martes, 23 de julio de 2024

 AREA DE SAN ANDRÉS

Hospital de San Bernardo o "de los Viejos".


El Hospital de San Bernardo, o “de los Viejos” es una fundación del año 1355, que nació por iniciativa de una hermandad compuesta de 30 sacerdotes naturales de Sevilla, de los cuales al menos 4 de ellos debían ser canónigos o prebendados de la Catedral, para acoger a “hombres y mujeres ancianos, que destituidos de fuerzas y de hacienda hubieran llegado a necesidad y no estuvieran en la mendicidad " para “sustento y regalo de la venerable ancianidad y honrada vejez”.

Establecieron su sede en la iglesia parroquial de Santa Catalina y acogieron 30 personas mayores de 60 años, 17 hombres y 13 mujeres.

A finales del siglo XIV, esta primitiva cofradía de sacerdotes se fusionó con otra de carácter secular, existente en la parroquia de San Juan de la Palma, de la que recibieron la donación del antiguo hospital de San Bernardo y lo transformaron en su nueva sede.

Este hospital de san Bernardo se formó a expensas de varias casas de vecinos que se anexionaron dando lugar este edificio exento, de planta triangular irregular, que se encuentra enclavado entre las calles Viriato, Amparo y Viejos, a la espalda de la casa de los Saavedra y del Conde de Gelves, y que constituye una de las instituciones geriátricas más antiguas de Europa.

Edificio del Hospital de san Bernardo

Edificio del Hospital de san Bernardo

La placa que mostraba en su puerta rezaba: “Hospital de San Bernardo, vulgo de los viejos, para pobres vergonzantes de esta ciudad”.

En los “Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de la Andalucía”, de Ortiz de Zúñiga (1677), se habla del "Hospital de San Bernardo, vulgarmente llamado Hospital de los Viejos, en la parroquia de San Juan de la Palma".

Igualmente, Ortiz de Zúñiga cuenta como en el mismo hospital durante un tiempo residió "de prestado" una hermandad sin recursos dedicada al amparo de venerables sacerdotes pobres, gracias a la generosidad de uno de los hermanos más prestigiosos del Hospital de los Viejos, Justino de Neve, que posteriormente "formó una hermandad compuesta de eclesiásticos y seculares de lo mejor de Sevilla", e impulsó la construcción del Hospital de los Venerables.

La hermandad de San Bernardo, y el propio hospital pudieron crecer gracias a bulas y donaciones, ampliándose y construyéndose la capilla y el patio (únicos elementos que se conservan) en una reforma atribuida a Juan de Oviedo.

Otro de los ingresos de la hermandad dependía del racionero de la Catedral de Sevilla, don Pedro Martínez, que estableció una renta regular para que el sábado siguiente a día de los Difuntos, se recogieran los cadáveres de los ajusticiados en el campo de Tablada (actual Prado de san Sebastian) y los cuerpos fueran trasladados a la Cripta o Bóveda de la desaparecida Iglesia de San Miguel para darles honrosa sepultura.

Los estatutos firmados por Alfonso XII establecen los requisitos para ser hermano "Ha de sacerdote actual, nacido en esta ciudad de Sevilla, o Triana, ser hijo de legítimo matrimonio, tener sangre limpia o ser sacerdote y que tengan renta suficiente para sustentar, con la decencia y decoro que requiere para nuestra hermandad".

Con el tiempo, el cupo de treinta pobres se amplió notoriamente, pero según las reglas establecidas para ser admitido en este hospital, fuera hombre o mujer, era necesario tener cumplidos los 60 años, ser natural de Sevilla, persona honrada y pobre vergonzante (que pide limosna de manera encubierta). La admisión la hacían los miembros de la Hermandad individual y alternativamente, pero en igualdad de circunstancias, eran preferidos los parientes de los hermanos.

Las reglas de la hermandad, originarias del año 1355 y reformadas en 1736, establecen la labor de la atención a los ancianos: "El trato, y gobierno de gente mayor, requiere la mayor dulzura por ser la edad más amarga con la memoria de la muerte, tan vecina, y vertida ya la mortaja de la naturaleza".

Con estas características, la actividad del hospital perduró a través de los siglos, y en “Noticia Artística, histórica y curiosa de esta muy noble, muy leal, muy heroica e invicta ciudad de Sevilla”, González de León (1844) indica cómo sigue "dando a los que existen una asistencia y unas comidas muy decentes, abundantes y condimentadas, con todo lo demás que necesitan, siendo este establecimiento utilísimo a la humanidad anciana y desvalida".

En 1820 se propone su integración en la Junta Municipal de Beneficencia, e incluso hubo un momento en que se llegó a acordar la supresión definitiva del Hospital e incorporar sus rentas al Asilo de Mendicidad de San Fernando. Sin embargo, esto no se llevó a cabo, pues el gobierno terminó reconociendo al Hospital como establecimiento benéfico particular, pero quedando muy limitado a nivel de recursos, a lo que se unen los efectos de las desamortizaciones, que marcaron su lento declive.

Morales Padrón en “Sevilla insólita” refiere la situación del hospital en torno a 1960: "Un patio destartalado y frío, silencio, no hay luz, ni pájaros, una fuente muda, Ayer fueron 14 viejas, hoy sólo quedan 7, 2 viven enfrente, reciben sueldo y se encargan de la comida, 5 habitan el edificio del hospital... ratones y ratas llevan años engordando en los libros de actas".

Finalmente, en 1968 el hospital se cerró, la hermandad se extinguió, y se convirtió en nido de drogodependientes y prostitución durante los años ochenta.

La capilla fue saqueada, de tal modo que se llevaron cuadros, entre ellos varios de Roelas que, desgraciadamente, en la actualidad se encuentra en un despacho de un abogado de Sevilla y que no se sabe cómo llegaron hasta él, azulejos, placas de mármol y desmantelaron los retablos, entre ellos el principal, obra de Bartolomé García de Santiago, que databa de 1729, que se lo llevó un anticuario pieza por pieza.

Otra de las obras de este Hospital se encuentra en el presbiterio de la iglesia de San Andrés, concretamente la denominada “Aparición de la Virgen a San Bernardo”, de Juan de Roelas (1610-1611).

Afortunadamente dos sucesos han cambiado la suerte del edificio, en primer lugar, la cesión de la capilla a la Hermandad de la Pastora de Santa Marina, que se trasladó en 1992, impulsando su restauración, y la rehabilitación integral por parte de la Junta de Andalucía del hospital, para reconvertirlo en Centro de Participación Activa para Personas Mayores Casco Antiguo, en el año 2014.

Capilla a la Hermandad de la Pastora de Santa Marina

Centro de Participación Activa para Personas Mayores Casco Antiguo 

Tras la restauración el único testimonio original del siglo XIV es el arco trilobulado que da acceso a la escalera, un elemento mudéjar que a pesar de haber perdido toda su decoración ha soportado el paso del tiempo durante más de seiscientos años. 

Detalle del arco trilobulado del siglo XIV

Igualmente se ha conservado un arco, el acceso al pozo que surtía de agua al edificio y su curioso patio trapezoidal, que se ha cubierto con una moderna montera de cristal.

Detalle del patio principal

Detalle del patio principal

Sin embargo, es discutible la apertura de nuevas puertas y ventanas en un edificio con una protección prácticamente integral que impide cualquier modificación en el edificio y mucho menos, alterar sus fachadas con nuevos vanos.