domingo, 5 de mayo de 2024

 AREA DE MACARENA-SAN LUIS-SAN JULIAN

Iglesia de san Julián.

Es una de las parroquias más antiguas de Sevilla pues se creó en torno a 1250, en la primera organización eclesiástica de la ciudad, tras su conquista por Fernando III el Santo en 1248.

No hay ningún dato documental o arqueológico que confirme la existencia en su solar de una iglesia paleocristiana o visigótica, como afirma la tradición, ni que a mediados del siglo XIII se adaptase al culto católico una mezquita. 

Sin embargo, se considera que se estableció en una mezquita cristianizada y que, tras el terremoto del cabo de san Vicente de 1356, fu reedificada bajo el reinado de Pedro I, con la colaboración del arzobispo don Nuño, con lo que es un templo gótico-mudéjar de la primera mitad del siglo XIV.

Durante la construcción de la nueva Casa de Hermandad aparecieron unos interesantes restos arqueológicos. 

Los restos más antiguos son del siglo VI de etapa romana. Del periodo islámico (siglos VIII–XIII), se distingue un periodo clásico islámico y un periodo almohade.

El hallazgo principal es una cisterna que surtía a la fuente posterior, policromada en almagra roja y datada en el siglo IX, formando parte de unos jardines que probablemente se encontraban deprimidos en relación a la zona habitada, siguiendo la tradición musulmana, y que podría ser el patio de abluciones de una mezquita.

Destaca, igualmente, una estructura de 4,20 metros de largo por 95 centímetros de alto, con motivos decorativos geométricos y vegetales, en colores almagra y azul sobre blanco, datada en torno al siglo XI, coincidente con la etapa de la taifa sevillana abbadí.

La noche del 8 de abril de 1932, como sucedió en otras iglesias, sufrió un grave incendio del que se acusó a dos conocidos del barrio, apodados la Bizca y la Pinocha. Nadie asumió responsabilidades, ni las autoridades, ni los jueces, y los culpables fueron absueltos. Se perdió todo un patrimonio, como la Virgen gótica que, según la tradición, provenía de Cataluña, el retablo mayor y el Cristo de la Buena Muerte de Felipe de Ribas, la Dolorosa de la Hiniesta atribuida a Montañés o tablas atribuidas a Alejo Fernández y otras piezas litúrgicas.

Bomberos y vecinos alrededor de la parroquia de San Julián. Abril 1932. Archivo ABC (CC BY 3.0)

Ruinas del templo tras el fuego. Archivo ABC (CC BY 3.0)

Interior del templo desde el presbiterio. Archivo ABC (CC BY 3.0)

Portada lateral tras el incendio. Archivo ABC (CC BY 3.0)

Virgen de la Hiniesta de Martínez Montañez desaparecida

Desaparecida virgen de la Hiniesta (CC BY 3.0)

La desaparecida Virgen de la Hiniesta y la Junta de su Hermandad, año 1932 (CC BY 3.0)

La primitiva Virgen de la Hiniesta (CC BY 3.0)

Resto de la Hiniesta gótica tras el incendio. Archivo ABC. (CC BY 3.0)

Retablo principal desaparecido. Laboratorio Arte Universidad de Sevilla. (CC BY 3.0)

Circuncisión del Niño, atribuido a Alejo Fernández (CC BY 3.0)

Lienzo con la Hiniesta gloriosa (CC BY 3.0)

Retablo dedicado a San José, siglo XVIII (CC BY 3.0)

Cristo de la Buena Muerte, que figuraba en el retablo del altar mayor. Obra ce Felipe Rivas del siglo XVII. (CC BY 3.0)

Fue restaurada en 1946, pero del edificio original sólo se conservan la planta y la portada de los pies, pues desaparecieron las portadas ojivales de las naves laterales y las yeserías mudéjares de la capilla de la Virgen de la Hiniesta. Se enajenó la Cruz de la Retama, que se trasladó al atrio de la iglesia de San Antonio Abad.

La precariedad de la reconstrucción ha obligado a intervenir en la fábrica de la parroquia en 1972-1974 y 1989-1993.


EXTERIOR

La fachada principal se corresponde con la calle san Julián, en cuyo centro se dispone la portada y por el resto de la fachada se distribuyen simétricamente tres óculos, más grande el situado en el centro, sobre la portada.

