jueves, 12 de septiembre de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Poetas y escritores  

Fernando de Herrera.

Iglesia de San Andrés

Fernando de Herrera nació en Sevilla en 1534. Su padre fue hidalgo de pocos bienes, y se educó a las órdenes del maestro Pedro Fernández de Castilleja, pero sin obtener ningún título académico. Herrera cursó estudios eclesiásticos y recibió órdenes menores.

Sintió una pasión intensa por la Condesa de Gelves, Doña Leonor de Millán, esposa de Don Álvaro Colón y Portugal, segundo Conde de Gelves y biznieto del Descubridor, quien fijó su residencia en Sevilla en 1559.

Toda la lírica amorosa de Herrera gira en torno a este amor. Jamás descubre en su poesía el nombre de la mujer amada, a la que celebra por medio de varios epítetos: Luz, Estrella, Lumbre, Lucero, Sirena, Aglaya y Eliodora.

Después de la muerte de la Condesa en 1581, Herrera renunció totalmente a la poesía y trabajó tan sólo en obras de preceptiva literaria y de historia.

Fue amigo del humanista Juan de Mal Lara, con quien compartió la ambición de saber enciclopédico, característica del hombre del Renacimiento.

Todos los indicios apuntan a hacer creer que fue la de Fernando de Herrera una vida ajena a la acción y consagrada a la ocupación interior del ejercicio intelectual. De su precoz vocación hacia las letras humanas y de su sólida formación en ellas (en la que mucho debió de influir una relación temprana con el humanista sevillano Juan de Mal Lara)

La obra herreriana conservada se polariza en dos focos principales, el “Cancionero poético” y las “Anotaciones a Garcilaso” que suponen verdaderos hitos históricos en la historia literaria española, en el ámbito de la poesía lírica y en el género humanístico.

En 1619 el pintor Francisco Pacheco publicó “Versos de Fernando de Herrera; emendados y divididos por él en tres libros”, que llevaba un prólogo de Enrique Duarte con apuntes biográficos sobre el poeta. La edición está dedicada por Pacheco al conde de Olivares. ​

Fernando Herrera El Divino por Francisco Pacheco. Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones. Madrid. Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano ( CC BY 3.0)

Antonio Susillo lo incluyó en la Galería de los doce sevillanos ilustres del Palacio de san Telmo de Sevilla. 

Fernando Herrera. Palacio de san Telmo

 AREA DE SAN ANDRÉS

Hermandad de la Sagrada Lanzada. Iglesia de San Martín. 

Su nombre completo es Imperial, Antigua, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento, Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, Santa Espina de la corona de Nuestro Señor Jesucristo, Ánimas Benditas del Purgatorio, San Martín de Tours Obispo, Nuestra Señora de la Esperanza Divina Enfermera y Real Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Lanzada de Nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Señora de Guía, San Juan Evangelista y María Santísima del Buen Fin.

La Hermandad de la Sagrada Lanzada en Sevilla es el resultado de un largo proceso histórico, que involucra la fusión de seis hermandades, que se inicia en el siglo XVI:  

La Santa Espina

La Sacramental de San Martín

La Concepción de Regina Angelorum

La Esperanza Divina Enfermera

La de Nuestra Señora de Guía

La de María Santísima del Buen Fin

La Hermandad de la Santa Espina fundada alrededor de 1421, bajo el concepto: 

“Lo desnudaron, lo envolvieron en un manto escarlata, trenzaron una corona de espinos y se la pusieron en la cabeza, y una caña en su mano diestra. Después, burlándose, se arrodillaban ante él y decían: —¡Salve, rey de los judíos!” (Mt 27: 28-29).

En 1545, Hernán Gutiérrez fiaba a su hijo Juan Gutiérrez Pacheco, en virtud de su testamento, una reliquia de la corona de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.

Dicha reliquia le había sido entregada en forma de presente por parte del doctor Torres, que a su vez la había recibido por merced del Papa Sixto. Dicha reliquia era cedida anualmente a la Iglesia de San Martín de Tours para su veneración pública coincidiendo con la Fiesta en honor de la Virgen de la Cinta.

