AREA DE SAN ANDRÉS
Hospital de San Bernardo o "de los Viejos".
El Hospital de San Bernardo, o “de los Viejos” es
una fundación del año 1355, que
nació por iniciativa de una hermandad
compuesta de 30 sacerdotes naturales de Sevilla, de los cuales al menos 4 de
ellos debían ser canónigos o prebendados de la Catedral, para acoger a “hombres y mujeres ancianos, que
destituidos de fuerzas y de hacienda hubieran llegado a necesidad y no
estuvieran en la mendicidad " para “sustento y regalo de la
venerable ancianidad y honrada vejez”.
Establecieron su sede en la iglesia
parroquial de Santa Catalina y acogieron 30 personas mayores de 60 años, 17
hombres y 13 mujeres.
A
finales del siglo XIV, esta primitiva cofradía de sacerdotes se fusionó con
otra de carácter secular, existente en la parroquia de San Juan de la Palma, de
la que recibieron la donación del antiguo hospital de San Bernardo y lo
transformaron en su nueva sede.
Este hospital de san Bernardo se formó a expensas de varias
casas de vecinos que se anexionaron dando lugar este edificio exento, de planta triangular irregular, que se
encuentra enclavado entre las calles Viriato, Amparo y Viejos, a la
espalda de la casa de los Saavedra y del Conde de Gelves, y que constituye
una de las instituciones geriátricas más antiguas de
Europa.
Edificio
del Hospital de san Bernardo
Edificio del Hospital de san Bernardo
La placa
que mostraba en su puerta rezaba: “Hospital de San Bernardo, vulgo de los
viejos, para pobres vergonzantes de esta ciudad”.
En
los “Anales
eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla,
metrópoli de la Andalucía”, de Ortiz de Zúñiga (1677), se habla del
"Hospital de San Bernardo, vulgarmente llamado Hospital de los Viejos, en
la parroquia de San Juan de la Palma".
Igualmente,
Ortiz de Zúñiga cuenta como en el mismo hospital durante un tiempo residió
"de prestado" una hermandad sin recursos dedicada al amparo de
venerables sacerdotes pobres, gracias a la generosidad de uno de los hermanos
más prestigiosos del Hospital de los Viejos, Justino de Neve, que
posteriormente "formó una hermandad compuesta de eclesiásticos y seculares
de lo mejor de Sevilla", e impulsó la construcción del Hospital de los
Venerables.
La hermandad de
San Bernardo, y el propio hospital pudieron crecer gracias a bulas y
donaciones, ampliándose y construyéndose la capilla y el patio (únicos
elementos que se conservan) en una reforma atribuida a Juan de Oviedo.
Otro de los ingresos de la
hermandad dependía del racionero de la Catedral de Sevilla, don Pedro Martínez,
que estableció una renta regular para que el sábado siguiente a día de los
Difuntos, se recogieran los cadáveres de los ajusticiados en el campo de
Tablada (actual Prado de san Sebastian) y los cuerpos fueran trasladados a la Cripta
o Bóveda de la desaparecida Iglesia de San Miguel para darles honrosa sepultura.
Los estatutos
firmados por Alfonso XII establecen los
requisitos para ser hermano "Ha de sacerdote actual, nacido en esta ciudad
de Sevilla, o Triana, ser hijo de
legítimo matrimonio, tener sangre limpia o ser sacerdote y que tengan
renta suficiente para sustentar, con la decencia y decoro que requiere para
nuestra hermandad".
Con el
tiempo, el cupo de treinta pobres se amplió notoriamente, pero según las reglas establecidas para ser admitido en este hospital, fuera
hombre o mujer, era necesario tener cumplidos los 60 años, ser natural de
Sevilla, persona honrada y pobre vergonzante (que
pide limosna de manera encubierta). La admisión la hacían los
miembros de la Hermandad individual y alternativamente, pero en igualdad de
circunstancias, eran preferidos los parientes de los hermanos.
Las
reglas de la hermandad, originarias del año 1355 y reformadas en 1736, establecen
la labor de la atención a los ancianos: "El trato, y gobierno de gente
mayor, requiere la mayor dulzura por ser la edad más amarga con la memoria de
la muerte, tan vecina, y vertida ya la mortaja de la naturaleza".
Con estas características,
la actividad del hospital perduró a través de los siglos, y en “Noticia Artística, histórica y curiosa de
esta muy noble, muy leal, muy heroica e invicta ciudad de Sevilla”,
González de León (1844) indica cómo sigue "dando a los que existen una
asistencia y unas comidas muy decentes, abundantes y condimentadas, con todo lo
demás que necesitan, siendo este establecimiento utilísimo a la humanidad
anciana y desvalida".
En 1820 se propone su integración en la Junta Municipal
de Beneficencia, e incluso hubo un momento en
que se llegó a acordar la supresión definitiva del Hospital e incorporar sus
rentas al Asilo de Mendicidad de San Fernando. Sin embargo, esto no se llevó a
cabo, pues el gobierno terminó reconociendo al Hospital como establecimiento
benéfico particular, pero quedando muy limitado
a nivel de recursos, a lo que se unen los efectos de las desamortizaciones, que
marcaron su lento declive.
Morales Padrón en
“Sevilla insólita” refiere la
situación del hospital en torno a 1960: "Un patio destartalado y frío,
silencio, no hay luz, ni pájaros, una fuente muda, Ayer fueron 14 viejas, hoy
sólo quedan 7, 2 viven enfrente, reciben sueldo y se encargan de la comida, 5
habitan el edificio del hospital... ratones y ratas llevan años engordando en
los libros de actas".
Finalmente, en
1968 el hospital se cerró, la hermandad se extinguió, y se convirtió en nido de
drogodependientes y prostitución durante los años ochenta.
La capilla fue saqueada, de tal modo que se llevaron cuadros,
entre ellos varios de Roelas que, desgraciadamente, en la actualidad se
encuentra en un despacho de un abogado de Sevilla y que no se sabe cómo
llegaron hasta él, azulejos, placas de mármol y desmantelaron los retablos,
entre ellos el principal, obra de Bartolomé García de Santiago, que databa de
1729, que se lo llevó un anticuario pieza por pieza.
Otra de
las obras de este Hospital se encuentra en el presbiterio de la iglesia de San
Andrés, concretamente la denominada “Aparición de la Virgen a San Bernardo”, de
Juan de Roelas (1610-1611).
Afortunadamente
dos sucesos han cambiado la suerte del edificio, en primer lugar, la cesión de
la capilla a la Hermandad de la Pastora de Santa Marina, que se trasladó en
1992, impulsando su restauración, y la rehabilitación integral por parte de la
Junta de Andalucía del hospital, para reconvertirlo en Centro de Participación
Activa para Personas Mayores Casco Antiguo, en el año 2014.
Capilla a la Hermandad de la Pastora de Santa Marina
Centro de Participación Activa para Personas Mayores
Casco Antiguo
Tras la restauración el único testimonio original del siglo XIV es el arco
trilobulado que da acceso a la escalera, un elemento mudéjar que a
pesar de haber perdido toda su decoración ha soportado el paso del tiempo
durante más de seiscientos años.
Detalle del arco trilobulado del siglo XIV
Igualmente se ha conservado un
arco, el acceso al pozo que surtía de agua al edificio y su curioso patio
trapezoidal, que se ha cubierto con una moderna montera de cristal.
Detalle del patio principal
Detalle del patio principal
Sin embargo, es discutible la apertura de nuevas puertas y ventanas en un edificio con una protección prácticamente integral que impide cualquier modificación en el edificio y mucho menos, alterar sus fachadas con nuevos vanos.