Fachada principal

Detalle de la parte superior de la facha principal con el óculo suprior

La portada principal es típico gótico-mudéjar, con arco apuntado abocinado, con numerosas arquivoltas, las exteriores adornadas con punta de diamante. Se apoyan en columnas dotadas de capiteles muy erosionados.  

Portada principal
Detalle del arco con sus arquivoltas
Detalle de las columnillas
Detalle de la puerta

Sobre la clave se conserva la imagen de la Virgen con el Niño, una iconografía de Virgen-Trono característica del medievo, pero muy deteriorada prácticamente indistinguible, como las dos figuras situadas lateralmente, en las enjutas del arco.

Figuras situadas en la parte superior bajo el tejaroz
Detalle de la Virgen con el Niño
Detalle de las figuras laterales

Se corona con un tejaroz sostenido por canecillos con forma de cabeza de león, igualmente muy deterioradas. 

Detalle de los canecillos con forma de cabeza de león indistinguible por su grave deterioro

En un lateral se sitúa el retablo cerámico de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa vestida de hebrea, obra de Antonio Kiernam Flores en Cerámica santa Ana de 1962, donada por un hermano.  

Virgen de la Hiniesta Dolorosa

Al otro lado de la puerta se sitúa el retablo cerámico, firmado por Emilio Sánchez Palacios, del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de Cerámica Macarena, obra de 1995 encargada por la propia hermandad.

Santísimo Cristo de la Buena Muerte

Las dos portadas laterales de la iglesia, una hacia el exterior de cada nave, se encuentran actualmente cegadas.

La del lado de la epístola, era muy similar a la portada principal, y en sus hojas de madera se inició el incendio de 1932.  

Junto a ella, en la calle Duque Cornejo, existe un retablo cerámico de la Virgen del Rosario, de Emilio Sánchez Palacios de Cerámica Macarena de 1994.

Pared de la Epístola
Portada cegada
Retablo cerámico de la Virgen del Rosario
Detalle del retablo

En la pared del Evangelio se abre el acceso a la casa de la Hermandad de la Hiniesta y a través de una reja puede verse una puerta adintelada muy sencilla con una fuente y un retablo cerámico de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, de Cerámica Santa Ana de 1961, con referencia a la leyenda.

Pared del Evangelio
Reja
Detalle del azulejo sobre la reja
Portada de la pared del Evangelio

Virgen de la Hiniesta Gloriosa

Azulejo con la leyenda

Detalle de la fuente situada en la parte inferior de la portada cegada

Desde la casa de la Hermandad se puede visualizar un patio con un azulejo dedicado a la santísima Virgen de la Hiniesta, tallada por Martínez Montañez y que se perdió en el incendio de 1932.

Santísima Virgen de la Hiniesta
Detalle del pequeño azulejo de la izquierda

TORRE CAMPANARIO

La torre campanario es del siglo XVII, tiene un solo cuerpo, suele está pintada en tonos blancos y almagra y se corona con un chapitel piramidal de azulejos, que se remata con una sencilla cruz de forja con una veleta sobre dos globos.  

Torre campanario
Detalle de la campana en fase de volteo
Detalle del chapitel
Detalle de la Cruz y Veleta

INTERIOR

El interior del templo presenta la disposición típica de las Iglesia de estilo gótico-mudéjar, de planta rectangular con tres naves de cuatro tramos, la central más ancha y alta, separadas por medio de arcos apuntados sobre pilares cruciformes, construidos con ladrillo, revocado y pintado de blanco y cabecera poligonal.

Vista de las tres naves del templo desde los pies

La cabecera es de planta poligonal con tramo recto previo y separada del cuerpo de la iglesia por un arco triunfal también de estilo gótico u ojival. 

Cabecera del templo separado por arco toral

La nave central se cubre con un artesonado moderno de madera de tres lados. Las naves laterales tienen cubiertas de colgadizo. 

Cubiertas de la nave central y laterales

En la cabecera, la cubierta es una bóveda de nervadura sexpartita gótica, cuyos nervios arrancan en los vértices del ábside, uniéndose superiormente las claves mediante un nervio espinazo central.

