jueves, 13 de julio de 2023

 AREA DE PLAZA DE LA GAVIDIA, CONCORDIA Y DUQUE

Teatro del Duque y la Vinícola.

El teatro del Duque se construyó sobre el solar resultante del derribo de la Iglesia de san Miguel (ver) y fue inaugurado en 1882.

Cerraba el extremo norte de la plaza del Duque, flanqueado por los palacios de Palomares (ver), Sánchez-Dalp (ver) y Cavaleri (ver) y haciendo esquina con la calle Trajano (ver).

Implantó el “Teatro por horas” que consistía en ofrecer cuatro sesiones con piezas cortas o “Género Chico”, en horario continuo, a un precio asequible para un auditorio popular, frente al más elitista Teatro san Fernando.  

Haciendo esquina con la calle Jesús del gran Poder se situaba el centro “La Vinícola”, unido al Teatro del Duque, que era una bodega y restaurante destinado a la venta al detalle y al por mayor de vinos y licores.



Entrada de la calle Trajano en la plaza del Duque. En la esquina, a la derecha, el Teatro del Duque. Al fondo el Palacio de Sánchez-Dalp

Fueron derribados en los años treinta del siglo XX, sobre el solar de la “Vinícola” se alzó la cafetería-hotel América, y el del “Teatro Duque” fue ocupado por los Sindicatos Verticales del régimen de Franco, posteriormente por Comisiones Obreras  y actualmente está en obra para un gran Hotel. 


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Palacio del Marques de Palomares.

Vista aérea de la plaza del Duque con sus palacios

Azul: Palacio del Marqués de Palomares. Rojo: Palacio de Sánchez-Dalp. Verde: Colegio Alfonso X

En 1866, Don Antonio Vinent de Gola, marques de Palomares del Duero, compró en subasta pública, desde Santiago de Cuba, la casa palacio de Duque de Medina Sidonia, situada en la plaza del Duque.

Residió en esta Casa-Palacio hasta su fallecimiento en 1872. Es de manifestar su acumulo de desgracias, pues su esposa, Ana María Valiente y Correoso, falleció en abril del mismo año, su hija Ana perdió la vida a los 28 años en junio de 1869 en los pirineos franceses, su hija Elisa murió en mayo a los 24 años y su hijo mayor falleció a los 29 años en mayo de 1871.

En 1879, Juan Antonio Fernández de la Arriba, en tercera subasta desierta, compró su palacio al marqués de Palomares y en él fundó los “Almacenes del Duque”, dedicado a la venta de confección de tejidos, pañería y paquetería.

La zona comercial constaba de un gran patio, cubierto por una gran montera, que se apoyaba en una estructura de forja, atribuida a un discípulo de Eiffel, rodeado por una galería con arcos. 


Patio de los almacenes del Duque

Detalle de la galería 

Tras su muerte, su hijo Manuel Fernández Escobar, licenciado en Derecho y Filosofía y letras, se hizo cargo del negocio realizando reformas y convirtiéndolo en un establecimiento emblemático de la Sevilla de la época.

Pero la antigüedad del edificio obligaba a un mantenimiento continuo que dificultaba su rentabilidad, por lo que desde 1960 se realizaron gestiones ineficaces para vender el edificio a Organismos Oficiales, tales como el Ayuntamiento, el Gobierno Civil, las Delegaciones Ministeriales y finalmente, en 1964, fue vendido al Corte Ingles que procedió a su demolición para construir los nuevos almacenes de “El Corte Ingles” que fueron inaugurados en 1968. 

 AREA DE PLAZA DE LA GAVIDIA, CONCORDIA Y DUQUE

Palacio del Duque de Medina Sidonia.

Palacio del Duque de Medina Sidonia

Tras la conquista de Sevilla por Fernando III (1248), en el repartimiento de la ciudad, los Duques de Medina Sidonia obtienen una amplia parcela, en el diedro que forman los ejes que servirán para el trazado ortogonal del barrio de san Vicente.

