AREA DE SAN ANDRÉS
Iglesia de San Andrés.
La iglesia de San Andrés es un templo
gótico-mudéjar ubicado en la plaza de San Andrés, número 3, en el centro
histórico de la ciudad, y determina una manzana rectangular delimitada por las
calles Daoiz y Angostillo, y las plazas de San Andrés y de Fernando Herrera.
Sus orígenes se remontan a la mitad
del siglo XIV, desconociéndose el arquitecto autor del proyecto, y se cree que
el primitivo templo fue fundado por el propio Rey Fernando III de Castilla, como una de las 24 parroquias que se construyeron en
Sevilla tras la reconquista de la ciudad en 1248, debiendo
descartarse antiguas teorías que la situaban sobre un anterior edificio
musulmán.
En el siglo XV conoció algunas reformas, aunque las más importantes fueron las realizadas en el siglo XVIII (entre 1766-1778) por el arquitecto Pedro de Silva.
Esta restauración no modificó su aspecto medieval en cuanto a la estructura, pero afectó a la decoración de retablos.
Nuevas obras de restauración se acometieron en 1884, renovándose con discutible estética la capilla del Sagrado Corazón en 1894.
Al amenazar ruina conoció una profunda restauración a finales del siglo XX, terminando las obras en el año 2000.
Algunas de estas intervenciones llevaron al cegamiento de vanos, lo cual le
confiere una cierta penumbra a su interior.
Así, su estilo básico es gótico-mudéjar, con reformas
de estilo barroco, llevadas a cabo, como hemos comentado, por el arquitecto Pedro de Silva (1715-1781), alarife y
maestro mayor de obras al servicio del arzobispado de Sevilla.
EXTERIOR
El templo presenta tres portadas.
La
portada principal está situada en los pies del templo, en la calle Daoiz. Responde
a las trazas primitivas del templo, aunque ha sufrido intervenciones
posteriores, especialmente en el siglo XIX.
Frontal a
la calle Daoiz
Cuenta
con una sencilla pero hermosa portada gótica a los pies, labrada en piedra
original, formada por un arco ojival abocinado, adelantado respecto al
muro exterior, con media docena de arquivoltas, la exterior
adornada de punta de diamantes.
Portada
Detalle de arquivoltas. La exterior adornada con puntas de diamante
Presenta una
hornacina central, sobre la clave de los arcos, con la representación en piedra
de Dios Padre y dos peanas, una a cada lado. La del lado derecho presenta la
imagen de San Andrés, la de la izquierda está vacía. Estas imágenes son
datables en el siglo XV.
Dios Padre en la hornacina central
San Andrés en la peana lateral izquierda
Peana vacía en el lateral derecho
El conjunto se remata con una cornisa sostenida por canecillos en forma de cabezas de león.
Canecillos
en forma de cabezas de león
Tres óculos
redondos y una ventana mudéjar dan la luminosidad al interior del templo.
Detalle del óculo central, el de mayor tamaño, y la ventana mudéjar
Finalmente, una cruz de forja. La fotografía es muy forzada por la estrechez de la calle Daoiz, que permite muy poca perspectiva.
Cruz
de forja
Junto a esta portada, hay una placa que recuerda
que el pintor Juan de Valdés Leal (ver) fue enterrado en la cripta del templo y otra
al escritor Fernando Herrera (ver) que fue beneficiario de este templo.
Placa de Juan Valdés
Placa de Fernando Herrera
En el frontal que se corresponde con la plaza de
san Andrés, destaca en primer lugar (en la esquina con Daoiz) la casa del
párroco, con un azulejo de Nuestra Señora del Carmen (ver).
Frontal a la plaza de San Andrés
Azulejo de Nuestra Señora del Carmen
Seguidamente,
la portada del Evangelio, que se abre a la plaza de San Andrés y que fue
modificada en los años 1952-53 para permitir la salida y entrada de los pasos
de la Hermandad de Santa Marta (ver). El diseño original quedó borrado y no se pueden
intuir los trazos del mismo.
Portada del
Evangelio o de la Inmaculada
Posee un arco de medio punto con pilastras toscanas molduradas, que sostiene un segundo cuerpo en cuyo centro se sitúa un vano de medio punto que cobija la imagen de la Inmaculada. Está rematada por un frontón curvo roto con una cruz de forja.
Detalle del segundo cuerpo
Detalle de la Inmaculada
Detalle de la cruz de forja
La portada
está cerrada por una verja de hierro que da un atrio o patinillo donde podemos
leer varias placas que se encuentran en la pared, y ocasionalmente podemos contemplar una imagen del
Sagrado Corazón de Jesús y una Virgen con el Niño.
La placa más antigua recuerda la consagración del templo por el Sr. D. Francisco Miguel Fernández el 26 de mayo de 1816.
Detalle de placa
Otra placa, fechada en 1952, nos recuerda el hecho de que la Hermandad de Santa Marta se trasladó a esta parroquia llevando en procesión a la imagen de Santa Marta.
Detalle de placa
Finalmente, la tercera placa recuerda el hecho de que S.M. el Rey Felipe VI presenció en el año 2015 la salida de la estación de penitencia de Santa Marta desde este lugar.
Detalle de placa
Detalle del atrio
con macetas y una imagen del Sagrado Corazón y la Virgen con el Niño
Detalle de la Virgen con el Niño
Pasado este
atrio se accede al templo a través de otro arco de medio punto que presenta
encima un óculo para dar luminosidad al templo.
Detalle
del atrio con la puerta de acceso al templo
Seguidamente, la
puerta de la sacristía y encima un mármol que indica “Por aquí se llama de noche
para administrar los Sacramentos”.
Placa de administración de Sacramentos
Finalmente, y ya en la esquina con la calle Angostilla se
aprecia un azulejo de Olavides.
