viernes, 31 de marzo de 2023

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Cofrade

Capataz Rafael Franco Luque.

Calle Capataz Rafael Franco Luque

Rafael Franco Luque nació en 1881 en Palma del Río (Córdoba) y falleció el 1 de febrero de 1947 en Sevilla, siendo fundador de la gran dinastía de capataces que lleva su apellido.

Cuando tenía siete años su familia se traslada a la capital hispalense, estableciendo desde muy pronto fuertes vínculos con el mundo cofrade, y en especial con el de los costaleros.

Por mediación de una amiga, conoce al capataz Antonio Torres Macías, conocido en el mundillo cofrade por “Juanillo Fatiga”, pero entre los años 1905 y 1907 completa su aprendizaje como ayudante de otro gran capataz, Francisco Palacios, llegando este último a ofrecer a Rafael un puesto en su cuadrilla.

En 1908, reúne a su primera cuadrilla de 40 hombres para sacar la Sagrada Mortaja, donde fue el primero que vistió traje de negro y corbata, por considerar su puesto en el arte de mandar los pasos de gran seriedad.

Ese mismo año fue llamado por la Hermandad del Gran Poder, cuya cofradía dirigió durante 35 años casi de modo continuo.

Dos años después, en 1910 fue la Hermandad de la Amargura la que lo solicitó, siendo a partir de ese año el capataz y cofrade de esta cofradía durante toda su vida.

Asimismo, después de dejar la Mortaja, entró como capataz y cofrade de san Isidoro, Hermandad en la que luego siguió su dinastía.

Fue el primero en contar con dos cuadrillas a la vez, al ser requerido para ser capataz de La Macarena, al tiempo que mantenía la del Gran Poder. Esto mismo lo fue ampliando posteriormente al hacerse cargo de nuevas hermandades, como La Hiniesta o Siete Palabras, Prendimiento, Santa Cruz, etc

Foto de Rafael Franco Luque entre dos guardias civiles de gala delante del paso de La Esperanza Macarena.

En 1922 se incorpora como capataz a La Candelaria, estableciéndose un vínculo de exclusividad que ha perdurado con el paso de los años.

En 1924 se hizo cargo de la reorganizada Cofradía de Las Penas de San Vicente, en la que estuvo al mando durante 18 años y en 1925 se hizo cargo de la Hermandad del Cachorro.

Cuando falta Francisco Palacios, se hace cargo de sus cuadrillas, pero al no querer continuar los hijos de Francisco con ellas desaparecen como tal, con respecto al capataz “Juanillo el Fatiga”, paso algo parecido, desapareciendo con él su cuadrilla y el apelativo.

El hecho del aumento de las cofradías y el tener que sacar cada vez más, también aumento su nómina de auxiliares, entre los que destacaron Manuel el del Gas, José el Naranjero, Ayala y Rafael Ariza Aguirre, este último estuvo 20 años junto al maestro y todos ellos obteniendo gran reputación, en mayor o menor medida. Agustín Miró como ayudante y Antonio Francés como contraguía, que pronto se independizaron y formaron sus cuadrillas, quedando a Rafael el sobrenombre de “Maestro de Capataces”.

1946 sería el último año de Rafael Franco Luque como Capataz, incluyendo en su nómina la Hermandad del Museo. 

El 1 de febrero de 1947, falleció a la edad de 66 años, llevando como último traje, en un sepelio multitudinario, la túnica de la Hermandad de La Amargura. El féretro fue llevado desde la parroquia de Santa Cruz hasta el cementerio de San Fernando a hombro de costaleros, capataces y cofrades. El propio Rafael Ariza Aguirre “El Viejo”, lo definió como el mejor capataz de todos los tiempos.

Rafael Franco Rojas, se hizo cargo de las dos cuadrillas de su padre y todas sus cofradías, queriendo Manolo Franco continuar como ayudante de su hermano. Con Rafael nacen los conocidos “Ratones”, costaleros de baja estatura que se hicieron famosos por la forma de andar sobre los pies en los palios.

Cuadrilla de los ratones de Rafael Franco bajo el paso de la Virgen del Rosario de Montesión.    

