AREA DE REGINA-ENCARNACIÓN-SAN PEDRO
Calle Almirante Apodaca.
De la confluencia de Doña María Coronel, plaza de San Pedro, y plaza del
Cristo de Burgos a la de Alhóndiga y Juan de Mesa.
Calle Almirante Apodaca
Durante el siglo XVII y parte del XVIII, sin tener
designación propia, se alude a ella como “La calle que va de Alhóndiga a san
Pedro·” (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla). Aunque hay autores
que refieren que recibió el nombre de “Santa Ana” desde finales del siglo XVI y
que se conoció también como “Sobrino” y como “Juzgado”.
González de León afirma que también fue conocida como
“Pergaminería”, por la existencia de un establecimiento del gremio de
pergamineros.
En el plano de Olavides (1771) recibe el nombre de “San
Pedro” el tramo comprendido desde la Iglesia de San Pedro a la confluencia con
san Felipe, y plaza de la Alhóndiga al ensanche que presenta en su tramo final.
En 1868, ambos tramos se unifican bajo la denominación de
“Agricultura” y en 1875 recibe el nombre actual en honor de Juan Ruiz de
Apodaca (ver) que vivió en esta calle a su vuelta de Méjico.
Desde finales del siglo XV y sobre todo desde 1876 ha sido
objeto de diversas operaciones urbanísticas para darle mayor amplitud e
integrarla en el eje de penetración este-oeste en el casco histórico, pues
estaba cerrada al fondo por un lienzo de casas pertenecientes a la calle
Alhóndiga.
Tranvía circulando por la calle Almirante Apodaca en 1956
Destaca la pervivencia en el número 7 de la antigua “Posada del Lucero” de la que salía diariamente, a finales del siglo XIX, un coche para Alcalá del Rio. Se trata de un edificio, catalogado como Monumento Histórico-Artístico, de dos plantas organizadas en torno a dos patios, con galerías en dos de sus frentes, con arcos sobre columna corintias. Actualmente es un Hotel.
El edificio más importante era “La Alhóndiga del Pan” sobre
cuyo solar se construyó el Palacio de Justicia y actualmente es el Archivo y
Hemeroteca Municipal y Archivo Provincial.
Esta Alhóndiga tenía, en esta calle, su entrada principal
desde principios del siglo XVI y en sus pórticos se situaban los panaderos.
Se instaló, en la plaza, en 1696, una fuente publica de agua
para las bestias de carga, con la siguiente lápida del siglo XVIII:
“Reynando el Catolico
Rey Don Felipe V Nuestro Señor i siendo asistente Maestre de campo general en
esta ciudad. Lorenzo Fernández de Villavisencio Caballero del Orden de
Calatrava Marqués de Vallehermoso del Consejo de su Magestad en el de Hacienda
Mayordomo de la Rina N.S. Sevilla atendiendo al beneficio común mando traer
agua dentro y fuera de esta Alhondiga siendo Llavero Maior en ella Diputado de
su obra D. Juan Ortíz de Zuñiga Caballero del Orden de Santiago i Veinte y
Cuatro de esta Ciudad”.
Se hace continuas referencias al estacionamiento de estas
bestias de carga en la plazuela con las consiguientes molestias que ocasionaba
a los transeúntes y dueños de comercios.
Sobre el solar de esta antigua Alhóndiga, entre 1895 y 1908
se construye un edificio de nueva planta, según proyecto de José Sáenz y Jose
Gallegos, en estilo neoclásico, para albergar los Juzgados de Sevilla.
Durante la década de 1970, los Juzgados se trasladaron al
actual Palacio de Justicia del Prado de San Sebastián y el edificio pasó a
formar parte Del Patrimonio Municipal, permaneciendo cerrado y en estado de
abandono hasta 1983, cuando se inician los trabajos de rehabilitación.
Las obras fueron realizadas por los arquitectos Antonio Cruz
y Antonio Ortiz, por un convenio entre el Ayuntamiento de Sevilla y el
ministerio de Cultura, por Orden del Ministerio de Cultura, de 2 de julio de
1987 (BOE 20 de julio de 1987) para “Archivo Histórico Provincial de Sevilla y
Archivo General de Andalucía”, una de sus partes y otra para “Archivo Municipal
y Hemeroteca Municipal” y fueron inauguradas en 1991.
“Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de
Andalucía”, y “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal”
“Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de Andalucía”, y “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal”
El Archivo Municipal de Sevilla conserva la documentación de
las instituciones municipales de Sevilla (Cabildos y Ayuntamientos) desde
mediados del siglo XIII, fecha de incorporación de la ciudad a la Corona de
Castilla, hasta la actualidad.
Sus fondos también proceden del antiguo Reino de Sevilla que
englobaba parte de las actuales provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz y Badajoz.
Además, El Archivo conserva otras colecciones entre las que
destaca el archivo nobiliario de la familia Ortiz de Zuñiga o las colecciones
de sellos, monedas y medallas, documentación gráfica y audiovisual.
La Hemeroteca Municipal de Sevilla fue inaugurada el 4 de
agosto de 1934 en el Salón Carlos V del Alcázar, en 1944 se trasladó al
Pabellón Mudéjar de la Plaza de América y en 1987 se llevó a este edificio de
los antiguos juzgados, donde se conserva unos 30.000 volúmenes desde la Gazeta
Nueva, editada en Sevilla en 1661 hasta la prensa actual.
En el numero 15 hay un azulejo que recuerda el Viernes Santo
de la Semana santa de 1952, cuando el capataz del paso de la Virgen de las
Angustias de la Hermandad de los Gitanos, gritó “al cielo con ella”, frase que
se ha hecho muy popular en la Semana Santa y que Burgos nos la refiere en uno
de sus recuadros:
“El Balilla, aquel costalero histórico, me lo contó cuando
estaba como todos los días vendiendo lotería en el patio de operaciones del
Banco Bilbao de la Plaza Nueva. Viernes Santo por la mañana. El palio de los
Gitanos, como el tranvía de Nervión, el 25, va por Almirante Apodaca. Lo manda el
capataz Salvador Dorado, el Gordo Penitente, el cargador del muelle, miliciano
de Triana y oficial del Ejército Popular que evitó que los rojos quemaran al
Cachorro en el 36, por lo que terminada la guerra no lo fusilaron los
nacionales. Está el palio parado en los Juzgados. “Venga ya esa levantá” dice
el fiscal. Y el Gordo, tras mirar a los cables del tranvía, para animar a su
gente, antes del golpe de martillo grita:
¡¡A los cables con Ella ¡¡. Al Balilla que va de patero y es el poeta de
guardia que Sevilla siempre reserva para estos casos, los cables del tranvía le
parecen demasiado prosaicos para la Virgen de las Angustias. Y, voz de
alpargata y sudor tras el faldón, corrige al Penitente: ¡¡ No, a los cables,
no¡¡
¡¡ Al cielo con ella ¡¡.
En este sentido, en esta calle podemos contemplar fotos
antiguas de nuestra Semana Santa.
En esta calle vivieron, además del ya mencionado Ruiz de Apodaca, el académico Francisco de Hoyos, de 1825 a 1835 y el literato Alberto Lista (ver), de 1844 a 1846.