ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA
José de Mendoza y Ríos
Una calle se rotula en su memoria (ver).
Nació en Sevilla el 29 de enero de 1761 (bautizado en Parroquia de
San Martín), dentro de una noble familia sevillana, hijo de Joseph-Ignacio
Rodríguez de Mendoza y de María-Romana Morillo y Ríos. Más tarde agregó el
prestigioso nombre de su abuela materna, Ríos, al de su padre.
Retrato de
Mendoza de los Ríos en el Museo Naval de Madrid
Fue educado en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid. Más
tarde se incorporó al ejército como cadete del Regimiento Real de Dragones. El
16 de marzo de 1776, se trasladó a la marina que, en esos años, era el arma más
interesada en la Astronomía y en las matemáticas.
En agosto de 1779, en un viaje de retorno desde Manila, su navío,
la Santa Inés, trabó combate con dos cruceros ingleses, fue hecho
prisionero y destinado a Cork, Irlanda, adonde llegó a principios de
septiembre. Un año más tarde fue dejado en libertad, y retornó a Cádiz.
En este período, posterior a su detención en Irlanda, escribió su Tratado
de Navegación, y debido a su delicada salud fue relevado de sus obligaciones
en la Marina, y enviado a Madrid, para supervisar la impresión de su tratado. Cuando
los dos volúmenes fueron publicados (1787), fue promovido a capitán de fragata.
Tratado de
Navegación. Tomo primero
En este tratado, realizó contribuciones importantes a la
resolución astronómica del problema de la longitud, que en el mar era uno de
los principales, con el que se había enfrentado la náutica, desde la época del
descubrimiento de América. Mendoza Ríos ideó un proceso astronómico para el
cálculo de la longitud en el mar mediante la medida de distancias entre la
Tierra, la Luna y determinadas estrellas auxiliares.
De regreso a Cádiz, propuso a sus superiores la creación de un Instituto
de Investigaciones en las ciencias relacionadas con la navegación. Su plan,
extremadamente novedoso para su tiempo, incluía la creación de un depósito
cartográfico e hidrográfico, cerca de Cádiz, próximo a las principales
instalaciones de la Marina, mediante adquisición, en diversos países de Europa,
de mapas, cartas, libros, manuales, e instrumentos de interés para la
navegación. Como aportación, en 1796 envió a España una basta colección de
referentes a la navegación, a la Geografía y las ciencias relacionadas con
ellas, que había adquirido en Inglaterra.
En ese mismo año abrió negociaciones con Herschel para la
adquisición, con destino a España, de uno de los telescopios más grandes que
éste había construido. La operación se cerró en 1796 y puso a España en una
posición de privilegio en el campo de la observación astronómica. Sin embargo,
una vez instalado en Madrid, el formidable potencial de este instrumento
científico, no fue aprovechado plenamente, destinándoselo solo a observaciones
de la Luna o los planetas. Posiblemente si se hubiera llevado a Cádiz, donde en
esos momentos había una estructura científica más moderna, hubiera sido mayor
su rendimiento y mayores sus posibilidades de sobrevivir a la invasión francesa
de 1808.
En 1797 publicó en las Philosophical Transactions de la
Royal Society un importante trabajo sobre los problemas centrales de la
navegación astronómica, que entonces era un tema científico de considerable
dificultad e interés.
Describió hasta cuarenta procedimientos conocidos para “determinar la distancia” y
explicó el suyo propio basado en el uso, de un instrumento, (círculo de
reflexión), que había mejorado, haciendo más fáciles y precisas las mediciones,
y de unas tablas, que facilitaban los procesos de cálculo ulteriores.
Logró simplificar considerablemente los cálculos necesarios para
determinar la posición de un navío en el mar, reduciéndola a la lectura de una
sucesión de entradas pre-calculadas y reunidas en tablas especiales, muy
compactas. En el diseño de esas tablas, cuyo tamaño y simplicidad las hacía
particularmente adecuadas para su uso en un navío, demostró un talento
matemático considerable.
Sus diferentes tablas fueron reimpresas con frecuencia en varios
países y varios idiomas, incluso al español.
Pidió el retiro de la Armada Española en 1796, pero no solo no se
le concedió, sino que fue expulsando de la Marina. Procuró que se le reconociera su estatus, incluso
le pidió a Godoy en 1806 que le concediera un retiro honroso.
Quizás, el motivo de no concederle el retiro, radique en el hecho
de que sobre él siempre recayeron sospechas, más o menos fundadas, de
espionaje. En unas ocasiones a favor de España por los informes que remitiera
desde Londres; pero también a favor de Inglaterra, acusándolo de informar a los
ingleses durante la guerra librada contra ellos a principios del siglo XIX, con
episodios tan determinantes para la armada española como la derrota en la
batalla de Trafalgar.
Hacia finales del siglo XVIII, trasladó su residencia a Londres y
contrajo matrimonio con Anna María Parker. El matrimonio tuvo dos hijas,
Francisca y Anna Fermina.
El 4 de marzo de 1816, se suicidó, ahorcándose en su casa de campo
de Brighton, siendo enterrado en la iglesia de St. Nicholas. Al morir, dejó a
su esposa e hijas una fortuna considerable, bajo la administración de un
apoderado, como era entonces costumbre con las herencias dejadas a las mujeres.
Mendoza y Ríos es, muy posiblemente, el matemático y astrónomo español que en los dos últimos siglos ha recibido el más alto reconocimiento internacional por su obra científica. Inglaterra lo reivindica como uno de sus principales científicos.