martes, 15 de octubre de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Escritores

Miguel de Cervantes Saavedra.

Calle Cervantes (ver)

Desde el siglo XVIII está admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes fue Alcalá de Henares, pues según su acta bautismal fue bautizado el día 9 de octubre de 1547 en la parroquia de Santa María la Mayor. Pero se desconoce el día exacto de su nacimiento, aunque se cree que fue el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de dar a los niños el nombre del santo del día de su nacimiento.

Hijo de Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas, por lo que no le corresponde el segundo apellido de “Saavedra”.

En opinión de la historiadora Luce López-Baralt, el autor comenzó a utilizar este apellido tras su cautiverio, por lo que procedería de “shaibedraa” que en dialecto árabe magrebí se pronuncia casi como en español y significa “brazo tullido o estropeado”.

Por el contrario, la hispanista María Antonia Garcés atribuye la adopción del apellido Saavedra a la reinvención que Cervantes hace de sí mismo al volver de la esclavitud, pretendiendo ser descendiente de Juan de Sayavedra, héroe medieval presente en romances de gesta y también apresado por los moros.

No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios.

Lo más probable es que estudiara en la Compañía de Jesús, pues en la novela “El coloquio de los perros” (1613), el perro Berganza hace una descripción evocadora de un colegio de jesuitas, al que pudo asistir en Valladolid, en Córdoba o en Sevilla.

Lo único probado es que en 1566 se estableció en Madrid, asistió al “Estudio de la Villa”, regentado por el catedrático de gramática y filoerasmista Juan López de Hoyos y que escribió tres poesías para el libro de este, en 1569, sobre la enfermedad y muerte de la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II. Estas poesías constituyen las primeras manifestaciones literarias conocidas de Cervantes.

Miguel de Cervantes. Retrato atribuido a Juan Jáuregui. No ha sido autentificado, y no existe ningún supuesto retrato de Cervantes cuya autenticidad haya sido establecida. (CC BY 3.0)

Se conserva una providencia de Felipe II que data de 1569, donde se manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes y no de un homónimo, podría ser este el motivo que le hizo pasar a Italia.

Llegó a Roma en diciembre 1569 y por la intersección de su pariente, monseñor Gaspar de Cervantes y Gaete, entró al servicio, como camarero, de monseñor Giulio Acquaviva (que sería cardenal en 1570), a quien acompañó a Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara, como comenta en “El licenciado Vidriera”.

En 1571 pasa a ocupar plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada (Tercio de la Liga). En Nápoles, su compañía se embarcó en la galera “Marquesa”, una de las mandadas por el marqués de Santa Cruz, que participó el 7 de octubre de 1571 en la batalla de Lepanto, formando parte de la armada cristiana a las órdenes de Juan de Austria, y donde participaba uno de los más famosos marinos de la época, Álvaro de Bazán (ver).

La Batalla de Lepanto. Luna, Juan. 1887. Óleo sobre lienzo. 400 x 700 cm. Salón del Senado. Madrid. (CC BY 3.0)

En esta batalla naval resultó herido, de dos arcabuzazos, en el pecho y en la mano izquierda, que le quedó anquilosada, pero no le impidió seguir siendo soldado y participar en otras expediciones navales, bajo el mando de Manuel Ponce de León, con el apodo del “Manco de Lepanto”.

Siempre se sintió muy orgullosos de su participación en esta batalla de Lepanto: “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros” (Prologo a la segunda parte del Quijote, 1615).

Después recorrió las principales ciudades de Sicilia, Cerdeña, Génova y la Lombardía y finalmente permaneció finalmente dos años en Nápoles, hasta 1575.

El 26 de septiembre de 1575, durante su regreso desde Nápoles a España, acompañado de su hermano Rodrigo, a bordo de la galera Sol, y portando cartas de recomendación de Juan de Austria y del duque de Sessa, fueron capturados por una flotilla turca, mandada por el corsario Mami Arnaute, a la altura de Cadaqués o Palamós.

En Argel fue adjudicado como esclavo al renegado griego Dali Mamí, y durante los casi cinco años de encarcelamiento, trató de escapar en cuatro ocasiones.

El primer intento de fuga, en enero de 1576, fracasó, porque el moro que tenía que conducir a Cervantes y a sus compañeros a Orán (plaza española) los abandonó en la primera jornada.

 En 1577, la madre de Cervantes consiguió reunir una pequeña fortuna para poder rescatar a sus dos hijos, pero la cantidad no era suficiente para liberar a los dos, y Miguel prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo. 

En un segundo intento, Miguel se escondió en una cueva con quince cautivos, en espera de una galera española, pero fue traicionado por” El Dorador”, y tanto la galera como los cautivos fueron de nuevo capturados.

En el tercer intento, en marzo de 1578, pretendía llegar por tierra hasta Orán, y fracasó cuando fue detenido el moro fiel que llevaba cartas para Martín de Córdoba, general de aquella plaza, pidiéndole guías.  

En el último intento, Miguel adquirió una fragata capaz de transportar a sesenta cautivos cristianos, con una importante suma de dinero que le entregó un mercader valenciano de Argel. Volvió a ser traicionado, en este caso por el ex dominico doctor Juan Blanco de Paz, y Azán Bajá trasladó a Cervantes a Constantinopla, donde la fuga resultaría prácticamente imposible.

