jueves, 3 de abril de 2025

 RUTAS POR SEVILLA: Doctores de la Iglesia Latina

San Ambrosio.

Mosaico que representa a san Ambrosio en la capilla homónima de Milán (ver) (crédito CC BY 3.0)

San Ambrosio es reconocido como uno de los Padres y Doctores de la Iglesia Católica, junto con San Jerónimo, San Agustín y San Gregorio Magno. Juntos, representan la llamada "edad de oro" de la patrística.

Su nombre original era Aurelio Ambrosio y nació alrededor del año 340 en una familia cristiana romana. Creció en la región de la Galia Bélgica, cuya capital era Augusta Treverorum.

Existen diferentes teorías sobre la identidad de su padre. Algunos historiadores lo identifican como Aurelio Ambrosio, quien ocupó el cargo de prefecto pretoriano de Galia. Sin embargo, otros estudiosos sugieren que pudo haber sido un funcionario llamado Uranio.

Su madre, descrita como una mujer cristiana devota, pertenecía a la influyente familia romana de los Aurelii Symmachi, lo que hace probable que Ambrosio estuviera emparentado con el orador Quinto Aurelio Símaco.

Ambrosio era el menor de tres hermanos. Su hermana Marcelina dedicó su vida al servicio religioso como virgen consagrada, mientras que su hermano Sátiro, quien también es venerado como santo, colaboró con su madre en la administración del hogar.

De acuerdo con el relato de Paulino de Milán, quien escribió la biografía de San Ambrosio, se cuenta un episodio asombroso ocurrido en su infancia. Siendo aún un bebé, un enjambre de abejas entró en la habitación donde dormía y comenzó a revolotear cerca de su cuna. Sin que ninguna lo lastimara, algunas incluso se posaron sobre su rostro y dejaron una gota de miel. Su padre interpretó este hecho como un presagio de la elocuencia que caracterizaría a su hijo en el futuro. Debido a este relato, las abejas y las colmenas se han convertido en símbolos asociados al santo.

Tras la muerte de su padre en las Galias, San Ambrosio regresó a Roma junto con su madre y hermanos. En la capital del Imperio, recibió una educación sólida en literatura, derecho y retórica.

Durante su estancia en Roma, el prefecto pretoriano Sexto Claudio Petronio Probo lo tomó como consejero y, más tarde, lo designó gobernador de las provincias de Liguria y Emilia. Su sede de gobierno se estableció en Milán, una de las principales capitales del Imperio romano de Occidente. En el año 370, con aproximadamente treinta años de edad, Ambrosio asumió este cargo en representación del emperador Valentiniano I.

Se dice que, al despedirlo rumbo a su nuevo cargo, Probo le dirigió unas palabras proféticas: “Ve, hijo mío, y compórtate no como juez, sino como obispo”.

Al llegar a Milán, Ambrosio se encontró con una ciudad dividida por fuertes disputas, no solo entre paganos y cristianos, sino también dentro del cristianismo, entre arrianos y católicos. Ante este panorama, desempeñó su labor con imparcialidad, administrando justicia sin hacer distinciones por la posición social o las características de las personas.

En el año 374, tras la muerte de Auxencio, obispo de Milán y líder de los arrianos, se desató una intensa disputa sobre la elección de su sucesor. Tanto católicos como arrianos se congregaron en la Basílica de Milán con el propósito de debatir y designar al nuevo arzobispo.

Como gobernador de la provincia, Ambrosio intervino en un intento de apaciguar los ánimos y evitar conflictos. Sin embargo, antes de que pudiera comenzar a hablar, se escuchó la voz de un niño exclamando: "¡Obispo Ambrosio!". Muchos interpretaron este suceso como una señal divina, la voluntad de Dios expresada a través del infante. Sorprendentemente, el acontecimiento logró unificar a ambas facciones, que aceptaron a Ambrosio como arzobispo de Milán.

Sin embargo, Ambrosio no estaba bautizado, no tenía formación teológica y no deseaba asumir el cargo. Para evitarlo, recurrió a diversas estrategias que demostraran su falta de idoneidad. Incluso intentó huir y se refugió en casa de un colega.

No obstante, al recibir una carta del emperador Graciano, en la que destacaba la importancia de que Roma eligiera personas verdaderamente dignas para ocupar cargos eclesiásticos, su anfitrión decidió entregarlo.

En el transcurso de una semana, Ambrosio recibió el bautismo, fue ordenado y, finalmente, el 7 de diciembre del año 374, fue consagrado como obispo de Milán.

San Ambrosio. Goya. 1796-1799. Óleo sobre lienzo. 190 x 113 cm. The Cleveland Museum of Art (ver crédito CC BY 3.0)

Ambrosio adoptó de inmediato un estilo de vida austero, distribuyendo su riqueza entre los más necesitados y donando sus propiedades, con la única excepción de una provisión destinada a su hermana Marcelina, quien se había consagrado como monja. Se dedicó por completo a su misión pastoral y a la defensa de la Iglesia frente a paganos y herejes.

