domingo, 14 de agosto de 2022

 AREA DE SAN ESTEBAN

Convento de san Agustín

El convento de san Agustín, referido como Casa Grande de san Agustín, fue fundado en el siglo XIII (1248-1249), siendo ocupada por la Orden de san Agustín en 1292. Se situaba a extramuros, muy cerca de la Puerta de Carmona y del acueducto que abastecía de agua a Sevilla, próximo a la Iglesia de san Benito, a la parroquia de San Esteban y cercana a la de San Roque y San Bartolomé. Llegó a tener 7.500 metros cuadrados, sin contar la huerta, ya que estaba delimitado por los caños de Carmona, la muralla paralela a la actual Recaredo, el emergente arrabal de san Roque y el arroyo Tagarete, cuyo cauce iba por la actual Amador de los Ríos.



Alcanzó su gran esplendor en el siglo XVI con elementos tan valiosos como la portada de Hernán Ruiz II, que fue derribada en 1949.

Con la invasión francesa de 1810, los agustinos fueron expulsados y el convento fue expoliado y destinado a cuartel para las tropas. Cuando la ciudad fue recuperada en 1812, fue usada por los militares para el Real Cuerpo de Inválidos Inhábiles hasta el final de la Guerra de la Independencia, siendo devuelto a los agustinos en 1814.

Sufre una nueva exclaustración en 1835, con motivo de la Desamortización de Mendizabal, y fue convertido en una cárcel donde los presos realizaban labores artesanales, como carpintería, zapatería o espartería.

En 1880, fue subastado parcialmente y utilizado para distintas actividades como Cuartel de Intendencia, Mercado de Abastos o Almacén de hierros,

A finales del siglo XIX y principios del XX sufrió algunas demoliciones para construir viviendas, en 1964 fue declarado Monumento Histórico-Artístico y en la actualidad permanece abandonado, pendiente de recalificación para reconversión en Hotel.

En la Capilla Mayor, edificada en el siglo XIV con el patrocinio de la familia Carranza y donaciones de Pedro Ponce de León, estuvieron las tumbas de algunos miembros de la familia Ponce de León, que fueron destruidas por los franceses en 1810. Se realizaron nuevas lapidas en 1818, costeadas por la duquesa de Gandía. Con la desamortización de 1835, las tumbas fueron trasladadas a la Iglesia de la Anunciación a instancias del clérigo Manuel López Cepero, con autorización de los herederos. En la década de 1970 se trasladaron al Panteón de Sevillanos Ilustres, de la misma Iglesia.

Hoy se conservan restos del refectorio gótico, algunos dormitorios, parte del Claustro Principal, la escalera por la que se accedía a los pisos altos y poco más.

Convento de San Agustín, vista desde Google Earth



Convento de san Agustín

La fachada que da a la calle Fray Alonso de Orozco, presenta elevados muros en los que se abren vanos de distinta forma y tamaño, fruto de intervenciones de distintas épocas, entre los que alterna vanos apuntados, cuadrados y alguno mudéjar.

Fachada de la calle Fray Alonso de Orozco

Vanos en la fachada de la calle Fray Alonso de Orozco

Patrimonio.

Su gran contenido artístico está disperso por distintos museos, como la colección del Conde de Normaton en Rignwood (Hampshire), la colección de D.T. Watsin de Nueva York, la colección del conde de Toreno en Sevilla, el Museo de Arte de Cincinnati, la Pinacoteca Antigua de Munich, el Museo Norton Simón de Pasadena, la Casa de Ejercicios Espirituales de san Juan de Aznalfarache, la Iglesia de san Agustin de Brooklyn (Nueva York), el Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla y el Palacio de la Condesa de Lebrija de Sevilla, además del Museo de Bellas Artes de Sevilla de los que tengo imágenes propias.

