lunes, 15 de agosto de 2022

RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

La veleta del campanario de la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles




La veleta es de 1964, cuando se terminó la restauración del edificio. Presenta un ángel arrodillado de color dorado, del que se puede distinguir sus grandes alas, sus manos en oración, su aureola, sus pies, pero no su cuerpo al esta arrodillado. La veleta no gira, sino que esta fija señalando el Caribe, desde el día 5 de agosto de 1977, fecha de la muerte de Antonio Machín. El diseñador pudo ser el pintor Rafael Rodríguez Hernández, que en esos años estaba pintando los frescos que adornan el presbiterio y pintó dos angelitos negros a cada lado del altar.

 AREA DE SAN ESTEBAN

Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles. Los Negritos.

Exterior

La fachada a la calle Recaredo, está dominada por un gran portalón, con un alto arco de medio punto, culminado por un óculo y una sencilla espadaña, coronada con una cruz de forja. Adosada a ella se encuentra la Casa Hermandad, decorada con los mismos colores.

Calle Recaredo. Portada de la Iglesia y la Casa Hermandad

Detalle de la Espadaña y del campanario

Detalle de la Cruz de Forja y la Veleta

Frente a la capilla, en la plaza Carmen Benítez, Sevilla rinde homenaje al cantante cubano Antonio Machín con una escultura de bronce, obra del escultor Guillermo Plaza Jiménez, con sus características “maracas”.

 La figura es de tamaño real y se levanta sobre un pedestal prismático con una placa y la siguiente Inscripción: “El Excmo. Ayuntamiento de Sevilla a la Hermandad de los Negritos en memoria de Antonio Machín, por su vinculación con la ciudad. El alcalde de Sevilla Alfredo Sánchez Monteseirín. Sevilla, 10 de diciembre de 2006”. 

Su verdadero nombre era Antonio Lugo Machín y nació en la localidad cubana de Sagua la Grande, en el seno de una familia humilde de 15 hermanos, hijo de un emigrante gallego, José Lugo Padrón y una negra cubana, Leoncia Machín.





Interior

Es de planta rectangular, con dos naves de dimensiones desiguales, una central y otra lateral en el lado de la Epístola, que presenta un Coro Alto. Ambas están separadas por pilares cuadrangulares que sostienen arcos de medio punto y están cubiertas por un cielo raso moderno que imita un techo de alfarje (techo de madera horizontal y con dibujos geométricos entrelazados, que en muchos casos se labran y se pintan adicionalmente). 

Vista general de las dos naves desde los pies del templo

Pilares cuadrados y arcos de medio punto que separan ambas naves

Coro Alto en la nave de la Epístola

En el suelo una interesante lápida, sobre Salvador de la Cruz:

AQUÍ ESTA EL HERMANO SALVADOR DE LA

CRUZ CONOCIDO POR EL NEGRODE LA CASA ONDA

SE BAUTIZO A 13 DE MARZO DE 1729 EN LA PILA Q.

S.D CRUZ Y SE ENTERRO EN ESTA CAPILLA DNS

DE LOS ANGELES DOMINGO 12 FEB 1775

ESTE BARON CON EL VALOR DE SU PERSONA SE VENDIO

P. HACER UNA FUNCION A LA YNMACULADA CONCEPCION

P EL DESAGRAVIO CUANDO EN LA CORTE SE NEGO EL MISTE

RIO D ELA PURISIMA EN EL AÑO 1617 (-----) MER

CEDES SUAREZ MAYORDOMO MANUEL (---) Y HER

MANOS EN ESTA LAPIDA CONSAGRO SU MEMORIAAÑO 1787

QUANDO BINO

A ESTA TIERRA

SE INORA

I BI

BIO 113 AÑOS


Salvador de la Cruz, ocupó el puesto de Mayordomo y recaudó muchas limosnas de las casas nobles de Sevilla. Consiguió que el Cardenal Solís (El cardenal Espadachín) fuera nombrado Hermano Mayor Honorario Perpetuo, y este cargo es, desde entonces, renovado por todos los arzobispos y cardenales de Sevilla.

Según reza en la lápida vendió su propia libertad para recaudar fondos para los cultos de la Inmaculada, pero hubo otros dos hombres de color, el Hermano Mayor Fernando Molina y el Alcalde de la Cofradía Pedro Francisco Moreno que igualmente empeñaron su libertad, para celebrar los fastos de desagravio en defensa de la Inmaculada, frente a la homilía denigrante de cierto religioso, y fueron nombrados número uno y dos perpetuos de la Cofradía. 

