martes, 7 de marzo de 2023

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Flamenca

José Torres Garzón "Pepe Pinto".

José Torres Garzón “Pepe Pinto” (1903-1969) nació en Sevilla y cantaba desde niño, haciendo su debut en el “Café Novedades” de Sevilla con “El Carbonerillo” y “Pepe Marchena”. Pero más que el cante, le gustaba el toreo y sobretodo el juego y con 14 años ya era “Croupier” de salas de juego de Madrid. 

Pepe Pinto

En un casino conoció a la Niña de los Peines y se casaron en 1933. 

Cuando a mediados de los años veinte se prohibió el juego en España, se dedicó profesionalmente al cante, grabando discos y haciendo jiras por toda la geografía española, con distintos conjuntos, como “La niña de los Peines”, Pepe Marchena, El Sevillano, Canalejas de Puerto Real, Concha Piquer. 

Fue un cantaor payo con amplio repertorio, interpretando los cantes básicos con su personal fandango y sus canciones aflamencadas, intercalando algunas de sus creaciones recitadas muy populares.

Placa a Pepe Pinto y Niña de los Peines en la calle Calatrava 20

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Flamenca

Pastora Pavón Cruz "La niña de los Peines".

Pastora Pavón Cruz, “La Niña de los Peines”, es una de las principales voces del cante flamenco gitano y andaluz de todos los tiempos. Nació el 10 de febrero de 1890 en el barrio sevillano de Puerta Osario y murió en la calle Calatrava de Sevilla el 26 de noviembre 1969. 

Calle Calatrava numero 20


Placa a Pepe Pinto y Niña de los Peines en la calle Calatrava

Su nombre está ligado al de Manuel de Falla, Federico García Lorca y la Argentinita, entre otros, a quienes conoció en su etapa de plenitud como cantaora en los años veinte y treinta del siglo XX.

Nació en una familia de cantaores, su padre Francisco Pavón Cruz “el Patií”, de profesión herrero, su madre Pastora Cruz Vargas y sus hermanos Tomas y Arturo. Su nombre artístico procede de unos tientos que solía interpretar:

“Péinate tú con mis peines

Que mis peines son de azúcar

Quien con mis peines se peina

Hasta los dedos se chupa” 

Niña de los peines

García Lorca la conoció en la casa de Encarnación López Júlvez, La Argentinita. El poeta granadino no la olvidará nunca. En 1933, en una conferencia sobre el cante jondo que leyó en Buenos Aires, dijo de ella: “Maestra de gemidos, criatura martirizada por la luna o bacante furiosa. Verde máscara gitana a quien el duende pone mejillas temblonas de muchachas recién besadas. La voz de esta mujer es excepcional, rompe los moldes de toda escuela de canto como rompe los moldes de toda música construida. Cuando parece que desafina no es que desafina, sino todo lo contrario, que afina de manera increíble puesto que por milagro especial de estilo y pasión ella da tercios y cuartos de tonos imposibles de registrar en el pentagrama”.

Pastora debutó a los ocho años con su hermano Arturo en una caseta de la Feria de Sevilla para sustituir a un dúo de artistas que se había emborrachado en el fragor de la fiesta. Con trece años debuta en Madrid en el Café del Brillante e inicia su consagración como cantaora. 

Niña de los peines

El pintor Ignacio Zuloaga, amigo de Falla y colaborador en la organización del Concurso de Cante Jondo de 1922 en Granada la conoció casualmente en el Brillante y quedó tan impresionado por su arte que le propuso actuar en Bilbao en el Café de las Columnas y posar en su estudio. Más tarde también sería pintada por Julio Romero de Torres.

La niña de los peines. Julio Romero de Torres. Óleo sobre lienzo. Colección particular

Durante la Guerra Civil se refugió en Madrid junto a su pareja José Torres Garzón, Pepe Pinto. 

Al acabar la contienda se enroló en la compañía de Concha Piquer de la que formaban parte La Macarrona, La Malena, La Ignacia, María Albaicín, Mari Paz, Pepe el Limpio, Rafael Ortega, Pericón de Cádiz y Melchor de Marchena. Cuando acabó la gira se retiró durante varios años y no regresó hasta 1940 con el estreno en Sevilla de España con su cantaora. Si bien obtuvo en Sevilla un éxito inmediato no consiguió atraer al público en otras ciudades. Fue el comienzo de un ocaso envuelto en homenajes que culminó con su fallecimiento en 1969.

Fue una de las figuras femeninas más representativas de la historia del flamenco, que llevó el “Flamenco Trianero” a todos los rincones de España, y destacó principalmente por sus tangos, peteneras, bulerías y soleá, pero dominó todos los palos, creó estilos nuevos como “la bambera”, popularizó un cante al que denominó “Lorqueñas” e interpretó los temas latinoamericanos (cantes de ida y vuelta) que parecían “Calés”. 

Pastora Pavón (Niña Los Peines) cantó seis saetas en la calle Sierpes y cuando se fue la gente, había en el suelo un mar de camisas rotas, de los gitanos que iban detrás y que no encontraron otra manera de rendirle honores, que rompiéndose sus camisas.

Joselito el Gallo se puso de rodillas una noche, cuando Pastora acabó de cantarle tres saetas a la Macarena, de la que era muy devoto.

En la Alameda de Hércules, el retrato en bronce de Pastora Pavón, "Niña de los Peines" obra del escultor Antonio Illanes Rodríguez . Es una figura de medio cuerpo, envuelta en un mantón en actitud de iniciar un cante. Es un retrato de características académicas, ya que se trata de un retrato idealizado de la homenajeada. Se alza sobre pedestal de mármol.

