RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas
San Luis Gonzaga.
San Luis Gonzaga. El Greco. 1583. Óleo sobre lienzo. 74 x 57 cm.
Colección privada (CC BY 3.0)
San Luis Gonzaga nació en Castiglione el 9 de marzo de 1568.
Nacido en el seno de una familia noble, pues era el primogénito de Don
Ferrante Gonzaga, marqués de Castiglione delle Stiviere, y posteriormente
príncipe del Sacro Imperio Romano, y su madre, doña Marta Tana de Santena, era dama
de corte de la reina Isabel de Valois, esposa de Felipe II, y era hija de los
Barones de Santena de Chieri (cerca de Turín).
Su niñez fue la propia de un niño noble de la época feudal y tuvo a su
disposición gran cantidad de servidores, una excelente educación y contacto con
los nobles y poderosos de su sociedad.
En 1571, tras la victoria europea en Lepanto,
don Ferrante recibió el encargo de preparar un ejército 3.000
infantes que se enfrentara al moro en Túnez,
y se trasladó a Castelmagiore con su hijo Luis, y este con menos de cinco años, ya vestía una pequeña coraza, con casco
y penacho y cinturón con espada, y aprendía el uso de las armas y su colorido
vocabulario. Las crónicas de entonces cuentan, como travesura infantil,
que un día en el que las tropas estaban de maniobras, Luis se las ingenió para
cargar un arma y dispararla, ante la alarma de los soldados.
A los 5 años, cuando en 1573 su padre se embarcó para África,
Luis regresó a Castiglione, donde, con su madre y sus hermanos, vivió una vida
de intensa piedad.
A los nueve años, junto con su hermano, fue enviado a Florencia
para comenzar su educación como príncipe, en la corte del gran duque Francisco
de Medicis, gran amigo de su padre. La corte de los Médicis era una de las más
grandiosas y opulentas de Europa
En 1579, cuando tenía 11 años, su padre fue nombrado gobernador
de Monferrato por el duque de Mantua, Guillermo Gonzaga, y la duquesa
Leonor de Austria cuidó a Luis como una madre, sobre todo cuando el niño padeció
una dolencia hepática que le obligó a llevar una dieta muy severa.
En la corte ducal, cuando tenía doce años, recibió la primera comunión de
manos de san Carlos Borromeo que se encontraba de visita por la región de
Brescia.
Con
13 años, en 1581 su padre se trasladó a Madrid con la misión de acompañar con
sus tropas a la emperatriz María de Austria, hija de Carlos I y viuda de
Maximiliano II, en su viaje a España. Luis y su hermano Rodolfo fueron elegidos
como pajes del príncipe de Asturias, Don Diego, heredero de Felipe II, y le hicieron caballero de la Orden de Santiago.
Su estancia en Madrid le sirvió para dedicarse al
estudio de la filosofía en la universidad de Alcalá de Henares y a la lectura
de libros devotos, como el Compendio de la doctrina espiritual de Fray Luis de
Granada.
El 15 de
agosto de 1583, fiesta de la Asunción, tuvo una experiencia en la oración que
confirmó su decisión de ingresar en la Compañía de Jesus, pero esta posición
suponía un gran trastorno familiar pues estaba destinado a heredar el título y
prestar servicios militares a la Corona.
A pesar de la absoluta oposición de su padre, su gran
determinación obligó a don Ferrante a dar su consentimiento y
el 2 de noviembre de 1583, en el palacio de los Gonzaga de Mantua, cedió a su
hermano Rodolfo todos sus derechos como primogénito, previa aprobación del
Emperador.
El 25 de noviembre de ese mismo año de 1583, a los 17 años, ingresó en el Noviciado
de San Andrés del Quirinal, realizó los estudios de filosofía y teología, y el
25 de noviembre de 1587 hizo los votos perpetuos de pobreza, castidad y
obediencia, recibiendo las órdenes menores.
Desarrolló una gran actividad en poner paz entre enemistados y
así en 1589 su director espiritual, Roberto Belarmino, le comunicó la
orden del padre general Claudio Acquaviva de trasladarse a
Castiglione para poner paz entre Rodolfo y el duque de Mantua en sus disputas
por el castillo de Solferino, y además de conseguirlo, indujo a Rodolfo a hacer
público su matrimonio clandestino con Elena Aliprandi.
En 1591, su formación quedó interrumpida por la
irrupción en Roma de una epidemia de peste que causó miles de víctimas, entre ellas la de los papas Sixto V, Urbano
VII y Gregorio XIV.
El general de la Compañía ordenó a los jesuitas
ponerse al servicio de los enfermos, pero Luis fue eximido, en principio, debido
a su delicada salud y finalmente obtuvo el permiso para asistir a los afectados.
Se dedicó a atender a los apestados en S. Giacomo degli Incurabili, en san Juan de Letrán, en S. María
de la Consolación, y en el hospital improvisado junto a la iglesia del Gesú,
donde contrajo la enfermedad, en marzo de 1591, que le provocaría la muerte el
21 de junio de 1591, cuando solo tenía 23 años.
Su cuerpo se conserva en la iglesia de San Ignacio de Roma y fue
canonizado en 1727 con San Estanislao de Kostka.
Iconográficamente es representado como un
hombre joven vestido con una sotana negra y una sobrepelliz o como un
joven paje, con un lirio que hace referencia a su inocencia; una cruz por su
piedad y sacrificio; una calavera, por su temprana muerte; y un rosario,
referido a su devoción por la Virgen María.
En la iglesia de san Luis de los Franceses,
el retablo dedicado a san Luis Gonzaga expone la imagen principal realizada
poco después de su canonización y es considerada de gran valor porque aparenta
que la escultura presenta un suave movimiento, como si se meciera por el
viento.