martes, 31 de enero de 2023

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

La Inquisición en Sevilla

Creado por los Reyes Católicos comenzó a funcionar en Sevilla en el año 1481 con Pedro González de Mendoza, arzobispo de Sevilla, pues al ser una ciudad con notables minorías judeo-moriscas y un gran centro mercantil abierto al tráfico de todas las  naciones, era potencialmente un lugar idóneo para la presencia y difusión de ideologías no católicas.

El cardenal Don Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo (copia).Moreno González, Matías (obra copiada de Juan de Borgoña). Hacia 1877. Óleo sobrelienzo. 119 x 78 cm. Museo del Prado. Depósito en otra institución.

Tengamos en cuenta que Pedro González de Mendoza, fue un eclesiástico y político castellano considerado como uno de los mejores ejemplos del paso del mundo medieval al moderno a lo largo del siglo XV.  

Nació en Guadalajara en 1428, y a la muerte de su padre en 1458 pasó encabezar la poderosa familia de los Mendoza, que daría origen a la Casa del Infantado. 

Desde la cuna, fue destinado a la carrera eclesiástica y ocupo numerosos cargos dentro y fuera de la península, siendo conocido como “el Gran Cardenal” y por algunos considerado como “El tercer Rey de España”. 

Fue designado por el papa Sixto IV arzobispo de Sevilla entre los años 1474 y 1478 y murió en Guadalajara en 1495. 

El Cardenal Mendoza como donante rodeado de obispos. Juan RodríguezSegovia, Maestro de los Luna. 1484. Óleo sobre tabla. 125 x 87 cm. Ayuntamiento de Guadalajara

Más de 120 años después del comienzo de la Inquisición, era Inquisidor General Francisco Niño de Guevara, personaje caracterizado por su intransigencia, que fue nombrado Cardenal de Sevilla y durante su mandato convocó Sínodo en 1604, obligando a las cofradías de Sevilla a pasar por el Palacio Arzobispal, lo que se considera como el origen de la actual “Carrera Oficial” a la Santa Iglesia Catedral en Semana Santa.

Retrato del Cardenal Fernando Niño de Guevara. El Greco. 1600. Óleo sobre lienzo. 171 x 108 cm. Museo Metropolitano de Arte.

En el tribunal de la Inquisición de Sevilla, no sólo fueron juzgados y condenados judíos, sino también moriscos, brujas, bígamos, blasfemos, usureros, sodomitas, e incluso clérigos y frailes, llegando incluso a juzgar a esclavos y a extranjeros, estos últimos por haber contraído nupcias con mujeres conversas andaluzas.

También era castigado el adulterio, de tal modo que cuando era considerado consentido por el marido, este también era condenado, como “cornudo paciente” e iría a la hoguera adornado con ramas de vástago, semejando las astas de un venado.

Se llegaron a quemar, de manera póstuma, a los condenados que morían antes del juicio, desenterrando sus huesos de los cementerios de la ciudad, por aquel entonces en la Trinidad, San Agustín y San Bernardo. 

Exterior de la puerta de la Carne. A la derecha se encuentra el monasterio de san Agustín. Richard Ford. 1831.


Su primera ubicación fue el antiguo Convento dominico de San Pablo el Real (actual Iglesia de la Magdalena, erigida a fines del S. XVII sobre la misma planta de la antigua iglesia de dicho convento) siendo prior Fray Alonso de Ojeda. 

Por ello, este convento se rodeó de una lúgubre fama, acrecentada con el paso de los años. 

Según afirmó en 1612 el abad Gordillo, los inquisidores "celebraban en su convento... los autos y exemplares castigos que en los herejes y tornadizos convenian que se hiciesen, y en su iglesia ponían los san benitos, y aun es fama constante que dentro de la cerca del mesmo convento hicieron sus cárceles y executaban las penas de fuego que imponían".

Exterior de la Iglesia de la Magdalena

De ese oscuro periodo histórico conserva algunos  vestigios, los candeleros situados a los lados de la imagen de Santa María Magdalena y el fresco pintado por Lucas Valdés (hijo del pintor Valdés Leal), hacia el año 1710, en el que aparece de forma anacrónica el Rey San Fernando transportando leña a la hoguera, y representa un auto de fe a un hereje que es conducido al quemadero, identificado tradicionalmente con Diego López Duro, un mercader de Osuna (Sevilla), de origen portugués, que fue quemado vivo por delitos de judaísmo el 28 de octubre de 1703, por ello esta pintura se conoce como El Suplicio de Diego Duro.

