miércoles, 26 de abril de 2023

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas Mártires 

Santa Catalina.

Santa Catalina de Alejandría nació hacia el año 290 en el seno de una familia noble de Alejandría. 

El emperador Majencio o Maximiano, acudió a Alejandría para presidir una fiesta pagana y ordenó que todos los súbditos hicieran sacrificio a los dioses, pero Catalina en lugar de realizar un sacrificio, hizo la señal de la Cruz. 

El emperador ordenó que fuera torturada en una rueda guarnecida con afiladas cuchillas, pero estas se rompieron al contacto con el cuerpo de Catalina y el emperador la mandó decapitar, pero de la herida no salió sangre sino leche, y unos ángeles se llevaron su cuerpo al monte Sinaí.

En el siglo VI, el emperador Justiniano fundó, en el monte Sinaí, un monasterio denominado “Monasterio de la Transfiguración” que posteriormente fue dedicado a esta santa con el nombre de “Monasterio de Santa Catalina”. 

Los monjes del monasterio encontraron sus restos sobre el año 800, en una gruta de la montaña y a partir de entonces sus reliquias se custodiaron en el monasterio, que se convirtió en un centro importante de peregrinación. 

Sin embargo, el historiador Harold T. Davis, confirma que “la investigación asidua no ha logrado identificar a Catalina con ningún personaje histórico”, por lo que considera que Catalina puede ser una leyenda inspirada en la historia de la filósofa pagana Hipatía.

Su culto se difundió por los cruzados, en toda Europa, en el siglo XII, como reina virgen y mártir, incluida en el grupo de los santos auxiliadores, invocada para evitar la muerte súbita. 

Es la patrona de los filósofos, estudiantes, sombrereros, barberos y oficios relacionados con las ruedas. 

Se la representa con la palma, la espada y la rueda arpada en alusión al martirio, la corona por la realeza y el libro como símbolo de sabiduría.

Iglesia de santa Catalina 

El Altar Mayor de la Iglesia de santa Catalina está presidido por una imagen del siglo XVIII, dentro de un camarín realizado en la reforma de 1701, obra de Francisco Antonio Ruiz Gijón. 

Imagen de santa Catalina en su Camarín

Santa Catalina con sus atributos

Detalle de santa Catalina

Detalle de santa Catalina

Iglesia de San Vicente

Ático Capilla sacramental

Iglesia de San Hermenegildo

Retablo de san Fernando

Santa Catalina

Detalle de Santa Catalina

Iglesia de San Andrés
Santa Catalina de Francisco Pacheco en la Capilla Sacramental

Iglesia de la Misericordia

En el último tramo de la nave del Evangelio, encontramos una copia del cuadro de Murillo del Hospital de la Caridad “San Juan de Dios transportando un enfermo” y lo acompañan los cuadros de San Roque, San Sebastián, Santa Lucia y Santa Catalina.

Último tramo de la nave del Evangelio

Santa Catalina


Museos

Catalina de Alejandría. Caravaggio. 1598. Óleo sobre lienzo. 173x133 cm. Museo Nacional Thyssen Bornemisza.

Santa Catalina. Francisco Pacheco.  1605.  Óleo sobre tabla. 103,5x43,5 cm. Museo del Prado. Depósito en otra Institución

Desposorios místicos de Santa Catalina. Murillo, Bartolomé Esteban1682. Óleo sobre lienzo. 441 x 315 cm. Convento de Capuchinos de CádizMuseo de la Plaza de la Mina. Cádiz

Santa Catalina. Bartolomé Esteba Murillo. Hacia 1680. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala V.

La pintura fue realizada para la Iglesia de santa Catalina. Durante la invasión napoleónica fue expoliada por el mariscal Soult. Fue vendida en 1852 a la muerte del mariscal, pasando a la propiedad del hispanista escoses Stirling-Maxwell. En 1950 fue adquirida por un coleccionista suizo. En 1999 pasó al mercado de arte londinense como obra de Alonso Cano. En 2003 Navarrete devuelve la atribución a Murillo y en 2009 pasa a la colección de la Fundación Focus desde donde es adquirida por la Junta de Andalucía.