Algunas esculturas del monasterio fueron desplazadas a la cercana Iglesia de san Roque en 1835, pero fueron destruidas en 1936, cuando la iglesia fue arrasada por grupos anticlericales. Consta la desaparición de un Crucificado del siglo XV, la Virgen de Granada del último tercio del siglo XVI, una imagen de san Nicolás de Tolentino del primer tercio del siglo XVI y de santo Tomas de Villanueva de finales del siglo XVI.

San Agustín con la Trinidad. Bartolomé Esteban Murillo. 1664. Óleo sobre tabla. 249,8x135 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla, sala VI

Esta pintura forma pareja con la tabla de “San Agustín con la Virgen y el Niño” y ambos pertenecen al retablo mayor del antiguo Convento de San Agustín de Sevilla.

Representa al Santo, sentado ante un escritorio, en el que se halla un libro abierto donde debía estar escribiendo, con la pluma en la mano y que vuelve su rostro hacia la aparición de la Trinidad en la parte superior del lienzo.

San Agustín con la Virgen y el niño. Bartolomé Esteban Murillo. 1664-1665. Óleo sobre lienzo. 250x139 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla, sala VI

Nos presenta, a tamaño natural, la aparición al santo de la Virgen y el Niño. Ésta se halla sentada sobre un trono de nubes, casi de frente al espectador, sosteniendo a su hijo en su regazo; al que dirige la mirada. El Niño vuelve el cuerpo y los ojos hacia su madre, y sostiene en su mano el dardo que atraviesa el corazón inflamado (de amor) que le es ofrecido por el santo. Mientras tanto, éste, arrodillado y de frente al espectador, contempla con el rostro lleno de misticismo la aparición. 

Santo Tomas de Villanueva y el Crucifijo. Bartolomé Esteban Murillo. 1665. Óleo sobre lienzo. 130x75 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla, sala VI

El lienzo nos muestra a Santo Tomás, en el momento de recibir la noticia de su muerte, de rodillas sobre una alfombra y ante un altar, con dos candelabros y un crucifijo, que difícilmente se divisa en la oscuridad. Santo Tomás alza sus ojos hacia el crucifijo y desde sus labios parece emanar un letrero en el que se lee: "IN DIEÌ NAVITATIS MATRIS MEA VENI ES ADME", a la vez que abre sus manos en actitud implorante.

Asunción de la Virgen. Juan de Valdés Leal. 1670. Óleo sobre lienzo. 315x200cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla, sala VIII. Detalle de la Virgen.

A la izquierda el detalle del área superior del cuadro. A la derecha del área central.

En la zona inferior del lienzo, en la terrenal, la Virgen es elevada a los cielos impulsada por varios ángeles en forzados escorzos, vuelan en círculos transmitiendo gran fuerza ascensional y movimiento a la obra. En la zona superior, en la celestial, Jesús resucitado señala con elocuente gesto la corona y un cetro para coronar a María, mientras un grupo de ángeles músicos tañe sus instrumentos para engrandecer y subrayar más aún ese momento apoteósico de júbilo.

Inmaculada. Juan de Valdés Leal. 1670-1672. Óleo sobre lienzo. 319x201 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla, sala VIII

Los especialistas consideran que esta Inmaculada es la más espectacular entre las pintadas en el Barroco Español. La Virgen aparece arrodillada sobre un trono de nubes, acompañada por un amplio grupo de ángeles niños en las más variadas posturas. Muestran los atributos marianos: palmas, ramas de olivo, lirios, rosas, una silla como trono de Sabiduría. En la zona baja de la derecha, dos ángeles atacan con la rama de olivo a una serpiente que lleva una manzana en la boca, aludiendo al pecado original. La Inmaculada viste túnica blanca y manto azul, tonalidades que se ven inundadas de brillos dorados procedentes de la Trinidad y platas de las nubes.

Retablo del Convento de san Agustín. 1570. Martin de Vos. Museo de Bellas Artes de Sevilla, sala II


San Francisco. Juicio Final. San Agustín

Área superior del Juicio Final

Área inferior del Juicio Final

Área inferior-Izquierda  y derecha del Juicio Final

En el cuadro se observan dos áreas muy diferentes, en la parte superior se representa una Gloria Celestial con Cristo juzgando y la Virgen y san Juan a cada lado, rodeados por santos y ángeles con las trompetas del juicio final.