En mayo de 1580, llegaron a Argel padres mercedarios y trinitarios (órdenes religiosas dedicadas a la liberación de cautivos cristianos). Fray Antonio de la Bella partió con una expedición de rescatados, y Fray Juan Gil solo disponía de trescientos escudos, cuando el rescate de Cervantes era de quinientos. El fraile consiguió recolectar lo que faltaba entre los mercaderes cristianos y Cervantes fue liberado el 19 de septiembre de 1580.

El 27 de octubre, con treinta y tres años y tras once de ausencia, llegó a España, por Denia, desde donde se trasladó a Valencia y en noviembre o diciembre llegó a Madrid

En mayo de 1581, Cervantes se trasladó a Portugal, donde se hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había contraído su familia para rescatarle de Argel. Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que tenía muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África.

Se ignora la vida de Cervantes en los años 1582 y 1583. En esa época, el escritor tiene relaciones amorosas con Ana Villafranca (o Franca) de Rojas, casada con Alonso Rodríguez, tabernero. De la relación nació una hija, bautizada como Isabel Rodríguez y Villafranca el 9 de abril de 1584 en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor de Madrid. Cuando Isabel quedó huérfana, la acogió Magdalena, hermana de Cervantes. Este la reconoció como Isabel de Saavedra un año después, cuando ella tenía dieciséis años. Padre e hija no mantuvieron una buena relación.

El 12 de diciembre de 1584, Cervantes contrae matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios en el pueblo toledano de Esquivias. Catalina era una joven que no llegaba a los veinte años y que aportó una pequeña dote. El matrimonio no llegó a tener hijos y no debió de ser muy feliz, pues Cervantes nunca habla de su esposa en sus muchos textos autobiográficos.

En 1587, fija su residencia en Sevilla (ver) como “Comisario Real de Abastos”, al servicio de Antonio de Guevara, proveedor de las galeras reales, concretamente como “Comisario de Provisiones de la Armada Invencible”.  Teniendo que recorrer repetidas veces el camino de Madrid a Andalucía. Ese es el itinerario de “Rinconete y Cortadillo”.

Recorrerá municipios de la provincia de Sevilla como Carmona, Écija,  Estepa,  Arahal, Marchena y La Puebla de Cazalla  recogiendo productos como aceituna, aceite de oliva,​ trigo y cebada, como comisario de abastos de los barcos reales.

En dos ocasiones, tuvo que embargar bienes de propiedad eclesiástica lo que llevó al Provisor del Arzobispado de Sevilla a dictar sendas sentencias de Excomunión.

El 19 de septiembre de 1592, acusado de que, en el ejercicio de su comisaría, había vendido trescientas fanegas de trigo sin autorización, un Corregidor de Écija lo encarceló en Castro del Río (Córdoba), aunque, tras sus apelaciones, fue declarado inocente.

Desde 1594 se le encargó la misión de cobrar los atrasos de tercias y alcabalas que se debían en el reino de Granada, y tras la quiebra del banco donde depositaba la recaudación, fue condenado por supuesta apropiación indebida de dinero público, por lo que fue encarcelado en la Cárcel Real de Sevilla en 1597.

Calle Sierpes, panel de azulejos adosado sobre la fachada de una entidad bancaria, la Cárcel Real, donde estuvo preso Miguel de Cervantes.

Otro encarcelamiento de Cervantes en la misma Cárcel Real de Sevilla, a finales de 1602 o en 1603, que aceptan algunos biógrafos, no está probado.

En la cárcel “engendra” Don Quijote de la Mancha, según el prólogo a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí.

Miguel de Cervantes imaginando el Quijote. Roca y Delgado, Mariano de la. 1858. Óleo sobre tela. 171 x 210 cm. Museo del Prado. No expuesto (CC BY 3.0)

En la cárcel debió de convivir con tofo tipo de maleantes que mostrará en el famoso patio de Monipodio de Rinconete y Cortadillo.

En mayo de 1600 se documenta por última vez a Cervantes como residente en Sevilla y en 1604, se encuentra de nuevo en Valladolid, donde se ha establecido la Corte de Felipe III desde 1601.

En enero de 1605 se publicó la primera parte de la que será su principal obra, dedicada al duque de Béjar, con el título de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.

En 1606, la Corte se trasladaba de Valladolid a Madrid. Cervantes la siguió con su familia; y allí cambió varias veces de residencia hasta establecerse definitivamente en la calle del León.

En 1615 se publicó la segunda y última parte del “Quijote”, dedicada al conde de Lemos, con el título de “El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha”. 

Cervantes murió el 22 de abril, a la edad de 68 años, y fue enterrado al día siguiente, por lo que en el registro de la parroquia de San Sebastián se afirma que murió el día 23 de abril de 1616.

Falleció en su casa de la calle del León, esquina a la de Francos, atendido por su esposa y su sobrina Constanza de Ovando.

Debido a su pobreza, la Venerable Orden Tercera se encargó de su sepelio, y vestido con el sayal franciscano, fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas de la calle Cantarranas (actual Lope de Vega).