Cubierta de la cabecera

Nave de la Epístola

Visitamos el templo desde los pies de la nave de la epístola siguiendo en contra de las agujas del reloj.

1) En el primer tramo se sitúa, en el momento de la visita, el paso de la custodia que va a procesionar por el barrio. 

Vista del primer tramo de la nave de la epístola a los pies del templo

A los pies de la nave, un azulejo recuerda la fecha de apertura del templo después de la última restauración. 

Sobre una peana, estaba en una visita anterior, una talla del Sagrado Corazón de Jesús, pero actualmente solo está la peana metálica. 

Seguidamente un cuadro del que no tengo información. 

Apertura del templo
Sagrado Corazón de Jesús sobre peana metálica
Peana metálica vacía
Cuadro no filiado

2) Seguidamente una pequeña imagen sobre una peana y el retablo de la Virgen de Fátima, obra de Francisco Parra, con una imagen de madera policromada de mediados del siglo XX. 

Seguidamente la talla del Sagrado Corazón de Jesús, previamente situada en la peana metálica. 

Pequeña imagen sobre peana
Virgen de Fátima
Sagrado Corazón de Jesús
Detalle del rostro del Sagrado Corazón de Jesús

3) Tras la puerta de la nave de la epístola, se encuentra el monumento funerario en el que reposan los restos de Antonio Castillo Lastrucci (ver), inhumado el 9 de noviembre de 1995, presidido por su grupo de la Piedad, con una placa que dice: 

“Aquí bajo sus más queridísimas imágenes descansa el ilustrísimo señor don Antonio Castillo Lastrucci 1882-1967”. 

Monumento funerario de Castillo Lastrucci
La placa está parcialmente cubierta por un ramo de flores

Castillo Lastrucci realizó esta obra por iniciativa propia, y la guardó en su despacho hasta su muerte. 

Tras su defunción, la familia la depositó en la iglesia de San Sebastián de San Nicolás del Puerto, donde no fue conservada adecuadamente, por lo que se decidió cederla a la parroquia de san Julián y la hermandad de la Hiniesta, para que fuera situada sobre el túmulo funerario del escultor, previa restauración, nuevo estofado y policromado, por parte de su discípulo José Pérez Delgado.

El grupo escultórico, de 1,17 m. de alto y 1,62 m. de ancho, fue tallado en 1949 en madera estofada y policromada, representa a María sosteniendo en su regazo el cuerpo muerto de Jesús, al pie de la cruz, un pasaje que no aparece mencionado en los Evangelios, pero que ha tenido un extenso desarrollo artístico desde los tiempos medievales, por la fuerte carga emocional que comporta el lamento de la Madre sobre el cadáver de su hijo muerto.

Grupo de la Piedad
Visión desde los pies
Detalle del rostro de la Virgen
Detalle de la mano de la Virgen
Detalle del rostro de Jesús
Detalle de los pies de Jesús

La cruz al pie de la cual se sitúa la Piedad es la antigua del Cristo de la Buena Muerte, realizada por el propio Castillo Lastrucci en 1938.

Detalle de la cruz

4) Seguidamente, sobre una repisa, una imagen de una santa que porta rosas en sus manos.

Imagen sobre repisa
Detalle del rostro de la santa
Detalle de las manos con las rosas

5) A continuación, sobre un pedestal de mármol, la imagen tallada completa, en madera de cedro estofada y policromada de 1,12 m., de santa María Magdalena, de Antonio Castillo Lastrucci (1944)(ver).

Sale en procesión, desde el domingo 2 de abril de 1944, a los pies del crucificado de la Buena Muerte: 

“Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su Madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena” (Jn 19: 25).

Es considerada como la mejor figura secundaria de Castillo Lastrucci, destacando los pliegues de los ropajes y el naturalismo de la expresión llorosa de su rostro.

Santa María Magdalena
Detalle del rostro de santa María Magdalena
Detalle de la mano de santa María Magdalena

6) Le sigue un sencillo arcosolio de madera que contiene el Cristo de la Buena Muerte de Antonio Castillo Lastrucci de 1938 (ver)

Arcosolio con el Cristo de la Buena Muerte

Es una talla completa en madera de cedro policromada de 1,76 m. que sustituyó a la que se perdió en la iglesia de san Marcos en 1936 y que a su vez sustituyó a la imagen del circulo de Felipe de Ribas destruida en el incendio de San Julián de 1932.