La tercera generación de capataces comienza con Rafael Franco del Valle, nacido el 23 de noviembre de 1940, que debutó como capataz auxiliar en 1956. Se retiró en 1965, teniendo desde entonces esporádicas intervenciones. Sus hermanos Juan Antonio y Carmelo Franco del Valle, nacieron el 18 de junio de 1943, comenzando a trabajar con su padre en la Semana Santa de 1959, llevando el paso de la Virgen de Regla. 

En 1991 se rotula una calle (desde Tarifa a la Campana) en memoria de este capataz Rafael Franco (ver), a propuesta de los capataces sevillanos.

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Calle Capataz Rafael Franco.

Desde Tarifa a la Campana

Al menos desde 1715, pero probablemente con anterioridad, esta calle y parte de la actual Tarifa reciben el nombre de Carpio, sin que se conozca con exactitud su origen. Álvarez-Benavides (1895) lo relaciona con Bernardo del Carpio (794-876), héroe de la batalla de Roncesvalles, y Luis Montoto con Luis Méndez de Haro, marqués del Carpio, asistente de Sevilla entre 1609 y 1613, pero quizás esté relacionado con un Pedro del Carpio, que vivía en las proximidades de la plaza del Duque de la Victoria en 1604.

En 1915 se hizo la propuesta de cambiarlo por el de José García Ramos, que había vivido allí, y en 1930 por el del periodista y pintor Nacken, pero no prosperaron.

En 1991 se rotula en memoria de este capataz Rafael Franco (ver), a propuesta de los capataces sevillanos.


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Calle Javier Lasso de la Vega.

De la confluencia de Orfila, Daoiz y Angostillo a la de Trajano y Aponte. Está cruzada por Amor de Dios y desemboca en ella, por la izquierda, el pasaje de Villasis.

El actual espacio recibió, al menos desde el s. XVI, dos nombres diferentes: Cadenas, desde el comienzo de la calle hasta Amor de Dios, y Ángel y también Sucia el tramo final.

González de León explica el topónimo Cadenas por las existentes en la antigua casa de don Pedro de Pineda. Los Reyes Católicos habían concedido a la familia Pineda el derecho a usarlas ante su puerta.

En cuanto a Ángel, aludía, al parecer, al fresco que representaba a San Miguel en una de sus paredes y que, según el citado autor, fue borrado a comienzos del s. XIX.

Sucia, por otra  parte, era también topónimo compartido desde antiguo por varios espacios urbanos.

Aproximadamente desde 1845 todo ese segundo tramo de la actual Javier Lasso de la Vega se conocía como Unión, por el título de un parador o fonda que habría establecido allí la empresa de Diligencias Generales del Reino, en parte de lo que fue convento de las monjas de la Concepción de San Miguel. Probablemente hacia 1868 el nombre de Unión pasó a designar a todo el espacio, desde Orfila a Trajano.

Finalmente, en 1914 y a propuesta de los alumnos de la Facultad de Medicina, se rotula Javier Lasso de la Vega (ver), en homenaje al médico y escritor sevillano del mismo nombre, fallecido en 1911.

Santiago Montoto supone que el nombre más antiguo de esta vía pudo ser el de Doctor del Hierro, por una referencia hallada en un documento de 1574 de un espacio que parece ser el de la calle actual.

Y el mismo erudito la menciona también con el nombre de Pila del Relator.
En 1913 hubo una propuesta, que no prosperó, de sustituir el topónimo Unión por el de Nicolás Salmerón.


Javier Lasso de la Vega, numero  8


Javier Lasso de la Vega, numero  14


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Calle Santa María de Gracia.

De Tarifa a Rafael Padura. Por la izquierda desemboca en ella Vargas Campos.

Al menos desde fines del s. XVI está documentada con el nombre actual, por el antiguo convento de igual advocación, de monjas dominicas, allí situado.

Sus limites y su configuración han cambiado bastante a lo largo de los siglos. Así en el plano de Olavide (1771) partía de la confluencia de Amor de Dios y Javier Lasso de la Vega e incluía también a la actual Tarifa.