Azulejo
de Olavides
En la calle Angostillo podemos ver el exterior del ábside, con alargadas ventanas, contrafuertes y rematada con merlones.
Detalle
de la calle Angostillo desde la esquina con la plaza de San Andrés
Detalle
del ábside, con sus ventanas alargadas, contrafuertes y merlones superiores
Detalle
del ábside, con sus ventanas alargadas, contrafuertes y merlones superiores
La fachada de la plaza Fernando Herrera
(antigua calle Angostillo) es la que presenta más superposición de volúmenes,
ya que integra capillas, retranqueo de la portada de la Epístola, el machón de
la torre-espadaña, las cúpulas de las capillas y la cabecera, rematados por
merlones escalonados.
Fachada a la plaza Fernando Herrera
La portada, abierta en el muro de la
nave de la epístola, es de sencilla traza. Presenta un vano con arco muy
rebajado, encuadrado por pilastras toscanas. Se remata con un frontón
triangular roto, en cuyo centro aparece un arquillo de medio punto con frontón
mixtilíneo. Se ha visto enriquecida
en la última restauración con la aparición de restos mudéjares.
Portada de la
Epístola
Junto a la entrada se encuentra la Torre inacabada (ver).
Es de estructura mudéjar y planta cuadrada, a la que se adosa exteriormente la caja de escalera rematada en un cupulín.
Presenta dos cuerpos, la caña o fuste, cuyos primeros tramos se encuentran realizados con sillares pétreos, presenta un vano a modo de tronera, dividiéndose del cuerpo superior por una hilada de ladrillos horizontales.
El cuerpo alto de la caña solo
presenta un vano escarzano, rematándose el conjunto por una terraza en la que
se ha dispuesto una gran espadaña que aloja tres campanas.
Detalle de la torre con la caja de escalera y la espadaña
La espadaña, es muy difícil de fotografiar por la falta de perspectiva y su posición perpendicular.
Consta de un solo cuerpo y tres vanos de medio punto, siendo los de los extremos de menor altura que el central, protegido por baranda de forja, con impostas y enmarcados por alfices.
En las jambas se disponen pilastras pareadas en ambos laterales sin base ni capitel y otras dos sobre el vano principal.
Sobre la cornisa se despliega un frontón triangular con remates en sus laterales.
Del centro emerge un vano rectangular
ciego rematado por una cornisa curva, donde se asienta una bola truncada
que soporta una cruz de forja.
Detalle de la Espadaña
Detalle
de la cruz de forja
Junto a la
entrada lateral del muro de la epístola se ubica un retablo cerámico dedicado a
Santa Marta, impulsado por el grupo de jóvenes de la Hermandad.
El autor es
Ángel Lora que ha reproducido la imagen de Santa Marta diseñada por Francisco
Javier Sánchez de los Reyes.
Santa Marta aparece
en un plano medio sobre un fondo adamascado de color rojo. Viste una saya azul,
un manto verde y un fajín hebraico y está representado con la aureola con la
que sale a la calle durante la estación de penitencia, mientras que en las
manos sujeta los atributos que le son propios, como son el acetre en la
izquierda y el hisopo en la derecha.
Toda la obra
está rodeada por una orla dorada sobre fondo azul que cuenta en la parte
superior con el escudo de la Hermandad y en la inferior con una orla de color
blanco en la que se lee "Santa Marta" en letras negras.
Retablo cerámico de Santa Marta
Es
de planta rectangular con tres naves sostenidas por pilares de sección
cruciformes que sostienen arcos formeros apuntados. La nave central es más ancha y alta que las laterales.
Vista
general del templo desde los pies mostrando las tres naves
Detalle
de los pilares de sección cruciforme y los arcos apuntados que separan las
naves
Posteriormente
se le añadieron alguna capilla funeraria de estilo almohade, que se suman a
algunos detalles ornamentales de procedencia islámica, quedando actualmente
sólo 5 capillas de estas características en Sevilla.
Las cubiertas son techumbres de
madera. La nave central está cubierta por una
armadura de madera en forma de artesa (tres paños, dos aguas hacia el exterior), mientras que las laterales lo hacen con techumbre de colgadizo (un solo paño).
Detalle de las
cubiertas de las naves
La nave mayor del templo queda diferenciada de la cabecera por un gran arco toral apuntado y unas escalinatas que dan acceso al amplio presbiterio de ábside poligonal con bóveda de crucería y contrafuertes exteriores.
Este Presbiterio es muy profundo y formado por unos primeros tramos rectangulares más otro final de planta poligonal que se muestra al exterior con el habitual ábside poligonal con contrafuertes en los ángulos, que aquí, como en otros ejemplos, se remata superiormente con almenas (como hemos comentado en el exterior). Los dos primeros se cubren por medio de bóvedas de crucería sexpartitas, mientras que el tramo final recoge en sus nervaduras la terminación poligonal del ábside.
Detalle del arco
toral de separación de las naves con el Presbiterio y bóveda de crucería de este
presbiterio
En el
suelo de la nave principal un gran mármol con escudos.
Mármol
Comenzamos la visita, como siempre, por los pies de la nave
de la epístola, seguimos por el Presbiterio y el Altar Mayor y continuamos por
la nave del evangelio desde la cabecera a los pies, y terminamos con los pies
del templo.
Nave de la Epístola.
Vista de la
nave de la epístola desde la cabecera
Vista de la
nave de la epístola desde los pies del templo
A los
pies de la nave se encuentra un retablo que preside la Virgen de Araceli (ver),
réplica de la patrona de Lucena (Córdoba) que realizó Castillo Lastrucci (ver) en
1944.