Santa Catalina de Alejandría. Anónimo. Finales del siglo XVI. Óleo sobre tabla. 42x26 cm. Real Academia de Medicina de Sevilla

Desposorios místicos de Santa Catalina. Valdés Leal. Juan de. Hacia 1685. Óleo sobre lienzo. 127,50 x 99 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala VIII. Procede de la Desamortización (1840) de la Cartuja de Santa María de las Cuevas

 RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Iglesia de san Juan de la Palma. 

A la izquierda de la portada, al mirarla de frente, se levanta la torre (sobre la capilla de Esquivel) en la parte correspondiente del Evangelio.

Es de planta cuadrangular, la parte inferior es original conservando restos del alminar de la primitiva mezquita, el cuerpo central es el resultado de la reconstrucción del siglo XVIII, seguramente tras el terremoto de Lisboa.

Actualmente el campanario consta de dos espadañas sobre los muros meridional y occidental de la antigua torre, ambas se edificaron en ladrillo en el siglo XVIII en 1788, como lo indica los dos azulejos del muro occidental.

Esta espadaña consta de tres cuerpos de altura, el primero prácticamente ciego sirve de soporte para los dos superiores donde se alojan las campanas, dos en el cuerpo central y una más pequeña en el superior, en huecos con arcos de medio punto, y antepechos con balconcillos de forja.

Presenta incrustaciones de azulejos de reflejos metalizados, pilastras de tacos vidriado y esta rematada por una cruz de forja con dos pares de floreros de cerámica a los lados.  

La inscripción del muro meridional posiblemente haga referencia al campanario que existió en el hastial, sobre la portada: “ESTE CAMPANARIO SE TRASLADO A ESTE SITIO ANO 1789”, consta de una campana y esta rematado por una cruz de forja.

El documento más antiguo que hace referencia a ella, es el contrato para la construcción de la portada a los pies del templo, fechado en el 28 de julio de 1420 y firmado por Alfonso Guillen, mayordomo de la Iglesia, y por los maestros canteros Juan Rodríguez de Lebrija y Martin Martínez: "...Eque faganws enrima delfastyal un campanario para la campanilla, tal coma esta hecho en la iglesia de Santa Agna de Triana. E otrosy que fagamos una escalera desde la torre de dicha iglesia do estan las campanas de[ campanario, fasta el dicho campanario, que avemos de fazer doha de estar la campanilla. Eotros{ quefagamos una puerta segund que pertenesre a la dicha torre para servidumbre del escalera. E que la aportyllemos de sus axarrafas a la dicha escalera. E otrosy quefagamos un canal de la dicha escalerapordo salga las aguas a la ca/le... ". 

En él, se habla de la torre donde estaban las campanas, diferenciando este campanario del que se iba a construir sobre la portada, en el hastial de la Iglesia. También, se habla de la escalera que los uniría y de la puerta de la torre que daría acceso a esta escalera, distinta a la escalera de caracol de la torre para acceder desde la planta baja. Así, sabemos que ya estaba construida en 1420 y que tenía un segundo cuerpo de campanas.

 


Conjunto del campanario del muro occidental

Cuerpo central con azulejo de fecha de renovación 

 Cuerpo de dos campanas 

Cuerpo superior con una sola campana

Remate de cruz de forja con veleta y floreros de cerámica

Las dos espadañas sobre los muros meridional y occidental

Inscripción del muro meridional 

Cruz de forja sobre la espadaña meridional 

 RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Iglesia de santa Ana.

Destaca su gran espadaña campanario que domina la calle y una pequeña torre decorada con el escudo de la orden carmelita, que solo es visible desde determinados lugares. 

Espadaña-campanario

Detalle del cuerpo superior de la espadaña-campanario

Detalle de una de las campanas

Escudo de la Orden Carmelita

Cruz y veleta

 RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.

La torre es de caña cuadrada. El cuerpo de campanas es de planta cuadrangular con un vano de medio punto por cada cara.  Se corona con un remate más pequeño, de sección rectangular, con arcos de medio punto en sus cuatro lados, con paños cerámicos con figuras, en muy mal estado de conservación. Se remata con una cruz y una veleta. Muy difícil de fotografiar por la falta de perspectiva al ser una calle estrecha.