Auto de fe con San Fernando, de Lucas Valdés, parroquia de Santa María Magdalena

El alto número de presos hizo que aquel primer recinto del Convento de San Pablo se quedara pequeño, por lo cual se tuvo que pensar en habilitar una nueva sede. 

Siendo Inquisidor General de España Don Fernando Valdés, cardenal arzobispo de Sevilla, se decidió el Castillo de San Jorge. 

El arzobispo de Sevilla Fernando de Valdés y Salas. Antonio de Mora Barahona. 1711. Óleo sobre lienzo. Universidad de Salamanca

Al parecer, el primer uso que tuvo este terreno fue el de necrópolis almohade entre los siglos XII y XIII.

Durante el siglo XIII, entre los años 1220 y 1230, los almohades construyen una fortificación sobre este cementerio con el fin de proteger el acceso al Puente de Barcas.

Tras la conquista de Sevilla, la fortificación musulmana es entregada a la Orden de los Caballeros de San Jorge, fundándose en su interior una capilla bajo la advocación de San Jorge. 

Dicho templo constituyó la primera parroquia de Triana, pasando a ser ermita cuando Alfonso X, en 1276, manda construir la parroquia de Santa Ana.

En 1463, pasa a ser propiedad del Marqués de Medina Sidonia durante un corto período de tiempo, antes de volver a manos de la corona durante el reinado de los Reyes Católicos.  

En 1481, los monarcas ceden la fortificación al Tribunal de la Santa Inquisición, que estableció allí su primera sede, ocupándola durante más de trescientos años


Castillo de san Jorge en el arrabal de Triana

Más que un castillo, el recinto fortificado de San Jorge era una auténtica ciudadela, con calles que partían de los tres accesos al recinto y confluían en el centro, junto a la capilla. 

Incluso el empedrado que tenía era igual que el que solía pavimentar las calles de la ciudad de Sevilla en los siglos XVII y XVIII. 

La pendiente de las calles estaba orientada al río, para que desaguara en él.

Castillo de san Jorge en el arrabal de Triana

La sala de audiencias era un edificio alargado donde el fiscal leía los cargos al acusado en presencia de los inquisidores, notarios y secretarios. 

Se mantuvo en uso desde su construcción en 1485 tratándose del único edificio de estas características que se conserva en España. 

La casa del primer inquisidor era la de mayor entidad, destacando por su gran superficie, patio con galería, doble altura y amplios salones.

Disponía también de cuadras, bodega y de un área de servicio con personal y cocina propia con despensa, pozo, etc. 

La cuadra disponía de 5 amarres para mulas (para el desplazamiento de los Inquisidores), un pozo con su pilón para dar de beber a las bestias y acceso directo desde la calle. 

Disponían de bodegas subterráneas o “fresqueras”, para mantener en unas condiciones estables de humedad, temperatura y oscuridad los alimentos como las chacinas, quesos, aceite y vino. También esta bodega fue usada para dormir al fresco durante las noches del riguroso verano.

Casa del Inquisidor

El portero y su mujer ejercían la función de vigilancia y de servicio. Era una casa popular típica andaluza de pequeño patio central, escalera exterior, leñera, despensas y una cocina en planta baja, durmiendo en la planta alta. Los porteros eran oficiales menores de la Inquisición, como también lo eran los despenseros, médicos, capellanes y cirujanos.

Casa del Portero

En la fortaleza también existían las casas del Nuncio o Delegado Papal y del Notario del secreto, encargado de redactar los documentos del proceso. 

Eran típicas casas de patio andaluz con escalera y doble altura con vistas al interior de la ciudadela y al río. 

El Notario del secreto era un oficial medio, como los Alguaciles, Los Alcaldes, o los Notarios del secuestro y los Jueces de Bienes, que se ocupaban de las propiedades confiscadas.

Casa del Nuncio y del Notario

En 1785, dadas las precarias condiciones del castillo, muy deteriorado por las continuas crecidas del río Guadalquivir, la Inquisición se traslada al que había sido colegio jesuita de las Becas (calle Becas), lugar en el que se mantuvo hasta su desaparición entre los años 1800 y 1803.

Tras el anterior abandono, el Estado cede el edificio a perpetuidad a la ciudad de Sevilla, cuyo Ayuntamiento lo derriba y explana el solar, utilizándolo hasta 1822 como almacén de grano.