Es anécdota conocida que el propio Castillo
Lastrucci no quiso cobrar nada por su trabajo, en recuerdo de su madre, que
llevaba el nombre de Araceli.
El mismo escultor habría de restaurar
posteriormente esta copia suya al quedar afectada por un incendio fortuito en
su altar de cultos.
La escultura es una típica imagen mariana de
Gloria, que muestra a la virgen de pie, con el Niño apoyado sobre su mano
izquierda, y sosteniendo un cetro en su mano derecha. Presenta la clásica
ráfaga plateada a ambos lados del cuerpo, y doble corona de parecido diseño,
para Ella y para el Niño.
Retablo de la Virgen de Araceli
Virgen de Araceli
Detalle de la Virgen de Araceli
Bajo su hornacina se
encuentra la imagen de San Joaquín. A sendos lados de la Virgen de Araceli, en
el retablo, se encuentran Santa Rita (a la izquierda) y Santa Teresa (a la
derecha).
San Joaquín
Santa Rita
Santa Teresa
En el primer tramo destaca la Capilla Bautismal,
cerrada por una reja.
Vista del
primer tramo
También de planta cuadrada, se cubre por medio de
una bóveda de crucería simple muy apuntada, cuyas nervaduras arrancan de
ménsulas en forma de cabezas.
Bóveda de
Crucería. Fotografía incompleta pues esta realizada desde detrás de la reja
Ménsulas con
forma de cabezas
Se cree que su origen es de finales del
periodo medieval, encontrándose en unas reformas que se realizaron en el siglo
XVIII la tumba de Don Jerónimo Suárez de Maldonado, a la sazón Consejero de
Carlos V y prelado, quien fue sepultado aquí en el año 1545. El cuerpo se
encontró incorrupto.
El retablo es de estética neoclásica y en el centro del mismo podemos ver una pintura de "La Santísima Trinidad". Fue realizada por Virgilio Mattoni de la Fuente en 1904 en un estilo ecléctico.
La técnica utilizada es de
óleo sobre lienzo y tiene unas medidas de 2,48 metros de alto por 1,66 metros
de ancho.
En el centro de la
capilla está la pila bautismal.
Retablo
Pintura de la Santísima
Trinidad
Detalle de una
pequeña imagen de la Virgen y el Niño Jesús
Detalle de la
pared lateral derecha
Sobre la puerta de la Capilla Bautismal se
sitúa el cuadro el "Bautismo de Cristo" bastante dañado.
Bautismo de
Cristo
Seguidamente,
nos encontramos con una obra escultórica que representa a la Virgen Niña con
San Joaquín y Santa Ana.
Conjunto
escultórico
Detalle
del conjunto
Detalle del
rostro de la Virgen
Detalle del
Niño
Detalle del
rostro del Niño
Detalle del rostro de san Joaquín
Sobre el grupo escultórico se sitúa el cuadro de la
“Ascensión de la Virgen” y la “Huida a Egipto”.
Ascensión de la Virgen
Huida a Egipto
Seguidamente, la puerta de la epístola que da a la plaza de Fernando Herrera y posteriormente nos encontramos con una estrecha puerta que sirve de acceso a la torre, cerrada por una verja.
Tramo correspondiente a la puerta de la epístola
Puerta de acceso a la torre
A ambos lados de la puerta tenemos dos
tallas de San Antonio de Padua (izquierda) y San Cayetano (derecha).
San Antonio de Padua (izquierda) y San Cayetano (derecha)
San Antonio de Padua
San Cayetano
Sobre dicha puerta hay un lienzo que parece
que puede ser San Antonio de Padua.
Cuadro de san
Antonio de Padua
En el
siguiente tramo destaca la Capilla de santa Marta cerrada con una reja.
Vista general del Tramo
Sobre la cancela se dispone un cuadro de la
Virgen de Guadalupe.
Virgen de
Guadalupe
Detalle de la
parte superior de la reja
Como en otros tantos templos
mudéjares de la ciudad nos volvemos a encontrar capillas anexas al cuerpo de la
iglesia, que retoman la estructura de "kuba" típica de lo almorávide, para
fines litúrgicos y funerarios.
Se trata de dos espacios con
paramentos íntegros de ladrillo de estilo mudéjar, cubiertos con sendas bóvedas
ochavadas con labores geométricas del mismo material, de gran pureza
arquitectónica.
Bóveda
de la capilla de santa Marta
Sobre el muro frontal, figura la venerada imagen de Santa Marta (ver) sobre una
peana simple, bajo un arco ciego apuntado, acompañada o no por dos ángeles
lampareros.
La talla de
Santa Marta es un trabajo de Sebastián Santos Rojas (ver), de 1950.
A los pies del altar de Santa Marta está el sepulcro del militar D. Joaquín Ortiz-Repiso y Cabrera, quien en vida era muy devoto de la Virgen de Araceli (de hecho, nació en 1871 en Lucena, localidad de la que la Virgen de Araceli es su patrona), que ocupaba el lugar que ahora disfruta Santa Marta.
Detalle de santa Marta
Detalle del rostro de santa Marta
Placa funeraria parcialmente tapada por la alfombra a los pies del altar de
santa Marta. Supongo que de D. Joaquín
Ortiz-Repiso y Cabrera
Junto a Santa Marta, en el lateral derecho de la
capilla, podemos ver parte de los sillares del coro del desaparecido convento
de las Dominicas de Pasión de la calle Sierpes (ver).
Sillares del coro del desaparecido convento de las
Dominicas de Pasión
Detalle de sillar con San Andrés
Colindante con la capilla Santa Marta se encuentra la capilla que alberga las imágenes
procesionales del misterio de la Hermandad de Santa Marta, a donde se accede a
través de un vano con arco de medio punto del que cuelgan diversas lámparas.