Castillo utilizó como modelo a un empleado de la tienda de muebles Europa, que regentaba su hermano Manuel, llamado Manuel Gómez Lora.

Representa a Jesús crucificado y muerto, en el intermedio entre la lanzada y el descendimiento.

Talla del Cristo de la Buena Muerte

La cabeza, vencida hacia el lado derecho, presenta corona de espinas tallada, añadiéndosele potencias de orfebrería. 


El rostro responde al modelo ideal de belleza masculina que Castillo va a aplicar a todas sus imágenes cristíferas. 

La dulce y serena concepción de la cabeza en general, y del rostro en particular, justifica la advocación de la Buena Muerte de Cristo.

Detalle sin las potencias
Detalle con las potencias

El paño de pureza se anuda en la cadera derecha y deja al descubierto ese costado. 

Detalle del paño de pureza

Tres clavos lo fijan a la cruz, que es cilíndrica y arbórea, presentando en la parte superior el “titulus” con la razón de su condena escrita en hebreo, griego y latín.

La cruz original, que se encontraba afectada por xilófagos, fue sustituida por una réplica en 1991 realizada por José Pérez Delgado.

Los pies fijados con un solo clavo, el pie derecho sobre el izquierdo.

Detalle de la fijación de la palma de la mano
Detalle frontal de los pies
Detalle lateral de los pies
Detalle lateral de los pies

7) En la cabecera de la nave de la Epístola se sitúa la Capilla Sacramental, que ha sido fechada en los últimos años del siglo XVII, con una artística reja que puede datarse a finales del siglo XV, con un escudo, en su parte central, de los Siete Dolores de María.

Capilla Sacramental
Las dos hojas de la reja abierta

Estaba cubierta con una bóveda esquifada provista de una linterna ojival. 

Actualmente presenta un techo raso dorado y decorado con florones. 

En el centro presenta una pintura con la imagen de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, que reproduce un grabado del XIX. 

Techo con pintura deteriorada de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa

De los muros laterales cuelgan lámparas de Manuel Seco Velasco (ver) donadas por devotos y hermanos. 

Lámpara del muro derecho
Lámpara del muro izquierdo

Contiene un sencillo retablo de madera dorada, ensamblado por los hermanos Caballero, con relieves de José Pérez Delgado. 

Retablo
Detalle del remate del retablo

El sagrario tiene carpintería y talla en madera de cedro de Hermanos Caballero, orfebrería en plata de Hermanos Delgado y relieves y tallas en madera de naranjo de José Pérez Delgado (2005).

Sagrario
Detalle de la zona superior del Sagrario
Detalle de la zona media del Sagrario
Detalle de la puerta del Sagrario

Este retablo está presidido por la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, imagen de candelero en madera de cedro policromada, de 1,61 m., obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1937 (ver).

Esta imagen reemplazó a la Virgen de la Hiniesta Dolorosa tallada, igualmente, por Castillo Latrucci en 1933 que se había perdido en el incendio de la parroquia de San Marcos el 18 de julio de 1936, y que a su vez sustituía a la atribuida a Martínez Montañez o Alonso Cano y que fue destruida en el incendio de San Julián de 1932.

Representa a la virgen María muy joven, adolescente, según el ideal de belleza de la mujer andaluza soñado por el romanticismo, con piel morena y ojos grandes y oscuros. La cabeza está inclinada hacia el lado derecho. La viveza de la mirada, dirigida hacia la derecha, se potencia con el uso de ojos de cristal y pestañas postizas. En las mejillas presenta cinco lágrimas de cristal, dos en la derecha y tres en la izquierda. La boca, pequeña y de labios encarnados, queda entreabierta dejando ver los dientes superiores tallados.

Durante la Estación de Penitencia lleva a sus pies un relicario con un fragmento de la mejilla de la primitiva Dolorosa, único resto que se conserva. 

Virgen de la Hiniesta Dolorosa
Virgen de la Hiniesta Dolorosa
Detalle del rostro con diadema
Virgen de la Hiniesta Dolorosa

Detalle del rostro con corona
Dos lagrimas en la mejilla derecha y tres en la izquierda

Presbiterio-Altar Mayor

La cabecera, como hemos comentado, es de planta poligonal y separada del cuerpo de la iglesia por un arco triunfal también de estilo gótico u ojival, apoyado en columnas.