Se sabe con seguridad el lugar en que se realizó esta venta de su libertad, se trata de la calle Polavieja, en la acera izquierda, tal como se va desde la capillita de san José hacia la plaza de san Francisco. Es de comentar que los espectadores de este suceso de venta voluntaria de su propia libertad, se apresuraron a comprar a los negros para devolverles inmediatamente su libertad, pero ellos se reconocieron, desde entonces, como esclavos de la Virgen y llevaron un grillete en el cuello en señal de servidumbre. En memoria de este acontecimiento, se erigió una "Cruz de Piedra" en la calle de Manteros, justo en el lugar de esta venta, que desapareció en 1735.

Nave del Evangelio

Desde los pies de la nave y hacia el presbiterio:

La Cruz de las Toallas, es una pieza del siglo XVII, consistente en dos tablas cruzadas, pintadas en negro con un sudario de tela blanca, tal como se representaba la Pasión de Cristo cuando no se usaban imágenes. Estuvo situada en la plaza de la Casa de Pilatos, indicando la primera estación del Vía Crucis a la Cruz del Campo, hasta que el duque de Alcalá, en 1.630, construyó el retablo y cruz de mármol actualmente existente, al lado derecho de la puerta principal del palacio. 

“Cruz de las Toallas” a la entrada, en el muro del Evangelio

Cerámica en el pie de la “Cruz de la toalla”

A continuación, un óleo de autor, época y temática desconocida. Después una pintura anónima de la Virgen de Guadalupe del siglo XVIII, procedente de Méjico. Le seguía el púlpito de forja que ha sido retirado por la humedad de la pared y está abandonado en el patio. Sobre él, “La Visión de la Porciúncula de san Francisco de Asís” de Juan Ruiz Soriano, del siglo XVIII.

Cuadro anónimo

Cuadro anónimo de la Virgen de Guadalupe del siglo XVIII

“La Visión de la Porciúncula de san Francisco de Asís”

La palabra “Porciúncula” procede del latín y es el diminutivo de “portio” (pedazo). Hoy el “pedazo” es una pequeña iglesia dentro de la basílica de santa María de los Ángeles en Asís, donde san Francisco fundó la Orden de los Frailes Menores en 1.209.

En tiempos del Papa Liborio (356-366), los eremitas del valle de Josafat llevaron, a este lugar, unas reliquias de la tumba de la Virgen y a principios del siglo XII, el abad de San Benito del Monte Subasio, se las confió a san Francisco de Asís, para convertirla en la sede de su Orden.

En 1216, san Francisco pidió a Honorio III, en Perugia, que “Todo el que entre, contrito y confesado en la iglesia de la Porciúncula, ganara la indulgencia plenaria, como los que se enrolan en las Cruzadas, y los que sostienen, con sus ofrendas, las iniciativas de la Iglesia”, y de aquí el nombre de “Indulgencia de la Porciúcula”, que sin estar libre de controversia se ha mantenido durante siglos, y recientemente, en el marco del Año de la Misericordia y el VIII Centenario del Perdón de Asís, Jorge Mario Bergoglio ha visitado este corazón de la Orden fundada por el santo de quien tomo el nombre al convertirse en Papa.

Presbiterio

El presbiterio está cubierto por una cúpula elíptica, iluminada por una linterna, decorada con pinturas murales modernas de Rafael Rodríguez Hernández, que representan la Anunciación, la Asunción de la Virgen y los Evangelistas.

Teóricamente, debería estar presidido por el retablo neo barroco de la “Virgen de los Ángeles”, obra anónima originaria del siglo XVII, pero actualmente recibe culto el “Cristo de la Fundación”.

Vista del Presbiterio

Cúpula elíptica con linterna

San Mateo y San Juan

San Marcos y San Lucas

La Asunción en el muro izquierdo

La Anunciación en el muro derecho

La imagen del “Cristo de la Fundación”, se sabe que es obra de Andrés de Ocampo de 1622, porque durante la restauración realizada en 1.940, en su interior, se encontró un manuscrito que dice “Este Cristo se hizo en Sevilla, año de mil y seizientos y veite y dos. Hózolo Andrés de Ocampo, maestro escultor”. Parece que es una réplica que el mismo autor talló en 1620 por encargo de Felipe IV para la catedral de Comayagua, en Honduras y que la obra fue comprada por la hermandad al pintor Pablo Legot, que la tenía en su propiedad y que posiblemente realizó una de sus policromías, después de la muerte de Ocampo.  Fue restaurada en 1734 y en 1940 por Agustín Sánchez Cid y en 1989 por el Instituto de Conservación y Recuperación de Bienes Culturales de Madrid.