Conjunto de la torre

Cuerpo de campanas

Dos de las caras visibles del remate de la torre

Detalle de la Cruz y la Veleta

RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Monasterio-Iglesia de san Clemente.

Al compás del convento, se accede desde la calle Reposo a través de una portada Barroca, con un arco de medio punto, presidida por un azulejo de San Clemente, revestido con la Tiara, sentado, tiene en una mano la triple cruz pontificia y en la otra un ancla símbolo de su martirio.

Dos medias columnas adosadas de orden toscano puro, terminadas en un entablamento clásico con triglifos y metopas. Corona la espadaña un frontón curvo partido y sobre los dos dados se plantan florones de cerámica blanca. Termina con una cruz latina de hierro.


Calle Reposo

Tiene otra portada de acceso más sencilla por la calle Santa Clara, que en el centro de la espadaña presenta un azulejo con la imagen del rey san Fernando, que conquistó Sevilla el día de san Clemente.

Termina en un frontón mixto ondulado. Sobre las jambas una serie de pilares superpuestos. Entablamento clásico con triglifos. Una especie de pedestal saliente. Se corona con una cruz latina y una veleta con un león.

Calle Santa Clara

Veleta que muestra un león

Desde este patio se puede apreciar su espadaña, aunque tiene mejor vista desde la cercana calle Torneo/Barqueta o del Espacio de santa Clara.

Consta de dos cuerpos. Tiene cuatro campanas en cuatro vanos. Decorada con azulejos de color oscuro, naranja y amarillo.

El cuerpo inferior tiene un arco central con impostas y dos rectángulos verticales. Sobre ellos una cartela cuadrada de cerámica y una pilastra más pequeña que las inferiores, pero ambas dentro de él. El entablamento termina en la imposta del arco, desde donde arranca la rosca de éste. Las pilastras decoradas con verduguillos de cerámica. Bolas o ménsulas, también de cerámica, en los capiteles de las pilastras.

El cuerpo superior sobre el entablamento, apoyado este en canes. Frontón curvo partido Decoración cerámica sobre dicho frontón. Dos pináculos decorados con bolas de cerámica. Arco de medio punto con ménsulas en la clave y pilastras pareadas en las jambas. Una especie de contrafuerte rellena el espacio hasta los pináculos

Sobre el arco un frontón curvo. Dentro de otro partido con volutas. Frontón curvo al final sobre canes. Dos florones en el guardapolvo con bolas de cerámica, Cruz griega de hierro y veleta sobre ora bola en el centro del guardapolvo.  

Espadaña desde el Espacio santa clara y desde la calle Torneo

RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Veleta de la Iglesia del Dulce Nombre.

En la capilla del Dulce nombre, sede de la Hermandad de Vera Cruz. En su exterior, una cancela de entrada da acceso a un patio, a modo de atrio, en el que se encuentra la puerta de la capilla.

 Sobre el portalón una sencilla espadaña, con un cuerpo, un vano y una sola campana, con un balcón saliente con baranda de hierro.

Pilastras pareadas a los lados del arco de medio punto. Dos dados a ambos lados del arco con piñas de barro cocido.

Sobre el arco una cornisa saliente partida. Esta coronada por una especie de frontón rebajado semicurvo y sobre él, a cada lado, un dado con florones de cerámica vidriada y en el centro una cruz latina de hierro y veleta. 

Espadaña con veleta

Espadaña con una sola campana

RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Veleta de la Iglesia de san Antonio de Padua.

Desde la puerta adintelada, de la iglesia de san Antonio de Padua, situada en el lado de la epístola, podemos ver dos espadañas del siglo XVIII. 

Doble Espadaña

Espadaña Mayor

Espadaña Mayor: 

Tiene un arco de medio punto con impostas y pilastras pareadas, decoradas con azulejos azules, terminadas en capiteles con volutas estriadas. En los frentes laterales unos cartabones al pie con volutas estriadas. En los frentes laterales unos cartabones al pie con volutas coronadas con dos florones de dos bolas mayores y bulbo hasta una bola superior más pequeña. Una campana. El entablamento tiene decorado el friso con azulejos. Cornisa proyectada sobre medillones con entrantes en el centro y salientes a los lados. Frontón curvo partido. Del centro sale un ático decorado con un pijante. Este coronado por un jarrón. En el guardapolvo del frontón dos florones como los inferiores, también de cerámica azul y blanca.