Es entonces cuando se construye el Mercado Municipal de Abastos, siendo recortado entre los años 1845 y 1852 de su extremo Sur para construir el actual Puente de Isabel II. 

Y sin más cambios de importancia se mantiene hasta 1990, en que se derriba el antiguo mercado para construir el nuevo actual.

Durante su uso por la Inquisición, para el “Auto de fe”, los reos eran conducidos por el Callejón de la Inquisición, que comunica la calle Castilla con la orilla del río.

Entrada e interior del Callejón de la Inquisición

Salida del Callejón de la Inquisición

Se cruzaba el río Guadalquivir por el desaparecido Puente de Barcas, (1170-1850), para atravesar el Arenal y entrar en Sevilla hasta el lugar donde se iba a realizar el "Auto de Fe", con la asistencia del pueblo. 

Puente de barcas (hacia 1760-1775). Como curiosidad, a la Torre del Oro le falta aún la linterna que formará su tercer cuerpo 

La condena tenía lugar al final del auto y podría consistir en muerte en la hoguera, cárcel temporal o perpetua, multa o portar el sambenito durante cierto tiempo como modo de vestir, tras haber abjurado (renunciado a sus creencias).

El “sambenito” estaba compuesto de una túnica o saya de tejido blanco o crema, de altura cercana a la media pierna, en ocasiones con un aspa que cruzaba el pecho. Podía ir acompañado de una especie de sombrero cónico a modo de capirote. Tal indumentaria también la portaba aquélla persona que era trasladada desde el Castillo de San Jorge para ser juzgada, discurriendo con ella entre la multitud.

 Condenado por la Inquisición vestido con un sambenito que lleva la cruz de san Andrés (Francisco de Goya)

Conversos con el sambenito. Panel expositivo “los Conversos” del Castillo de san Jorge. Foto: Francisco Calvo

Los “Autos de fe” se celebraron, primero en las gradas de la Catedral, y más tarde en la Plaza de san Francisco, aunque según diversas circunstancias tuvieron lugar en la iglesia de Santa Ana, la de San Marcos y en el convento de San Pablo.

Auto de Fe en la Plaza San Francisco de Sevilla en 1660. A la derecha, las arcadas del Ayuntamiento, realizadas por Hernán Ruiz, las cuales desaparecieron en el siglo XIX. (Anónimo. Colección Particular. Iglesia de la Magdalena. Sevilla)

Como vestigio, actualmente, en un arquillo en una esquina de la plaza se sitúa la “Cruz de las Siete Cabezas” (en referencia al número de querubines que se distribuyen a lo largo de este pétreo “madero” que simula lo arbóreo… desde 1903) que representa el cese de los actos de la Plaza de San Francisco. 

En un principio, su piedra era roma, aunque más tarde se le añadieron detalles para que cuadrase mejor con la estética del edificio. 


Cruz de la Inquisición o de las Siete Cabezas

Detalle de la cruz

Los que eran condenados a la hoguera eran conducidos al quemadero de San Diego, en la actual Tablada, o al quemadero de San Sebastián, que estuvo en el lugar que actualmente ocupa el monumento a "El Cid".  

El quemadero de San Diego, estuvo en el actual Prado de San Sebastián, y era así llamado por la proximidad de la ermita del mismo nombre, del convento de franciscanos descalzos, dentro de la amplia zona de Tablada (que quedaba entonces a este lado del rio). 

En este quemadero, se hallaban las estatuas de los “cuatro profetas, unas figuras de yeso, huecas, donde se introducía a los inculpados y donde morían a fuego lento.

Detalle del “Auto de Fe” de Lucas Valdés. Podría ser la Ermita de san Diego. 

En la procesión hacia el quemadero de Tablada, los condenados eran sentados al revés en burros, custodiados por los soldados y acompañados por los frailes que los conminaban para que se confesaran. 

Se dirigía por Tundidores y Alcaiceria de la Seda (dos tramos de la actual Hernando Colon), gradas de la catedral (Alemanes) y Borceguineria (Mateos Gago) en dirección a la puerta de Minjoar o de las Perlas, que en tiempos fue la Puerta de la Judería y hoy es la de la Carne y desde allí al quemadero bordeando el Tagarete. 

Condenados por la Inquisición. Lucas Velázquez, Eugenio. Hacia 1860. Óleo sobre lienzo. 77,5 x 91,5 cm. Museo del Prado. No expuesto

lunes, 30 de enero de 2023

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Personajes históricos perseguidos por la Inquisición

Bartolomé de Carranza de Miranda

Nació en Miranda de Arga en 1503 y falleció en Roma en 1576. 