Acceso a
la segunda capilla
Igualmente es un espacio cuadrado con bóveda ochavada de lacería sustentadas sobre trompas.
Bóveda
de la capilla
En ella
destaca el magnífico misterio del Traslado del Señor al sepulcro, obra del imaginero
del siglo XX, Ortega Bru (ver), cuyos restos reposan a los pies del Santísimo Cristo de
la Caridad, según podemos leer en su
losa sepulcral.
Misterio del Traslado del
Señor al Sepulcro
Losa sepulcral de
Luis Ortega Bru a los pies del altar del Misterio de San Marta
A cada lado las imágenes de la Virgen de las Penas y San Juan Evangelista, obras del imaginero Sebastián Santos Rojas (ver), de 1958.
En 1952 Luis Ortega Brú realizó las imágenes del Cristo de la Caridad, Virgen de las Penas, las Tres Marías (María Magdalena, María Salomé y María Cleofás), San Juan, Nicodemo y José de Arimatea.
En 1956 Ortega Brú hace una segunda
Dolorosa, que a su vez es sustituida en 1958 por una de Sebastián Santos, adaptándose
la segunda de Ortega Brú como una de las Marías.
El Santísimo Cristo de la Caridad (ver) es una efigie yacente, realizada en madera de ciprés policromada, a partir de un modelo de barro en tamaño natural, que se conserva en las dependencias de la hermandad.
El cuerpo presenta un notable movimiento, flexionándose en ángulo tanto por la
cintura como por las rodillas, para ser llevado sobre una sábana por los Santos
Varones hacia el sepulcro, formando un dinámico grupo diagonal de izquierda a
derecha.
Se
dice que la talla del Cristo de la Caridad, fue enriquecida en su policromía
por la propia sangre de su escultor.
Detalle lateral
del Cristo de la Caridad, aislado del resto del Misterio
Detalle frontal
del Cristo de la Caridad, aislado del resto del Misterio
Detalle del
rostro del Cristo de la Caridad
Detalle
del rosto de José de Arimatea
Detalle
del rosto de Nicodemo
Detalle
del rosto de María Magdalena
La imagen de Nuestra Señora de las Penas es una
obra de madera policromada, que presenta una serena mirada frontal, fosas
nasales dilatadas y la boca entreabierta que permite ver los dientes tallados.
Muestra siete lagrimas que brotan de los ojos de cristal. La encarnadura, de
técnica oleosa pulimentada, es de tono rosáceo pálido en las mejillas, ojos,
cuello, y manos, y ocre marfileño el resto.
Nuestra Señora
de las Penas
Detalle del rostro de Nuestra Señora de las Penas
San Juan Evangelista, se
sitúa a la izquierda del misterio y es, como hemos dicho, obras del imaginero Sebastián Santos, de 1958.
San Juan Evangelista
Por el muro izquierdo, la capilla se comunica con la
nave de la epístola a través de un arco de medio punto con una reja.
Comunicación
con la nave de la epístola
En el siguiente tramo, entre las dos verjas de la capilla de
santa Marta y la del Misterio
del Traslado
del Señor al sepulcro, se encuentra una interesante
imagen de la Virgen del Carmen, que se relacionan con Cristóbal Ramos (1725-1799)
o con algún colaborador de su grupo de trabajo.
La Virgen del Carmen se encuentra sentada sobre una nube con varias cabezas de querubines bajo sus pies y dos ángeles de cuerpo entero a sus lados.
En su rodilla izquierda lleva a un
Niño Jesús que porta en sus manos un escapulario.
La Virgen está realizada en barro cocido con ropajes
de telas encoladas estofadas en oro. Lleva cetro y corona de plata.
Tramo
Altar de la Virgen
del Carmen
Encima de la Virgen del Carmen se disponen dos cuadros, “La
adoración de los pastores” y “La Presentación al Templo”.
En la cabecera de la nave de la epístola se presenta la Capilla Sacramental, que posee dos tramos de planta cuadrada.
Al primer tramo se accede a través de un arco apuntado, que muestra en
la pared derecha un cuadro de la “Animas benditas del purgatorio” y "Santa
Catalina" y una “Inmaculada” en la pared izquierda.
Acceso al primer
tramo de la Capilla Sacramental
Animas benditas
del purgatorio
Inmaculada
Sobre un arco de medio punto están colocados
dos ángeles lampareros y sobre ellos un cuadro de la Anunciación, y nos da paso a la capilla, donde está
enterrado Valdés Leal.
Acceso al segundo tramo de la Capilla Sacramental
Ángeles
lampareros
Anunciación
La capilla está cubierta por una bóveda semiesférica y octogonal
con linterna y decorada con pinturas al fresco atribuidas a Valdés Leal o a su
hijo Lucas Valdés, que representan
a los Evangelistas, los Padres de la Iglesia, Santa Inés y San Juan
Evangelista.
Cúpula
Presidiendo este espacio se encuentra el retablo de Nuestra
Señora del Rosario, fechable hacia 1670, de madera tallada y dorada, atribuida
a Bernardo Simón de Pineda, padrino de una de las hijas de Valdés Leal.
Retablo de Nuestra Señora del Rosario
En una hornacina central, limitada por cuatro columnas
salomónicas, se sitúa la imagen sedente de Nuestra Señora del Rosario, obra de
Valdés Leal (ver) en madera policromada (una de las escasas obras escultóricas de
este artista). Mide un metro y cinco
centímetros de altura.
Como indica el profesor Roda, no es extraño suponer que Valdés Leal
regalara el modelo de la Virgen a esta congregación que se dedicaba a atender a
mujeres enfermas e impedidas y que se encuentra en la feligresía de la
Parroquia de San Andrés.