Azulejo de la aparición del Niño Jesús a San Antonio

Debajo del arco que sale del muro de la iglesia, y cerca del pie de ella, al lado de la Epístola, un paramento con tres azulejos. Uno mayor en el centro con san Antonio de rodillas recibiendo al niño Jesús en los brazos. Al pie un libro con una azucena. A ambos lados dos azulejos policromos con decoración vegetal entrelazada.

Espadaña Menor

Espadaña menor: 

En el paramento inferior, a la altura de los azulejos descritos una pequeña esquila en un vano rectangular vertical y ciego. Pilastras a los lados con pijantes a la altura de los capiteles como los señalados en la espadaña mayor. La parte superior con arco trilobulado con impostas entre dos pilastras, decoradas con azulejos con ménsulas de volutas a la altura de los capiteles. En los frentes laterales cartabones también con volutas. Sobre el arco un entablamento revestido de azulejería y cornisa saliente, Corona la composición un frontón mixto ondulado, terminado en una cruz latina de hierro, y a los lados dos florones de cerámica azul y blanca.


Cruz de forja en ambas espadañas

RUTAS POR SEVILLA

Letanías Lauretanas 

La letanía es un modo antiguo de oración que consiste en repetir constantemente unas formulas determinadas.  En las Sinagogas, el pueblo de Israel utilizaba este tipo de rezos pues recitaban diariamente las dieciocho bendiciones, y este tipo de plegaria se siguió utilizando tanto la cultura pagana como los Santos Padres.

En el año 592 San Gregorio Magno compuso las llamadas “Letanías Mayores”. El testimonio más antiguo de su aplicación a la Virgen María se encuentra en un Misal de Maguncia del siglo XII.

La “Letanía Lauretana” recibe este nombre por su procedencia del santuario de Loreto (Italia) y es la letanía mariana usada actualmente, aprobada por el Papa Sixto V en 1587 para toda la Iglesia. 

Las imágenes plasmadas en letanías, fueron muy representada en libros como la conocida “Biblia pauperum”, del siglo XIV, el “Concordantiae caritatis”, del Abad Ulrico de mediados del siglo XIV, y el “Defensorium inviolatae virginitatis Mariae”, del dominico Francisco de Retz, escrito en torno a 1417. 

Estos símbolos o alegorías irán apareciendo en las llamadas “mariologías”, textos que defendían tanto la virginidad como la concepción inmaculada de la Virgen, rodeando a la figura de María, como en el libro “Flores de Miraflores, hieroglíficos sagrados, verdades figuradas, sombras verdaderas del Mysterio de la Inmaculada Concepción de la Virgen y Madre de Dios María Señora nuestra”, escrito por el cartujo Fray Nicolás de la Iglesia entre 1653 y 1654 y dedicado exclusivamente a los símbolos de la Inmaculada.

Existen otras letanías, como son las de los Santos, la del Sagrado Corazón de Jesús, del Santísimo Nombre de Jesús, de San José, etc.  Todas revisten el carácter fundamental de ser oraciones de súplica e intercesión.

La Fuente

“Fuente de los huertos, pozo de aguas vivas, corrientes que del Líbano fluyen”

Según la tradición, en el paraíso terrenal existían cuatro ríos que partían del pie del Árbol de la Vida. Esta fuente u origen de todo es considerada la fons iuventutis”, imagen de la fuerza vital del hombre y de todas las sustancias y el agua, por su misma naturaleza y porque ha sido creada por Dios, se presenta como elemento vivificador y purificador.

Asimismo, la fuente es alegoría de la fecundidad femenina, además de asemejarse a la sabiduría.

En la tradición judía el agua es madre y matriz, es el origen de la creación. En la cristiandad, de igual modo, la Virgen es la fuente de una nueva vida pues de su maternidad divina ha nacido, para la humanidad, la verdadera vida que es Jesucristo.