Ingresó en la Orden de santo Domingo en el convento de Benalaque (Guadalajara), y completó estudios en Filosofía y Teología.

Participó de forma muy activa en el Concilio de Trento. 

Fue elegido prior de Palencia en 1548. 

Fue nombrado vicario por el Maestro de la Orden de Predicadores, con el objetivo de restaurar a los dominicos en Inglaterra, aun cuando la verdadera intención de su misión fuera restaurar el catolicismo en Inglaterra. 

Fue Predicador del Emperador Carlos al que asistió en sus últimos momentos en Yuste y de su hijo el rey Felipe II. 

A pesar de su resistencia, fue ordenado arzobispo de Toledo y Primado de las Españas.

Bartolomé de Carranza. Grabado de JuanBarcelón por dibujo de José Maea para los “Retratos de los españoles ilustres”

En esos momentos la Inquisición española se ocupaba del foco luteranizante castellano donde el nombre de Carranza se decía que fue frecuentemente invocado y Valdés, el Inquisidor General, que se consideraba con más derecho a la sede de Toledo, hace que se le acuse de hereje, siendo apresado la noche del 23 de agosto en  Torrelaguna y conducido a la cárcel de la Inquisición en Valladolid, donde dio comienzo un proceso, largo y complejo, tanto por la calidad del acusado como por las circunstancias en que se desarrolló. 

Retrato del arzobispo Bartolomé de Carranza. Luis de Carvajal. 1578. Catedral de Toledo. Sala Capitular.

Su abogado, Martin de Azpilicueta y los testimonios de prestigiosas personas, como su compañero de orden fray Bartolomé de las Casas, impidió que sus enemigos y los fiscales lograran una sentencia de culpabilidad.

Posteriormente, el proceso fue llevado a Roma por exigencia del papa Pio V, siendo encarcelado en el Castillo de Sant-Angelo, y obteniendo una sentencia favorable. 

La respuesta a la obligada comunicación al rey de España, se retrasó y no llegó antes de la muerte de Pío V. Su sucesor, Gregorio XIII, por la presión de sus enemigos, lo declaró gravemente sospechoso de herejía a pesar de que su obra fuera declarada ortodoxa por el Concilio de Trento. 

Finalmente, la defensa llevada a cabo por Martín de Azpilicueta, consiguió que fuera absuelto, poco antes de morir, a los 17 días de su puesta en libertad después de pasar 17 años en la cárcel.

Fray Luis de León

Nació en Belmonte en 1527 o 1528, y murió en Madrigal de la Altas Torres en 1591. De origen judeoconverso por ambas ramas, fue un religioso agustino español de la escuela salmantina, teólogo, poeta, astrónomo y humanista.

Fray Luis de león. Descrito y dibujado hacia 1598 por Francisco Pacheco en su libro “Descripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones”.

Fue denunciado a la Inquisición por León de Castro, catedrático de griego y rival suyo, por preferir el texto hebreo del Antiguo Testamento a la versión latina. También por traducir “El Cantar de los Cantares” a la lengua vulgar, cosa prohibida por el Concilio de Trento.

Pasó 5 años en las cárceles de la Inquisición, el tiempo que duró su proceso, tras los cuales fue finalmente absuelto.

Aula de fray Luis de León en las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca.

Galileo Galilei

Nació en Pisa en 1564 y murió en Florencia en 1642. Fue astrónomo, físico, matemático, filósofo y músico.  Es considerado como el padre de la astronomía y física moderna y defensor de las ideas de Copérnico.

Retrato de Galileo Galilei. Justus Sustermans. 1636

A los 60 años de edad compareció, ante el Santo Oficio, la Inquisición romana, por su libro "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo", en el que defendía el modelo heliocéntrico propuesto por  Copérnico, que planteaba que la Tierra y los planetas giraban alrededor del Sol, frente al geocentrismo, que colocaba a la Tierra en el centro fijo del universo, basándose en la física aristotélica y, sobre todo, en el modelo ptolemaico, el que mejor encajaba con las Sagradas Escrituras.

Fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina ante la comisión de inquisidores, bajo las órdenes del papa Urbano VIII, en una sala del convento dominico de Santa María Sopra Minerva, en Roma, y considerar su modelo una simple hipótesis matemática. Fue condenado a vivir bajo arresto domiciliario. 