En la inferior se muestran abundantes y sensuales desnudos, a la derecha los demonios cogen a los condenados para conducirlos al infierno, a la izquierda los bienaventurados esperan para subir a la Gloria.

Francisco Pacheco en su libro “El Arte de la Pintura” recoge, que, por la sensualidad de esta pintura, más de un religioso se alteraba al celebrar misa ante él.

El Crimen del Convento de san Agustín

Se cuenta, que por la noche cinco frailes, entre los que se encontraban los priores de los conventos de Sevilla y Córdoba, entraron en la celda donde descansaba el Provincial de los Agustinos, Fray Juan de ls Casas, y le dieron muerte de forma violenta. Según Ortiz de Zúñiga, este acto formaba parte de una conspiración, al no estar de acuerdo con la forma en que gobernaba el convento, por lo que ya había sido reprendido previamente por el General de la Orden Agustina.

Una vez consumado el crimen, la vida del convento siguió con absoluta normalidad, pero dos monjes pasaron la información al arzobispo Alonso Manrique y los monjes asesinos fueron apresados, encarcelados en el castillo de san Jorge, y ahorcados en los terrenos de tablada, en julio de 1536.  

Fueron enterrados junto a la puerta lateral de la Iglesia, la que daba a los Caños de Carmona, que fue tapiada posteriormente. 

Sobre el lugar de las tumbas, actualmente se levantan varias casas regionalistas. 

 AREA REGINA-ENCARNACION-SANPEDRO

Convento Santa María de las Dueñas

En 1521, don Juan Marthé de Luna (su Escudo de Armas se encuentra en la Sala de Almirantes de los Reales Alcázares de Sevilla), caballero del rey Fernando III y de procedencia aragonesa, en el repartimiento de Sevilla, recibió una casa que donó a sus hermanas, Leonor y María de Aragón, que la convirtieron en un convento de monjas, en tiempo del Papa Inocencio IV, siguiendo el camino espiritual cisterciense de Bernardo de Claraval.

Ocupaba toda la manzana de la acera contraria al actual Palacio de las Dueñas, extendiéndose incluso hasta las calles Feijoo y San Felipe.

Fue el segundo convento de monjas de Sevilla, después del convento de san Clemente, fundado por Fernando III de 1248.

En el convento se recogían a las señoras casadas mientras sus esposos estaban en la guerra, y se encargaban de dar servicio a reinas y esposas de los reyes de la época, san Fernando y Alfonso X el sabio, por ello, muchas religiosas pertenecían a la nobleza y, según Diego Ortiz de Zúñiga, eran popularmente conocidas como “Compañía de Dueñas”.

En la Revolución de 1868 (ver) el convento fue exclaustrado y derribado y las religiosas fueron derivadas a otros, al Monasterio de san Benito en 1877, al Monasterio de Monte-Sion en 1884, al convento de santa Inés en 1909 y finalmente al convento de santo Domingo de Silos en Toledo.

 

Monasterio de las Dueñas antes de su derribo

Parte de su patrimonio se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla:

Relieves del retablo de san Juan Bautista de Miguel de Adán: 1) Predicación del Bautista. 2) San Juan Bautista mostrando al Redentor. 3) Bautismo de Cristo. 4) Cristo curando enfermos. 5) Decapitación de San Juan Bautista y Herodías con la cabeza de san Juan Bautista.

Relieve del retablo de Nuestra Señora del Cister: la Anunciación y la Sagrada Familia de Andrés de Ocampo. Anónimos de San Plácido, Degollación de San Plácido, Santa Faz y Asunción.

Dos azulejos con el nombre del convento y el número de la calle del siglo. 