Aparece citada varias veces en el “Cantar de los Cantares”, en el que un esposo describe a su esposa “...eres, esposa, una fuente sellada “(4.12); “...una fuente de jardines”, y Teodoto de Ancira (escritor del siglo V), dirá de María: “Salve, limpísima fuente del agua que da la vida”.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada

Iglesia de la Misericordia. Cubierta de la capilla de la Virgen de la Alegría 


El Pozo

“…pozo de aguas vivas”

El agua es símbolo en todas las religiones, incluida como unos de los Cuatro Elementos.

Además, su importancia cobra más fuerza debido al contacto geográfico de las Sagradas Escrituras con el desierto y la importancia que para la cultura semita nómada tenía la posibilidad de la cercanía de un pozo. Era pues símbolo de la abundancia y de la fuente de vida.

María sería ese pozo, en el sentido en que ella contuvo en su seno a la verdadera agua que da la vida.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada

Iglesia de la Misericordia. Cubierta de la capilla de la Virgen de la Alegría 

La Puerta

“Y asustado dijo: «¡Qué temible es este lugar! ¡Esto no es otra cosa  sino la casa de Dios y la puerta del cielo!».

María sería la puerta del Cielo por donde ha venido a nosotros el Salvador, y también es la puerta que nos conduce a Él.

La puerta es el paso de un lugar a otro, de un estado a otro, de la muerte a la vida, del pecado a la virtud y evoca el espacio que esconde tras ella, en clara alusión al poder misterioso, al secreto que esconde.

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria

Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


El Espejo

“Es un espejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad”.

En el espejo vemos la verdad, la conciencia, la claridad, la armonía y el poder de adivinación.

Simboliza al “espejo de justicia” donde se refleja toda la santidad divina, es decir, la perfección, pues en el lenguaje bíblico se identifica la justicia con la perfección.

Además, se le suele relacionar con el alma y el reflejo que ésta produce.

En la mística musulmana también se lo asocia con el alma.

Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Parte del Tríptico de la Capilla de San Andrés

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


El Árbol

“Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará”.

En líneas generales, los árboles, por su verdor y su vida, suelen tener un significado relacionado con la esperanza de salvación.

El Árbol simboliza a la Virgen María, la nueva Eva, que ha concebido por mediación de la gracia, el Cristo y todos los pueblos cristianos. 

Es la Iglesia universal, el Paraíso donde se reúne la familia de los elegidos.

El árbol y su madera simboliza la Cruz, por lo que entronca también con el Cristo crucificado, con esta muerte de donde deriva una raza nueva. 

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
La Palmera

“Como palmera me he elevado en Engadí”. “Florece el justo como la palmera”.

Para los discípulos y los habitantes de Jerusalén la palmera es el símbolo de la entrada triunfal en Jerusalén.

La palmera era uno de los árboles que existían en el paraíso y por tanto en el camino de salida y por ello es habitual en el tema de la expulsión de Adán y Eva.

La palmera se asocia con la justicia, pues es áspera y rugosa en su tronco, y se guarnece de espinas, como la justicia cuando tiene que aplicar un castigo. La palmera, al igual que la justicia, no puede perder su follaje, pues perdería su perfección. Finalmente, si la Justicia necesita beber de la fuente de la Sagrada Escritura, la palmera necesita brotar próxima a un curso de agua. 

El hombre recto se eleva hacia el cielo, la palmera, con su tronco derecho, se levanta sobre el suelo recta y a gran altura.

La Virgen es simbolizada por la palmera ya que ella es imagen del triunfo  de la salvación de Dios, de su esperanza y de su justicia y encontramos la palmera en el repertorio iconográfico en torno a la Inmaculada.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


Iglesia de la Misericordia. Cubierta de la capilla de la Virgen de la Alegría 

El Olivo

“…como gallardo olivo en la llanura”.

Bíblicamente está asociado a la paz por la paloma de Noé, que en su pico traía un ramo de olivo.

Asimismo, también se la relaciona con la cruz de Cristo que, según la leyenda, estaba hecha de cedro y olivo.

Simboliza la realeza, al ser el árbol del que se extrae el aceite que se usaba para la coronación o unción de reyes.

Hace referencia a la paz, la fecundidad, la purificación, la longevidad, así como a la fuerza, la victoria o la recompensa.

En la Antigua Grecia era el símbolo de la propia Atenea y de sus valores de sabiduría, prudencia y civilización. Para el islam, significa y simboliza al Profeta.

