lunes, 7 de agosto de 2023

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Los Areneros del Guadalquivir.

Había un antiguo oficio que se mantuvo hasta mediados de los años cincuenta, con los mismos métodos de trabajo: "Los areneros del Guadalquivir". 

“Me llaman El Arenero/porque el pan que me he comío/se lo he sacao grano a grano/a las entrañas del río”.

Ésta es la soleá que Antonio González Garzón, apodado El Arenero, cantaba sobre su antigua profesión, olvidada y ya desaparecida.

Época en la que se vivía del río (Antonio Atalaya). (Ver crédito)

Triana y Coria del Río tuvieron el protagonismo principal de la actividad de los “Areneros” del Guadalquivir, pues ambos enclaves reunieron las raíces básicas de un oficio durísimo y legendario. 

Hay constancia de su existencia en el siglo XIV, censados en el arrabal de los Humeros, pero esta actividad tuvo que ser ejercida en tiempos árabes y aun anteriores como demuestran los sistemas de construcción. 

Para cargar los barcos, los areneros buscaban zonas de poca agua para poder trabajar sumergidos hasta medio cuerpo. 

Carga de un barco arenero. (Ver crédito)

En zonas más profundas se utilizaba el cazo, que era un palo de unos cuatro metros de largo con un cazo en la punta con el que se rastreaba el fondo del río cercano a las orillas. 

Cada material tenía sus lugares idóneos. La zahorra estaba en los sitios donde el agua corría más y se llevaba la arena, que se asentaba en zonas de aguas más reposadas, como los recodos del río. 

Las frecuentes riadas del Guadalquivir clasificaban naturalmente los materiales y además recuperaban las pérdidas de arena y grava en los bajos y recodos.

Se realizaba el trabajo de sirga (maroma que sirve para remolcar las embarcaciones desde tierra, principalmente en la navegación fluvial), sistema ancestral de arrastre de los barcos cargados y navegando a contra corriente.

Grupo de areneros sirgando una barca a la altura de San Jerónimo a mediados de los años 40. / Cecilio Sánchez del Pando. Colección privada de Marcos Pacheco Morales-Padrón. (ver crédito)

Para descargar los barcos, llevados a puerto a fuerza de vela, de remo y arrastre por el sistema comentado de sirga, se utilizaban espuertas de palma transportadas sobre la cabeza, que llenas de arena mojada, pesaban unos cincuenta kilos. 

Cada arenero llenaba la espuerta poniéndosela entre las piernas y acarreando la arena con un azadón. 

Otros areneros más viejos ayudaban con una pala a subirlas hasta la cabeza.

Areneros del Guadalquivir

Además, solían ir descalzos y semidesnudos, caminando sobre una tabla que unía la borda del barco con el cantil del muelle, guardando el equilibrio.

Areneros del Guadalquivir descargando en el muelle de la sal. Año 1951

Mientras se descargaba, a pie de río acudían carros y burros, con cerones a reatas, para hacer la distribución del árido.

Los viajes de ida y vuelta se hacían coincidir con los sentidos de las mareas, para aprovechar las corrientes, pero no siempre era posible esperar la bajamar para el regreso.

Sólo Alcalá del Río cuenta con una calle dedicada a esta profesión, cuando entre las de la capital podemos encontrar, muy cerca de sus bases de operaciones (Charco de la Pava y Arenal), algunos nombres indirectamente relacionados, como Redes, Barco, etcétera.