Retablo de san Juan Bautista de Miguel de Adán. Meso de Bellas Artes de Sevilla

Predicación del Bautista

San Juan Bautista mostrando al Redentor

Bautismo de Cristo

Cristo curando enfermos

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

La Capilla de los Esquivel

La Capilla de Esquivel, en la Iglesia de san Juan de la Palma, fue adquirida en 1511 por la familia Esquivel, como capilla funeraria para sus miembros y fue cedida en 1724 a la Hermandad Penitencial del Silencio por D. Francisco de Esquivel Medina y Barba, que era su propietario al ser descendiente de D. Alonso Esquivel, Comendador de Castilleja de la Orden de Santiago, que la fundó en 1512. 

Aquí permaneció la sede de dicha hermandad hasta 1904, cuando, al fusionarse con la Hermandad Sacramental, pasó a ocupar la Capilla sacramental.



Esta antigua capilla de los Esquivel, ocupa la planta baja de la antigua torre-campanario, de modo que sobre ella está construida dicha torre y es uno de los lugares donde se conservan restos árabes. Se adosa al muro septentrional del templo, sobresaliendo levemente del muro de la fachada de los pies. 

No es visitable porque está cerrada por una puerta de cuarterones, colocada posiblemente en 1904, cuando la capilla perdió su función como tal y pasó a utilizarse como almacén de la Hermandad de la Amargura. 

Con anterioridad, tenía una reja de madera, como la de la capilla Bautismal, según señala González de León, que la separaba de la nave de la iglesia dándole un carácter privativo.

Había una vitrina y un tabique al fondo de la capilla y al retirarlo se puso al descubierto los restos de la decoración del arcosolio, correspondiente al altar de la antigua capilla y en la que se ha identificado la escena de los “Desponsorios místicos de Santa Catalina de Alejandría”, que puede situarse cronológicamente en la segunda mitad del siglo XIV. 



 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Salvación de la Virgen de la Amargura

En 1936, por las hordas anticlericales de la Guerra Civil, la Iglesia de san Juan de la Palma, sufrió numerosos destrozos, como el retablo de san Antonio (circulo de los Rivas), un san Cristóbal (Escuela de Montañez), una talla de la Virgen del Rosario (obra de Roque Balduque), así como el Calvario de Pedro de campaña y la Virgen de la Maravillas de Hita del Castillo. 

Se salvaron las imágenes de Nuestro Padre Jesús del Silencio, san Juan Evangelista y la virgen de la Amargura fue guardada en un cajón de madera.




Virgen de la Amargura

Concretamente, la salvación de la imagen de la Virgen de la Amargura se debe al Hermano Mayor de aquella época, Rafael Montaño de la Bastida, que informó a la Hermandad de la posibilidad de altercados en la zona al ser informado, en el desaparecido bar de Juanito Díaz, por un supuesto comunista. 

La Junta de Gobierno estaba formada por Jose Ortiz (Mayordomo), Manolito “El granuja” (Prioste), Carlos González Campos (Consiliario) y Manuel Ortiz Muñoz  y todos decidieron retirar las imágenes del culto y protegerlas de posibles violaciones. 

Se encargó a un carpintero la construcción de un cajón donde se escondió la imagen de la Amargura dentro del horno de una fábrica de ladrillos de Carlos González Campos situada en Marqués de Paradas. 

El 13 de diciembre se reabrió al culto la Iglesia de san Juan de la Palma y se celebró una eucaristía y el primer besamanos de la Amargura con la asistencia de Gonzalo Queipo de Llanos. 

Como recuerdo y reconocimiento de la labor realizada por Rafael Montaño de la Bastida existe una lápida, alejada de la vista general, en la escalera que va de la sacristía al camarín. 

Criado en la calle Conde de Torrejón, era Agente Comercial Colegiado y Perito Mercantil empleado en la fábrica de González Montes, como comercial de vinos de Jerez y falleció en 1937 a causa de una septicemia producida por una infección rectal. 