Estos valores de fecundidad, victoria, fortaleza o purificación pueden ser aplicados a la persona de la Virgen.

El Ciprés

El ciprés, para muchos pueblos es un árbol sagrado, y por su longevidad y su verdor persistente, es denominado el “árbol de la vida”.

Su resina incorruptible y su follaje recio evoca la inmortalidad y la resurrección. Su verticalidad recuerda el tránsito de la tierra al cielo como símbolo de la esperanza cristiana.

Este elemento aplicado a María simboliza que la Virgen, como el ciprés recio, se mantuvo firme e incorruptible ante el pecado, representando la inmortalidad, la resurrección, y la esperanza de todo creyente, la promesa divina de salvación.

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de San Estanislao de Kostka. Iglesia san Luis de los Franceses

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada

Iglesia de la Misericordia. Cubierta de la capilla de la Virgen de la Alegría 


El Cedro

“Como cedro me he elevado en el Líbano”.

Es el símbolo de la perennidad, la permanencia, el vigor, la nobleza, la inmortalidad e incorruptibilidad, puesto que no se pudre.

Al contemplar las virtudes evangélicas de la Virgen, todas estas características del cedro simbolizan a María.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo

La espiga de trigo

Se han usado comúnmente como símbolo de las fuerzas latentes, no manifestadas, de la esperanza y la abundancia. La semilla es el símbolo de culto a la diosa Ceres por ser ella, según la mitología, la inventora del modo de sembrar y recoger el trigo y granos, en que tuvo a Triptolemo, el héroe de la mitología griega, que aprendió las artes de la agricultura, como alumno. 

Como símbolo cristiano, las espigas son alimentos, señales de prosperidad y la confirmación sagrada que todo saldrá bien. Cuando la antigua envoltura de la semilla se rompe simboliza la muerte, el resurgir de la espiga representa una nueva vida, la resurrección. Este es el motivo por el que muchas lápidas disponen espigas en su decoración. 

En el cristianismo, las espigas de trigo se han utilizado como símbolo del matrimonio. El trigo representa la fecundidad y la abundancia, y cuando se mezclan en un ramo o corona, simboliza la unión y la armonía entre la pareja. Además, la imagen de las espigas de trigo se asocia a menudo con la imagen de la cosecha, y el matrimonio puede verse como la "cosecha" de dos individuos que se unen para formar una nueva unidad familiar.

Su apariencia débil de la espiga, nos permite vincularla con la virtud de la templanza.

Retablo de san Estanislao de Kostka. Iglesia san Luis de los Franceses
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

El Lirio/La azucena

“Como lirio entre los cardos, así es mi amada entre las mozas”.

Tanto los lirios como las azucenas, al ser blancas, vienen a significar su ser virginal y su concepción sin mancha de pecado. El lirio entre cardos es una metáfora de la pureza de María, que destaca en un mundo inundado por el pecado.

Los pétalos abiertos hacia lo alto son una referencia a su apertura a Dios Padre. Los que abren a los costados aluden a su “maternidad generosa y esencialmente misionera”. Si todos los pétalos forman una sola flor, representa la fraternidad e unión de todos los hijos de Dios Padre.

Asimismo, el lirio en la tradición bíblica es símbolo de elección del ser amado y la azucena simboliza el abandono a la voluntad de Dios, a la Providencia, que cuida de las necesidades de sus escogidos.

Finalmente, también sería una evocación del Árbol de la Vida.

Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


La Rosa

“…como plantel de rosas en Jericó”.

La rosa, se suele comparar con la reina de las flores y con la caridad, que es la reina de todas las virtudes. Asimismo, la rosa desnuda de hojas, únicamente con las espinas, suele ser considerada un símbolo de Pasión, de dolor.

De igual modo, es la imagen de la copa que recoge la sangre de Cristo, el sufrimiento de la Virgen al sacrificio de su Hijo.

También es símbolo de la discreción.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo

Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de San Bernardo

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


El Huerto cerrado

“Huerto eres cerrado, hermana mía, novia, huerto cerrado, fuente sellada”.