Galileo Galilei ante la Inquisición Romana. Cristiano Banti. 1857. Colección privada

Galileo ante el Santo Oficio. Joseph Nicolas Robert-Fleury. 1847


Giordano Bruno

Filippo Bruno, que a los 15 años cambiaría su nombre de pila a Giordano, era un hombre religioso de la orden de los dominicos que también escribía poesías y piezas de teatro, además de dedicarse a la filosofía y la teología. Nació el 9 de febrero de 1548 en la ciudad de Nola pequeña ciudad cerca de Nápoles. 

Retrato moderno de Giordano Bruno basado en la copia de un grabado del “Livre du Recteur”. 1578

Pasó por varios conventos dominicos, pero fue acusado de hereje y se convirtió al calvinismo.

El noble Giovanni Mocenigo, con la excusa de que Bruno fuese su profesor, lo invitó a su casa, lo entregó a la Inquisición veneciana y acabó quemado en la hoguera por haber desafiado a la Iglesia e ir en contra de las ideas vigentes en aquel entonces como, por ejemplo, negar que la Tierra era el centro del universo.

El proceso de Giordano Bruno a cargo de la Inquisición Romana. Relieve de bronce de Ettore Ferrari (1845-1929)


Fue quemado el 17 de febrero de 1600. Antes de ser quemado en la hoguera un monje católico le ofreció un crucifijo para que lo besara, pero Bruno lo rechazó.

Se le considera mártir, ya que pagó con su vida el haber defendido la idea de que el universo era tan grande e infinito, más allá de lo que se podía ver, oponiéndose a los principios coercitivos, ortodoxos y violentos sostenidos por la Iglesia y la Santa Inquisición. 

Estatua de Giordano Bruno. Ettore Ferrari. Campo de Fiori. Roma

Juana de Arco

Fue una joven campesina, nacida en Domrémy, un pequeño poblado situado en el departamento de los Vosgos en la región de la Lorena, considerada una heroína de Francia por su papel durante la fase final de la Guerra de los Cien Años.

Retrato imaginario de Juana de Arco. Óleo sobre pergamino del siglo XIX o XX. Archivos Nacionales de Francia

Juana afirmó haber tenido visiones del Arcángel Miguel, de santa Margarita y de Catalina de Alejandría, con instrucciones para ayudar a Carlos VII a liberar a Francia de la dominación inglesa en el período final de la Guerra de los Cien Años.

Carlos VII, que todavía no había sido coronado, envió a Juana al asedio de Orleans como integrante de un ejército de ayuda y fue allí donde se ganó una gran fama pues el asedio fue levantado solo nueve días después. 

Otras rápidas victorias permitieron que Carlos VII fuera coronado rey de Francia en Reims. Este evento tan esperado elevó la moral francesa y allanó el camino para su victoria final.

Juana de Arcos en la Coronación de Carlos VII, en la catedral de Reims. Dominique Ingres. 1854. Óleo sobre lienzo. 240 x 178 cm.  Museo del Louvre. Paris

El 23 de mayo de 1430 fue capturada en Compiegne por la facción borgoñona, un grupo de nobles franceses aliados con los ingleses. Fue entregada a los ingleses, procesada por el obispo Pierre Cauchon por varias acusaciones y declarada culpable, siendo quemada en Ruam en 1431, cuando tenía alrededor de 19 años de edad. ​

En 1456 un tribunal inquisitorial autorizado por el papa Calixto III examinó su juicio, anuló los cargos en su contra, la declaró inocente y la nombró mártir.  ​ 

En 1803 fue declarada símbolo nacional de Francia por decisión de Napoleón Bonaparte, fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920.  ​ 

Ha seguido siendo una destacada figura popular y cultural desde el momento de su muerte gracias a que muchos escritores, artistas y compositores se han inspirado en ella.

Miguel Servet

Llamado también Miguel de Villanueva, cuyo nombre auténtico era Miguel Serveto y Conesa, nació en Villanueva de la Sigena (Aragón).

Retrato de Miguel Servet. Anónimo español. 1911

Sus intereses abarcaron muchas ciencias, tales como astronomía, meteorología, geografía, jurisprudencia, teología, física, matemáticas, anatomía y medicina.

En 1533 publicó su obra más famosa, Christianismi Restitutio, un tratado de teología que contenía sus indagaciones sobre medicina, ya que para él la fisiología revelaba la conexión divina del ser humano. “Quien realmente comprende cómo funciona la respiración del hombre ya ha sentido la respiración de Dios y por tanto salvado su alma”, escribió.

