sábado, 13 de agosto de 2022

AREA REGINA-ENCARNACION-SANPEDRO

Convento del Espíritu Santo y Colegio de Niñas Nobles

Se sitúa en la calle Espíritu Santo, esquina a San Juan de la Palma y Dueñas y está regido por las monjas Comendadoras del Espíritu Santo.

Esta orden fue fundada por el Beato Guido de Montpellier, llamado “el siervo de los pobres”, en 1173, bajo la regla de san Agustín, y tenía como finalidad la creación de “Casas” para cubrir todas las necesidades del ser humano, desde asilos, albergues de peregrinos, acogida de arrepentidas o casa cuna para recepción de expósitos, y atender las necesidades espirituales, por lo que alguna de sus casas se dedicaba exclusivamente a la oración.  

La Orden fue aprobada por el Papa Inocencio III en 1198, y comenzó su labor en el gran Hospital de Sancti Spiritus de Roma destinado a recoger a los numerosos niños expósitos abandonados. La Orden se expandió y alcanzó su esplendor durante los siglos XII al XV.

La fundación de Sevilla se debe a Doña María de Aguilar, a la que el Comendador General de la Orden le impuso el hábito del Espíritu Santo (túnica de estameña blanca con la correa agustiniana, escapulario negro con la cruz patriarcal de doce puntas y manto azul con la misma encomienda) y le concedió la “bula fundacional” en 1538, refrendada por el Pontífice en 1545, para la creación de un monasterio que no cumpliría funciones de hospital sino dedicado a la educación de niñas pobres.  

En la fundación, fue muy importante la labor realizada por Doña Inés Sánchez de Sotomayor, viuda de don Luis Hernández Portocarreño, que sucedió a la fundadora en el puesto de abadesa en 1554 y entregó al monasterio toda su hacienda. Con su aportación se compraron unas casas a Doña Guiomar Hernández de la Peña, con huertas en la calle del entonces conocido como “Horno de las Tortas”, casas que fueron conocidas como de las “Niñas de la Doctrina”.

A comienzos del siglo XVII, el monasterio pasó a la jurisdicción del Arzobispado de Sevilla y en 1711 el arzobispo Manuel Arias y Porres, que rigió esta sede desde el año 1702 al 1717, como consta en el mármol colocado sobre la puerta principal, compró unas casas contiguas al convento para la fundación de un “Colegio de Niñas Nobles” que sería regido por las propias monjas del Convento. El colegio estaba destinado a las hijas de familias nobles que hubieran pasado de la riqueza a la pobreza. Las colegiales tenían que ser doce, tener cumplido los siete años y no exceder de diez, ser pobres y de conocida nobleza. Estarían en el colegio hasta los diecisiete años, y si deseaban ser religiosas se les proporcionaría la dote correspondiente.

Este colegio se ha mantenido durante más de dos siglos, hasta que la merma de los bienes heredados hizo imposible su continuidad, tal como lo concibió su fundador. Posteriormente se ha mantenido hasta los años sesenta del siglo XX como colegio de enseñanza básica y actualmente se conserva, desde el año 2000, como casa de ejercicios espirituales “Sancti Spiritus” con 44 habitaciones.

Exterior

El conjunto arquitectónico muestra en buena parte de su exterior una apariencia de ladrillo desnudo fruto de la restauración de los años setenta del siglo XX, intervención que eliminó los originarios muros enlucidos y encalados.

En la calle san Juan de la Palma, se sitúa una puerta sencilla, protegida por una reja, que da acceso al convento. Sobre ella, destaca un azulejo del calvario, del siglo XVIII, en que observamos curiosidades destacadas por Julio Rodríguez Arjona en su Blog “la Sevilla que no venos”. Así, el INRI no se representa con una tablilla, sino como un pergamino fijado con un clavo; la Virgen y San Juan aparecen invertidos de posición, pues lo habitual es que la Virgen se situé a la derecha y San Juan a la izquierda; por debajo del brazo derecho de Jesús se representa un sol con cara sonriente (cuando debía ser un día tormentoso), propio de signos masónicos, y el pie derecho de san Juan tiene seis dedos.

Sobre las almenas destaca la Cruz de la Orden.

Fachada principal a la calle San Juan de la Palma

Azulejo del Calvario

Detalle del INRI

Detalle del Sol

Detalle de la posición de la Virgen y San Juan

Detalle de los pies de San Juan

Detalle de la Cruz de la Orden sobre las almenas

A la izquierda, en el número 1 de la calle Dueñas, una puerta menor, la del colegio de “Las niñas de la Doctrina” presenta en su dintel la inscripción: "Erigió a propias expensas y dotó con liberal mano el eminentísimo y reverendísimo señor cardenal don Manuel Arias, arzobispo de esta ciudad de Sevilla. Año de MDCCXIV”, sobre ella el escudo de la Orden y a la izquierda un azulejo del “Niño Jesús Milagroso”. Es la entrada a la casa de ejercicios del “Sancti Spiritus”.