Por ello afirma González de León que "son virtualmente dos calles, la una muy ancha, aunque corta, que pasa de la calle del Amor de Dios a la de la Campana, y la otra que principia en el mismo sitio y sale a la plaza del Duque".

Ya en la planimetría de mediados del XIX queda reducida casi a los límites actuales, aunque se prolongaba hasta Sierpes.

Su fisonomía decimonónica fue muy alterada tras los ensanches de la antigua calle de la Plata y Campana entre los años 15 y 20 del XX, para lo cual fue necesario derribar varias casas de Santa María de Gracia. Perdió entonces estrechez, y el carácter algo quebrado de su parte final fue sustituido por el trazado rectilíneo que actualmente presenta. Hoy es más ancha en su tramo inicial y se estrecha notablemente a partir de la confluencia de Martín Villa y Campana.

Por su valor arquitectónico destacan el edificio neomudéjar de la esquina con Martín
Villa,
construido en 1907-08 por Aníbal González.


Casa esquina frontera, obra regionalista del arquitecto Pedro Sánchezñez (1928-29); y el de los núm. 6-8, esquina a Campana, neobarroco, proyectado en 1927 por Ramón Cortázar y ejecutado por Juan Talavera. 



El numero 1

Durante siglos estuvo marcado por la presencia del convento del mismo nombre, fundado en 1525. Su fachada principal ocupaba buena parte de la calle y la lateral discurría a lo largo del primer tramo de Javier Lasso de la Vega. En 1837 sus monjas pasaron al de Madre de Dios y sus dependencias se destinaron, hasta su derribo, a diversos usos. González de León señala que su antigua iglesia se convirtió en 1841 en un teatro cómico.

En la calle hubo también otro edificio religioso: el colegio de los jesuitas, donde éstos
estuvieron entre 1555 y 1557, antes de su traslado a la casa profesa de Laraña.

En ese mismo siglo había un teatro de ópera italiana, frente al convento, y a principios del XX el famoso Salón Novedades, uno de los más importantes cafés-cantantes de la ciudad, centro del baile y del cante flamencos, situado en lo que hoy es el arranque de Martín Villa.

Salón Novedades

También estaba allí el cabaret Olimpia, en el que el escritor Manuel Diez-Crespo sitúa una anécdota del poeta Jorge Guillén, recién llegado a Sevilla: “Llegó la noche -escribe Díez Crespo-, y una mano frívola nos llevó al cabaret Olimpia. Todo el día hablando de San Juan de la Cruz y, de pronto, abrimos la puerta de lugar no muy santo, y se nos apareció la Bella Dorita luciendo con el mayor descaro y generosidad su escultural palmito. Miró Guillén al cielo, después sonrió levemente y murmuró al oído: Verdaderamente, querido Manolito, qué vario y qué bello es el mundo. Para Guillén, el mundo está bien hecho” ("EI Compás de Santa Clara", ABC, 19-11-1984).


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Calle Morgado.

Desde Amor de Dios a Plaza san Martin.

Por lo menos desde 1479 se conoce como Santa María, por un retablo allí existente. 

En 1845 se le cambia por el actual, en memoria del clérigo Alonso de Margado (s.XVI), autor de la primera historia de Sevilla impresa (1587).

En la calle Morgado, esquina con Amor de Dios, encontramos dos hornacinas con sendas esculturas mutiladas (ver), a las que ya alude González de León.

La creencia popular las considera bocetos para la construcción de las figuras de Hércules y Julio César de la Alameda.  Pero, la realidad es que fueron encontradas en el muro de la fachada, cuando se decidió reconstruir la antigua casa en 1940.

El arquitecto, Antonio Delgado Roig, decidió integrarlas en el nuevo edificio y no se le ocurrió mejor forma que crear estas hornacinas desde donde se podían observar y quedar lejos de posibles robos o vandalismos."

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Calle Amor de Dios.

Calle Amor de Dios

Desde la confluencia de Barco y Conde de Torrejón a la de Javier Lasso de la Vega y Tarifa. 