La imagen del huerto cerrado, así como la de la fuente sellada aluden a la virginidad de María y también a la ausencia de pecado, de modo que ningún hombre manchó su pureza, y el pecado tampoco rozó su persona.

Si Eva, la primera mujer, cayó en la tentación del Demonio, María, la Nueva Eva, es un huerto cerrado en el que el Maligno no pudo entrar.

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


La ciudad

La ciudad, por su esencia, es imagen de la estabilidad. En la Biblia toda ciudad, por analogía, se asocia a la Gran Ciudad, que es la Jerusalén Celeste.

Es por ello que, las ciudades, establecidas como “centros del mundo”, hacen referencia a centros espirituales.

Asimismo, la ciudad tiene un cariz femenino, es como una madre que recoge en a sus hijos.

Como recinto cerrado hace alusión a la Virgen, pues para María el huerto cerrado, y la ciudad sellada simbolizan que el pecado no ha entrado.

Asimismo, la Madre de Dios es imagen de esa nueva  Jerusalén celestial a la que todo creyente aspira a llegar. 

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


La Torre

“Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos”.

María es la “Torre de David”, porque es el vaso incorrupto que ha continuado el linaje de aquel rey. Es “sólida muralla”, “fortaleza inexpugnable”, “trinchera protegida” y “fuerte torre de defensa”

Ella, al igual que el cuello, es el nexo entre la cabeza y el cuerpo, esto es, entre Cristo y los hombres. Aplicado a María, es también la imagen de la ascensión.

Convento de san Clemente
Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Retablo de san Estanislao de Kostka. Iglesia San Luis de los Franceses
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

La Escala de Jacob

La escalera o escala es claramente un símbolo ascensional, es un camino por el que se puede subir y bajar, es la unión entre el cielo y la tierra.

La patrística y la mística medieval han visto en esta figura un tipo de la ascensión del alma hacia Dios.

En Bizancio se llama a María escala del cielo por la cual descendió Dios hasta los hombres y por la cual les permite subir al cielo.

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Parte del Tríptico de la Capilla de San Andrés

El Templo del Espíritu Santo

María es el “Templo del Espíritu Santo” por naturaleza, simbolizando su pureza en su virginidad y en su limpia concepción, pero, además, el antiguo Templo de Jerusalén albergaba en su interior la presencia real de la Divinidad, y ella, en su seno, contuvo a Dios mismo. En ese sentido, esta imagen es una de las más que mas simboliza a la Madre de Dios.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


El Arca de la Alianza

Para el pueblo de Israel era el tesoro más sagrado, al tener en su interior las Tablas de la Ley, la urna del maná y la vara de Aarón, hermano de Moisés, que había florecido maravillosamente, y suponía el símbolo del pacto que Yahvé había hecho con su pueblo.

Máximo de Turín, a fines del siglo XV, realiza un paralelismo del Arca de la Alianza con la Virgen María, pues de igual modo que el arca contenía las tablas del Antiguo Testamento, María llevó en su seno al heredero del Antiguo Testamento, llevó al mismo Dios”.

El Arca de Noé.

El Arca de Noé simboliza el único lugar en la tierra donde habitó la inocencia, frente a un mundo marcado por la maldición del pecado y por ello su símil con el vientre de María que, debía albergar a Dios, de donde saldría un nuevo orden de hombres y mujeres según la voluntad divina.

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses

La Estrella / Estrella de la Mañana / Estrella del Mar

La estrella simboliza la esperanza de quien aguarda la llegada del día después de las tinieblas de la noche.

Antes de salir el Sol hay una estrella que brilla más que ninguna y que incluso podemos ver con el alba, es la “Estrella de la Mañana”, que anuncia el día, y con él el fin de las tinieblas. María nos anuncia la llegada del Señor, el Sol que viene.

Asimismo, al igual que una estrella guió  a los Magos de Oriente para adorar al Niño,  en la oscuridad de la noche los navegantes, durante muchos siglos, confiaban en las estrellas, la “Estrella del mar”, para orientarse hacia puerto seguro y la Virgen es la estrella de la evangelización que nos lleva hasta Cristo, el puerto seguro.

