domingo, 15 de diciembre de 2024

 AREA DE SANTA CRUZ

Convento-Iglesia de San José del Carmen (Teresitas).

Jerónimo de la Madre de Dios le propuso a Teresa (ver) fundar un convento de carmelitas descalzas en Sevilla. Teresa no quiso por razones que se desconocen, pero terminó dejándose convencer.

Partió el 18 de mayo de 1575, cuando tenía 60 años cumplidos, y después de pasar por un viaje incómodo y con la salud tocada, acompañada de seis religiosas y tres religiosos, todos en cuatro carros.

En mayo de 1575, santa Teresa llegó a Sevilla la ciudad más habitada de España debido a su condición de puerta y comercio de Indias. Además, Sevilla era una ciudad rica en que se simultaneaban gente de alta condición con otras de mala vida. También comprobó que en Sevilla hacía mucho calor.

De todo ello deriva sus frases:” Yo confieso que esta tierra no es para mí” “Aquí con no pecar basta”.

Teresa pretendía fundar un nuevo convento, contando con la protección de Leonor de Valera, su primera bienhechora, pero estando bajo vigilancia del Santo Oficio (ver) por culpa de bulos y calumnias (entre los inquisidores de ese momento estaba el licenciado Carpio, tío de Lope de Vega).

En 1.575, santa Tersa de Jesús tuvo que comparecer ante la Inquisición en Sevilla al ser denunciada por una beata (María del Corro) expulsada del convento. 

Se le acusó de practicar una doctrina nueva y supersticiosa, llena de embustes y semejante a la de los alumbrados o iluminados de Extremadura. Santa Teresa fue interrogada, amenazada y estuvo a punto de ir a prisión, según nos refieren los escritos del padre Gracián.

Se conservan dos Cuentas de Conciencia, que son los escritos que ella hizo en su defensa, fechados en Triana, en el castillo de San Jorge, el 23 de enero de 1.576. La sentencia definitiva se desconoce, pero se supone que existió un documento absolutorio.

Además, tuvo que enfrentarse a la oposición del propio clero sevillano, ya que el arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval al parecer no quería que en ella se fundaran más monasterios de pobreza y limosnas, porque ya había demasiados conventos en la ciudad. Pero finalmente lo promovió al quedar fascinado por el carisma de Teresa.

Funda el primer monasterio en la calle de las Armas (actual Alfonso XII), en una casa sin ninguna comodidad, sin muebles y sin comida, y el segundo en un edificio de la calle de la Pajería (actual Zaragoza), donde una placa lo recuerda, gracias a la aportación de 6.000 ducados por parte de su hermano Lorenzo de Cepeda, que había hecho fortuna durante su estancia en Perú.  

Edificio de la calle Zaragoza, antigua de la Pajería

 

Placa recordatoria

La inauguración solemne se realizó el 3 de junio de 1576. El arzobispo instaló el Santísimo Sacramento en la capilla del Convento y antes de partir bendijo a Teresa y luego, ante el asombro general, le pidió a Teresa que le bendijera a él.

El traslado de las monjas a este segundo edificio se realiza 1 de mayo de 1576, pero el solar era colindante con el convento de san Francisco y los monjes no quisieron compartir el agua con ellas, por lo que Teresa diría la frase: “Entre santa y santo, pared de cal y canto”.

El 28 de mayo de 1576, Teresa dejó Sevilla con su hermano Lorenzo y sus hijos, y llegaron a Toledo el 23 de junio de 1576.

A pesar de estas disputas, las descalzas vivieron durante 12 años en este convento y Teresa se marchó de Sevilla sin conocer el tercer convento de su congregación, que es el de san José del Carmen (conocido como las Teresas), en el barrio de santa Cruz, que se inicia bajo la dirección de San Juan de la Cruz.

El lugar había sido propiedad de la Orden de Alcántara, vendida a Diego de Llerena fue heredada por su hija, que traspasó la propiedad al banquero Pedro de Morga, que erigió un palacio en los terreros. Tras la ruina del banquero, la finca salió a subasta y la adquirió Alonso de Paz, a quien se la compraron las monjas descalzas, que la ampliaron al comprar varias casas aledañas.

Se inició la construcción del templo en 1603 bajo la dirección del maestro mayor, Vermondo Resta, por lo que fue concebido en el momento de la transición del manierismo al barroco, en el contexto de una arquitectura de corte sobrio posterior al Concilio de Trento y en conexión con los preceptos de austeridad de la orden carmelita reformada. El edificio se terminó entre 1615 y 1618 y se consagró en 1616.

