lunes, 16 de octubre de 2023

 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

El fantasma de la calle del Duende.

El 1 de febrero de 1810, las tropas invasoras francesas, al mando de Jean de Dieu Soult, Duque de Dalmacia, entraron por la Puerta de san Fernando, y ocuparon la ciudad sin encontrar ninguna resistencia, pues la Junta Sevillana huyó hacia Cádiz por la Puerta de Triana.

Los franceses tuvieron que abandonar Sevilla el 27 de agosto de 1812 al ser derrotados en la “Batalla del puente de Triana” (ver), por la fuerza combinada de españoles, ingleses y portugueses.

Tras la guerra, en el callejón que se encuentra a las espaldas de san Jacinto, muchos vecinos comenzaron a observar que, a horas desusadas, salía un hombre que recorría la calle y volvía a entrar en la misma casa de la que había salido.

Estos vecinos comenzaron a pensar que se trataba del espíritu de un oficial francés que fue muerto en el último combate, un alma en pena que vagaba perdido por la zona, porque no conseguía descansar en paz.  

Los vecinos pidieron a los dominicos que rezaran por aquella alma perdida, pero a pesar de los exorcismos, procesiones y rosarios de la aurora, inesperadamente alguno vecino volvía a encontrarse con el aparecido, por lo que la calle se conoció como calle del Duende.

Años después hubo una amnistía y se comprobó que el “duende francés” no era un espectro, sino un oficial francés que cayó malherido y fue curado y cuidado por una piadosa trianera, con la que tuvo varios hijos, y que había vivido oculto en la casa, por miedo a represalias, y solo salía por las noches.

Normalizada la situación, el francés pasó a llevar una vida normal casándose con su compañera, y los trianeros pudieron descansar pues el “Duende” había desaparecido.

Como calle Duende aparece en el plano de 1788 e López de Lerena. Posteriormente, la cercana calle Rosas acabó absorbiéndola, llamándose Rosa en su totalidad, hasta 1859 en que se le llamó Ruiseñor, nombre que conserva en la actualidad.

Actual calle Ruiseñor

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Johne Downie y la "Leal Legión Extremeña".


John Downie (ver)

John Downie, era hijo segundón de una familia hidalga del condado de Stirling en la Escocia central. 

Su padre Benjamin Downie, era propietario en Blaigorts, y su madre Margarita Forrester, pertenecía a una familia de rancio abolengo que se preciaba de descender de Sir Duncan Forrester, quien fuera mayordomo de palacio del rey Jacobo IV de Escocia.

Nació en la casa solariega de Blaigorts el 28 de diciembre de 1777, pero como el sistema de primogenitura le excluía de heredar las propiedades de sus antepasados, tuvo que ganarse la vida por su cuenta, y en 1802 hizo fortuna en la isla caribeña de Trinidad, que en 1797 los británicos habían arrebatado a los españoles.  

Pero, el colapso de un banco le dejó de nuevo en la ruina y se unió a Francisco de Miranda en su intento fallido de provocar una insurrección contra el gobierno español de la Nueva Granada, en lo que ahora es Venezuela, teniendo que volver a las islas británicas. 

Retrato de John Downie. José María Halcón y Mendoza. 1819. Óleo sobre lienzo, 60 x 47 cm, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Donado a la Academia por su autor para ser admitido como académico de mérito. (ver)

Sir Thomas Picton le recomendó ingresar en el ejército inglés, donde sirvió a las órdenes de Sir John Moore, al comienzo de la Guerra de la Independencia en España, donde el Reino Unido ayudaba a España en su lucha contra las tropas napoleónicas.


En 1810, el aventurero y militar volvió a Extremadura como oficial de intendencia de los Dragones Ligeros, uno de los regimientos británicos, luchando bajo Arthur Wellesley, el futuro Duque de Wellington, contra los ejércitos de Napoleón, con valentía en Talavera de la Reina y Badajoz.

Arthur Wellesley, I duque de Wellington. Pintado por Thomas Lawrence, meses antes de la batalla de Waterloo. (ver)

El 22 de julio de 1810, el Consejo español de Regencia (en Cádiz) autorizó a Downie a crear la “Leal Legión Extremeña”, con la mediación del marques de la Romana, mencionando su comprobada valentía en la evacuación de Badajoz, y de la que fue nombrado coronel, ascendiendo a brigadier el 10 de abril de 1812.

Esta legión era un ejército particular de 3000 extremeños voluntarios, pero que no eran mercenarios ni guerrilleros, sino soldados regulares luchando en un cuerpo del ejército organizado de forma privada, pero reconocido de manera oficial.  

Tenían la particularidad de que vestían a la antigua usanza española, con sombrero de ala volteada, calzas, jubón, y ropa de color blanco y rojo, con bonete y capa corta.

