AREA DE SANTA CLARA-JESÚS DEL GRAN PODER
Monasterio de San Clemente
Fue fundado en 1248 por Fernando III el Santo, pues había entrado con sus tropas en la ciudad de Sevilla un 23
de noviembre, festividad del pontífice San Clemente (ver), y decidió erigir un monasterio dedicado a dicho Papa, como señal de
gratitud por su victoria sobre los almohades.
Para ello donó a la que sería futura comunidad
monástica unos palacios cercanos al rio, resguardados por la muralla, en la
zona de la llamada puerta de Big-Arragel.
De
este modo, el dato más antiguo que se tiene de la existencia de este monasterio
procede de un documento emitido por Fernando III, poco después de conquistar la
ciudad. Se trata de la donación, fechada en 1249, que el monarca hace a la
Orden de San Juan de Jerusalén, de unas casas que lindan con otras del
Monasterio in honore Sancti Clemente.
El
proyecto de fundación fue, pues, inmediato al inicio de la vida cristiana de
Sevilla, pero su auténtica puesta en marcha, los comienzos de la vida en
comunidad en estas casas-palacios, tendrá lugar bajo el reinado del hijo del
conquistador, Alfonso X, apoyado en todo momento por el que había sido confesor
de su padre y que era, en ese momento, ya arzobispo de Sevilla: Don Raimundo de
Losada, más conocido en la ciudad como Don Remondo.
Por tanto, este monasterio sevillano de más de
setecientos cincuenta años de vida se sitúa hasta el día de hoy en el mismo
enclave desde su inicio.
El Rey Santo, decidió que la orden monástica del
Císter femenino ocupara este nuevo monasterio, debido probablemente a que en
aquellos momentos esta era la orden que aparecía más ligada a la familia real.
La primera abadesa, de la que existen evidencias, fue
una señora llamada Gontrueda Ruiz de León, con la que posiblemente se iniciara
la vida de este cenobio femenino.
San Clemente mantuvo, a lo largo de los siglos posteriores, su
papel de gran centro de religiosidad femenina en la capital del Guadalquivir,
superando muchas dificultades, pero manteniendo siempre viva la esencia del
Cister. Hoy sigue cumpliendo ese papel en la sociedad sevillana. La comunidad
regida por una abadesa (Sor Purificación Ballesteros) que pasara a la historia
por su buen hacer y dedicación en favor del resurgir físico y espiritual del
monasterio, es en la actualidad espejo para muchas comunidades
Este convento de importancia y relevancia suficiente,
siempre ligado a la Corona y al arzobispado, recibirá en su claustro a las más
importantes damas de la sociedad sevillana de los siglos medievales, y terminó
siendo escogido como panteón real por diversos miembros de la realeza.
A finales del siglo XVI, se realiza una ampliación en el monasterio, pues había que hacer una nueva
iglesia más acorde y suficiente en tamaño para el número de religiosas, de
manera que esta pudiera cubrir sus necesidades. Esta remodelación es indicadora
de la importancia del monasterio, que no solo se observa relevante en los
siglos medievales, sino que también se mantiene así durante los siglos
posteriores.
Sufriría el saqueo en la ocupación francesa, pues la
llegada de las tropas del mariscal Soult, de tan nefasto recuerdo para nuestra
ciudad, obligó al exilio obligatorio y temporal de la comunidad, al vecino
cenobio de santa Clara, puesto que el mariscal instalo allí su cuartel general.
Con la desamortización del siglo XIX, perdieron sus
posesiones, casas y tierras de labor, vendiendo los solares colindantes para la
construcción de viviendas.
Recuperado a principios del siglo XX sería sede para
la inspiración de artistas como Sorolla o los hermanos Álvarez Quintero. A
finales del siglo con ocasión de la Expo 92 sería totalmente reformado. Es por
tanto un testimonio vivo de la historia sevillana.
Una de sus puertas se sitúa
al final de la Calle Santa Clara, con un azulejo que hace referencia a su
fundación por el rey san Fernando y su hijo Alfonso X, y su continuación por
Carlos III, y un escudo. La puerta trasera se sitúa en la puerta de la Barqueta
para la entrada de mercancías.
Detalle del azulejo del Ático
El Convento
Es un conjunto de edificaciones de diferentes épocas y
estilos datadas desde el siglo XVI al XVII.
Está formado por un claustro cuadrado principal que
fue construido sobre el antiguo claustro mudéjar, teoría confirmada por las
excavaciones arqueológicas realizadas.
Debido a las inundaciones del río Guadalquivir, en 1626,
fueron hechos obras de elevación del jardín, la colocación de una fuente y el
revestimiento de las paredes del claustro con azulejos.
Al lado del claustro principal, se encuentra el
llamado claustro de la Abadesa de forma trapezoidal que estaba en el centro del
monasterio original. Su aspecto actual se debe a las diferentes intervenciones
que se han producido con el paso de los años.
Entre estos dos claustros se encuentra el patio, angosto, colocado en las galerías del antiguo dormitorio y que comunica con la
iglesia antigua.
En el refectorio estaba el cuadro de Francisco Pacheco
titulado “Cristo servido por los Ángeles”, expoliado en 1810 por el mariscal
Soult, quien también robó doce cuadros de Murillo que decoraban dicho
refectorio.
Real Monasterio de san Clemente