AREA DE SAN LORENZO
Plaza de san Lorenzo.
Entre Conde de Barajas, Cantabria, Cardenal Spinola, Martínez Montañez y Eslava.
La plaza de San Lorenzo, corazón del barrio de igual nombre, es una plaza peatonal que toma su nombre de la Iglesia de San Lorenzo, construida en el siglo XIII, por lo que desde ese siglo es conocida con este nombre, aunque a lo largo de la historia también ha sido nombrada popularmente como plaza Grande o Plaza Mayor de San Lorenzo, en contraposición a la Chica, actual Hernán Cortés, pues al decir de González de León “ ... se nombra toda la circunferencia del templo ... "
Presenta traza trapezoidal, cuya forma es consecuencia
de la situación en diagonal del templo con respecto
a la trama ortogonal del barrio. Hasta I761 la iglesia estuvo separada por el ábside de la
manzana contigua por una estrecha callejuela. En el s. XIX se incorporó el cementerio
adosado a la capilla del Sagrario.
El trazado actual de la plaza se debe, en
primer lugar, al proyecto realizado en la segunda mitad del siglo XIX por Balbino Barrón, que perfiló su geometría, le dio al salón forma elíptica sobreelevada
perimetralmente cerrada con bancos, y en
segundo lugar, a la obra realizada por el Ayuntamiento de Sevilla en el año 2009, en la que se eliminaron los niveles, se hizo
peatonal y se la dotó de mobiliario urbano.
Tiene unos 200 metros de perímetro y un área aproximada de 2.000 m². A ella confluyen las calles Eslava desde el norte, por el este Conde de Barajas, por su lado sur Cantabria y Cardenal Espínola , y por el oeste Juan Rabadán.
En tiempo de los
árabes, fue el patio de abluciones de la mezquita (de la que
queda el antiguo alminar árabe) sobre la que se edificó la iglesia parroquial
de San Lorenzo.
Este espacio estuvo dotado desde el s. XVI de un pilar con agua procedente
de la Fuente del Arzobispo, desmontado en 1853
y posteriormente sustituido por una fuente de hierro con dos grifos.
También hubo
una cruz de cerrajería, elevada sobre peana de material, y algunos naranjos,
éstos al menos desde el s. XVIII.
Ha contado asimismo con un reloj en la torre de la iglesia
mantenido por el Ayuntamiento, con una parada de carruajes y varios puestos de
agua.
A finales del s. XIX
hubo una casa de socorro.
Fue usada con frecuencia, ya en el s. XVIII, para jugar a las cartas y al “Joyuelo”, extendiéndose incluso al espacio que ocupaba el cementerio parroquial, práctica que movió a los curas y feligreses a solicitar que se cercara con una verja de hierro, pues los niños la utilizaban en el s. XIX, según la prensa, para diversos juegos, tales como el corro, así como para pedreas y batallas infantiles con palos.
En esta plaza se puso fin al "motín del pendón verde" (ver) iniciado en la calle Feria,
y fue escenario de los funerales del torero Joselito el Gallo en 1920, albergando en la misma época un taller del imaginero Antonio Castillo Lastrucci (ver).
Ha presenciado numerosas inundaciones
con paso de barcas.
En la segunda mitad del s. XIX se
celebraba en agosto una velada en honor de San Lorenzo
Es sin duda una de las plazas más apacibles y
acogedoras de la ciudad, y también una de las de mayor sabor cofrade, en tiempos
de Semana Santa.
Alejada del bullicio de los centros comerciales y de los excesos del tráfico rodado, la plaza se presenta como un espacio agradable y tranquilo, dotada de unas proporciones ajustadas y de una escala adecuada, rodeada de edificaciones que en su variedad no desentonan entre sí.
Un pregonero definió la plaza como el
centro del universo. Un microcosmos que trata de sobrevivir en una ciudad rendida al
turismo. San Lorenzo
es, todavía, una plaza de sevillanos, y sin duda este es su mayor atractivo.