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


Las Doce estrellas

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”

Las doce estrellas, son una metáfora de las Doce Tribus de Israel. Asimismo, la devoción popular, relacionó las doce estrellas con el rezo delStellarium”, una oración similar al rezo del rosario, donde se reflexiona sobre los privilegios y gozos de la Virgen.

La Luna / la Media Luna

“¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?”.

La astrología siempre consideró a los astros como seres vivos y estudió las relaciones que éstos mantenían con todas las demás entidades vivientes, pues para la Astrología, el universo es un gran ser vivo.

En este sentido, la luna es el símbolo de la Madre-Mediadora-Escalón o puente entre la tierra y el cielo, entre la divinidad y la humanidad.

La Luna es la diosa del amor, de la fertilidad, de la sabiduría que nos va marcando los diferentes ritmos vitales, que duran unos veintiocho días.

Igualmente, tiene un carácter femenino, en contraposición a la masculinidad del Sol, y la media luna, tradicionalmente, se ha relacionado con las deidades femeninas.  

Desde un punto de vista meramente cristiano, la Virgen es la luna, puesto que está en función del Sol, su Hijo

Finalmente, mencionar que, tras la batalla de Lepanto, el cristianismo usó el creciente de la luna bajo los pies de la Virgen Inmaculada, como un símbolo de la victoria de la Cruz sobre la Media Luna turca.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


El Sol

“¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?”.

El Sol, tradicionalmente se aplicó a los dioses clásicos como Apolo, posteriormente fue símbolo de Dios Padre y de Cristo.

El Sol es complementario de la Luna, aunque puede ser considerado como el elemento opuesto.

Simboliza la Justicia, la fuerza, el poder, el principio y origen de todo, lo que nos ilumina tras la muerte.

En María, el verdadero sol es su Hijo, ella  mediante sus virtudes, irradia luz como el astro solar.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria
Retablo del Cristo del Buen Suceso. Iglesia del Buen Suceso

Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada


El Unicornio

El unicornio simboliza la imagen del ser fuerte, del poderoso, ya fuera bueno o malo.

Según la antigua leyenda, sólo podía ser amansado y vencido ante una doncella virgen. La doncella se correspondería con la Virgen, sentada en elhuerto cerrado”. El cazador sería el Arcángel San Gabriel, que hace sonar el cuerno de caza y azuza a sus perros, símbolos de la Verdad, la Caridad, la Justicia, la verdad, la bondad, la Misericordia y la Paz. Cristo, víctima de este símil, pasa a ser figurado por el unicornio, que, atraído por la pureza virginal de María, cae sobre el seno de la doncella.

El Manto azul

La palabra manto representa a la madre que envuelve y cobija, y María es por consiguiente el hogar de Dios humano, la Sede de la Sabiduría. Además de estar emparentado con la eternidad.

Desde tiempos remotos siempre se ha identificado a este color con el número seis, tratándose de un símbolo de la virginidad

Para los pitagóricos se asociaba con la balanza, siendo justamente Ella la Mediadora entre Dios y los hombres.

El color azul hace alusión al mar tempestuoso, María es Estrella del mar.

El azul evoca la pureza, el desprendimiento de lo humano que permite remontarse a lo divino, lo trascendental y, en definitiva, lo espiritual y lo profundo.

 De igual modo, el azul es el color más inmaterial y profundo, lo que vendría a simbolizar “el despego frente a los valores de este mundo y el vuelo del alma liberada hacia Dios”.

En la mayoría de las representaciones de la Inmaculada Concepción anteriores a la segunda mitad del siglo XVII, previas al tratado de Pacheco, era usual contemplar la túnica de la Virgen en color rojo. La simbología del mismo, suele relacionarse en el cristianismo, principalmente con el amor. Al ser el color de la sangre derramada por Cristo y también por los mártires se relaciona   con el amor triunfante e incluso con la justicia divina.

La iconografía de la Inmaculada fue fijada por Pacheco en su libro “Arte de la Pintura” donde indica que la Virgen había de representarse con doce o trece años de edad y estar vestida con túnica blanca y manto azul, llevando una corona sobre la cabeza, aureolada por doce estrellas. La figura de la Virgen, tal y como señala Pacheco habrá de estar rodeada por un resplandor oval de tonalidades áureas, mientras que a sus pies figurar la luna vuelta hacia abajo.