RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
Nuestra Señora Reina de Todos los Santos.
Es una advocación que
tiene su origen en el siglo XVI, y actualmente es la titular de la Hermandad,
con sede en la iglesia Ómnium Sanctorum (ver), denominada Real Antigua, Ilustre y
Fervorosa Hermandad Sacramental de Nuestra Señora Reina de Todos los Santos, Madre
del Amor Hermoso, Medianera Universal de Todas Las Gracias y Animas Benditas
del Purgatorio.
Al ser una Hermandad Sacramental, como otras sevillanas, se dice que fue fundada por Doña Teresa Enríquez en el siglo XVI, llamada popularmente “La loca del Sacramento” por su labor de devoción a la Eucaristía (ver).
Se conoce que la talla se
veneraba desde 1554 en un altar lateral del templo, siendo propiedad de la
parroquia.
En 1592, el primitivo
retablo fue encargado por el Caballero Veinticuatro (ver) Don Diego D. Diego López Ávalos y
su mujer, Doña Teresa Coronado, al escultor Andrés Ocampo.
En 1742 la
talla es trasladada desde su lugar original al Altar Mayor del templo y el
primitivo retablo fue destruido en el incendio de 1936, aunque se salvó la Virgen de Todos los Santos.
Actualmente, la imagen se
venera en el presbiterio, en un templete realizado por José Paz Campano en
1940, inspirado en el baldaquino de la Basílica de San Pedro de Roma, constituido
por cuatro columnas salomónicas que sujetan el entablamento de arco mixtilíneo,
rematado con una bóveda semiesférica, adornada por dentro y por fuera y
rematado por una imagen de san Miguel Arcángel. En el centro, se sitúa la
imagen de "Nuestra Señora Reina de Todos los Santos".
Es una talla de 159 cm. realizada por Roque Balduque
en 1554, en madera de cedro estofada y policromada.
La Virgen se sitúa de pie, con el niño en el brazo
izquierdo, y un cetro en su mano derecha, con el cuerpo ligeramente girado a la
izquierda presentando a su hijo como muestra del camino de salvación de los
cristianos.
Sobre la Virgen descansa una corona como “Reina de
Todos los Santos” y se envuelve en un manto oro y azul (símbolo de la santidad)
y un vestido de color Jacinto (pureza), los colores inmaculistas precedente a
los que Pacheco impuso posteriormente, vestido blanco de pureza y manto azul.
En el siglo XVIII, se le incorporó el grupo de las seis
figuras de santos a sus pies, realizados por Cristóbal Ramos entre 1760 y 1770,
en barro con ropajes encolados. Este detalle es fundamental en su advocación, con
una simbología en relación con las letanías, pues representa a seis santos. San
José representa a los Patriarcas, San Lorenzo a los Mártires, San Basilio a los
Confesores, San Pedro a los Apóstoles, Santo Domingo De Guzmán por el Santo
Rosario y Santa Catalina de Alejandría por las Vírgenes.
Fue renovada en el siglo XVII, probablemente por
Duque Cornejo, dulcificando el rostro de la Virgen y modificando la posición
del niño.
En 1929 la restauró José Ordoñez Rodríguez y en 1936 Sebastián Santos Rojas. En 1970 Luis Álvarez Duarte actuó sobre las manos. En 1989 fue de nuevo restaurada en el taller Isbilia por Fernando Soto Benavente y Enrique Gutiérrez Carrasquilla. En 1910, Juan Manuel Miñarro le renovó las sujeciones y realizó labores de restauración y conservación.