miércoles, 16 de agosto de 2023

 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

El fantasma de la monja del Convento de las Reparadoras.

Los primeros testimonios se registran a principios de 2005, cuando un vigilante pudo observar como en la parte de la balconada del patio trasero paseaba una monja, en una visión claramente quimérica: “fue sobre las dos y media de la tarde, iba a la otra ala, dejé a mi izquierda las escaleras y pasé al patio, seguí andando y algo vi moverse en la planta de arriba. Miré y vi a una religiosa vestida de blanco. Me llamó mucho la atención, tanto que quedé embobado. Nada, era imposible”. 

Igualmente, en las obras de rehabilitación se pudieron sentir extraños ruidos cuando se trabajaba en el interior del edificio. 

Pensaban los trabajadores que podría tratarse de los ruidos propios de la misma, pero en cierta ocasión sintieron como alguien lloraba: "Era como si alguien se estuviera quejando. Se escuchaba muy bien, además en un momento en el que no había nadie trabajando y había un silencio muy extraño. Entonces de la zona que hay abajo, tras los recovecos de la escalera, se escuchó un llanto muy claro. Mi compañero y yo nos quedamos helados".

En otra ocasión en ese mismo tiempo, un vigilante, por la noche, vio junto a la fuente a una religiosa. El hombre impresionado, con el recuerdo entrecortado, no se atrevía ni a rememorar aquella experiencia tan impactante. Algo repetía: "aquella monja era un fantasma, y ¿si las monjas son buenas porqué me dio a mi ese susto?".

Finalmente, en el transcurso de una ruta urbana y misteriosa por Sevilla una señora se nos acercó y nos narró su experiencia en el espacio de Santa Clara: "Fue una sensación muy rara, era una señora mayor que estaba en la fuente. Me llamó la atención, pero tampoco eché más cuenta. Al rato estaba viendo una exposición de fotografías y se ubicó a mi lado. Estaba viendo una imagen del accidente de la Operación Clavel en Sevilla cuando ella me dijo: “yo estaba aquí a la vera, donde están estas piernas”. Yo me dije para mis adentros que era imposible estar en ese lugar del fuselaje de la avioneta. Si fuera cierto ella debía estar muerta. Luego la mujer se alejó y desapareció. Me vieron charlar con ella, pero jamás la vimos salir de allí, ni había una salida cerca. Fue muy extraño”.

En las investigaciones realizadas en el edificio, en diferentes épocas y años, se pudieron conseguir inclusiones muy significativas: el llanto de una persona y lo que parece alguien rezando. Igualmente hay registros de caídas abruptas de temperatura y de detectores de presencia activados ante la nada. Sin duda, los vestigios del misterio parecen que habitan por toda la eternidad en este lugar, encarnados en el fantasma de nuestra inquieta religiosa. 

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta de las Cruces

Cruz de los Rodeos.

La Santa Cruz del Rodeo, sobre la que existe una curiosa leyenda (ver) era un humilladero que durante la cuaresma y la Semana Santa atraía a numerosos devotos a rezar el Vía Crucis, que aparecía inscrito en la peana que alzaba dicha Cruz, por lo que los fieles debían rodearla para leer todas las estaciones, dando lugar supuestamente este hecho al nombre popular del “Rodeo”.

Algunos historiadores afirman, además, que hermandades de parroquias cercanas iban al lugar para realizar su estación de penitencia hasta que fue impuesta la carrera oficial en 1604.

Parece que dichas procesiones rodeaban la Cruz, siendo esta otra teoría del porqué de su nombre. 

Sí podemos afirmar que esta Cruz estuvo levantada al final de la Alameda de Hércules, aproximadamente donde hoy se encuentran las columnas de los leones, de hecho, así aparece en el plano de Sevilla de 1771. Se desconoce también por qué motivo y cuando fue quitada del lugar, hecho que desencadena nuevas teorías y fechas, todas muy diversas.