En dicha parcela los Duques construyen su palacio con un gran zaguán “En el que podían entrar los carruajes con sus caballos a galope”.

Se trataba de un caserón de fisonomía mudéjar, como plaza fuerte defensiva en la lucha de sus dueños con los Duques de Arcos, por el control de la ciudad.

El VII duque de Medina Sidonia don Alonso Pérez de Guzmán, en el siglo XVI, a pesar de tener su residencia principal en Sanlúcar de Barrameda, sede de su poderoso estado señorial, deciden tener, en este espacio,  una morada importante en Sevilla, por la necesidad de contar personalmente con una vivienda para sus estancias temporales, para atender sus obligaciones de capitán General de la Costa de Andalucía y del Mar Océano, y una vivienda permanente para los criados y agentes, y como signo material de su poderoso estatus social. Por ello, realiza su propio palacio renacentista del que actualmente no nos queda ningún resto.

Además, decide crear, frente a su casa, una amplia plaza que le permita dar mayor visibilidad a su palacio, y para ello adquiere y derriba una serie de casas anexas, constituyéndose un gran espacio que los Duques utilizan como plaza privada y para picadero de caballos, por lo que aparece como plaza del Duque. 

Lindaba por la izquierda con la calle de las Armas, actual Alfonso XII, y por la derecha con un espacio de juegos que se denominaba “Corredor de Pelota” que posteriormente se convirtió en el desaparecido “Callejón de los Estudiantes”, así denominado porque unía los colegios de san Hermenegildo y de los Ingleses. 

Desde entonces se recoge como “la plaza mejor y más socorrida que la ciudad tiene para todos sus menesteres y fiestas públicas, alardes y otras justas…” y “al menos desde 1597 hay noticias de la celebración de fiestas de toros, por supuesto, con el permiso del Duque, dado su reconocido carácter privado.

El inmueble estaba constituido por tres edificios, el palacio principal en el centro, que ocupaba las dos terceras partes, la casa accesoria dispuesta hacia la calle de las Armas y finalmente, en su parte trasera, las dependencias del maestro cochero que abría al Callejón de los Estudiantes.

La fachada principal presentaba ventanales en alto sobre las caballerizas semisubterráneas y balcones en el piso superior, un torreón en su equina derecha, mirando a la parroquia de San Miguel, con vanos sobre columnas y barandales de hierro, y un gran mirador en la otra esquina.

La puerta principal se disponía casi al centro, más cercana a la casa accesoria, flanqueada por dos grandes semicolumnas dóricas, que sostenían la cornisa sobre la que asentaba el balcón principal. 

A ambos lados se abrían otras dos puertas, de menor entidad arquitectónica, para los carruajes.

La importancia del palacio da idea el comentario de González de León en 1839: que era tan grandiosa que baste a ponderarla las espresiones del rey don Felipe segundo, el cual pasando por ella el día de su triunfal entrada en la ciudad, le llamó tanto la atención que preguntó si aquella era la casa del señor del lugar. Hoy es menos grande que en aquel tiempo por haberse arruinado mucha parte de su diestro lado, y haberla enagenado por donaciones o ventas”, y cinco años más tarde “Esta casa palacio, si no era la mayor por su estensión de todas las particulares de Sevilla, por lo menos era la de mayor fachada”.

A partir del siglo XVIII el palacio entra en decadencia, convertido en cuartel durante la dominación francesa, hasta que es vendido en el siglo XIX.

En 1868 el Marqués de Palomares construye, en el área derecha, su propio palacio, aprovechando el patio principal y el torreón original.

En 1916 Miguel Sánchez-Dalp construye también su palacio, realizado por Simón Barries, en una segunda zona del palacio renacentista que dejó sin ocupar Palomares.

La tercera zona fue colegio entre los años 40 y 60 del siglo XX.

El Palacio de Palomares se reconvierte en edificio de almacenaje de tejidos (Almacenes del Duque) hasta que el conjunto  es comprado por el Corte-Inglés en 1968. 

Por tanto, del Palacio de los Guzmanes no queda absolutamente nada.