Fue el primer autor en Occidente que comprendió la respiración. Hasta entonces primaba la teoría de Galeno, según la cual el aire viajaba al corazón por la vena pulmonar para mezclarse con la sangre, que después cruzaba de un ventrículo a otro a través de poros para distribuirse por el organismo.  

Servet propuso que la arteria pulmonar llevaba la sangre a los pulmones no solo para nutrir estos órganos, sino para recoger el aire atreves de capilares y que después regresaba por la vena pulmonar al corazón. Es decir, no existía comunicación entre los ventrículos, sino que la sangre pasaba de uno a otro únicamente previa circulación por los pulmones.

Pero, su crítica a la Santa Trinidad fue considerada herejía y fue condenado por la Inquisición. 

Su persecución le obligó a cambiar su identidad y refugiarse en Lyon bajo el nombre de Michel de Villeneuve, y durante más de una década, permaneció allí ejerciendo de médico, por lo que tuvieron que conformarse con quemar su efigie junto a libros en blanco

Pero por algún motivo ignoto, de camino al sur de Italia decidió hacer escala en Ginebra y allí fue reconocido, acusado y condenado a la hoguera. El 27 de octubre de 1553 ardió con un ejemplar de su obra atado al brazo.

Todavía Servet sería quemado una tercera vez, pues en 1942 el gobierno francés, colaboracionista con la ocupación nazi, consideró que la escultura dedicada a él en Annemasse, junto a Ginebra, era un monumento al pensamiento libre. La estatua fue retirada y fundida al fuego y se restituyó en 1960. 

Giulio Cesare Vanini 

Nació en 1585 en Taurisano, donde estudió medicina, física y astronomía, además de otros estudios en teología y filosofía en Roma. 

Su nombre real era Lucilio Vanini, sin embargo, en sus textos se hacía llamar Giulio Cesare Vannini para protegerse de las condenas de la Iglesia. 

Monumento en la Piazetta del Palazzo Vechi, en Taurisanno

En Padua estudió derecho, fue ordenado sacerdote y posteriormente se desplazó a Francia, Suiza y Pise Bajos dedicándose a impartir clases, componer escritos para otros y difundiendo puntos de vista anticristianos. Pergeñó la Evolución de las Especies más de doscientos años antes que Darwin.

En 1612 se desplazó a Londres donde fue arrestado tras ser sospechoso de vender un libro (donde cambió varias palabras de una obra jurídica-medieval haciéndolo pasar como suyo) a un jurista francés, utilizando el nombre de Ludovico Martinus.

Posteriormente, dejó París, donde había estado trabajando de capellán del mariscal de Bassompierre, y comenzó a enseñar en Toulouse bajo el falso nombre de Pomponio Uciglio. 

En noviembre de 1618 fue arrestado y después de un largo juicio fue declarado culpable de blasfemia, impiedad, ateísmo, brujería y corrupción de costumbres y condenado a que se le cortara la lengua y a ser estrangulado y quemado en la hoguera el 9 de febrero de 1619 en la plaza de Salín.


Pietro d'Abano

Nació en Abano Terme, provincia de Padua en Italia en 1257. Médico, astrólogo y alquimista, en sus escritos expone, defiende y logró introducir en Occidente los sistemas médicos y filosóficos de Averroe, Avicena y otros escritores de Al Andalus. 

Pietro d'Abano

Fue acusado tres veces por el Tribunal de la Inquisición de magia, herejía y ateísmo, y absuelto en las dos primeras ocasiones. 

Finalmente fue condenado, pero murió en prisión antes de que se cumpliera la sentencia. 

Fue declarado culpable y se ordenó que su cuerpo fuera exhumado y quemado, pero sus amigos consiguieron sacarlo de su tumba y trasladarlo a la Iglesia de san Agustín, por lo que la Inquisición se limitó a la proclamación publica de su sentencia y la quema de su efigie.  

Jacques de Molay

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón u Orden del Temple fue fundada en el siglo XII, entre el 1118 y el 1119 por nueve Caballeros liderados por Hugo de Payns, luego de la Primera Cruzada.

Su misión original era la de proteger a los peregrinos cristianos en su camino hacia la Tierra Santa durante las Cruzadas, pero pronto se transformó en un ejército al servicio de la Iglesia, como fuerza de avance en las batallas clave de las Cruzadas. 