La desamortización de los años 1835 a 1837 obligó al cierre de todos los monasterios con menos de 20 monjas, problema que resolvieron apelando a la reina Isabel II.

En la primera mitad de los 900 se iniciaron los trabajos de restauración con la construcción de nuevas células y nuevos servicios.

EXTERIOR

La fachada principal se abre a la calle Santa Teresa, quedando en ella claramente diferenciadas las dos zonas principales, la iglesia y las dependencias conventuales. Un fuste de columna marca el límite correspondiente entre la fachada de la iglesia y el inicio de la fachada conventual, que esta discretamente retranqueada.

Fachada de la Iglesia y del Convento

La portada principal del convento es de sencilla composición adintelada decorada solo con una pintura mural, situada sobre el dintel e incluida en una tarja sujeta por figuras de ángeles y sobre la que se encuentra una pequeña ventana protegida por herrajes de forja. Otra ventana de forja se sitúa a la izquierda de la portada.

Portada principal del Convento

Detalle de la pintura mural

En el resto de las fachadas se sigue el esquema común del tipo conventual permaneciendo a la vista algunas piedras de molinos embutidas en la parte baja. Se resaltan los zócalos en color almagra al igual que los escasos elementos constructivos existentes, como la línea de cornisa del primer y segundo cuerpo o alguna pequeña ventana protegida con herrajes. 

Detalle de la fachada

En el quiebro del muro de la fachada lateral se encuentra un pequeño retablo de azulejos que representa Santa Teresa de Jesús.

Retablo de Santa Teresa

Detalle del azulejo

La iglesia se encuentra situada a la izquierda de las dependencias del convento.

La portada principal de la iglesia del siglo XVI se compone de un vano adintelado que descansa sobre dos ménsulas y sobre la que se encuentra un tejaroz, con estructura de madera, apoyado en el muro mediante tornapuntas de forja y con teja árabe bajo el que aparecen pinturas murales con diversas escenas. 

Las dos hojas de la puerta son de madera, ensamblada y claveteada, presentando cada una de ellas sendas portezuelas. 

Portada principal de la Iglesia

La Inmaculada Concepción entre monjas de la Orden en la zona central, y en los laterales, San José y Santa Teresa. En la parte superior se recogen tarjas en las que se representan una espada flameante en el lado izquierdo y un libro en la zona derecha sobre los tres paños que configuran el vuelo del tejaroz, mientras que en el centro está representado el escudo de la Orden Carmelita descalza y la figura del Espíritu Santo en forma de paloma entre cabezas de querubines. 

Detalle de la espada flameante 

Detalle del libro

Detalle del escudo de la Orden Carmelita descalza

Detalle del Espíritu Santo en forma de paloma

En lo alto una cruz de forja.

Detalle de la Cruz

INTERIOR

El espacio interior consta de una sola nave de planta rectangular que se cubre mediante bóveda de cañón con lunetos, mientras la capilla mayor, cuadrada, lo hace con cúpula semiesférica. En sus muros muestra ocho grandes hornacinas, cuatro a cada lado, que alojan los retablos. 

Vista desde los pies del templo

Realizamos la descripción, como siempre por el muro de la epístola y seguimos en sentido contrario a las agujas del reloj y terminamos por los pies del templo.

Muro de la Epístola

En primer lugar, en una zona bastante oscura y difícil de fotografiar destaca el retablo dedicado a la Santa carmelita María Magdalena Pazzi (ver), antes llamado de las Reliquias.

Es atribuido al ensamblador Bartolomé de la Puerta, de estilo protobarroco y del primer tercio del siglo XVII, aunque con repintes del siglo XIX, que responde al esquema de doble arco habitual de casi todos los retablos de la iglesia. 

Retablo de María Magdalena de Pazzi

La zona central debió estar ocupada por un lienzo del que se conserva un marco de ovas y dentellones, que con posterioridad sería sustituido por la urna con la imagen de Santa Magdalena de Pazzis del siglo XIX.

La santa viste el hábito carmelita, lleva en sus manos el Crucifijo entre dos ramas de lis y, sobre la cabeza, la corona de espinas. 

Detalle de la Imagen

Sin embargo, el día que realizo la visita me da la impresión de que la Santa ha sido sustituida por una Inmaculada.