Vista del Presbiterio y Altar Mayor

Junto a las primeras gradas de acceso al presbiterio, en el lado de la Epístola, sobre un sencillo pedestal, estaba la imagen de talla completa de San Julián, obra de José Pérez Conde (1996).

Actualmente, un atril con una imagen de un ángel.

San Julián
Detalle de san Julián
Lápida situada en la pared del arco toral, detrás de san Julián
Atril apoyado en un ángel

En el lado del Evangelio destaca el atril que es un gran ángel en bronce, obra de los Hermanos Delgado.

Visión lateral del ángel de bronce
Visión frontal del ángel de bronce
Detalle del rostro del ángel de bronce
Detalle del pie del ángel de bronce

De la primera columna del arco ojival cuelgan lámparas de plata, del orfebre Manuel Seco Velasco (ver), donadas modernamente por hermanos y devotos de la Virgen de la Hiniesta.

Lámpara de Manuel Seco Velasco en el lado de la Epístola

En el comienzo del presbiterio, adosado a la segunda columna, hay dos lampareros de los que cuelgan un conjunto de cuatro lámparas de plata que se salvaron del incendio de 1932.

Son de los siglos XVI y XVII (la más temprana está fechada en 1575 y otras dos en 1635 y 1645), presentan forma circular y una decoración a base de gallones, muy anchos en las más antiguas, y estilizados en las modernas. 

Muy interesante es la que tiene forma de águila bicéfala y una cabeza humana en la parte superior (ver).

Lamparero del lado de la Epístola
Detalle de la parte superior del lamparero
Lamparero del lado del Evangelio
Detalle de la lámpara que tiene forma de águila bicéfala
Detalle de la parte superior de la lampara con forma de cabeza humana

La mesa de altar se encuentra en el presbiterio bajo. Presenta en su frente los relieves, en bronce fundido, de San Julián y la Inmaculada Concepción (1996). En los laterales San Marcos (el león) y san Lucas (el toro).

Mesa del Altar
San Julián
Inmaculada
San Lucas
San Marcos

En el centro de la mesa, un expositor de vidrio alberga un relicario de plata de ley, de los Hermanos Delgado, con un fragmento del cráneo de San Julián procedente del monasterio benedictino de Samos (Lugo) que fue entronizado el 13 de octubre de 1996.

Caja expositor de vidrio con relicario


El excepcional retablo Mayor de Felipe de Ribas se perdió en el incendio de 1932 y, en la actualidad se sitúa en el presbiterio una recomposición de piezas de fines del XVII y comienzos del XVIII, conformando una estructura de banco inferior y un cuerpo superior de tres calles y ático. Las calles se compartimentan mediante cuatro columnas salomónicas de la segunda mitad del siglo XVII. 

Retablo Mayor

La hornacina central está presidida por una imagen de talla completa de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1945 (ver), en madera estofada y policromada de 1,25 m. de altura, que sustituyó a la imagen medieval que desapareció en el incendio.

Como es una escultura de talla completa no se la reviste, pero en determinadas ocasiones, como culto, besamanos o procesión, se le sobrepone un manto. Tiene una serie de aditamentos que complementan su iconografía: la corona que muestra la realeza de María), la ráfaga y media luna de Mujer apocalíptica vestida de sol que apoya sus pies sobre la luna, el bastón de mando de alcaldesa perpetua de Sevilla, la medalla y llaves de la ciudad por ser la patrona y protectora de Sevilla y la retama de hiniestas alusivas a la leyenda de su aparición.

Hornacina central
Virgen de la Hiniesta Gloriosa. 

Porta en su mano derecha una manzana, que remite al fruto prohibido del paraíso ya que, en la historia de la redención, María es la nueva Eva cuya disponibilidad y obediencia al plan de Dios posibilita la encarnación del verbo. Dicha manzana aparece rematada por una remata de hiniestas, que recuerda el origen legendario de su advocación. Lleva la medalla de la ciudad y las llaves, así como el bastón de mando ya que también ostenta el título de alcaldesa perpetua de la ciudad.