Así, en 1177 durante la batalla de Montgisard, solo 500 caballeros templarios ayudaron a derrotar al ejercito de Saladino, compuesto por más de 25.000 soldados, pues sus miembros eran avezados militares, muy entrenados, dado la tarea que tenían como misión.

Se les concedió un lugar, cerca del antiguo templo de Salomón, para establecerse, y pronto se ampliarían a todo el complejo como sede que daría nombre a la orden.

La Orden fue constituida en 1128 en el Concilio de Troyes y fue aprobada formalmente por la Iglesia en 1129, estableciéndose sus normas y reglas, redactadas por san Bernardo de Claraval, y  distinguiéndose por el uso de un manto blanco con una Cruz Roja. 

Institución de la Orden de los Templarios en 1128. Francois-Marius Granet. 1840. Óleo sobre lienzo.

Tras su aprobación experimentó progresivamente un aumento importante de sus efectivos personales en sus filas como de sus bienes y propiedades.

El aumento de sus filas se encuentra muy vinculado a sus grandes gestas militares que les dio fama mundial.

Los Caballeros Templarios. Robert Ixer.

Su crecimiento material se debía a varias razones. Una norma aprobada en 1039, les excluía de la jurisprudencia, tanto civil como eclesiástica y únicamente el Papa tenia autoridad sobre ellos. Recibían donativos y testamentos y la aportación de las grandes fortunas de los nobles que entraban a formar parte de la Orden. Además, se les encomendó la custodia de muchos objetos sagrados para que estuvieran protegidos de incursiones enemigas. El excedente de sus propiedades, como granjas y enmiendas, era también un fuerte sustento económico.

De este modo, alrededor de 1220, contaba con más de 30.000 caballeros, sin contar con el resto de personal de la Orden, y llegó a ser la fuerza económica más importante de Europa convirtiéndose en una de las primeras formas de préstamos monetarios, creando redes financieras y un sistema de préstamo que les enriqueció rápidamente.


Jacques de Molay, es reconocido por algunos historiadores como natural de Vitry en el año 1243 hijo de Juan, Señor de Lonvy y otros consideran que nació en Borgoña hacia los años 1240 y 1244. 


Se unió a los Cabaleros Templarios en 1265 y tras la muerte de Thibaud Gaudin, se convirtió en el número “23 Gran Maestre visible de la Orden", a la que gobernó hasta 1324, siendo su gran reformador.

Iniciación en la Orden de Jacques de Molay in 1265. Marius Granet,1777-1849

Militarmente, organizó, entre 1293 y 1305, múltiples expediciones contra los musulmanes y logró entrar en Jerusalén en 1298, derrotando al sultán egipcio, Malej Nacer, cerca de la ciudad de Emesa. 

En 1300 organizó una incursión contra Alejandría para recuperar la ciudad de Tartus pero fue derrotado.

Económicamente, durante su mandato el poder templario creció enormemente, lo que fue el principio de su fin.

El rey Felipe IV estaba muy endeudado con la Orden, a la que había pedido varios prestamos que no podía devolver, por ello comenzó una campaña de desprestigio, junto con Guilaume de Nogaret y Guillem Imbert (confesor real) con el objetivo de adquirir las posesiones templarías, y presionó al Papa Clemente V.

En 1307, el Papa emitió una bula papal por la cual se encomendó a todos los reyes cristianos de Europa que detuvieran a todos los caballeros templario y su Gran Maestre Jaqcques Molay, bajo la acusación de sacrilegio contra la Santa Cruz, simonía, herejía e idolatría hacia Baphomet y Lucifer. 

Interrogatorio a Jacques de Molay. Escuela francesa

Molay declaró y reconoció, bajo tortura, los cargos que le habían sido impuestos; aunque con posterioridad se retractó, y por ello en 1314 fue quemado vivo en la hoguera frente a la catedral de Notre Dame, donde nuevamente volvió a retractarse, en forma pública, de cuantas acusaciones se había visto obligado a admitir, proclamando la inocencia de la Orden.

Sus compañeros de la Orden también fueron quemados vivos, pero la pila de Molay estaba preparada para que lo hiciera lentamente.

La mayoría de las pertenencias de la Orden fueron a pasar a las coronas interesadas en su desaparición.

Jacques de Molay en la hoguera

Según la leyenda, Molay maldijo a los culpables de la conspiración:

“Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir Clemente y tú también Felipe, traidores a la palabra dada. Os emplazo a los dos ante el tribunal de Dios. A tí Clemente, antes de 40 días, y a tí Felipe, dentro de este año”.