En 1810 el Marqués de la Conquista, descendiente directo de Francisco Pizarro, le confió la espada del conquistador del Perú, por su empeño en liberar a España del yugo napoleónico.  Esta espada sería utilizada en todos sus combates y actualmente se conserva en la Real Armería de Madrid, en el Palacio Real de Madrid.

Espada de Pizarro. Aunque su propietario le pidió a Downie que se la devolviera, él volvió a usarla en la Guerras Realista de 1822. Actualmente se conserva en la Armería real de Madrid. (ver)

En 1811 consigue una victoria en la batalla de Arroyomolinos a pesar de contar con inferioridad de fuerzas, logrando hacer 200 prisioneros franceses. 

El 5 de abril de 1812 logra una victoria en la batalla de Espartinas   que le vale su ya citado ascenso a brigadier el 10 de abril de 1812. 

Al regresar a Cádiz, pasa a las filas del mariscal de campo Juan de la Cruz Mourgeon, con quien tomaría Sanlúcar de Barrameda ​ y con quien se dirigiría posteriormente a Sevilla, pasando por Castilleja de la Cuesta.

Juan de la Cruz Mourgeon y Achet. (ver)

La participación de la “Legión Extremeña” fue decisiva en la victoria de la “Batalla del Puente de Triana” (ver) que permitió la liberación de la ciudad de Sevilla. 

En esta batalla fue herido en el ojo y en la mejilla y fue capturado, aunque antes arrojó la espada de Pizarro a la Legión Extremeña, para evitar que cayera en manos de los enemigos.

Posteriormente fue liberado al ser canjeado, por Wellington, por 190 prisioneros franceses, aunque perdió un ojo en la reyerta.

Glasgow le concedió la libertad de la ciudad y el Príncipe Regente (el futuro Jorge IV) le creó caballero, mientras en España en 1816 fue recompensado con el puesto de Teniente de Alcaide del Alcázar de Sevilla, con residencia en el Patio de Banderas del palacio. El once de julio de 1819, Downie fue admitido como miembro de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, la institución más prestigiosa del mundo de las artes en España.

Fernando VII le nombró Caballero de la Orden de Carlos III, y la Regencia le hizo Caballero Gran Cruz de la Orden de San Fernando. Downie aceptó la nacionalidad española, abrazó la fe católica con gran devoción y es recordado en la historia española como el Mariscal de Campo John Downie.  

De 1820 a 1823 tiene lugar en España el Trienio Liberal (ver), en el cual los partidarios del liberalismo se enfrentan a los monárquicos absolutistas. John Downie era absolutista y partidario de Fernando VII por lo que fue arrestado y llevado al castillo de Santa Catalina   en Cádiz, siendo liberado en 1823, por Fernando VII, con la llegada de la Segunda Restauración, y murió en Sevilla el 5 de junio de 1826.

 ALGUNOS HECHOS HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

La Batalla del Puente de Triana.

En 1808 Napoleón invadió España y Portugal y nombró Rey de España a su hermano Jose Bonaparte (conocido popularmente como Pepe Botella).

El 6 de junio de 1808 en Sevilla se pronuncia la “Declaración de Guerra al Emperador Napoleón”. El 16 de diciembre de 1808 se traslada la Junta Central, con lo que la ciudad se convirtió en la capital de la España no ocupada, con la instalación de las Instituciones de la nación.

El 1 de febrero de 1810, las tropas invasoras francesas, al mando de Jean de Dieu Soult, Duque de Dalmacia, entraron por la Puerta de san Fernando, y ocuparon la ciudad sin encontrar ninguna resistencia, pues la Junta Sevillana huyó hacia Cádiz por la Puerta de Triana.


Las autoridades se refugiaron en la Isla de León (actual ciudad de san Fernando), y Cádiz quedó convertida en la capital de España y símbolo del liberalismo con la redacción de la primera Constitución en 1812 (popularmente conocida como “La Pepa”).

Mientras, la resistencia de la ciudad de Sevilla contra las tropas invasoras se estableció a través de la organización denominada “Secreto Congreso Hispalense o Santo Congreso Hispalense”, fundada en la calle Quebrantahuesos (actual Orfila) con el objetivo de realizar misiones de sabotaje a la intendencia francesa, y suministrar información a la guerrilla de los movimientos de las tropas napoleónicas, destacando la gran labor de José González Cuadrado y Bernardo Palacios Malaver (ver).

El Mariscal francés Soult abandonó la misión de asediar Cádiz, estableció su residencia y Cuartel General en el Palacio Arzobispal de Sevilla, donde reforzó sus tropas, y realizó el mayor latrocinio artístico de la historia al expoliar todas las obras de artes de Iglesia y conventos.