Esta bella imagen, fechable hacia 1670, nos presenta a la Madre de Dios
sentada sobre una nube con cinco cabezas de angelitos, vestida con una túnica
roja y manto verde. Sobre la rodilla derecha de la Virgen, sosteniéndolo con
ambas manos, aparece el Niño Jesús de pie, que con su mano derecha muestra el
rosario alusivo a la advocación mariana, mientras que la izquierda la apoya en
el pecho de su Madre.
Nuestra Señora
del Rosario
En el ático del retablo un medallón que nos muestra “El
Martirio de San Andrés”.
El
Martirio de San Andrés
Se corona con otro ovalo que representa la Ultima Cena. Muy difícil de fotografiar por la escasa luminosidad.
En el intradós del arco de medio
punto de la hornacina se sitúan quince óvalos pictóricos sobre tabla (34 x 50 cm) con los Misterios del Santo Rosario, pintados por Valdés Leal en torno a 1699, en este orden: La oración en el huerto, La Flagelación, La Coronación de
espinas, Cristo con la cruz a cuestas,
La Crucifixión, La Resurrección, La Ascensión, La venida del Espíritu
Santo, La Asunción, La Coronación de la Virgen, La Anunciación, La Visitación,
El Nacimiento, La Presentación en el templo y El Niño hallado en el templo. Son
muy difíciles de fotografiar porque no se permite acercarse al retablo.
Óvalos de Valdés Leal
El Sagrario es una pieza de plata de ley con forma de templete, que se asienta sobre plinto de base cuadrangular decorado con guirnaldas, con ocho columnas adosadas, entorchadas, cuyo fuste se decora con rocalla.
Sagrario
En su cara anterior se presenta
un relieve de la Sagrada Cena.
Está rematado por la figura de
la Fe portado el cáliz y la cruz.
Mide un metro y diez
centímetros de altura, sesenta y seis centímetros de ancho y cincuenta y tres
de profundo.
Tiene las marcas siguientes:
"García 10", "Guzmán", "No&do" y
"Giralda". Existen dudas sobre su autoría, pero se cree que pudieron
ser "José Guzmán" y "García (Díez)", aunque hay ciertos
autores que lo atribuyen al joyero Fernando Amat y Garay.
El altar es de plata de ley, de
Cayetano González de 1930. En el centro presenta el Cordero sobre el libro de
los Siete Sellos, escoltado por los símbolos de los Evangelistas, el niño, el
león, el toro y el águila.
De Alonso Vázquez son los
cuadros de San Sebastián y San Roque (óleos sobre tabla, 32x59 cm), datados
hacia 1590 y dos pequeñas figuras sobre un pedestal.
San Roque
San Sebastián
San Sebastián y San Roque
También encontraremos junto al retablo de la
Virgen del Rosario el óleo sobre lienzo de Santa Catalina de Francisco Pacheco
(1,27 x 0,81 m.).
Santa Catalina de Francisco Pacheco
La representación de Santa
Lucía y San Miguel son de la primera mitad del siglo XVI y está atribuida a
Cristóbal de Mayorga (óleo sobre tabla, 1,45 x 0,90 m.).
Santa Lucía y San Miguel
A la izquierda de la
capilla existe un vano con escalinata de tres peldaños que da acceso al
presbiterio del templo.
Presbiterio
La zona del presbiterio, es muy profunda en
planta, el espacio tiene forma poligonal y
se distinguen tres tramos, y está cubierta por una
bóveda de nervadura cortada en el centro por un nervio transversal llamado
espinazo.
Detalle de la bóveda
A
ambos lados de la cabecera, se ubican la sacristía y la antigua capilla
sacramental.
Los
muros están cubiertos por diferentes cuadros.
Muro de
la Epístola del Presbiterio con el arco de acceso a la Capilla Sacramental
En el muro de la epístola nos encontramos con un escudo en la zona central superior. En la zona inferior izquierda había un calvario, en una hornacina con algunos rasgos de estética mozárabe, situado junto al arco de entrada a la Capilla Sacramental. Actualmente un cuadro de Jesús. Además, seis pinturas que representan a la mitad del apostolado. Se creen que fueron pintados en el siglo XVII, aunque la autoría no ha quedado totalmente clara ya que aún se discute si fueron pintados por el luxemburgués Pablo Legot o por Herrera el Viejo o pertenecen a la escuela de Zurbarán. Todos los cuadros están realizados en óleo sobre lienzo, miden 133 x 98 cm.
También hay un
lienzo de Jesucristo Crucificado con las mismas características y autoría que los
anteriores.
Las fotografías no son de buena calidad dada las
dificultades que ocasiona la altura de su colocación y la falta de luminosidad
de la iglesia y de los propios cuadros.
En el muro del evangelio, además de dos escudos, tenemos los cuadros de
los seis apóstoles restantes, de la colección de doce lienzos salidos de la
escuela de Zurbarán.
También se conserva una ventana mudéjar
y un arcosolio con un escudo y un texto que nos indica: “Don Francisco Villasis
Conde de Peñaflor biznieto de Don Pedro de Villasis Patrono de la Iglesia la
dotó renovo su entierro y adornó la capilla Mayor en 1636”.
Arcosolio
Los Villacís ostentaban
el patronato de esta Capilla Mayor,
con asiento privilegiado y derecho de sepultura en ella.
Al pie del Altar Mayor se encontraba una losa de
mármol con la siguiente inscripción:
“D. Francisco de
Villacís Conde de Peñaflor Caballero de el Orden de Santiago del Consejo de
S. M. y su Presidente en la Real Casa de la Contratación de Sevilla y Mayordomo
de S. A mando poner esta losa para mayor adorno de el entierro de los Sres. sus
padres patronos de esta Yglesia y capilla mayor de ella, de que asimismo es
patrono y lo son los sucesores en su casa y maiorazgo”.