Portada en la calle Dueñas número 1

Mármol con inscripción

Escudo de la Orden

Azulejo del “Niño Jesús Milagroso”

En la calle Espíritu Santo, se encuentra la portada de la iglesia, de finales del siglo XVII, con el escudo de la Orden y difícil de fotografiar por la estrechez de la calle. Sobre ella, la espadaña decorada con azulejos del siglo XVIII y visible entre los tejados de las casas vecinas.

Fachada en la estrecha calle de Espíritu Santo y Portada de la Iglesia

Detalle de la portada con la cruz de la Orden

Detalle de la espadaña

Interior

La iglesia, del Espíritu Santo, es edificio barroco de sencilla planta conventual, una sola nave, bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos y coro a los pies que separa la clausura. Sufrió importantes daños en el terremoto de Lisboa de 1755, conociendo su última gran remodelación en 1790, gracias al mecenazgo del obispo Marcos Alonso Llanes. Todavía en el siglo XIX conocería nuevas intervenciones como la colocación, en 1866, de un nuevo zócalo de azulejos. 


Retablo Mayor

El Retablo Mayor es barroco de los últimos años del siglo XVIII, fechable hacia 1760, se estructura en banco, un cuerpo con tres calles y un ático, estando articulado el cuerpo central mediante cuatro grandes estípites, teniendo en la parte central un manifestador neoclásico que indica una posible intervención en el siglo XIX.

Retablo Mayor

Se encuentra presidido por una imagen anónima de la Inmaculada del siglo XVII, posiblemente repolicromada.

Inmaculada

Detalle de los ángeles incluidos en la hornacina de la Inmaculada

Como iconografía propia de la orden, el tema de la venida del Espíritu Santo corona el ático del retablo junto a la representación habitual de la Trinidad. Se encuentra flanqueado el ático por dos tallas de San Agustín y de Santa Tecla.  

Detalle del ático del retablo

San Agustín y Santa Tecla

En la calle del lateral derecho se sitúa de San Juan Bautista coronada por un relieve de San Joaquín.

San Juan Bautista y San Joaquín

En la calle lateral izquierda la acompaña los Santos Juanes, y encima un relieve con el tema de San José con el Niño.

San Juan y  San José con el niño

Detalle del Sagrario 

Ángeles Lampararios en el Presbiterio 


Muro de la Epístola

Desde los pies del templo en el muro de la Epístola, por detrás de la puerta, un sencillo retablo con la imagen de la Virgen de la Gloria de la Estrella, imagen de candelero que porta al Niño Jesús en sus brazos, que semioculta la pintura de la visión de santa Teresa con la “Flagelación de Jesús” de Juan del Castillo del siglo XVII. En los laterales pequeñas pinturas de san Fernando, San Francisco de Asís y de Paula, de Juan de Oliva de 1889. 

Muro de la Epístola

Virgen de la Gloria de la Estrella

Detalle de la Virgen de la Gloria de la Estrella y del Niño

Visión de santa Teresa con la “Flagelación de Jesús” de Juan del Castillo

Pequeñas pinturas de los laterales del retablo

Pasada la puerta, en dirección al Altar Mayor, el Retablo barroco de san Agustín de Hipona, fechado sobre 1760. Muestra al santo con sus habituales atributos, la pluma en referencia a sus escritos y la maqueta de la Iglesia en plata, como “Padre de la Iglesia”. A su izquierda, la imagen de San Juan Nepomuceno y a la derecha San Cayetano y a los pies, una imagen pequeña de la Virgen del Carmen.

Retablo de San Agustín de Hipona

Imagen de San Agustín de Hipona

Imagen de San Juan Nepomuceno

Imagen de San Cayetano

Muro del evangelio

Desde el Altar Mayor hacia los pies del templo. El Retablo del Corazón de Jesús, es una obra del siglo XVIII, de un estilo barroco tardío, de un abigarrado alarde de motivos decorativos, en que aparece el Corazón de Jesús aislado de la figura humana y en medio de una gran ráfaga, con la llaga, la llama y una radiación luminosa, bajo el Espíritu Santo y el Padre Eterno.  Es uno de los primeros signos de la iconografía del Corazón de Jesús. Debió ser originalmente una estructura de retablo-manifestador.  Aparece solo el Corazón sobre la imagen Santa Orosia, patrona de Jaca, que debió ser añadida con motivo de las restauraciones de 1790. A ambos lados del Corazón están la Virgen y San José, y debajo de ellos están San Juan Evangelista, San Bernardo, San Juan Eudes, San Francisco de Sales, Santa Brígida y San Claudio de la Colombière (jesuita, entonces todavía Beato, y que recibió el encargo de propagar la devoción al Corazón de Cristo).

Muro del Evangelio

Retablo del Corazón de Jesús. En el ático el Espíritu Santo y el Padre Eterno

En el centro el Corazón de Jesús

Imagen de santa Orosia


                                                                                    La Virgen y san José

San Juan Evangelista, San Bernardo, San Juan Eudes, San Francisco de Sales, Santa Brígida y San Claudio de la Colombière

Seguidamente el Pulpito de herraje con un crucificado.


