azulejo del Cristo de la Cárcel
Es una imagen cristífera venerada en
Mairena del Alcor, donde posee una capilla propia. También es invocado
con el título de Nuestro Padre
Jesús de la Misericordia.
El original era una obra renacentista de autor anónimo, fechada entre finales del siglo XV y principios del XVI.
Según Elías
Méndez Carrión es “una devota y
milagrosa imagen de Cristo crucificado pintada al óleo en un lienzo, que mide
un metro, veinte y dos centímetros de alto por otro con cuatro de ancho,
colocado en una moldura antigua, con cristal y enchapado por el reverso para su
conservación”.
Este primitivo
lienzo habría sido intervenido, ya que estaba “sentado en otro
lienzo, estando el primitivo recortado y en ciertos sitios presenta huellas de
restauración, todo lo cual, así como las potencias de plata sobre dorada que
tiene puestas, la moldura tallada y dorada y el cristal, aunque no es el
primitivo, pues ha sido renovado dos o tres veces”. Según la reseña de Elías Méndez Carrión, esta
intervención y la ejecución del marco y el cristal correspondería a los últimos
años del siglo XVII.
Esta antigua imagen del Santísimo Cristo fue destruida en la noche del 19 al 20 de julio de 1936, en el transcurso de la Guerra Civil.
La que actualmente se conserva, es una reproducción de la primitiva realizada por el pintor D. Félix Lacárcel en 1937, y las potencias de plata sobredorada fueron donadas por un devoto en 1926.
El Cristo de la Cárcel actual, saliendo de su
capilla.(CC BY 3.0)
Según la tradición oral, y la reseña histórica que publicó Elías Méndez de esta imagen en 1894, en los últimos años del siglo XVII, este cuadro se encontraba arrumbado en la habitación de una casa nobiliaria, propiedad de Juan Tomás de Paz y Alcocer y su mujer Marina Palacios y Salcedo.
Ambos, al parecer, lo habían traído de América, junto a tres esclavas.
Una de las esclavas, llamada Josefa María, ocultamente le rendía sus respetos y devoción, y cuando fue acusada de un falso testimonio, del cual ella era inocente, se encomendó al Cristo pintado en esta obra, que “empezó a manifestar su amor y misericordia con ruido misterioso, extraordinaria luz y otras señales, que salían del sitio donde estaba el Señor oculto”, indicando que quería se le diese culto.
Al demostrarse la inocencia de la esclava, todo el pueblo comenzó a venerar la imagen del Cristo.
Simultáneamente, Marina Palacio y la criada protagonista del milagro comenzaron a visitar la cárcel, que se encontraba muy próxima al domicilio donde vivían, como acto de misericordia con los presos.
Con el paso del tiempo decidieron que la imagen
recibiera culto directamente en el penal, y tal fue el fervor de la población
normal y la reclusa que en el último tercio del siglo XVII se le levantó una Capilla
propia conectada con la cárcel, pues por una
ventana se comunicaba al patio de la cárcel, y frente a dicha ventana estaba la
de un calabozo para que los presos pudiesen ver al Señor y oír la Santa Misa,
de aquí el nombre de “Cristo de la Cárcel”.
En breve se formó una Hermandad para darle culto y
hacerle funciones, celebrándose la primera en septiembre de 1716.
La esclava consiguió la libertad de sus amos como premio de sus virtudes y permaneció a su servicio hasta que murieron, y desde entonces se encargó de cuidar la Capilla del Señor.