El niño lleva en su mano izquierda un pequeño pájaro que simboliza el alma del cristiano

Tanto la virgen como el niño aparecen coronados por sendas coronas de oro que simbolizan su realeza. 

Soy de Sevilla Patrona y Bienhechora
Detalle de la Virgen y el Niño

Su iconografía se completa con la luna que aparece a sus pies que identifica a María con la mujer del capítulo 12 del apocalipsis. 

Detalle de la luna a los pies de la Virgen

En las calles laterales, lienzos del siglo XVIII de la Inmaculada Concepción y de Santa Beatriz de Silva (fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción).  

Inmaculada Concepción
Santa Beatriz de Silva

Sobre ellas, san Esteban Harding fundador Cisterciense y otra santa no identificada.

San Esteban Harding
Santa

En el ático un gran lienzo del franciscano San Francisco Solano del siglo XVIII y encima un relieve de la Inmaculada Concepción del siglo XVII.

Inmaculada Concepción
San Francisco Solano

En las paredes laterales del Presbiterio, en los laterales del Retablo Mayor, se han dispuestos dos hornacinas modernas, la del lado de la Epistolar alberga a san Julián y la del lado del Evangelio a san José con el Niño.

San Julián
Detalle de San Julián
San José con el Niño
Detalle de san José con el Niño

Nave del Evangelio

Desde la cabecera hacia los pies del templo.

Vista de la nave del Evangelio desde los pies del templo

1) En la cabecera de la nave se situaba un retablo moderno de estilo neogótico de madera tallada y dorada, dedicado a Nuestra Señora del Rosario, con un banco y un cuerpo rematado por pináculos.

Bajo el altar está sepultado el escultor Pedro Roldan.

Retablo neogótico

Este retablo fue donado por las hermanas Mauri en 1950 y colocado, primeramente, en el sitio actual del Cristo de la Buena Muerte. Desde 1973 ocupaba esta situación, en la anterior visita, para lo cual fue necesario reducir sus dimensiones por parte de Antonio Díaz.  Actualmente ha sido sustituido.

Situación actual

En el centro  se sitúa la imagen de la santísima Virgen, que es una talla moderna, realizada en 1937 por José Rodríguez Fernández-Andrade, que la donó a la Corporación. Es una imagen de candelero, de 1,54 metros de altura, realizada la cabeza en madera de caoba y las manos y el Niño (que es talla completa) en madera de cedro.

Nuestra Señora del Rosario
Detalle de la Virgen y el Niño
Detalle de la cara de la Virgen

Es titular de una hermandad de gloria, considerada la más antigua de la ciudad, con larga historia desde la aprobación de sus reglas por el rey Felipe II en el siglo XVI, cuando radicaba en San Marcos.

Se suele considerar que fue la primera hermandad en organizar un Rosario de la Aurora, llegó a desaparecer en 1884 y fue posteriormente reorganizada, sufriendo la pérdida de su imagen primitiva, con todo su ajuar y enseres, en el incendio de San Marcos del 18 de julio de 1936, pasando posteriormente por diferentes templos la capilla de los servitas, San Luis, San Hermenegildo y por último San Julián.

Detalle de la mano de la Virgen

Junto a este retablo el cuadro de las Ánimas con San Miguel.

Las Ánimas con san Miguel
Detalle de las Ánimas

Detalle de san Miguel

Sobre una repisa se sitúa una imagen pequeña de la Inmaculada Concepción. La Virgen se apoya en un escabel con forma de media luna en la que destaca el rostro alado de un querubín.

Pequeña Inmaculada Concepción
Detalle de la Inmaculada
Detalle del Querubín

Finalmente, en este primer tramo de la nave del Evangelio, se aprecia un cuadro de las Ánimas del Purgatorio del que no tengo información.

La Virgen con el Niño y las Ánimas del Purgatorio

2) Sigue en el muro de la nave del Evangelio un sencillo y sobrio retablo moderno dorado, en cuya hornacina se encuentra la Inmaculada Concepción.

Retablo de la Inmaculada Concepción

La imagen de talla completa, de bulto redondo, de 1,41 metros, está realizada en madera de cedro policromada y estofada

Muestra una Virgen muy joven, casi aniñada, con la cabeza agachada, los ojos entornados, la boca pequeña de labios finos, los brazos están flexionados y las manos unidas en gesto de recogimiento y oración, se sitúan delante del pecho. La melena está dividida y caen mechones a ambos lados del rostro y sobre los hombros, mostrando el cabello unas leves ondulaciones.  