Esta maldición se cumplió, Clemente V falleció el 20 de abril de 1314, con unas diarreas de origen desconocido, Felipe IV el 29 de noviembre de 1314, a causa de un accidente de caza, y Guillermo de Nogaret (consejero real) fue envenenado ese mismo año. 

Entre los años 1314 y 1328, murieron tres hijos y nietos de Felipe IV, lo que hizo terminar con los Capetos de Francia después de 300 años gobernando ininterrumpidamente. 

El 21 de enero de 1793, el verdugo de nombre Sanson cortó la coleta del rey Luis XVI, conocido por Luis Capeto, que al final de la noche fue guillotinado, y un hombre subió al lugar de la muerte del Rey y gritó: “Jacques de Molay, estás vengado”.

El recuerdo de la orden se mantiene en sus castillos y en la capilla Cressac se guardan restos de unos frescos realizados en el siglo XII. 

Castillo templario de Al Karak

Estas pinturas están dedicadas a la Orden y el mejor conservado muestra a tres caballeros templarios armados para el combate. 

Frescos de la Iglesia de Cressac del siglo XII

Se pueden ver las armas que portaban en las batallas por lo que tienen un gran valor documental, pues se confirma que portaban lanzas largas y que usaba yelmos para protegerse la cara y la nariz. 

Hay autores que consideran que estas pinturas hacen referencia a una batalla que se produjo en 1163 contra Norandino de Alepo, uno de su grande enemiga en Siria.

Jinete templario en los frescos de Cressac


Cayetano Antonio Ripoll 

Nació en 1778 en Solsana, luchó contra los franceses en la Guerra de la Independencia como oficial de infantería y fue hecho prisionero y llevado a Francia, donde se relacionó con un grupo de cuáqueros y se convirtió al deísmo.

Cayetano Antonio Ripoll

No creía en Jesucristo, en el misterio de la Trinidad, en el de la Encarnación del Hijo de Dios, en el de la Sagrada Eucaristía, ni en la Virginidad de María Santísima, ni en los Santos Evangelios ni en la infalibilidad de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana. No cumplía el precepto pascual.

Se instaló, como maestro de escuela, en la parroquia de Ruzafa, extramuros de la ciudad de Valencia, en una zona de huerta que hoy, integrada en la ciudad de Valencia, se conoce con el nombre de La Punta.

Fue denunciado por vecinos de la zona, que no entendían por qué no seguía los rituales tradicionales del catolicismo, pues impedía a los niños que dijesen “Ave María Purísima” y que hiciesen la señal de la cruz, y consideraba que no era necesario oír misa para salvarse.

Fue detenido en octubre de 1824 y permaneció durante los dos años en una antigua cárcel inquisitorial de la ciudad de Valencia.

Fue condenado a muerte por el “Tribunal de la Fe” diocesano, por hereje contumaz, pero estuvo a punto de salvarse porque no se encontraban su partida de bautismo, y si no era cristiano no podía ser hereje. Finalmente, apareció en Solsona, con lo que su partida de bautismo se convirtió en su partida de defunción.

Fue ahorcado, aunque el castigo previsto por la Iglesia para estos casos era el de morir en la hoguera. Por este motivo el cadáver fue metido en una cuba, pintada con unas llamas y la cuba fue llevada al río y el cuerpo enterrado fuera del cementerio. Según otras versiones la cuba con el cadáver fue quemada en el antiguo crematorio de la Inquisición.

Gravado titulado “Autodafé a Valence (Juillet 1826)”que supuestamente reproduciría la ejecución por herejía de Cayetano de Ripoll ,pero que en realidad representa un auto de fe de la Inquisición (el reo lleva un sambenito y va a ser quemado en la hoguera). Ripoll fue ahorcado por una sentencia de la Junta de Fe de la diócesis de Valencia y su cadáver solo fue “quemado”simbólicamente. La ejecución de Ripoll tuvo lugar en la plaza del Mercado de Valencia, y los edificios, seguramente inventados, que aparecen en el grabado no son de esa céntrica plaza de la ciudad. 


En estas fechas la Inquisición estaba abolida y sustituida por las llamadas “Juntas de Fe” por lo que se puede considerar que realmente no fue víctima de la Inquisición, sino que fue la última víctima de la Junta de Fe de la diócesis de Valencia por un delito de herejía.