La devoción a la reliquia debió alcanzar una popularidad notable, pues por entonces se va a establecer una cofradía en San Martín con el título de la Coronación de Espinas, que vería sus primeras reglas aprobadas en 1553.

Esta cofradía, hasta la fusión definitiva con la cofradía de la Santa Faz en 1590, pasa por San Juan de la Palma, el hospital de San Cosme y San Damián (vulgo de las Bubas), y el inmueble de la calle Santiago donde se fundó el hospital de las Cinco Llagas.

En 1588-1589, la cofradía regresaría a San Martín condicionada por la célebre “reducción de hospitales” de 1587.

En el siglo XVI se fusiona con la Hermandad Sacramental de San Martín y más tarde, en 1815, con la Hermandad de la Concepción del convento de Regina Angelorum.

Desgraciadamente en 1936 la Santa Espina fue destruida, pues se quemó en aquel verano sangriento en el que gran parte de nuestro patrimonio artístico fue salvajemente destruido.

Otra información refiere que durante las obras de reedificación de la Iglesia de San Martín en la primera década del siglo XV (1421) se halló en uno de los muros de la antigua fábrica una caja de plomo que contenía una Espina de la Corona de Cristo, con un escrito que la acreditaba y en la caja estas letras "Soy de la Iglesia de San Martín". En 1421 el arzobispo de Sevilla, D. Diego Maldonado de Amaya, concedió a la Congregación del “Santísimo Sacramento, Santa Espina de Cristo y Ánimas Benditas” el patronato de la capilla y del altar mayor de la Iglesia Parroquial de San Martín.

Miembros de esta congregación fundan en 1540 en la Iglesia de San Martín la Hermandad de la Coronación de Cristo, que aprueba sus Primitivas Reglas en el año 1553 y se fusiona tiempo después con la de la Verónica.

En 1657 roban la Sagrada Espina de casa del sacerdote Agustín de Herrera, que la iba a lleva a casa de un enfermo al día siguiente.

Treinta años después, una persona bajo secreto de concesión entregó la reliquia y aseguró que desde que la tuvo en su poder, todos sus amigos y familiares habían sufrido grandes males

La Sagrada Espina permaneció bajo custodia de la Archidiócesis de Sevilla hasta 1965, año en el que el cardenal Bueno Monreal le concede la custodia a la Hermandad del Valle, dando origen al consiguiente pleito con la Iglesia de San Martin.   

En relación con la Esperanza Divina Enfermera, se remonta a 1249, cuando el rey Fernando III fundó en el sitio de la Correduría (ver) un hospital bajo la advocación de Nuestra Señora de la O, o de la Expectación, donde se veneraba una imagen de la virgen de estilo gótico francés bajo la advocación de la Esperanza.

Correduría 46

La piedad popular le atribuyó fama de sanadora, por lo que empezó a ser conocida como la “Divina Enfermera”.

De este Hospital de la Correduría, Expectación o de Ntra. Sra. de la O se hicieron cargo el gremio de los pellejeros y en 1445, fundaron una Hermandad bajo la advocación de la Peregrina Enfermera o Divina Enfermera.

Con el decreto de la reducción de hospitales del cardenal D. Rodrigo de Castro en 1587 este hospital queda extinguido, pasado la imagen de la Virgen y la Hermandad a la Iglesia de San Martín, donde en el siglo XVIII, gozó de un gran esplendor teniendo entre sus miembros al ilustre cronista Ortiz de Zuñiga (enterrado en dicho templo) y miembros de las familias Saavedra y Ponce de León.

La epidemia de peste de 1709 y de fiebre amarilla de 1800 provocó la muerte de numerosos hermanos de la cofradía quedando ella en un estado precario durante casi todo el siglo XIX.

A partir de los años 60 del siglo XX ingresaron en la hermandad diversos hermanos de la cofradía de la Lanzada con la que se fusionó en 1981. 