A esta emblemática plaza dan sus fachadas dos templos de estilos muy distintos.
Uno de sus frentes lo ocupa en su totalidad un
lateral de la veterana iglesia de San Lorenzo, y contigua a dicha parroquia encontramos la Basílica del Gran Poder, sede del Señor de Sevilla, Jesús del Gran
Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, lugar de peregrinación
continua de sevillanos y foráneos para el besapié de las imágenes,
especialmente todos los viernes del año.
Y como ambos templos están directamente relacionados con la imagen de Jesús del Gran Poder de Sevilla, la plaza acoge en su interior el monumento con el que la ciudad le rinde honores a su autor, el escultor Juan de Mesa (ver) .
Se trata de una obra realizada por el
escultor sevillano Sebastián Santos Calero, quien resultó
ganador del concurso convocado para dicho fin conjuntamente por la Hermandad
del Gran Poder y una entidad bancaria.
La obra fue inaugurada en el año 2005, asistiendo al acto entre otras personalidades el arzobispo hispalense Carlos Amigo vallejo y el alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirin.
El citado monumento representa al famoso artista
posando de pie en un momento de descanso junto a un bloque donde en esos
instantes está tallando una imagen del Señor de Sevilla, de la que ya tiene
casi completamente acabadas la cara y una de sus manos.
Este monumento se levanta sobre un sobrio pedestal de
sección cuadrada y mediana altura, de líneas muy rectas y en cuyo frente
aparece una sencilla placa conmemorativa.
La plaza exhibe, en la fachada de una de las casas de esta plaza, el azulejo
dedicado a la memoria del cantaor Francisco Palacios “el Pali” (ver) trovador de
Sevilla que falleció en 1988.
En la misma fachada
un azulejo de la Virgen con el niño y de Nuestra Señora de la Soledad de san
Lorenzo.
De gran clásico es
el bar del Sardinero, taberna-tienda,
donde mantuvo durante años una
tertulia el político sevillano Pedro Rodríguez de la Borbolla.
En su esquina un azulejo del Gran Poder
El acontecimiento más destacado se repite cada año desde hace decenios, cuando en la noche del Viernes Santo, en medio de un silencio sobrecogedor, surge la imagen del Gran Poder.
Muchos son
los escritores que se han referido a esta salida, como Martínez Kleiser (1925), que ha dejado unas
páginas muy descriptivas, a la vez que líricas, de este momento: "Faltan pocos minutos para las dos de la madrugada.
Hace frío. Seis ríos humanos afluyen, pausada, pero constantemente, a la plaza de
San Lorenzo por las seis calles que en ella
desembocan. La multitud se oprime, se
estrecha, se densifica hasta convertirse en un cuerpo inmóvil. Parece ya imposible dar cabida a más
personas en la plaza; sin embargo, la gente sigue afluyendo sin cesar, y la presión aumenta...... “
En esta tarde-noche de
emociones no faltará siquiera la popular
visita de la centuria de "armaos " de
la Macarena.
Los armaos de la Macarena, en una cinta antigua sobre la Semana Santa de Sevilla ABC
También impresiona su entrada por la mañana
del viernes santo.
También se llena de público el Martes Santo
cuando sale la Hermandad del Dulce Nombre, conocida como "la Bofetá”, y el sábado
con la Soledad.
No podemos olvidar estas damas a las que, con sus peinas, sus mantillas y sus trajes negros, vemos cómo acudían en la mañana del Jueves Santo a visitar los templos en que estaban ya preparadas las Cofradías del día (y las de la Madrugá también).
En
la mañana del Viernes Santo lo que popularmente se conocía (más antaño
que hogaño) como “Recorrer las Siete Estaciones” y que, como todos sabemos
consistía en recorrer siete Monumentos Sacramentales en otras tantas iglesias….