Aunque en el siglo XVII se hiciera público y se
dejara constancia de ese patronazgo (o posteriormente en el siglo XIX), todo
comenzó con la figura de D. Pedro
Villacís, personaje que se trasladó́ a Sevilla con motivo de haber sido
nombrado por los Reyes Católicos para
el cargo de Tesorero y Receptor de la Inquisición de España y Canarias,
a raíz de la constitución del Tribunal del Santo Oficio. Por esta causa
circularon por dicha ciudad unas coplas que decían:
"Judío de larga
nariz
paga la farda a
Villacís;
judío de nariz larga
paga la farda"
Pues él era el encargado de recaudar un
impuesto llamado “farda”.
Fue Caballero Veinticuatro del Ayuntamiento de Sevilla y uno de los caballeros de esta ciudad convocados por los Reyes Católicos en 1494.
Compró unas casas principales en la calle de la Plata (en
el sitio que en la actualidad se llama Plaza de Villacís), en la collación de
San Andrés, a don Antonio Manrique de Lara, Alcalde Mayor de Sevilla
Sin embargo, Pedro de Villacís no llegó a
sepultarse en esta capilla, pues murió́ en Olmedo (Valladolid) y fue enterrado
en la iglesia de San Francisco de dicha villa, el 16 de febrero de 1534.
Altar Mayor
El retablo mayor, obra barroca en
madera tallada y dorada, fue realizado por Felipe Fernández del Castillo y
su sobrino Benito de Hita y Castillo entre 1732 y 1739, que debió ser reformado en el último cuarto del siglo
XVIII, por lo que ya apunta formas de la pureza de la transición al
academicismo. Mide 9,86 de alto por 6,81 de ancho.
Está formado por banco, cuerpo dividido
por columnas en tres calles, y ático donde destacan unas pequeñas columnas en
forma de estípites.
Retablo Mayor
En el centro del retablo destaca una escultura de la Inmaculada que se considera obra de Jerónimo Hernández de hacia 1570.
Realizada en madera con las técnicas de tallado, estofado y policromado, mide 1,69 metros y fue realizada en estilo manierista.
Se
cree que proviene del antiguo retablo mayor diseñado por Antonio Maeda en 1594.
Hornacina central con la Inmaculada
A su lado San Pedro y San
Pablo, en las calles laterales del cuerpo central, escoltan a la Virgen
Inmaculada.
San Pedro está realizado en madera con técnicas de tallado, estofado y policromado, mide 1,53 metros de alto y es de estilo barroco.
San Pablo, también en madera, fue tallado,
ensamblado y dorado, su altura es de 1,53 metros y es de estilo barroco.
San Pedro y san Pablo
Sobre ella, la Eucaristía y encima san Andrés.
Eucaristía rodeada de ángeles
San Andrés está situado en la calle central, en la
transición del cuerpo principal al ático. Está realizado en madera con las
técnicas de tallado, estofado y policromado. Mide 1,40 metros de altura. Es de
finales del siglo XVIII y su estética es barroca.
San Andrés
Discretamente por debajo de san
Andrés se sitúan santa Bárbara a la derecha y san Juan Bautista a la izquierda.
La talla de Santa Bárbara, con técnicas de
tallado, ensamblado y dorado, mide 1,53 metros de altura y fue realizada en el
siglo XVIII por un autor anónimo como todas las tallas anteriormente citadas a
excepción de la Inmaculada.
Santa Bárbara y San Juan Bautista
Nave del Evangelio
En la
cabecera de la nave del Evangelio se halla un retablo de estilo
barroco realizado en madera con las técnicas de tallado, ensamblado y dorado,
por un autor desconocido de finales del XVIII. Mide 6,42 metros de alto por
2,85 metros de ancho.
Cabecera de la nave del Evangelio
Retablo
El retablo presenta una hornacina
entre estípites, presidido
por una magnífica talla de una Dolorosa que está documentado que fue
realizada por Benito Hita del Castillo en 1670.
Aparece arrodillada sobre un cojín, con un enorme corazón traspasado por el puñal de dolor en el pecho.
Sus devotos del templo de San Andrés también la conocen como Virgen de los Desamparados.
La talla de
madera fue realizada mediante las técnicas de estofado, policromado y dorado y
su altura alcanza los 1,25 metros.
Virgen
de los Desamparados
En
los laterales aparecen representados San Francisco de Borja y San Francisco de
Paula y, en el ático, Santo Domingo de Guzmán, obras todas contemporáneas del
retablo y ajenas a Benito Hita.
San
Francisco de Borja y San Francisco de Paula
Santo Domingo de Guzmán
San
Francisco de Paula es talla anónima, estofada, policromada y dorada, de 76
centímetros de altura.
San
Francisco de Borja está realizado con las mismas técnicas y mide 77
centímetros. Igualmente es talla anónima.
Santo
Domingo de Guzmán fue elaborado también en madera estofada, policromada y
dorada, pero en un tamaño inferior, 52 centímetros.
En
este espacio podemos contemplar cuatro cuadros: La virgen con el Niño, La
Adoración de los Reyes, San Jerónimo penitente y un cuadro del que no tengo
información y no comprendo lo que significa.
En el primer tramo, desde la cabecera, de la nave del
evangelio se encuentra la Capilla del Sagrado Corazón.
La capilla está cerrada por una reja y encima presenta un
cuadro que creo que puede representar al arcángel San Gabriel.
Arcángel
San Gabriel
Esta capilla, en su momento, fue la sede de la Hermandad de San Lucas, que perteneció al gremio de pintores, y en ella hay parte de una sillería de coro de finales del siglo XVIII que proviene del desaparecido convento de monjas dominicas de la Pasión (ver).
