AREA DE SAN ESTEBAN
Convento Madre de Dios de la Piedad
El Convento de Madre de Dios de Sevilla pertenece a la congregación de
las Dominicas, orden fundada por Santo Domingo de Guzmán en 1206, siendo la
oración su principal objetivo, aunque también obtienen ingresos con la
realización de diversas actividades artesanales como flores de papel y tela y
dulces conventuales.
Santo Domingo
de Guzmán
Santo Domingo de Guzmán Penitente. 1606-1607. Procedencia del
Convento de Santo Domingo de Portacoeli. Sevilla. Desamortización 1840. Museo
de Bellas Artes de Sevilla
La fundación del convento, como beaterio para estas monjas dominicas, se
produjo en 1472, promovida por Isabel Ruiz de Esquivel, viuda del Alcaide de
Sevilla, Juan Sánchez de Huete, en un viejo edificio, propiedad del Hospital de
San Cristóbal y Santiago, en la Puerta de Triana.
La frecuente inundación del Guadalquivir provoca numerosos daños en el
edificio y la gran riada de 1495 lo deja en estado ruinoso.
Ante esta situación, la reina Isabel II, que profesaba gran gratitud a
esta comunidad, por haberse hospedado en el edificio durante alguna de sus
estancias en Sevilla, les concede una manzana de casas frente a la iglesia de San
Nicolás, que habían pertenecido a los judíos que habían sido expulsados, en
plena judería en uno de los ejes históricos de entrada a la zona antigua de la
ciudad, dentro del barrio de san Bartolomé, constituyendo, en 1496, uno de los
primeros conventos fundados en Sevilla a partir de la época de los Reyes
Católicos. La finca comprendía una
serie de casas y una sinagoga que las monjas convirtieron en oratorio o iglesia
cristiana.
Medio siglo más tarde las monjas decidieron transformar el conjunto de
casas en una residencia conventual apta para las necesidades de la vida de
comunidad, incluyendo la construcción de una Iglesia
La
remodelación del convento comenzó en 1551 con la construcción de la Iglesia y
de nuevas dependencias gracias a la colaboración del rey Felipe III y de
familias nobles de la ciudad. La iglesia se terminó de construir en 1572, bajo
la dirección de los arquitectos Juan de Simancas y Pedro Díaz de Palacios y la
portada de la calle san José, obra de Juan de Oviedo y de la bandera finalizó
en 1590.
Desde principio del siglo XVII, la comunidad conoció un momento de gran
esplendor, pues numerosas familias nobles sufragaron obras para ser enterradas
en el interior de la Iglesia. La que más contribuyó fue la viuda de Hernán
Cortés, doña Juana de Zuñiga, junto a la viuda del capitán Andrés Berdome que
cedió fincas urbanas y rurales que generaron grandes rentas. Otros donantes
fueron los Venegas, los Neve o incluso Bartolomé Esteban Murillo, que donó una
esclava morisca para el servicio de su hija, religiosa del convento.
Pero, además, la importancia de esta comunidad religiosa en Sevilla, hizo
que entraran en ella importantes damas de la aristocracia o vinculadas con el
Descubrimiento de América, como tres biznietas de Cristóbal Colón, tres hijas
de don Jorge de Portugal, doña Juana de Zúñiga, viuda de Hernán Cortes, su hija
doña Catalina Cortés y su nuera Catalina de Arellano, el licenciado Diego
Venegas y familia, Beltrán de Cetina, padre del poeta Gutiérrez de Cetina, y
muchos otros. Otras religiosas ilustres que profesaron en el convento y se
encuentran enterradas en él, son Sor Mariana de Santos Domingo Riosoto, Sor
Mariana de Santa Rosa y Sor Bárbara de Santo Domingo, por lo que la Iglesia del
convento puede considerarse como panteón de ilustres personalidades.
Con las desamortizaciones de 1835 y 1836 y sobretodo con la Revolución
Gloriosa de 1868, las monjas perdieron tierras y rentas y fueron trasladadas al
monasterio cisterciense de san Clemente. El convento fue ocupado por diferentes
instituciones oficiales, reuniones electorales y mercado de abastos, pero sin
gran uso, hasta que en 1870 se estableció la Escuela de Medicina en la parte
más noble del edificio.
Restaurada la monarquía, las monjas volvieron a su convento el 1 de agosto
de 1877, pero el convento estaba desolado, ya había sido dividido, en algunas
estancias se habían instalado diversas entidades públicas y aunque fue
declarado, como “Bien de Intereses Cultural” en la categoría de Monumento
Histórico-Artístico Nacional en 1971, sufre grandes deterioros en la zona de
clausura y en 2022 ha sido objeto de una importante restauración.
EXTERIOR
La larga fachada situada en la calle san José, cuenta con un muro sonde
se ubica la puerta principal del siglo XVI (1590), obra de Juan de Oviedo y de
la Bandera, que presenta una notable vistosidad, destacando sobre el paño
continuo y sobrio de la fachada del convento.
Larga fachada situada en la calle san
José
La portada esta labrada en piedra, con dos pilastras que soportan un
dintel en el que aparecen los escudos de los Reyes Católicos y de la Orden
Dominica. Sobre ellos, un frontón partido, con una hornacina, con un relieve
que nos muestra a la Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo. El padre
Eterno en el ático. Encima una gran cruz.
Parte superior de la portada
Escudos de los Reyes Católicos y de la
Orden Dominica
Relieve con la Virgen entregando el
Rosario a Santo Domingo
El padre Eterno en el ático
Cruz de piedra
En el conjunto aparece uno de los símbolos dominicos, como es el perro
portando una antorcha en la boca. La leyenda narra una visión que la madre de
santo Domingo, la beata Juana de Aza, tuvo antes de su nacimiento. Según la
leyenda, soñó que un perrito salía de su vientre con una antorcha encendida en
su boca. Para comprender el significado del sueño buscó la intercesión de Santo
Domingo de Silos, realizando una peregrinación al monasterio benedictino que
había fundado. Allí comprendió que su hijo iba a encender el fuego de
Jesucristo en el mundo por medio de la predicación y que le pondría el nombre
de Domingo, como el Santo de Silos. Domingo viene del latín “Dominicus”, que
significa “del Señor” y de “Dominicus” viene “Dominicanus”, que es el nombre de
la Orden de Santo Domingo, y utilizando un juego de palabras, se dice que
“Dominicanus” es un compuesto de “Dominus” (Señor) y canis (perro),
significando “el perro del Señor” o el “Vigilante de la viña del Señor”.
Perro portando una antorcha en la boca
Junto a la portada de la Iglesia, en el lado derecho, una placa de mármol
explica parte del proceso de formación del convento, con los nombres de alguno
de los principales personales y las fechas más destacadas de su historia.
Placa de mármol
La fachada continua al sur hacia la calle Madre de Dios, donde se
encuentra la “Casa del Capellán” y en el interior del edificio del Centro de
Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS) se conserva el
primitivo “Claustro principal” del convento, aunque muy reformado.
Puerta de CICUS
Primitivo “Claustro principal” del
convento
Hacia el Norte, la zona conventual, obra posterior del siglo XIX,
presenta ventanas neogóticas en forma de estrella de ocho puntas y arcos de
herradura, y una hornacina con un azulejo de la virgen de Fátima.
Hornacina con un azulejo de la virgen de
Fátima
Seguidamente, Puerta de Entrada al Convento con un pequeño Claustro, tipo
patio domestico con columnas de mármol de dos pisos del siglo XIX y un Patio Jardín
del siglo XVI.
Puerta y entrada del Convento
Patio Jardín