Por su parte, su hermano Sátiro renunció a una prefectura y se trasladó a Milán para encargarse de la administración de los asuntos familiares.

En el año 386, el emperador Valentiniano III emitió un decreto que ordenaba la entrega de algunas basílicas católicas a los herejes. San Ambrosio, respaldado por el pueblo, se opuso con determinación, lo que llevó a la ocupación de los templos en disputa.

San Ambrosio de Milán tuvo un papel fundamental en las relaciones entre la Iglesia y el poder imperial, interactuando con varios emperadores, desde Valentiniano I hasta Teodosio I el Grande (ver). Durante este período, se fueron estableciendo los principios que definirían la relación entre la autoridad eclesiástica y el Estado.

Según la tradición, Ambrosio excomulgó al emperador Teodosio I en el año 390, tras la masacre de siete mil personas en Tesalónica, un hecho ocurrido en represalia por el asesinato del gobernador romano a manos de alborotadores. Se dice que, mientras celebraba misa en su iglesia, Ambrosio impidió la entrada del emperador y le exigió arrepentimiento antes de poder volver a comulgar. Como resultado, Teodosio pasó meses sin poder acceder al templo hasta que, finalmente, fue absuelto tras cumplir una penitencia pública.

San Ambrosio y el emperador Teodosio.  Dyck, Anton van.  Entre 1619 y 1620. Óleo sobre lienzo. 149 x 113,2 cm. National Gallery. Londres (ver) (crédito CC BY 3.0) 

Este episodio simboliza la afirmación de la superioridad moral de la Iglesia sobre el poder civil en cuestiones éticas y religiosas. También pone de manifiesto una de las tensiones recurrentes en la historia del cristianismo: la disputa entre la autoridad eclesiástica y la autoridad política.

San Ambrosio fue el primer líder cristiano en lograr que la Iglesia fuera reconocida como una institución con autoridad por encima del Estado en asuntos espirituales. A lo largo de su vida, enfrentó a los paganos en diversas confrontaciones, logrando su exclusión definitiva de la vida política romana.

Ambrosio falleció el 4 de abril del año 397 y fue sucedido como obispo de Milán por Simpliciano. Sus restos se conservan en la Basílica de San Ambrosio en Milán, junto a los cuerpos de los mártires Gervasio y Protasio, cuyos restos él mismo había descubierto.

Sepulcro de san Ambrosio en la basílica que lleva su nombre en Milán (ver) (crédito CC BY 3.0)

Museo de Bellas Artes

San Ambrosio. Zurbarán, Francisco de. 1626. Óleo sobre lienzo. 207 x 101,5 cm. Museo de Bellas Artes. Sala X. Procede del Real Colegio de san Pablo.

El milagro de las abejas. Valdés Leal, Juan de. 1673. Óleo sobre lienzo. 120 x 107 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala VIII. Procede del Palacio Arzobispal. Adquisición de la Junta de Andalucía en 1990 (ver)

Museo del Prado

San Ambrosio en su cuna. Anónimo. Hacia 1673. Agua parda. Preparado a lápiz. Tinta sobre papel verjurado. 220 x 125 mm. Museo del Prado. No expuesto (ver crédito CC BY 3.0)

Nombramiento de san Ambrosio como gobernador de Liguria y Emilia. Valdés Leal, Juan de. Hacia 1673. Óleo sobre lienzo. 166 x 96 cm. Museo del Prado. No expuesto. (ver crédito CC BY 3.0)

La consagración de san Ambrosio como arzobispo. Valdés Leal, Juan de. Hacia 1673. Óleo sobre lienzo. 166 x 109,5 cm. Museo del Prado. No expuesto (ver créditos CC BY 3.0)

San Ambrosio. Anónimo. Hacia 1630. Óleo sobre lienzo. 133 x 99 cm. Museo del Prado. No expuesto (ver Crédito CC BY 3.0)

San Ambrosio. Crayer, Gaspar de. Hacia 1655. Óleo sobre lienzo. 271 x 175 cm. Museo del Prado. No expuesto. (ver crédito CC BY 3.0)

San Ambrosio. Salvador Carmona, Juan Antonio. 1789-1795. Agua fuerte, Buril sobre papel continuo. 500 x 350 mm. Museo del Prado. No expuesto. (ver crédito CC BY 3.0)


San Ambrosio niega a Teodosio la entrada al templo. Valdés Leal, Juan de. Hacia 1673. Óleo sobre lienzo. 165 x 110,5 cm. Museo del Prado. No expuesto (ver crédito CC BY 3.0)

San Ambrosio absuelve al emperador Teodosio. Valdés Leal, Juan de. Hacia 1673. Óleo sobre lienzo. 166 x 110 cm. Museo del Prado. Sala 017A (ver crédito CC BY 3.0)


Iglesia de san Pedro

En los pilares de la nave central cuelgan pinturas de los Doctores de la Iglesia.

San Ambrosio