Detalle de la Sillería de la pared derecha
Detalle de la Sillería de la pared izquierda
Es de planta
cuadrada y cubierta con bóveda de paños sobre corona octogonal.
Bóveda
Destaca
un retablo de estilo neogótico construido en el siglo XIX, presidido por la
imagen del Sagrado Corazón.
Retablo
La
escultura fue realizada por Adolfo López Rodríguez en 1894. Es una bella
talla completa realizada en madera tallada y policromada. Los bloques de pino
se ensamblan a unión viva conformando el embrión de la pieza, mientras que la
policromía se resuelve con la aplicación de óleo en la carnaciones y estofados
al temple en el caso de las vestiduras. El resultado es un conjunto armonioso,
lleno de sencillez y majestuosidad.
En la peana aparece
inscrita la firma: "Adolfo López, Sevilla-1894".
Sagrado Corazón
Detalle del Sagrado Corazón
Esta
flanqueado por pinturas goticistas de Virgilio Mattoni (siglo XX) que representan
a dos ángeles heraldos de impronta medieval, portadores de bandas con leyendas
de textos bíblicos.
Ángeles
En
el frontal del altar se representa un azulejo con el Cordero Divino sobre el Libro
de los Sietes Sellos y sobre él una pequeña imagen de la Virgen con el Niño.
Frontal
del altar
Detalle
de la Virgen
En la pared derecha de la capilla, Mattoni pintó
una representación de Cristo Rey, en la que Jesús aparece junto al Padre Hoyos
y Santa Margarita María de Alacoque, con el texto: “Reinaré en España y con más veneración que en otras partes”
Al igual que los ángeles del retablo, esta obra
tiene un carácter neobizantino o neogoticista, con un Cristo Majestad
entronizado y coronado de rostro netamente oriental.
Detalle de la pared derecha de la capilla con pintura
de Mattoni y sillería del coro del convento de las monjas dominicas de la Pasión
Detalle de la pintura de Mattoni
Detalle de la pared izquierda de la capilla
Detalle de pequeño crucifijo de marfil con los pies fijados
por dos clavos
Detalle de una de las lámparas
Le sigue un retablo del siglo XVIII y de estilo barroco tardío con estípites realizado en madera tallada, ensamblada y dorada.
Mide 6,60 metros de altura y 2,90 metros de ancho.
Retablo
En la hornacina central se muestra a
San José con el Niño Jesús. Ambas imágenes son de gran calidad, aunque de
autoría desconocida. La obra es de madera tallada, estofada y policromado y
mide 1,52 metros de altura.
San José con el Niño
En las calles laterales, las imágenes de San Rafael Arcángel y San Cayetano o San Francisco Javier Peregrino.
Ambas tallas
están estofadas y policromadas. Miden 76 centímetros de altura.
San Rafael Arcángel y San Cayetano
En el ático del retablo, la figura de San
Francisco de Asís, de 55 centímetros de altura, tallada en madera estofada y
policromado.
San Francisco de Asís
Sobre la peana que se
apoya en el banco del retablo podemos ver un cuadro de la faz de Cristo que
tiene la particularidad de que, según desde donde se mire, tiene los ojos
cerrados o los ojos abiertos.
Cuadro de la
faz de Cristo
Seguidamente la puerta a la plaza de San Andrés
Puerta
Tras esta puerta que da a la
calle San Andrés, un
excelente retablo de la Inmaculada de 1587.
Parece, que el administrador
parroquial Cristóbal Rodríguez Calvo y su esposa Leonor Nuño de Cabrera
contrataron el retablo con el artista cordobés Andrés de Castillejos.
El estilo del retablo es
manierista y mide 5,95 metros de alto por 4,33 metros de ancho.
Retablo
En el centro del retablo, la imagen de bulto
redondo de la Inmaculada, de 1,78 metros de alto, en madera tallada,
policromada y estofada, atribuida a Gaspar Núñez Delgado.
La Virgen posee un rostro juvenil, aunque no
aniñado, como muchas Inmaculadas posteriores. Las facciones poseen cierto grado
de angulosidad y en ellas destacan una nariz prominente y unos ojos
entrecerrados con la vista dirigida al suelo. El cabello cae sobre los hombros
formando pronunciados rizos, los cuales enmarcan tanto el cuello como la cara,
girada a la derecha, y dejan a la vista la oreja izquierda.
Los brazos están flexionados y las manos juntas en
actitud orante, con ambas palmas tocándose y los dedos ligeramente doblados. En
ambas extremidades se aprecia un desplazamiento hacia el lado opuesto al que
gira la cabeza, gesto estrechamente vinculado a la tendencia artística que
Martínez Montañés pondría en práctica en la Inmaculada llamada La Cieguecita.
La talla, cuya policromía corresponde a Francisco
Pacheco (aunque también se le atribuye a Alonso Vázquez, quien habría
policromado la escultura en 1598), viste túnica con motivos florales y manto
azul sin apenas adornos (tan solo unos ornamentos en el borde).
Este manto, cuyo envés muestra delgadas franjas
horizontales de color negro sobre un fondo dorado, presenta una serie de
pliegues angulosos desde la doblez de la cintura hasta los pies, donde destaca
una peana conformada por una media luna y dos cabezas aladas de serafines en el
frente.
La imagen, descrita como “arrogante y muy original”,
posee fuertes lazos con el estilo artístico de Montañés, quien como discípulo
de Núñez pudo haberse inspirado en ella para la creación de algunas de sus
imágenes concepcionistas.
Inmaculada
"El Bautismo de
Cristo" y "San Cristóbal", de Alonso Vázquez, se muestran a
ambos lados de la talla virginal, "Dios Padre" sobre ella y "La
Coronación de la Virgen" en el ático.