Igualmente, existen distintas teorías y fechas sobre el material y la ejecución de la Santa Cruz del Rodeo, todas sin documentar, por lo que queda en el aire la veracidad de las misma, aunque todos los analistas coinciden en que, desde un principio, o por un cambio posterior, la Cruz última que recibió dicho nombre y en torno a la cual se creó esta hermandad era de hierro. Algunos cronistas la sitúan actualmente en Ómnium Sanctorum, aunque es una teoría discutible por parecer documentadas las tres cruces de hierro que en dicha parroquia se encuentran.

Aspecto general del exterior de la Ermita de la Cruz de los Rodeos

Lo verdaderamente cierto es que el templo o “Ermita de la Cruz del Rodeo” fue levantado como ermita a la Santísima Cruz del Rodeo en 1646, situándose en los extramuros de la ciudad, cuya edificación fue costeada por los hermanos y fieles de esta hermandad, siendo, por tanto, propiedad de la misma.

Según consta en actas, en el altar mayor se veneraba la Santísima Cruz del Rodeo, pero no se especifica si era la original que estuvo siglos anteriores a la intemperie, o una réplica de la misma.

En estas actas no se nombra a la advocación del Carmen, y el templo quedó registrado en el arzobispado como “Ermita de la Cruz del Rodeo”.

La hermandad representa a la más antigua de las hermandades carmelitanas de Sevilla Debió fundarse en el siglo XVI, según se deduce después de clarificar las fechas que aparecen en un posterior libro de Reglas.

Seguramente al principio estuvo dedicada a esa Cruz y luego se la completó con la advocación mariana del Carmen.

A mediados del siglo XVII, cuando empezó a celebrar la procesión de la Virgen, celebraba una especie de subasta para cubrir los gastos y colocaba un toldo rodeado de bancos a la puerta de su capilla, bajo el cual se vendían aves, flores y todo cuanto pudieran aportar sus devotos.

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Estatua de Fernando VII.


Estatua de Fernando VII

Esta colosal escultura fue realizada en bronce en el año de 1831 por el francés Pierre Joseph Demongé Chardigny, y su primer destino fue la Plaza del Palau de Barcelona, donde permaneció hasta 1835, cuando fue derribada por una gran asonada.

Fue trasladada a Francia y ubicada en el Palacio de la Maimason y desde allí trasladada a Sevilla en el año de 1862, para ser  colocada en los Jardines de San Telmo por la Infanta Luisa Fernanda, hermana de la entonces monarca Isabel II. 

Al ser destronada Isabel II en la Revolución de 1868 pasó a un lugar más discreto en los propios jardines del mismo palacio.

Tras ceder la Infanta María Luisa a la ciudad parte de los Jardines del Palacio, la estatua de su señor padre fue colocada en la zona que siguió adscrita a la ducal residencia, en la glorieta donde tiempo después se alzaría el Teatro Lope de Vega, rodeada de columnas rematadas por estatuillas y en donde permaneció hasta 1931. 

Estatua de Fernando VII en la zona de la Glorieta del Perú

Con la llegada de la Segunda República, fue desmontada, troceada y llevada hasta el “Museo Arqueológico Municipal” en los jardines de la Torre de Don Fadrique, perdiendo el sable y las manos en este último traslado. 



La estatua muestra al Rey, llamado por unos” El Deseado” y por otros “El Felón”, ataviado de militar, cubierto por una capa de armiño y coronado con una corona de laurel. 

 

Detalle del rostro

Llama la atención el tamaño de las botas


RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Iglesia de Santa Clara.

Desde el patio del convento de santa clara (Espacio Santa Clara) se puede observar la espadaña de la iglesia.

Espadaña

Detalle de la Espadaña con azulejo de Santa Clara

Detalle de la Cruz y la veleta

En la puerta de entrada al compás por la calle santa Clara, vemos una espadaña con un azulejo de Santa Clara del siglo XVIII. Lleva en una mano una custodia o Manifestador y en la otra la palma del martirio.

En el centro del tímpano un azulejo con el escudo de la Orden franciscana y una peana en la base del arco, como para una imagen.

Entrada por la calle Santa Clara

Detalle de la parte superior

Detalle del azulejo de Santa Clara y de la peana

Detalle de la Cruz y del azulejo de la Orden Franciscana

Detalle de la Cruz