A ella confluye por la acera de los pares, Europa, Barreduela, Morgado y García Tassara, por la de los impares Delgado, Esperanza Elena Caro y San Miguel.

La barreduela, hasta la reforma general del nomenclátor de 1845 mantuvo el nombre de Nevería.

Barreduela

La mayor parte de esta vía, hasta la Alameda de Hércules, es conocida desde el s. XIII como la calle de la Pellejería por situarse en ella los de este oficio. 

En 1845 pasó a llamarse calle del Hospital, por la existencia en ella del hospital del Amor de Dios, pero en el plano de Sartorius (1848) figura como Amor de Dios.

El tramo comprendido entre la Alameda de Hércules y Barco era denominado Pasaderas de Europa hasta 1845, fecha en la que pasó a llamarse Correduría y hacia 1870 quedó incorporado a Amor de Dios.

Según Santiago Montoto, en el s. XVII fue también conocida como calle de Don Pedro Ortiz de Sandoval, que tenía allí su residencia, extremo que no ha podido ser confirmado documentalmente.

En 1911 se acordó rotularla Sales y Ferré, en 1936 se propuso darle al último tramo el nombre de Juan de Mesa, y de nuevo en 1953 hubo un intento de sustituirlo por el de
Dr. Letamendi, pero ninguna de estas propuestas prosperó.

Contó con una pila de agua en la confluencia con la Alameda de Hércules desde finales del s. XVI, un puesto de agua junto al teatro Cervantes en el último tercio del XIX y un urinario público en el mismo lugar. 

Por su baja cota y proximidad a la Alameda de Hércules quedaba inundada en las frecuentes avenidas del Guadalquivir, debiéndose circular incluso con barcas.

Calle amor de Dios a la altura del cine Cervantes en la riada del año 1947

En 1587, por iniciativa del arzobispo Don Rodrigo Caro, se procedió a la reunificación de pequeños hospitales concentrándose una parte de ellos en el del Amor de Dios, hasta la reunificación que se hizo en 1837 en el Hospital Central de la Macarena.

El Hospital del Amor de Dios, ocupaba gran parte de la manzana comprendida entre Trajano, Delgado y Amor de Dios (plano de Olavide, 1771). Según González de León (1839), "era grande y diáfano, con dilatadas cuadras, suficientes a muy gran número de enfermos, preparadas para invierno y verano y disponía de una pequeña iglesia. Este hospital subsistió, como hemos comentado, hasta la reunificación que se hizo en 1837 en el Hospital Central de la Macarena.

Hacia 1860 se derribó este hospital del Amor de Dios y el convento de San Pedro de Alcántara.  

Sobre el solar del Hospital, se construyó un circo- teatro llamado Lope de Rueda, cuyo ambiente describe L. Montoto:” con público que allí acudía era maleante y bullicioso, de ordinario compuesto de estudiantes, criadas de servicio, niños y soldados ... Allí donde por vez primera se bailó el bailecito que con el nombre de Kan-Kan nos regalaron los franceses; baile obsceno, como la vieja zarabanda ... Las obras que allí se representaban correspondían a las condiciones materiales del escenario, a la índole de las compañías y al carácter del público que, más que gozar de los halagos de la Talía española, iban a pasar un rato de broma y zambra .”

Sobre el solar del convento de San Pedro de Alcántara se construyó el instituto de enseñanza media San Isidoro en 1845, que fue el único que hubo en la ciudad hasta la década de 1930.

En 1873 fue inaugurado el teatro Cervantes, hoy cine Cervantes, al que en 1877 asistió el rey Alfonso XII a una función de gala, y en el que actuó la renombrada actriz Margarita Xirgú, representando la Marianela de Pérez Galdós. 

Calle Amor de Dios, El Gran Teatro Cervantes que se empezó a utilizar como cine en la década de los 50 del siglo XX. Mas allá el cine trajano, inaugurado en 1941 

En los años veinte del siglo XX, Amor de Dios se caracterizaba por ser lugar donde se concentraban locales de vida nocturna: " ...durante siglos calle de hospital y conventos, se desmelenó en llegando los años veinte, cuando la ciudad tenia puerto concurrido y entre señoritos y forasteros gastosos era posible la Sevilla de noche, pesadilla de bien pensantes.