"Dios Padre"
“La Coronación de la Virgen"
Además, encontramos otras
pinturas en el conjunto del retablo pintadas en óleo sobre tabla por Alonso
Vázquez en estilo manierista alrededor de 1587:
"Los Reyes y Patriarcas de Israel" (en el banco del retablo),
"San Juan
Evangelista" (en la calle lateral derecha),
"San Lucas
Evangelista" (en la calle lateral izquierda),
"Los
Reyes y Patriarcas de Israel"
San Juan Evangelista
San Lucas Evangelista
Bajo la talla de la Inmaculada
tenemos un pedestal con una inscripción en latín que dice lo siguiente:
Inscripción bajo la Inmaculada
ANDREAS APOSTOLUS:QOMODO DE
INMACULATA TERRA FACTUS FUERAT
HOMO PRIMUS, NECESSARIOUM FUIT
UT DE INMACULATA VIRGINE NATUS
CHRISTUS VITAM AETERNAM QUAM
OMNES PERDIDENT REPARARET.
En una traducción más o menos
libre, el texto viene a decir lo siguiente:
"El Apóstol Andrés:
Del mismo modo que el primer
hombre
fue hecho de la tierra
inmaculada,
así era necesario que Cristo,
nacido de la Virgen inmaculada,
reparara con la vida eterna
a todos los que la
perdieron".
En el intradós del arco, diversas pinturas "San José con el
niño" , “San Francisco de Asís”, y Letanías Lauretanas (ver).
"San José con el niño" y “San Francisco de Asís”
LETANIAS LAURETANAS
La Fuente y el Pozo
La Puerta y el Espejo
La Palmera y el Ciprés
El Lirio y la Rosa
El Huerto Cerrado y la Ciudad
El Templo del Espíritu Santo y la Estrella
La Luna y el Sol
En el último tramo se presentan
un confesonario, varios cuadros y azulejos, de los que destaca el dedicado a la
fundación de la Hermandad de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo
en 1575, y la Pila de Agua Bendita.
Vista del ultimo Tramo
San Francisco abrazado a Cristo. Copia de Murillo
La Coronación de la Virgen
A los pies del templo, en la nave del
evangelio nos encontramos con un retablo neoclásico, y a su izquierda un cuadro
del “Martirio de san Andrés”.
Visión
de los pies de la nave del Evangelio desde la cabecera
Detalle de los pies de la nave del Evangelio
“Martirio de san Andrés”
El retablo está compuesto de tres cuerpos,
un banco (que ha sido realizado de nueva factura por haber desaparecido el
antiguo de cerámica), un cuerpo central que acoge al Crucificado y a las dos
imágenes de santos, y un ático con un motivo central que presenta el escudo de
San Juan de Ribera.
Retablo
Está
estructurado por dos columnas de orden corintio que sujetan el entablamento del
ático.
Este retablo, estaba colocado en la iglesia antes
de la restauración que se inició en 1989, y era conocido como "el de los
Santos Juanes", porque estaba presidido por un lienzo de San Juan de
Ribera (actualmente desaparecido).
En las calles laterales recibían culto dos
esculturas de San Juan Nepomuceno, a la izquierda y San Juan de Ávila la
derecha. Al volver a colocarse en el templo, y hallarse en paradero desconocido
el mencionado lienzo central, la Parroquia ha decidido adaptar el espacio
central para la veneración del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
Así, a la izquierda
del Cristo podemos ver la imagen de San Juan Nepomuceno y a la derecha se
encuentra el beato San Juan de Ávila.
San Juan Nepomuceno y San Juan de Ávila
La imagen
crucífera se cree que es del siglo XVII, aunque se desconoce su autor. Realizado
probablemente en pino de Flandes. Presenta unas dimensiones muy inferiores a la
talla denominada de escuela, de estilo barroco sevillano.
Esta imagen se mantuvo en cesión
durante un periodo de unos años a la Hermandad de San Juan de Ávila, con motivo
de presidir el Altar Mayor de la misma, en el barrio sevillano de El Porvenir.
Se trata de
un cristo muerto con el rostro caído hacia el lado derecho, con mechón de pelo
o bucle hacía el mismo lado que la cabeza. Corona de espinas tallada. Sujetos los
brazos mediante clavos en las palmas de las manos. Con llaga en costado
derecho. Amplio paño de pureza que cubre totalmente ambas caderas. Los pies
fijados con un solo clavo con el pie derecho sobre el izquierdo.
Crucificado
Detalle del rostro
Detalle de la herida
del costado y el paño de pureza
Visión frontal de
los pies
Visión lateral de
los pies
Al fondo
de la nave, la puerta de entrada y sobre ella el coro con el órgano.
Detalle del fondo
del templo
En el coro, situado en una
tribuna sobre la entrada principal, podemos contemplar el órgano neoclásico de
comienzos del siglo XIX, construido por Francisco Rodríguez.
Detalle de la tribuna
Se conoce el autor del órgano
por un asiento en un Libro de Cuentas de Fábrica, que además nos indica que
"renovó y doró Don Joaquín de León y Sotelo en enero de 1874".
Tiene tres castillos y un sólo
teclado con transmisión mecánica. Está pintado en color madera, con dorados,
posee una lengüetería en forma de W y dispone de un frontón en el remate.
Tiene un secreto con partición
cromática (el secreto es la parte del órgano que comprende el arca de viento
con sus canales y válvulas y en la que se apoyan los tubos). La tubería tiene
inscripciones y escudos. Los fuelles son originales y disponen de motor eléctrico.
Lamentablemente su estado de
conservación es deficiente, sobre todo la transmisión, la tubería, los fuelles
y los conductos según el último estudio al que fue sometido.
Detalle del órgano
Vía Crucis