martes, 11 de junio de 2024

RUTAS POR SEVILLA: Ruta Flamenca

Silverio Franconetti Aguilar. 

 

Silverio Franconetti Aguilar (CC BY 3.0)

Silverio Franconetti Aguilar, nació en la Alfalfa, en la calle Odreros, según el escritor sevillano Muñoz Sanromán, pero, existe controversia en torno a su nacimiento, pues mientras Demófilo afirma en su biografía que nació el 10 de junio de 1831, Daniel Pineda Novo ha extraído de la partida de bautismo que nació en Sevilla el 6 de octubre de 1823. Fue bautizado en la parroquia de san Isidoro, como ha acreditado el investigador Manuel Bohórquez Casado.

La calle Odreros, en el barrio de la Alfalfa

Colección de Cantes Flamencos. Demófilo

Hijo de María de la Concepción Aguilar, natural de la sevillana localidad de Alcalá de Guadaira, y del italiano Nicolás Franconetti, natural de Roma, jefe de las Guardias Valonas.

Siendo niño su familia se trasladó a vivir a Morón de la Frontera, donde accedió a estudios elementales y comenzó a dedicarse al oficio de sastre en la tienda que regentaba su hermano mayor.

Con 10 años, Silverio frecuentaba las fraguas de los gitanos, donde recibió la influencia de sus cantes, especialmente del cantaor conocido como “El Fillo”.  

Posteriormente Silverio se trasladó a Sevilla y Madrid, donde se dedicó profesionalmente al cante flamenco en una época en la que este arte se encontraba relegado a los más bajos estratos sociales y Silverio fue el precursor de los conciertos flamencos.

En 1856 viajó a Montevideo, donde además de cantar, trabajó como picador de toros, profesión que también le condujo hasta Brasil, y más tarde inició su carrera militar en el ejército uruguayo, en el que alcanzó la graduación de oficial.

En mayo de 1864 regresó a España y desarrolló su etapa de mayor actividad, dirigiendo y fundando cafés cantantes con el objetivo de sacar el arte flamenco de su humilde entorno social original y llevarlo a foros distintos, y así los días 12 y 19 de mayo de 1866 Silverio actuó en Madrid ante la corte de Isabel II.

En 1875 Silverio Franconetti se unió a Manuel el Burrero para crear en Sevilla un café-cantante, el Café del Burrero (ver), con el objeto de difundir entre el gran público el cante jondo, hasta entonces muy restringido a los ambientes gitanos e interpretado únicamente en círculos familiares. 

Silverio Franconetti en 1875 (CC BY 3.0)

Tras la ruptura con sus socios, fundó en 1881 el Café de Silverio, en la calle Rosario número 4 de Sevilla, que pronto se convirtió en punto de referencia del flamenco y lugar de reunión de lo más grande de este arte a finales del siglo XIX, como D.Antonio Chacón, La Serneta, Francisco Lema “Fosforito”, Miguel Macaca, Dolores “La Parrala” y la Mejorana, entre otros, contribuyendo decisivamente a la aceptación generalizada del flamenco como manifestación artística.

Cuando se cerró el café de Silverio se instaló en el local la farmacia el Globo que también fue cerrada y el edificio demolido. 

Farmacia el Globo. Archivo Bohórquez. (BB CY 3.0)

Tras el cierre del salón, Silverio marchó a Córdoba en el año 1886 donde arrendó un local en una calle céntrica para sus espectáculos flamencos durante unos meses, y continuando su actividad como cantaor en solitario hasta su muerte el 30 de mayo 1889.

La Plaza de san Francisco de Sevilla, donde murió Silverio el 30 de mayo de 1889.Atchivo Bohórquez. (CC BY 3.0)


Se casó con la jienense de Linares Ana Torrecilla Sánchez el 26 de diciembre de 1868 en la Parroquia del Sagrario de Málaga. El maestro tenía 38 años y ella sólo 21 y desgraciadamente falleció en Sevilla a la edad de 37 años, como consecuencia de un quiste hidrópico en el ovario derecho, según certificó el médico José Sabina Vázquez. El matrimonio vivió en el número 7 dela calle Potro y posteriormente en el número 38 de la calle Albarda.

Cuando tenía 54 años se desposó en segunda ocasión, el día 8 de septiembre de 1884, en la Parroquia del Sagrario de Sevilla, con María de la Salud Sánchez Morán, una joven trianera de 19 años, hija del alfarero José Sánchez Sopeña,

Silverio Franconetti Aguilar ha sido un cantaor muy importante e influyente de la historia de este arte, pues, aunque no fue el primero en ser profesional, ni fue el que introdujo por primera vez el género andaluz en los teatros o en los cafés cantantes, sí fue el primero en entender que el flamenco podía ser un arte digno de presentarse al público sin necesidad de ser mezclado con otros géneros musicales, contribuyendo a convertirlo en un arte que podía subsistir por sí solo.

Ha sido considerado un gran catedrático del cante y admirado por una voz muy potente y cantaora, con mucho estilo, con una forma de cantar de muy difícil interpretación, por eso su escuela quedó casi perdida, aunque se conserva algo en la discografía del Tenaza de Morón.

Un cantaor de conocimiento enciclopédico, que dominaba todos los palos del Flamenco. El poeta y narradorFernando Quiñones dijo de él: “Papel semejante al de Paquiro en la tauromaquia o, aventurando un poco más, al de Johann Sebastian Bach en la música clásica, se nos antoja el jugado por Silverio en la edad de oro del flamenco. Puente entre dos tiempos de ese arte, es Silverio quien amplia y sistematiza su futuro, conexionando el fecundo cuanto oscuro periodo arcaico, cuyos últimos tiempos vivió, con una nueva época en la que hacen posibles su disfrute, el conocimiento de sus formas y su acrecentamiento».

El periodista y estudioso del flamenco Ángel Álvarez Caballero  dice de él que destacó especialmente en el cante por seguirillas, palo este donde consiguió dulcificar el estilo de su maestro “El Fillo”.