lunes, 12 de febrero de 2024

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Salvación de la Virgen de la Macarena.

En 1936, por las hordas anticlericales de la Guerra Civil, se produjeron incendios en muchas Iglesias de Sevilla con una gran pérdida patrimonial.

Por ello, la Junta de Gobierno de la Macarena decidió buscar zonas de seguridad, fuera del templo, para la imagen de la Esperanza Macarena, y así en los días de crisis más violentas, fue ocultada en lugares seguros y secretos, sólo conocidos por pocas personas.

Así, la Macarena estuvo oculta en los domicilios de Francisco Pareja Muñoz, en la calle Méndez Núñez, y de Manuel Gamero Díaz, en la calle Lepanto, y en la casa de Victoria Sánchez, la limpiadora del templo, en un corral de vecinos de la calle Escoberos.

Finalmente, la Junta de Gobierno acordó que sólo tres personas conocieran el lugar secreto donde quedaría custodiada la imagen. Estas personas fueron el hermano mayor, José Ruiz Ternero Salvajo; el mayordomo, Domingo de la Torre y el hermano Antonio Román Villa.

Dentro de una caja de madera, especialmente preparada para acogerla, pues estaba forrada por dentro y con asas de cuerda por fuera para poder trasportarla, la imagen fue trasladada en la madrugada del día 12 de febrero, en una furgoneta del Banco Español de Crédito, conducida por el señor Ruiz Ternero, al domicilio de Antonio Román Villa en la calle Orfila, número 6, donde tenía su Clínica Veterinaria.

Imagen del cajón en el antiguo Museo

Imagen del cajón en el Museo actual

Descripción en el Museo actual

La Virgen dentro del cajón

La Macarena volvió a san Gil el día 15 de marzo y regresó a su refugio el día 23, al finalizar los cultos del septenario de Cuaresma. Igualmente, volvió el domingo de Ramos 5 de abril, para realizar la estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo y regresar a la calle Orfila el día 11, Sábado Santo.

Durante sus ausencias el lugar de la imagen, en el templo, era ocupado por un gran cuadro de la Señora, y durante el tiempo eventual que la Virgen estuvo en San Gil, grupos de hermanos hicieron guardias nocturnas y diurnas para evitar riesgos de atentados.

La noche del 18 de julio de 1936, la Parroquia de san Gil fue arrasada por las llamas, pero en el camarín solo había la foto, y las imágenes del Cristo de la Sentencia y de la Virgen del Carmen estaban escondidas en el almacén de la Hermandad.

Imágenes de san Gil tras el incendio

La hermandad de los Gitanos, la Hiniesta, san Roque y san Bernardo perdieron sus imágenes y enseres, y se salvaron la Amargura (ver), La Mortaja y el Silencio porque también fueron ocultadas.

El acuerdo de levantar el secreto del refugio de la Macarena, fue tomado en una sesión de la Junta de Gobierno, celebrada el día 22 de septiembre en el domicilio de don Emilio Marvizón Herrera, mayordomo del Rosario.

Finalmente, el 4 de octubre de 1936 la Macarena fue trasladada a la Iglesia de la Anunciación donde residió hasta 1942 en que volvió a San Gil, tras su reconstrucción.

La Macarena saliendo de la Iglesia de la Anunciación


El fervor de las viudas de la posguerra provocaron la entrada de la cofradía a las tres y media de la tarde el Viernes Santo de 1942

 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

La leyenda del vaso y la Virgen de la Macarena.

Nuestra Señora de la Esperanza Macarena

La leyenda se refiere al Viernes Santo del 12 de abril de 1892, y cuenta que un hombre estaba bebiendo con unos amigos en una taberna del barrio de la Macarena, y al pasar la Virgen le dedicó miles de requiebros: ¡Óle Macarena Bonita! ¡La más guapa! ¡La que más quiero!, pero en su excitación, tanto emotiva como alcohólica, quiso tirarle el sombrero, pero en su lugar le arrojó el vaso de vino que llevaba en la mano, con tan mala suerte que fue a estrellarse en la cara de la imagen, dejándole una marca claramente visible.

Durante su detención no paraba de lamentarse de su torpe acción y lloraba desconsoladamente con expresiones como ¡No he sido yo, ha sido el vino! ¡Yo amo a la Macarena como a mi madre! ¡Quise tirarle el sombrero como prueba de mi cariño!

Aunque todo el barrio enfureció por el acto teóricamente vandálico, muchos macarenos reconocieron que era un buen hombre que cuidaba amorosamente a su madre enferma, por lo que fue perdonado, y desde entonces todos los años acompañaba a la Virgen como penitente cargando una cruz y con los pies descalzos.

Según esta leyenda, la mancha de la mejilla izquierda de la cara de la Macarena es la consecuencia de este suceso.

Pero, en el informe técnico emitido, en 1977, por el Catedrático de Bellas Artes Francisco Arquillo Torres, se especifica: “En el perfil izquierdo de la cara una restauración antigua que seguramente, por ser al óleo, ha torcido el color ennegreciendo la belleza de la imagen, acusando el levantado y perdida de la policromía de esta zona, que se corresponde con la unión de la mascarilla”, lo que pone en duda este origen traumático de la mancha de la mejilla.