Su liderato fue esencial para que Manuel Font de Anta compusiera la marcha “Amargura”, el “Himno” de la Semana Santa Hispalense, que Montaño propuso al padre del compositor enviándole “Cuatro fotos de la Dolorosa” y diciéndole: “A ver si viendo estas imágenes eres capaz de rechazar el encargo”.

Igualmente, cuentan fuentes familiares que, en 1926, en una noche de “copas” le propuso a su amigo Juan Manuel Rodríguez Ojeda que hiciera un nuevo palio y un nuevo manto a la virgen en “rojo” que hoy conforma uno de los grandes tesoros patrimoniales de la Hermandad. 

 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

Iglesia de San Juan de la Palma




¿Esta iglesia se encuentra bajo la advocación de san Juan Bautista, pero popularmente es conocida como de la Palma, y por qué??

Por una puerta existente a los pies de la nave del Evangelio se accede a la escalera que conduce a la zona privada de la Hermandad y a la escalera del alminar de la antigua mezquita y donde está la placa que nos explica el nombre de la “Palma”:  

Se trata de una leyenda popular del siglo XVII, que nos refiere Ortíz de Zúñiga:  

”En años pasados, cuando hubo en Sevilla muchos herejes, predicó en esta iglesia un fraile de san Francisco, el cual dijo que nadie delinquiere contra la fe, porque las paredes tenían ojos y oídos. La noche siguiente, en punto de las doce, un hereje que oyó este sermón, haciendo burla de lo que el predicador había dicho, se llegó a la palma situada en el centro del antiguo cementerio de la Parroquia (actual plaza de San Juan de la Palma), y le dijo: Palma, la Madre de Dios no quedó Virgen después del parto. Al día siguiente, se presentó en el Tribunal de la Inquisición un anciano que denunció al hereje, el cual hereje prendieron los señores inquisidores y le tomaron su confesión, pero éste negó. Mandó la Inquisición registrar la casa del denunciante para encontrar pruebas de su herejía y dieron allí con un joven que era nieto de este. Por las descripciones el joven les dijo que se trataba de su abuelo, pero que éste llevaba muerto 80 años, y que estaba sepultado al pie de la palma del cementerio de san Juan. Volvieron a detener al hereje y le contaron el milagro de Dios, que había permitido que se levantara un muerto para castigar su pecado”.




ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Santísimo Cristo de los Afligidos


Santísimo Cristo de los Afligidos

La peana y los pies del Santísimo

En la calle Feria, a continuación de la Iglesia de san Juan de la Palma, existe una ventana con reja y a través de la cual se puede apreciar el “Santísimo Cristo de los Afligidos”, sobre una peana cubierta de azulejería artística. 

Aparece sentado con túnica y corona y parece representar el momento de la burla al Señor, tras ser azotado y coronado de espinas (muy difícil de fotografiar por los reflejos del cristal que lo cubre). 

La imagen actual podría ser obra de José Merino Román, aunque otros la atribuyen a Jose Sanjuán Navarro. Lo cierto es que fue realizada para sustituir a la original que fue destruida por las “hordas anticlericales” que asaltaron la Iglesia durante la Guerra Civil en 1936. 

La imagen original procedía del desaparecido “Convento Regina”, exclaustrado en 1835 y derribado posteriormente, que se situaba muy cerca de San Juan de la Palma, concretamente en la calle Regina, que toma su nombre del mencionado convento. 

En dicho convento, el Cristo de los Afligidos recibía culto tras una ventana, por lo que se decidió que en el nuevo emplazamiento no perdiera esa condición de ser visible por todos los devotos que pasaran por delante caminando por la calle.


 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

Virgen del Rosario (Iglesia de santa Catalina)



Virgen del Rosario

La Virgen del Rosario, porta al niño Jesús en su brazo derecho, cuando lo habitual es en el izquierdo. 

La leyenda comenta que, llevándolo con el brazo izquierdo, se cambió milagrosamente para avisar del derrumbamiento que se produjo del techo de la iglesia. 

También se dice que el cambio de posición se realizó para convencer a un cura incrédulo.



