miércoles, 18 de septiembre de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas 

Fray Fernando de Talavera.

La fecha más probable de su nacimiento se puede señalar en la segunda mitad de 1430 o principio de 1431.

Nació de padres medianos de estado, no ricos ni del todo pobres, al menos uno de sus abuelos maternos era judío y era pariente cercano de Hernando Álvarez de Toledo, señor de Oropesa.

A los cinco años sirvió y estudió en la iglesia de Talavera como niño de coro.

En 1442 parece que se traslada a Barcelona para aprender caligrafía con el maestro Vicente Panyella, para enseñarle a escribir “de litera scolastica”.

Posteriormente, con la ayuda económica de Hernando Álvarez de Toledo comenzó sus estudios universitarios en Salamanca, graduándose como bachiller en teología.

Después de bachiller, se ordenó subdiácono y en torno a 1460 se ordenó como sacerdote

A partir de 1460 comenzaría su alta función docente, tal vez como sustituto del célebre Pedro Martínez de Osma, su inmediato predecesor en la Cátedra de Filosofía Moral, pues por el “Libro de Claustros” de la Universidad se conoce que fue profesor de Filosofía Moral al menos desde octubre de 1463 hasta el 7 de julio de 1466, en que renunció a su cátedra a favor del bachiller Juan de León.

Su renuncia a la carrera universitaria se debe a su retirada al monasterio de San Leonardo de Alba de Tormes, donde ingresó el 15 de agosto de 1466, fiesta de la Asunción de Nuestra Señora.

Se inició como novicio, durante cuatro años, hasta su nombramiento como prior de Nuestra Señora de Prado (Valladolid).

Su estancia en Valladolid le permitió entrar en contacto con la Corte, que se albergaba con frecuencia en esta ciudad.

En Valladolid se convirtió en el confesor de la reina Isabel y comenzó a formar parte del Consejo Real convirtiéndose en uno de los hombres más influyentes de España, participando en los hechos más importantes de la vida nacional: guerra de sucesión y con Portugal; Concilio nacional de Sevilla (1478); Cortes de Toledo (1480); cruzada y toma de Granada (1492); y organización y puesta en marcha de la nueva archidiócesis granadina (1492-1507), etc.

En efecto fue uno de los grandes promotores de la cruzada granadina, más tarde sería nombrado comisario de la Bula de Cruzada (1492), y hasta ser preconizado arzobispo (23 de enero de 1493), fue nombrado administrador de la nueva diócesis de Granada.

Su etapa de Granada fue un periodo de intenso trabajo y conflictivo desde el punto de vista político-religioso por la convivencia de dos razas y dos religiones dentro de un mismo ámbito, y se caracterizó por ir asimilando con procedimientos pacíficos y persuasivos a la población conquistada, practicando la predicación a la gente más principal de moros y cristianos.

A la muerte de la reina Isabel, digamos que cayó en desgracia y fue procesado por la Santa Inquisición por delito de herejía, con lo que en 1506 fueron encarcelados en Córdoba su hermana y su sobrino Francisco Herrera, que era deán de Granada.

Con la intervención del Papa Julio II, tanto él como sus familiares fueron absueltos y el inquisidor de Córdoba, Diego Rodríguez Lucero, fu depuesto de su cargo.

Falleció en Granada el 14 de mayo de 1507. Fue enterrado en la primera Catedral de Granada que después sería iglesia del Convento de San Francisco Casa Grande, luego Capitanía y actualmente sede del MADOC.

En 1517, fueron trasladados sus restos mortales a la Capilla lateral, junto al altar mayor, de la iglesia del Sagrario, en un sepulcro de mármol costeado por el Conde de Tendilla, donde reposan actualmente desde entonces.

Se abrió expediente de beatificación en 2017.

Fray Fernando de Talavera. Valdés Leal, Juan de. Hacia 1657. Óleo sobre lienzo. 249 x 127 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala VIII. Procede de la Desamortización (1840) del Monasterio de san Jerónimo de Buenavista

Valdés Leal representa al fraile en un pórtico abierto. La composición la cierra a la derecha con una gran columna y en la parte superior una espesa cortina. 

Detalle del rostro del fraile

Sobre su hábito jerónimo lleva un roquete de fina transparencia y delicado encaje y una muceta de brocados de oro y plata.

Haciendo alusión a su condición de arzobispo de Granada aparece, en parte cubierta, la mitra de su dignidad. 

Detalle de la mitra

En el fondo del pórtico Valdés coloca un brillante paisaje plateado en el que aparece un grupo de personas, muchas de ellas con turbante, que atienden el sermón que este fervoroso predicador les pronuncia.

Detalle de la escena secundaria