RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas
Santa Inés de Asís.
Inés nació en Asís,
Italia, alrededor de 1197 o 1198. Su Padre,
Favarone Offeducio degli Scifi, era un caballero rico y poderoso, pertenecía a una
de las familias de mejor linaje de la ciudad, tenía el título de conde de
Sasso-Rosso. Su madre, Ortolana descendiente de familia noble y feudal,
era una mujer muy cristiana.
Su
infancia y juventud corren parejas con las de su hermana Clara (ver), tres o cuatro años mayor que ella, con la que le une un gran
afecto.
Probablemente, su nombre
de pila fue el de Catalina, debido a la gran devoción de su madre por Santa Catalina
(ver).
El 18 de marzo de 1212, su hermana mayor Clara,
inspirada por el ejemplo de Francisco, dejó la casa de su padre y se hizo una
seguidora del santo, por lo que Inés se sientió muy sola por la ausencia de su
hermana.
Dieciséis días después de
la marcha de Clara, cuando Inés contaba solo catorce o quince años, se fuga
igualmente de su casa paterna y se ingresa en el monasterio benedictino del
Santo Ángel de Panzo, en las
estribaciones del monte Subasio, donde Clara se había refugiado provisionalmente, y le manifiesta
con firmeza el propósito de consagrarse totalmente, como ella, al servicio de
Dios.
Furioso por haber perdido dos de sus hijas, su padre
envió a su hermano Monaldo con un
grupo de doce caballeros armados, entre parientes y
seguidores, al monasterio para forzar a Clara e Inés a regresar a casa.
Monaldo intentó golpear con la
espada a sus sobrinas, pero su brazo cayó laxo e inútil. Los otros arrastraron
a Inés fuera del monasterio por el pelo, golpeándola y pateándola repetidamente,
pero el cuerpo de Inés se puso tan pesado que sus agresores la dejaron caer en
un campo cerca. Los parientes de Inés se dieron cuenta de que algo divino la
protegió y permitieron que las hermanas se quedaran en el monasterio.
Después de este episodio
de violencia, San Francisco con sus propias manos le cortó los cabellos, le dio
el hábito de la pobreza y le impuso el nombre de
Inés, “ya que por el Cordero inocente... resistió con fortaleza y combatió
varonilmente”.
Posteriormente, San Francisco dispuso para Clara e Inés y sus
seguidoras una vivienda, adaptada al ideal de pobreza y sencillez que ella
misma anhelaba, junto a la pequeña iglesia de San Damián, restaurada por el
santo. Y en ella se instaló el pequeño grupo de Damas Pobres, llamadas luego
Clarisas, formado inicialmente por Clara de Asís y otras tres compañeras. La
comunidad femenina imitaba en lo posible la de los hermanos franciscanos.
Inés, con la expansión de la
orden, fue nombrada abadesa,
y gobernaba con una generosidad benévola que inspiraba en la práctica de la
virtud a sus hermanas.
En 1219 fue elegida por San Francisco
para que fundara y gobernase una comunidad de las damas pobres en Monticelli,
en Florencia.
Tras un lapso de diez
años, la historia vuelve a presentar a Inés en la clausura de San Damián, asistiendo
a su hermana Clara durante su enfermedad hasta su muerte, el 11 de agosto
de 1253.
Inés murió poco tiempo después,
alrededor del 16 de noviembre de 1253.
Sus restos mortales, junto a
los de Clara, fueron enterrados en la basílica de Santa Clara, en Asís.
Fue canonizada en 1753 por el
papa Benedicto XIV.
Iglesia de santa Rosalía.
Iglesia de san Hermenegildo.
Muro del
Evangelio. Retablo de San Fernando, el patrón de nuestra ciudad, con las imágenes del Santo Rey, San Antonio, Santa Catalina y Santa
Inés.
Iglesia de san José del
Carmen (Teresas)
Muro de la Epístola. En
el lateral del retablo de Santa Teresita del
Niño Jesús.
Esta obra formaba parte del retablo de doña Francisca de León
en la iglesia del convento sevillano del Santo Ángel, que el pintor contrató en
1605. Ingresaron en el Museo en 1829 cedidos por el deán López Cepero, que los
había adquirido en 1804.