La Capilla Sacramental, presenta planta cuadrada y está cubierta con bóveda semiesférica y decoración de óculos. El retablo neoclásico, con una Inmaculada en el ático, está presidido por el cuadro de san Francisco Javier, copia de Murillo, junto a los que representan a San Antonio, San Pedro, San José y San Marcos, siglo XIX, copias de otros maestros. En esta capilla estuvo cobijada durante algunos años la primitiva titular de la hermandad de la Resurrección, la Virgen de la Aurora, obra de Jesús Santos que se conserva actualmente en la iglesia de Santa Marina con la nueva advocación del Amor.

Capilla Sacramental

Inmaculada en el ático

San Francisco Javier

San Antonio, San Pedro, San José y San Marcos

Finalmente, un retablo sencillo, con un cuadro de la Adoración de los Reyes al Niño, copia de Murillo.

Retablo de la "Adoración de los Reyes" y ático

Adoración de los Reyes

Pies de la nave

Entre columnas y cerrado con una reja se encuentra la Clausura. El coro bajo se divide en tres naves mediante columnas que sostienen arcos de medio punto rebajados, como una pequeña iglesia dentro de la propia iglesia. Es un sector que debió rehacerse en las reformas de 1790. Está presidido por un Crucificado y se localizan una serie de fanales y vitrinas del siglo XVIII, con tallas como la de Jesús atado a la columna, San Agustín, San Juanito, San Miguel, la Virgen del Espíritu santo y una Dolorosa. Pinturas con temas como la Oración del Huerto, Camino del Calvario, o san Ignacio de Loyola.

Sobre la reja del Coro bajo, un lienzo de Miguel Ximénez de 1790, que representa el momento en el que la fundadora, doña María de Aguilar, recoge de Paulo III la bula de fundación de la Orden, junto a otros miembros masculinos de la misma, entre ellos su fundador.


En el Coro alto, un órgano del siglo XVII, no fotografiado, realizado en 1760 por Francisco Pérez de Valladolid, con una decoración barroca en la que destaca dos pequeñas esculturas de San Agustín y Santa Orosia.

Pies de la nave con el Crucificado

Interior de la Clausura

Imágenes en el interior de la Clausura (Fotografía realizadas a través de la reja)

Lienzo de Miguel Ximénez de 1790


Coro alto

Niño Jesús Milagroso

La gran pieza del coro bajo y la devoción fundamental del convento es la talla del siglo XVII del Niño Jesús Milagroso, cargada de tradiciones milagrosas en la historia del convento. Solo se expone al culto en la iglesia el día dos de enero, en la fiesta del Dulce Nombre de Jesús, el Domingo de Pentecostés y los primeros domingos de mes.

Es una talla completa, anónima de la primera mitad del siglo XVII, que se suele vestir con ropajes naturales. Se sitúa sobre una peana formada por tres cabezas de querubines. La peana inferior parece un añadido posterior ya que tiene elementos decorativos tipo rocalla que la sitúan estéticamente en el siglo XVIII.

Se dice que es gemelo del Niño Jesús de Praga, imagen supuestamente tallada en España en el siglo XVI y que pasaba de padres a hijos varones de la familia de los Condes de Trevijano y Duques de Nájera. 

A la izquierda la imagen del “Niño Jesús Milagroso” y a la derecha del "Niño Jesús de Praga"

Cuenta la tradición, o tal vez sea leyenda, que “un desconocido llegó al torno monacal y pidió por favor a la monja tornera, le guardarse el paquete o cajón que traía, hasta que vinieran a recogerlo”. Pero pasó un año sin que nadie lo reclamara, por lo que los superiores mayores decidieron abrirlo.  El cajón contenía una bella imagen de un Niño Jesús, que fue advocada como "El Niño Esposo" y fue vestido como si fuera un miembro de la Orden masculina. Al atribuirle diversas actuaciones milagrosas, comenzó a ser conocido como el "Niño Jesús Milagroso". 

Detalle del “Niño Jesús Milagroso”

La imagen lleva en su mano izquierda una Cruz y en la derecha un pequeño silbato en forma de pez y una campanita. Cuenta la leyenda, que, en las revelaciones del Niño Jesús Milagroso a la Madre Juana de la Cruz Lozano y Soria, conocida mística del XVII, le pidió que le pusieran la campanita como símbolo de las llamadas que interiormente hacía a las almas. El joyero encargado de realizar la campana, sin que las monjas se lo indicaran, grabó una rosa y una cruz, como el Niño les había pedido. Estas campanitas cuentan, que más de una vez ha sido escuchada por una monjita en relación con un favor o milagro que el Niño ha concedido a alguien. Igualmente, cuenta la leyenda, que el “Niño Jesús” en una de sus revelaciones a la Madre Juana, le dijo, refiriéndose a la imagen que “este es mi verdadero retrato”.