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Flamenca

Arturo Pavón 

Arturo Pavón Sánchez (1930-2005), no fue el primer pianista del flamenco, porque ya los había en el siglo XIX en los cafés cantantes, pero fue el más importante.

Miembro de una gran saga flamenca, hijo del cantaor Arturo Pavón y la bailaora Eloísa Sánchez Frías “Eloísa Albeniz”, sobrino de Tomas Pavón y la “Niña de los Peines”, yerno de Manolo Caracol, esposo de Luisa Ortega.

Estudió en el Real Conservatorio de Música de Sevilla y en 1954 formó parte de la compañía de su esposa Luisa Ortega acompañando sus canciones al piano, así como a su suegro Manolo Caracol en sus interpretaciones de cantes y zambras, en continuos viajes por España y América.

En la Alameda de Hércules se le recuerda con una placa.

Lateral de la Alameda de Hércules

Placa conmemorativa


 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Flamenca

Adelita Domingo 

Adela Domingo Carmona (1930- 2012) nació en Sevilla en el antiguo Teatro san Fernando, donde su padre trabajaba como conserje.

Estudió la carrera de piano en el Conservatorio de Sevilla y nunca llegó a actuar ni bailar en público pues se dedicó a enseñar a jóvenes talentos. Entre sus alumnas se encontraron artistas destacados como Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Paloma San Basilio, Paquita Rico, Lolita Sevilla, Macarena del Río, Conchita Bautista, Gracia Montes, Encarnita Polo, Cristina Hoyos, entre otras. También fueron alumnas suyas las bailaoras Matilde Coral, Merche Esmeralda, Milagros Mengíbar o Ana María Bueno. 

Por sus méritos como mujer dedicada a la enseñanza de la música, le fueron otorgadas en vida diversas distinciones y reconocimientos, entre los que destacan la medalla que recibió en el año 2007 de la ciudad de Sevilla y la Medalla de Andalucía que se le concedió en 2009. Además, en 2001 fue galardonada con el Premio a la Mujer sevillana 2001.

Una placa indica su Academia de Baile en la Alameda de Hércules número 92.

Alameda de Hércules numero 92

Placa conmemorativa

Igualmente nos la recuerda otra placa situada en el patio de Muñoz Olivé 1-Rosario 6, antiguo teatro San Fernando, donde nació.

Patio

Placa



 AREA ALAMEDA-CALATRAVA

Casa Patio de la Alameda

El Patio de la Alameda, es un Palacete del siglo XIX, donde vivió y tuvo su estudio Antonio Susillo Fernández, y actualmente convertido en hotel con encanto y estilo propio, que al abrir sus puertas no enseña tres patios andaluces llenos de flores y embrujo.


Placa dedicada a Antonio Susillo






Patios interiores

 AREA ALAMEDA-CALATRAVA

Casa de las Sirenas 

Como edificio relevante de la Alameda de Hércules se encuentra la Casa de las Sirenas, llamado así por las grandes estatuas de estos seres mitológicos, que en su día, flanqueaban la entrada al recinto.

Ocupa la manzana formada por las calles Arias Montano, Jesús del Gran Poder, Recreo y la propia Alameda de Hércules.

Se construyó en uno de los terrenos adquirido por Lázaro Fernández de Ángulo, Marqués de Esquivel, fruto de la alineación y reurbanización llevadas a cabo en el 1857 y construido por el arquitecto Joaquín Fernández Ayarragaray entre los años 1861 y 1864 y se bautizó con el nombre de “Recreo de la Alameda”.

Las familias de los obreros contratados por el Marqués de Esquivel para la construcción del palacio se instalaron en el “Corral de Vecinos de Esquivel”, situado en el número 1 de la actual calle Juan de Oviedo (VER), y muchos de ellos permanecieron viviendo en el corral una vez que el marqué habitó el palacio. 

Vista general de la "Casa de las Sirenas"

Casa de las Sirenas. Vista desde la calle Jesús del Gran Poder

Casa de las Sirenas. Vista desde la Alameda

Calle Recreo

Detalle

En la entrada

Se trata de un Palacete romántico de influencia francesa, de estilo único en la ciudad. Contaba con un patio central, jardines de estilo francés y unas rampas laterales a ambos lados del acceso de la puerta principal, donde se encontraban dos sirenas de broce sobre pedestales y otras menores en las jambas de la portada. Como hemos comentado, el nombre de “Casa de las Sirenas” se debía a estas mitológicas esculturas.

Detalle del Jardín

Planta superior con estatuas lampararias en los extremos

Estatua con lamparas

Detalle de la estatua

Detalle de la lampara

Detalle del ático

En 1871, el marqués de Esquivel la enajenó a una Sociedad presidida por Don Basilio Camino que vendió la casa y desde entonces, pasó por varios dueños y cumplió diversas funciones tan variopintas como casa de citas.

Terminó siendo residencia de Don José Domingo de la Portilla y su esposa María Susana Pérez de Guzmán y Pickman, pero tras el fallecimiento de ésta, la casa estuvo abandonada y se deterioró hasta un punto en el que robaron las rejas y las sirenas de la entrada (más tarde se hallaron en un chalet de Castilleja de la Cuesta). 

Fue adquirida en 1989 por el Ayuntamiento, que la sometió a una profunda y larga restauración, y en la actualidad es sede del Centro Cívico de igual nombre, en el que se organizan exposiciones, cursos, talleres y actividades culturales y vecinales.

La Casa de las Sirenas es considerado como un lugar encantado.