La obra, de gran belleza escultórica, es muy austera y realista muestra el estilo manierista del autor, de marcada transición entre el tardomanierismo y el primer realismo barroco.

Cristo de la Fundación


Detalle del INRI
Detalle del Sagrario
Detalles del rostro
Detalle de las manos

Detalle de los pies

Muro de la Epístola

Desde el presbiterio hacia los pies de la nave.

En la cabecera, un retablo del XVIII, normalmente con el Cristo de la Fundación, pero actualmente está presidido por la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, tallada de cara y manos, de autor desconocido del siglo XVII, que según algunos autores podría tener una base original en una talla de finales del siglo XVI, por la estructura tabular del cuello, la actitud hierática y frontalidad acusada del rostro o las manos esquematizadas. Fue restaurada por Juan Miguel Sánchez en 1955 y por Antonio Joaquín Dubé de Luque en 1984.

Según la leyenda, versiones indias, mestiza o negra, una mujer encontró una estatuilla de piedra de unos veinte centímetros y la guardó en su casa en una caja. Al día siguiente, al pasar por el mismo sitio volvió a encontrar otra imagen idéntica y al llevársela a casa comprobó que la del día anterior, no estaba en la caja. Se la llevó al párroco de la localidad, que la encerró bajo llave, en la sacristía, pero de nuevo, a la mañana siguiente, volvió a su lugar original. Se pensó que la virgen quería permanecer en ese lugar, por lo que se construyó una ermita que fue nombrada de Nuestra Señora de los Ángeles, por el santoral del día, dos de agosto, en que fue encontrada por primera vez,

El título de reina de los Ángeles es proclamado por la iglesia en la letanía lauretana (alabanza y suplica a María, madre de Jesús de Nazaret). Es una advocación fundamentalmente letifica, que se hace eco del Salmo: “Ha dado orden a sus ángeles de que te lleven en sus palmas para que tu pie no tropiece en las piedras”.

Retablo de Nuestra Señora de los Ángeles

Cúpula con luneto central

Detalles de la Cúpula 


Nuestra Señora de los Ángeles 

Detalle de Nuestra Señora de los Ángeles 

A continuación del retablo de Nuestra Señora de los Ángeles, existe un pequeño que representa a San Benito de Palermo.  Benito Manasseri, llamado San Benito de Palermo, San Benito el Africano, el Moro o el Negro que nación en el pueblo siciliano de san Fratello entre 1524 y 1525 y murió en 1589 en la ciudad de Palermo. Era hijo de esclavos africanos que trabajaban en una plantación cercana a Mesina. A los veinte años se unió a un grupo de ermitaños de la regla de San Francisco y posteriormente ingresó en el convento de santa María de Palermo, en calidad de cocinero, dado su carácter de analfabeto, desde donde se le atribuyeron curaciones. Fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1743 y canonizado en 1807 por Pio VII. Su cuerpo fue encontrado incorrupto años después de su muerte y es considerado el Patrón de los afroamericanos.

Retablo de San Benito de Palermo 

Detalle de San Benito de Palermo 

Vidriera encima de Retablo de San Benito de Palermo 

Seguidamente, la puerta que da acceso al patio de la Hermandad, igualmente con una vidriera de luz.

Puerta de acceso al patio de la Hermandad 

Vidriera 

Siguiendo el muro, nos vamos encontrando con tallas de a san Francisco de Asís, san Martín de Porres, y la Virgen del Carmen, imagen de vestir tallada por José Francisco Blasco Rivero, en madera de cedro real y bendecida en el año 2.010. 

San Francisco de Asís 

Pequeña repisa de san Martín de Porres 

Pequeña repisa de la Virgen del Carmen 

Detalle del pedestal de la Virgen del Carmen

Finalmente, en el muro de la epístola, pero a los pies del templo, justo enfrente de la Cruz de la Toalla, se observa un lienzo del que no tengo información.

Pies del templo

A los pies, destaca el luneto situado encima de la puerta y las placas situadas en los laterales.


Vida Crucis

Diversos azulejos a lo largo del templo, nos indican las estaciones del vía crucis. Faltan los azulejos correspondientes a las estaciones VII, VIII y IX, por problemas de humedad de la pared.






Patio de la Hermandad

Se accede desde el lateral de la epístola y en el lateral izquierdo se puede observar un azulejo con una oración al Santísimo Cristo de la Fundación y una Cruz de fragua escudada por sendos azulejos del Cristo de la Fundación y Nuestra señora de los Ángeles.

Lateral izquierdo del patio

Azulejo del Cristo de la Fundación y Nuestra Señora de los Ángeles

Cruz de forja

En el lateral derecho, una pila de agua con un gripo cuya llave es una curiosa “rana”.