El Olimpia, el Variedades, el Barrera, el Maipú y la Pianola mantenían el fuego non sacro del cabaret bullanguero" (M. Ferrand, Las calles de Sevilla).

El café del Burrero estaba en la confluencia de las calles Tarifas y Amor de Dios. 

El café del Burrero que estaba en la confluencia de las calles Tarifas y Amor de Dios. Las que bailan son la Carbonera con un mantón blanco y Gabriela Ortega de negro

Este café fue gestionado por Silverio Franconetti Aguilar, asociado con otro sevillano olvidado, el macareno Manuel Ojeda Rodríguez El Burrero.

Silverio fue el cantaor más importante de la historia del cante flamenco, sin ser conocido ni reconocido en Sevilla. Nació en la Alfalfa, en la calle Odreros, el 10 de junio de 1831, hijo de un romano y de una alcalareña y murió, el 30 de mayo de 1889, siendo enterrado en el Cementerio de San Fernando de Sevilla.

En 183S se estableció la Administración General de Correos y tuvieron su sede otras instituciones como la Escuela Superior Industrial, el Salón Filarmónico, el Circulo Hispano Ultramarino de Sevilla y su Provincia, y un consultorio de niños de pecho y gota de leche. 

También se ha registrado en Amor de Dios cierta actividad artesanal e industrial, desde el establecimiento de los pellejeros en la Edad Media, a una fábrica de hilados y tejidos, otra de corcho y una de ebanistería en el s. XIX. 

Es de destacar el núm. 6, se trata de una casa palacio construida en el siglo XVII, de estilo barroco sevillano. Propiedad en un principio de los Marqueses de Valencia, pasó posteriormente a manos de los Marqueses de Nervión. Durante el siglo XX, la casa sufrió importantes remodelaciones, destacando la reforma realizada en 1962, que supuso la incorporación al edificio de elementos propios del estilo regionalista. En 1986, los Marqueses de Nervión acabaron donándola a la Cruz Roja Española, institución benéfica que la utilizó como sede provincial hasta el año 2006. Actualmente está en absoluta ruina, y ha sido adquirida por la Fundación Cajasol, para su adaptación como edificio de apartamentos turísticos.

Numero 6

En Amor de Dios 20 existe actualmente la sede de un Centro Oficial de la Junta de Andalucía.


En Amor de Dios 41 una casa con patio sevillano.


En Amor de Dios 44 , destaca su torreón.



En la esquina con la calle Morgado se abre el hotel Continental.



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Calle Tarifa.

Desde la confluencia de Javier Lasso de la Vega y amor de Dios a Plaza del Duque de la Victoria

Dos de sus tramos formaron parte de la antigua Carpio hasta 1845, fecha en la que pasaron a denominarse Tarifa, en memoria de la participación de Sevilla en la toma y defensa de esta ciudad gaditana durante los reinados de Sancho IV el Bravo y Alfonso XI.
En fecha imprecisa, pero con anterioridad a 1873, lo que es hoy su primer tramo, que hasta entonces estaba comprendido en Santa María de Grada, se incorpora a Tarifa.

Presenta dos tramos netamente diferenciados, que coinciden con su toponimia histórica.

El primer tramo, el comprendido entre Amor de Dios y Santa María de Gracia, forma parte del eje de comunicación Campana-Alameda y registra un intenso tráfico rodado y gran animación; en cambio el que va de Santa María de Gracia a la plaza del Duque de la Victoria no es más que una trasera de las importantes plazas adyacentes; en él desemboca Capataz Rafael Franco y está cerrado al tráfico por macetones situados en ambos extremos.

Se destaca la casa núm. 4, obra del arquitecto J.Gómez Millán de 1912, de estilo neomudejar


En el siglo pasado era calle particularmente animada por la existencia de tabernas, un café-cantante con espectáculos flamencos y el Salón Oriente, donde se celebraban bailes los domingos y cobraba gran animación los días del Carnaval.