En 1579 un grupo de patrones y marineros de las gabarras que transportaban mercancías por el rio, desde Sevilla hasta Cádiz y Sanlúcar, fundaron, en el convento del Espíritu Santo del arrabal de Triana, una hermandad de Gloria llamada Nuestra Señora de Guía.

Entre 1591 y 1595 se transforma en cofradía de penitencia bajo el título de Nuestra Señora de la Guía y Sagrada Lanzada de Nuestro Señor Jesucristo y fija su sede en la Iglesia de san Nicolás.

Hacia 1640, se funda en el barrio de la Feria una corporación mariana de gloria titulada de Nuestra Señora del Buen Fin.

En 1642 se fusiona con la Hermandad de Guía y Lanzada pasando la nueva corporación resultante a titularse como Hermandad de la Sagrada Lanzada de Nuestro Redentor y Madre de Dios del Buen Fin, que en 1653 fija su sede en la Iglesia del Convento de San Basilio (ver) de la calle Relator (ver)

En 1670 se encargó la anterior imagen dolorosa de Nuestra Señora del Buen Fin, pues hasta ese momento la titular era una efigie de Gloria de la misma advocación. Y en 1703 se contrató con un artista desconocido las tallas de san Juan, las Marías, Longinos a caballo, los dos ladrones y un sayón para componer el paso de misterio. De todas estas imágenes solo se conserva actualmente la de san Juan Evangelista.

La invasión francesa en 1810, supuso el expolio del convento de san Basilio y la destrucción de la Virgen del Buen Fin, la Magdalena, Longinos y el sayón judío.  La corporación se trasladó provisionalmente a la parroquia de san Marcos y volvió a San Basilio en 1814 tras la expulsión de los franceses.

En 1818 se trasladó a la iglesia del convento de San Francisco de Paula, actual iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.

La exclaustración de este convento en 1836 por las desamortizaciones supuso que la hermandad tuviera un momento de decaimiento.

En 1844 un grupo de hermanos reavivó la hermandad situando su nueva sede en el que había sido el convento de la Pasión, volviendo al convento de San Basilio en 1849.

En 1851 la hermandad se tuvo que trasladar al convento carmelita del Santo Ángel, donde siguieron hasta 1916, fecha en la que fijó su sede provisional en San Román y posteriormente en la Iglesia de san Gregorio.

En 1932 se trasladó a la iglesia de San Martín (ver), donde ha continuado hasta la actualidad, por cesión en 1967.  

En 1981 esta Hermandad de Penitencia de la Sagrada Lanzada se fusiona con la Hermandad Sacramental de san Martin y con la de Gloria de la Esperanza “Divina Enfermera”.

En 2007 recibió la reliquia de un Lignum Crucis que porta la Virgen del Buen Fin. 

Como hemos comentado, la hermandad fue poseedora durante siglos de la reliquia de la Santa Espina de la Corona de Nuestro Señor Jesucristo que le fue requisada por el cardenal Bueno Monreal, el cual se la entregó a la Hermandad del Valle llegando incluso a tener un pleito por la custodia de la Santa Espina, que fue favorable para el Valle.

Fotografía realizada por Emilio Beauchy Cano en 1896, cuando se suprimió el paso de palio y la Virgen del Buen Fin pasó al paso de misterio. 

El paso del misterio representa el momento en que Longinos montado a caballo propina la Sagrada Lanzada en el costado a Jesucristo, para cerciorarse de su muerte. “Pero al llegar a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”.(Jn 19:33-34)

La imagen es presenciada por la Virgen de Guía, San Juan y las tres Marías, que se hallan al pie de la cruz.

Miércoles, 17/04/2019. Plaza de san Martín. El Crucificado es de Antonio Illanes (1929). Nuestra Señora de Guía es de José Rivero Carrera (1981).  Las Marías (Juan de Astorga, XIX). Longinos y el caballo son de Navarro Arteaga (1999 Y 2004).  San Juan (anónimo Siglo XVIII). La Virgen del Buen Fin es de Juan de Astorga (1810).