En 1978, se realizó una restauración, basándose en ese informe previo, para limpiar la policromía de la mejilla izquierda y atenuar la mancha sin hacerla desaparecer totalmente ya que ha pasado a ser una de las peculiaridades de la Virgen Macarena.

 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

La leyenda de la Virgen de la Macarena y el reloj. 

Nuestra Señora dela Esperanza Macarena

Esta leyenda esta referida por Félix González de León, cronista de la primera mitad del siglo XIX, y recogida posteriormente por José Bermejo en “Glorias Religiosas”.

Hace alusión a dos acontecimientos independientes que se unen en un momento determinado.

Un episodio hace referencia al convoy “La Flota de la Carrera de Indias” que cada año salía de Sevilla y regresaba al año al año siguiente con el nombre de “La Flota de la Plata”, pues sus galeones llegaban cargados de plata y de las mercancías procedentes de las indias.

Según la leyenda, un viajero que iba a zarpar en un barco de este convoy, enfermó antes de hacerlo y fue trasladado al Hospital de las Cinco Llagas, junto con su equipaje, y falleció sin llegar a hacer testamento.

Pasado un año sin que nadie reclamara sus pertenencias se decidió abrir su equipaje, y entre otros objetos encontraron la mascarilla y las manos de una Virgen.

Pero, las monjas del Hospital no encontraron espacio en la capilla para exponerla por lo que fue guardada en un almacén.

Pero, así como no necesitaban a la Virgen, sí precisaban de un reloj con campana para los servicios religiosos de la comunidad y del propio hospital.

El otro episodio, según la leyenda, hace referencia a la Hermandad de la Macarena que fue fundada por el gremio de hortelanos, en 1590, en el convento de san Basilio (ver).

Esta Hermandad primitivamente carecía de imágenes, pues solo disponía de un crucificado, y solo realizaba actos piadosos en el interior del templo.

Posteriormente, comenzó a procesionar en Semana Santa, el Viernes Santo de madrugada, llevando la imagen del Crucificado en una parihuela desde San Basilio a la plaza de la Pila del Tesorero, en la confluencia de calle Relator con calle Feria, alcanzando la Alameda para dar la vuelta en la plazuela de la Cruz del Rodeo (ver), y regresar por la actual calle Peris Mencheta hasta la calle Feria, para rezar en la Cruz Verde (ver), y entrar en su templo de San Basilio.

Posteriormente, tras la reforma de los desfiles procesionales del cardenal don Rodrigo de Castro, la Hermandad decidió adquirir una Virgen para completar su desfile procesional, adoptando la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, pero no disponía de capacidad económica para adquirir una imagen.

Pero, la hermandad era poseedora de un reloj, donación de un devoto, que no se había usado porque se utilizaba el de los monjes basilios.

Y aquí se unen los dos episodios, cuando el mayordomo de la Hermandad tiene conocimiento de que el Hospital de las Cinco Llagas necesita un reloj, y que al mismo tiempo posee una imagen de la Virgen arrumbada en un almacén.

Por ello, se hicieron las gestiones oportunas para cambiar el reloj por la Virgen, pero el administrador del hospital no quería perder totalmente la imagen, por lo que propuso que en la escritura no constase como permuta definitiva, sino como una cesión temporal “sine die”, según la cual, la Hermandad podía anular el acuerdo cuando quisiera, pero el hospital solo podía romper el contrato si la imagen entraba en los terrenos del hospital.

En 1653 la Hermandad se trasladó del convento de san Basilio a la Iglesia de san Gil, y en 1846, mientras la Hermandad realizaba su Estación de Penitencia, se derrumbó el techo de san Gil, por lo que los oficiales de la Corporación decidieron que la cofradía se recogiera provisionalmente en el templo más cercano, que era la capilla del Hospital de las Cinco Llagas.

Al alcanzar la Virgen el límite donde empezaba el terreno propiedad del hospital, un anciano gritó: “No la entréis, que la perderéis”. Dicho anciano explicó al Hermano Mayor que si la Virgen entraba en el hospital se tendría que quedar para siempre en la capilla, porque así estaba estipulado en el contrato que se había hecho  años atrás, y que él conocía porque cuando era aprendiz de relojero ayudó a instalar el reloj que fue permutado por la Virgen en esas condiciones.

Por ello, la Junta de Gobierno acordó llevar los pasos a la capilla de San Hermenegildo, junto a la Puerta de Córdoba, donde permanecieron hasta la terminación de las obras de reparación de la parroquia de San Gil.

Con el paso del tiempo, este “bulo” ha perdido efectividad y en varias ocasiones el paso de la Esperanza Macarena ha entrado en el Hospital, como en la mañana del Viernes Santo de 1937, durante la Guerra Civil, para bendecir a los heridos de dicha guerra.



La Hermandad de la Macarena y sus visitas al hospital de las Cinco Llagas en la década de los 30 del siglo XX.


Actualmente el Hospital de las Cinco Llagas es la Sede del Parlamento de Andalucía por lo que quedaría anulado ese contrato de permuta de la Virgen con el reloj del Hospital.