El Reino Unido, ante el temor de la expansión de Napoleón decide dar apoyo militar a España firmando el Tratado Apodaca-Cannig, por el comandante español Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza y el ministro de exteriores británico Geoge Canning el 14 de enero de 1809, por el cual se establecia la paz entre España y el reino Unido y su alianza contra Francia.  

George Canning. (ver)

En 1812, el Duque de Wellington empieza la recuperación territorial y el 6 de abril recobra Badajoz y el 22 de junio vence a los franceses en la batalla de Arapiles (Salamanca).

Arthur Wellesley, I duque de Wellington. Pintado por Thomas Lawrence, meses antes de la batalla de Waterloo. (ver)

En Andalucía el ejercito unificado hispano-anglo-luso bajo el mando de los coroneles británico John Byrne Skerrett  y John Scrope Colquit y el general español  Juan Cruz Mourgeon lanzan una gran ofensiva en Huelva, el 16 de agosto de 1812, y el 27 de agosto toman Castilleja de la Cuesta.

Juan de la Cruz Mourgeon y Achet. (ver)

El siguiente objetivo de los españoles era la Vega de Triana, por lo que el mariscal Soult reforzó sus tropas en el Altozano, en Triana y en la entrada del Puente de Barcas, pero a pesar de ello, los franceses tuvieron que abandonar Sevilla el 27 de agosto de 1812 al ser derrotados en la “Batalla del puente de Triana” por la fuerza combinada de españoles, ingleses y portugueses.

Grabado francés Puente de Barcas

Puente de Barcas

En la victoria de esta batalla fue decisiva la actuación de la “Legión de Extremadura”, dirigida por el aventurero escoses John Downie, formada por extremeños voluntarios, que  portaban la “Espada de Pizarro” que le fue cedida por el marqués de la Conquista, descendiente directo del conquistador de Perú. 


Retrato de John Downie. José María Halcón y Mendoza. 1819. Óleo sobre lienzo, 60 x 47 cm, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Donado a la Academia por su autor para ser admitido como académico de mérito.

Downie, al frente de sus extremeños y blandiendo la espada de Pizarro, se lanzó sobre la artillería gala, pero su caballo calló al intentar saltar de una barca a otra del puente, por lo que fue apresado y posteriormente canjeado, por Wellington, por 190 prisioneros franceses, aunque perdió un ojo en la reyerta.

Espada de Pizarro. Aunque su propietario le pidió a Downie que se la devolviera, él volvió a usarla en la Guerras Realista de 1822. Actualmente se conserva en la Armería real de Madrid. 

Esta derrota francesa en el Puente de Triana sería un preludio del fracaso de Napoleón y el fin del Imperio Francés, pero Francia no nos ha devuelto ningunas de las obras expoliadas, que residen en el Museo del Louvre y otras Instituciones, vendidas por los herederos del mariscal.

Johne Downie fue nombrado por el rey Fernando VII, en 1816, Teniente de Alcaide de los Reales Alcázares, con residencia en el Patio de Banderas, escribió varias obras, colaboró con el fin del “Trienio Liberal” y murió en Sevilla el 5 de junio de 1826. 

Sevilla fue recompensada por su valor recibiendo el título de “Muy Heroica”, uniéndose a los que ya poseía de Muy Noble, Muy Leal e Invicta.

El mariscal sevillano Juan de la Cruz Mourgeon fue condecorado con las ordenes de san Fernando y san Hermenegildo, fue nombrado Capitán General de Nueva Granada, pero no ha sido premiado con ningún recordatorio en su ciudad de Sevilla.

Jojn Byrne Skerret fue ascendido a Comandante de Brigada, se le dedicó un monumento en el transepto norte de la Catedral de san Pablo de Londres.

El 26 de noviembre de 1812 el Ayuntamiento aprobó la colocación de una lápida en el “puente de barcas” para conmemorar la batalla, pero nunca se llegó a ser efectiva por lo que pasó al olvido colectivo. 

En el lugar del puente se construyó, en 1852, el actual puente de Isabel II conocido popularmente como “Puente de Triana”.

La plaza del Altozano era un espacio abierto, desde sus orígenes musulmanes, estando porticada hasta el año 1795 en que se derribó el palenque central con su galería porticada y sus dos puertas y actualmente es una plaza pública en el lado oeste del puente.

Esta batalla fue representada en una pintura de Willian Heath titulada “Battle of Seville” grabada en cobre a la aguatinta y que formaría parte del libro “Battle scenes from the Napoleonic Wars. 1806-1813”, publicado en Londres en 1815 por J. Jenkins.


En ella aparecen las tropas británicas avanzando entre la humareda del combate, desde un alto hacia una ciudad situada en una llanura, al fondo de la composición, y en la que sobresale una torre que simboliza la Giralda, pero parece más la acción de Skerret que la batalla por el puente, que fue la acción decisiva.