Detalle del rostro y las manos
Detalle del rostro 

Su aspecto de frontalidad se rompe por el “contraposto” creado por el discreto desplazamiento de la pierna derecha con flexión de la rodilla.

La vestimenta ayuda a dotar de gran movimiento a la escultura; la túnica, apenas visible por el manto, posee una estructura de pliegues verticales los cuales se arquean a medida que la tela cae hasta los pies, mientras que el manto muestra una doblez a la altura del pecho que contribuye a acentuar el arqueamiento de los drapeados y el “contraposto”, contrastando a su vez con la caída vertical del otro extremo. 

Inmaculada Concepción

La Virgen se apoya en un escabel con forma de media luna en la que destacan los rostros alados de dos querubines.

Detalle de los Querubines

Su autoría es motivo de controversia. Juan Agustín Ceán Bermúdez la vinculó con Alonso Cano, una atribución que ha venido manteniéndose hasta nuestros días. Esta opinión se fundamenta en el hecho de que Cano contrató, el 18 de agosto de 1629, un retablo sobre la vida de la Virgen para la parroquia de La Campana que debía llevar en la hornacina central una imagen de la Inmaculada Concepción. De esta manera, la cronología de la imagen estaría enmarcada entre 1632 y 1634, antes de 1638, debido a que ese año Cano fue llamado a la corte en Madrid por el conde-duque de Olivares. ​

No obstante, Emilio Gómez Piñol, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, ha propuesto su autoría a Juan Martínez Montañés (ver), y además sitúa la obra próxima al círculo escultórico de san Isidoro. Para este experto su fecha de ejecución estaría entre las de otras dos Inmaculadas de Montañés, la de El Pedroso (1606-1608) y la “Cieguecita” de la catedral (1631).

Según el conde del Águila, la escultura procedía de la parroquia de La Campana y recibió culto inicialmente en la Iglesia de santa Lucía hasta que, durante la Revolución Gloriosa de 1868 (ver), la Junta Revolucionaria clausuró el templo y la imagen de la Inmaculada fue enviada, junto con otros objetos litúrgicos, a la Iglesia de San Julián, donde pasó a presidir la Capilla Sacramental. 

Este templo sufrió la madrugada del 8 de abril de 1932 un grave incendio provocado que causó serios daños en la talla, aunque fue rescatada, más de tres horas después de declararse el fuego, por fray Sebastián de Ubrique, guardián del Convento de los capuchinos, con ayuda de varios bomberos. Fue restaurada, aunque sus manos tuvieron que ser reemplazadas, por Sebastián Santos Rojas y posteriormente por Antonio Castillo Lastrucci, hacia 1940, convirtiéndose en la única imagen de la iglesia que logró salvarse del fuego. 

A los lados, dos imágenes que tampoco sé identificar.

A los pies y en los laterales del retablo

3) Pasada la puerta de comunicación con las dependencias parroquiales, se encuentra un retablo moderno de escayola dorado, de estilo renacentista con adornos mudéjares.

Retablo de la Virgen de la Milagrosa

La imagen es moderna, de talla completa, de la Virgen de la Milagrosa, de Antonio Castillo Lastrucci de 1945-1946 (ver).

Virgen de la Milagrosa
Detalle de la Virgen de la Milagrosa

En la parte interior del retablo aparecen dos pequeñas imágenes.

En los pies del retablo

Seguidamente, una imagen de talla completa de Santa Ángela de la Cruz, representada ya anciana, sobre una sencilla repisa, obra moderna de Ricardo Rivera.  

Repisa de santa Ángela de la Cruz
Detalle de santa Ángela de la Cruz

5) Finalmente, a los pies de la nave, una peana de hierro forjado sobre la que se situaba san José con el Niño Jesús, actualmente ubicado en el Presbiterio, como hemos comentado, fechada en el siglo XVII, la pila Bautismal y un azulejo que representa El Bautismo de Cristo.


San José con el Niño
Pila Bautismal
Bautismo de Cristo

Vía Crucis