RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística
Pedro Millán.
Muy pocos son los datos de que se disponemos para
narrar su vida, pues, pese a los estudios de Gestoso y Pérez-Embid, casi nada
esta documentalmente avalado.
Nacido
hacia 1450-1455, su formación se realiza en Sevilla, en el entorno de alguno de
los seguidores del maestro Lorenzo Mercadante de Bretaña, presente en la ciudad
de 1454 a 1467, introductor de las formas franco-flamencas que Pedro Millán
adoptó en su obra.
Se conoce la compra de una casa en 1487 en la collación de san Esteban
donde vivió con su esposa Catalina de Ormaza y su hijo Rodrigo, hasta que
enviudó al año siguiente.
En 1496 compra otra casa en la misma collación
de San Esteban con su segunda esposa Teresa Vázquez de Melgarejo, de la cual
tuvo a Cristóbal, de profesión viñero, y a Diego, clérigo. Tuvo un cuarto hijo,
Juan, que también fue entallador y discípulo suyo, aunque no está confirmada de
qué matrimonio.
Su consideración social debió ser importante
pues ocupó el cargo de prioste en 1502 de la corporación del Hospital de los
Santos Ángeles (actualmente San Andrés), en la que ya era cofrade al menos
desde el año 1500.
Debió fallecer en 1507 o a principio de 1508, según
atestigua uno de sus hijos, pues en 1526 su viuda contrae segundas nupcias.
Su primer encargo de importancia conocida, realizado
en terracota entre 1470 y 1485, fue la pareja de “Profetas” en el extremo del
dintel de la portada del Bautismo de la catedral de Sevilla. Dos figuras de
ancianos, sentados al modo oriental, que señalan la firma de Pedro Millán en
largas filacterías.
Se trata de la colaboración con Mercadante en la
decoración escultórica de las portadas del Nacimiento y del
Bautismo de la Catedral Hispalense.
En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se
conserva un excelente “Cristo atado a la columna” (ver) en terracota adscrito al maestro
Millán, realizado entre 1485 y 1490 para la iglesia sevillana de Santa Ana de
Triana. En 1971 fue encontrado totalmente destrozado y
fragmentado bajo una mesa de altar. Presenta una mirada melancólica y maniatado
por una gruesa soga al cuello. La singularidad de que aparezca coronado de
espinas corresponde a la piedad medieval contemplativa, asociándose a la
veneración de este pasaje el arrepentimiento del apóstol Pedro, y por ende a
las prácticas penitenciales. La columna presenta motivos de decoración vegetal
en el capitel.
Cristo atado
a la columna. Pedro Millán. 1451-1500. Bulto redondo en barro cocido. 188 x 48
x 49 cm. Museo de Bellas Artes. sala I. Sevilla
Otro “Cristo atado a la
columna” asignado a Millán, hacia 1485, es el conservado en el
Museo de Segovia. Esta talla en madera mantiene estrechos paralelismos al
pretérito, resaltando el ornato vegetal del capitel y basa con cardinas,
pámpanos y racimos de uva. En el pedestal aparece el escudo de los Mesa, siendo
quizás el jerónimo prior fray Pedro de Mesa (difunto en 1486) quien lo
encargase para la capilla familiar de santa María en el monasterio jerónimo del
Parral.
A petición del canónigo Luis de Soria repitió
el mismo modelo iconográfico, pero acompañado por la Virgen y san Pedro, para
la Capilla de Santiago de la catedral de Sevilla, pero esta obra no se ha
conservado.
En 1485 los canónigos de la catedral de
Sevilla aprobaron la dotación de un altar para la capilla de San Laureano por
parte del racionero Antonio Imperial. Dicho altar, desmontado en el siglo XIX,
estaba compuesto por los grupos de la “Lamentación ante
Cristo muerto” (hoy día en el Museo del Hermitage de San
Petersburgo), el “Entierro de Cristo” (ver) y el “Varón de Dolores” (ver) (expuestos
en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Cristo Varón de Dolores. Pedro Millán. Hacia 1485 – 1503. Barro cocido y policromado. 161 x 108,5 x 50 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla.
Lamento sobre Cristo Muerto. Pedro Millán. Hacia 1490. Bulto redondo en barro cocido. O,62 x 1,23 x o,45 m. Museo de Bellas Artes. Sala I. Sevilla
Hacia 1489 realiza la escultura en terracota
de “San Jorge” para el convento de santa Florentina de Écija (actualmente en el
Victoria and Albert Museum de Londres) que durante mucho tiempo fue considerada
una representación del arcángel san Miguel. Está firmada en el escudo
ornamentado con sarmientos de vid y una cruz triunfal.
Hacia 1500 realizó en
terracota policromada una destacada pieza de la “Virgen del Pilar” (ver) para un retablo de la catedral, que
suscitó la devoción de los Pinelo, que convirtió esta capilla en panteón
familiar. Firmada en la peana, presenta la figura tradicional de la Virgen con
rostro sereno portando al Niño en brazos, con peculiares mechones cruzados
sobre la frente. Es de destacar el gesto con que María acaricia los pies de
Jesús.
Esta obra estimuló la demanda de otras
esculturas marianas, entre ellas la “Virgen
de la Rosa” de
la iglesia de Chipiona (Cádiz) con la que comparte rasgos estilistas.
Otra
pieza atribuida con bastante fundamento estilístico es la talla en madera
de “Santa Inés” (h.
1500) que presidía la portada de acceso al compás del homónimo cenobio
sevillano.
Los
crucificados de Millán se basan en el arquetipo establecido por Rogier van der
Weyden, todos tallados en madera, con un característico rehundimiento
epigástrico y perizoma de múltiples pliegues. Destacan el “Cristo del Buen Fin”
de la iglesia de la Consolación del Pedroso (ver). En Sevilla el Crucificado de la
enfermería del convento de Madre de Dios y el “Cristo de los Corales” del
monasterio de santa Paula (ver). En Gerena (Sevilla) el Crucificado de la Iglesia de
la Inmaculada. En Écija el Crucificado de la Iglesia del Carmen Calzado. En
Segura de León (Badajoz) el “Cristo de la Reja” (ver).
En 1504, con el ceramista Niculoso Francisco
Pisan colabora en la portada del Convento de Santa Paula a petición de la
Marquesa de Montemayor, Isabel Enríquez. El trabajo de Millán consistió en
modelar en barro seis relieves que repitieran el esquema compositivo del tondo
central de la “Natividad”, atribuido al taller de Andrea della Robbia.
Iconográficamente representa una serie de santos con sus respectivos atributos
sobre fondo paisajístico bordeados por guirnaldas frutales. Además, el obrador
de Millán debió modelar también las cartelas y ángeles de las enjutas del arco,
apareciendo su firma en el fondo de los Santos Cosme y Damián.
En 1506 el canónigo Pedro Pinelo, mayordomo de la fábrica de la catedral de Sevilla, solicitó a ambos artistas la ejecución de la ornamentación externa del desaparecido “Cimborrio” y en la que Millán modelaría veintiocho figuras de santos, de las que solo se conserva el Apóstol Santiago el Menor. Esta referencia supone el último acuerdo contractual conocido del escultor, que en 1507 constaba en la nómina de entalladores de la catedral.
En el Convento de San Pablo y Santo Domingo de Écija se venera a la “Virgen del Rosario”, una imagen postrera de la estética del maestro ya adentrada en el renacimiento.