 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

Niño Jesús Milagroso

Niño Jesús Milagroso

Cuenta la tradición, o tal vez sea leyenda, que “un desconocido llegó al torno monacal (Convento del “Espiritu Santo) y pidió por favor a la monja tornera, le guardarse el paquete o cajón que traía, hasta que vinieran a recogerlo”. Pero pasó un año sin que nadie lo reclamara, por lo que los superiores mayores decidieron abrirlo.  El cajón contenía una bella imagen de un Niño Jesús, que fue advocada como "El Niño Esposo" y fue vestido como si fuera un miembro de la Orden masculina. Al atribuirle diversas actuaciones milagrosas, comenzó a ser conocido como el "Niño Jesús Milagroso".

La imagen lleva en su mano izquierda una Cruz y en la derecha un pequeño silbato en forma de pez y una campanita. Cuenta la leyenda, que, en las revelaciones del Niño Jesús Milagroso a la Madre Juana de la Cruz Lozano y Soria, conocida mística del XVII, le pidió que le pusieran la campanita como símbolo de las llamadas que interiormente hacía a las almas. El joyero encargado de realizar la campana, sin que las monjas se lo indicaran, grabó una rosa y una cruz, como el Niño les había pedido. Estas campanitas cuentan, que más de una vez ha sido escuchada por una monjita en relación con un favor o milagro que el Niño ha concedido a alguien. Igualmente, cuenta la leyenda, que el “Niño Jesús” en una de sus revelaciones a la Madre Juana, le dijo, refiriéndose a la imagen que “este es mi verdadero retrato”. 

ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

El Señor de las Fatigas

Portada de la Institución Colombina

Sobre el dintel de la Portada

El Señor de las Fatigas

La Hermandad Sacramental del Sagrario, encargó a Luis de Vargas (1506-1567), la pintura de una imagen de Jesús en la calle de la Amargura, portando la cruz del revés y con túnica de color blanco.

Según González León: “es voz común que se pintó así, porque antiguamente paseaban por la estación del Corpus, a los reos que llevaban a morir por sus delitos, y al pasar por este sitio los paraban para que rezasen al Señor, y como estos reos para ir al suplicio llevan puestos una opa blanca, pintaron a Jesucristo del mismo modo, para que su vista les sirviera de consuelo”.

El recorrido de los reos hasta el patíbulo de la Plaza de San Francisco se iniciaba en la calle Sierpes, sede de la Cárcel Real, y continuaba por Cerrajería, Cuna, Salvador, Álvarez Quintero, Chapineros, Francos, Placentines, Alemanes, para luego tomar por Génova (actual Avenida) y de ahí a San Francisco. Toda una "carrera oficial", aunque por aquellas calendas se decía "por las calles acostumbradas".

Por ello, la imagen pintada por Luis de Vargas pronto adquirió la advocación de Cristo de los Ajusticiados, de los Ahorcados o de las Fatigas.

Pero por su ubicación estaba expuesta a las inclemencias del tiempo y en 1778 Juan de Espinal realizó una copia exactamente igual, que fue restaurada por Ars Nova en 2014 y que es la que actualmente existe en el retablo de la biblioteca Colombina, sorbe el dintel de su puerta y protegida por un cristal y una reja, y sobre la pintura, dos textos en latín: "Tibi soli pecavi" (contra Tí solo pequé) y "Parce peccatis meis" (perdona mis pecados).



En la Iglesia de San Lorenzo destaca la Capilla de la Inmaculada Milagrosa, también llamada del Cristo de las Fatigas, que tiene dos entradas, una desde la nave central y otra por la cabecera de la nave del Evangelio.

Contiene esta capilla una interesante pintura mural que representa La Calle de la Amargura, del siglo XVI, atribuida en tiempo reciente a Luis de Vargasuna, se denomina Cristo de las Fatigas en su camino al Calvario. 

Visión de la capilla desde la cabecera de la nave del evangelio

Cristo de la Fatiga