En el ático y flanqueada por roleos y guirnaldas, se halla una pintura de La Piedad que evoca el manierismo toscano por el alargamiento y escorzo de la figura de Cristo, evidenciando que se trata de una obra renacentista del siglo XVI relacionada con la pintura del sevillano Luis de Morales.

Detalle de la Piedad en el ático

Le sigue el retablo de San Carlos Borromeo, costeado por Juan Castillo de la Hoz en 1627. De estilo manierista, en cuya zona central, e inserta en una hornacina flanqueada por pilastras, se ubica la escultura en busto de San Carlos, de principios del XVII. 

Retablo de San Carlos Borromeo


Detalle del busto


En el interior e intradós del gran arco de medio punto que rodea el busto del titular se muestran doce pinturas de óleos sobre tabla, de la misma época del retablo, que muestra escena de su vida:

Nacimiento de San Carlos Borromeo, San Carlos niño rezando, San Carlos recibiendo el capelo cardenalicio, Tentación de San Carlos Borromeo, La muerte de San Carlos Borromeo, Retiro al monte Varolio, San Carlos rezando en la capilla, San Carlos orando ante el Crucificado, San Carlos visitando a un enfermo, San Carlos en procesión, San Carlos visitando a los enfermos, San Carlos con los Pastores, San Carlos Peregrino. 

Nacimiento de San Carlos Borromeo

San Carlos niño rezando

San Carlos recibiendo el capelo cardenalicio

Tentación de San Carlos Borromeo

La muerte de San Carlos Borromeo

Retiro al monte Varallio

San Carlos rezando en la capilla

San Carlos orando ante el Crucificado

San Carlos visitando a un enfermo

San Carlos en procesión

San Carlos visitando a los enfermos

San Carlos con los Pastores

San Carlos Peregrino


En el tramo siguiente, se abre la puerta de comunicación con el compás, de dos hojas de madera, ensamblada, claveteada y con postigos en cada una de ellas.

A continuación, se encuentra una pequeña pila para el agua bendita, de mármol blanco, embutida en el muro y en cuya losa superior se perfila una cruz en bajorrelieve.

Detalle de la puerta de comunicación con el compás


Seguidamente, y junto a la puerta de la sacristía, se encuentra el retablo de Santa Teresita del Niño Jesús, iniciado a instancias de la Orden Descalza que lo concertó en 1732 con el artista Joseph Maestre. El retablo fue concebido inicialmente para San Juan de la Cruz, pero fue modificado cuando se produjo la santificación de Teresa de Lisieux.

Es plenamente barroco y dispuesto en doble arco con dos grandes estípites. 

Retablo de Santa Teresita del Niño Jesús


La calle central la ocupa una hornacina de medio punto con la imagen de la santa, que se corresponde con la adaptación de una imagen previa de la Virgen del Carmen del siglo XVIII. 

Santa Teresita del Niño Jesús


Detalle de Santa Teresita del Niño Jesús


Encima, en relieve, la cabeza degollada de San Juan Bautista, de siglo XVIII

Cabeza degollada de San Juan Bautista


En los laterales, con arcos de medio punto, se encuentran las imágenes de Santa Inés, de finales del siglo XVII, aunque la cabeza parece algo anterior, la de San Antonio de Padua (ver), de mediados del siglo XVIII.

Santa Inés

Detalle de Santa Inés

San Antonio de Padua

Detalle de San Antonio de Padua

En el ático, en su parte central, una hornacina ocupada por otra escultura de Santa Teresita de pequeño tamaño y finalmente el escudo de las Carmelitas Descalzas.

Santa Teresita en el ático

Escudo de las Carmelitas Descalzas

Sacristía

Es una estancia de tamaño regular que está presidida por una cajonera de madera de caoba de la primera mitad del XVI.

En sus muros se encuentran colgados cuadros y una escultura de Cristo Crucificado, del siglo XVII.

Crucificado

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza

Detalle frontal de los pies

Detalle lateral de los pies

Entre los cuadros (muy oscuros y difícil de fotografiar) resalta el lienzo con la representación de Cristo camino del Calvario, de mediados del siglo XVIII, San José con el Niño, el de la Virgen del Rosario, también del XVIII, y el de la Aparición de Santa Teresa tras su muerte mientras el padre Gracián estaba diciendo Misa, de 1709.

Cristo camino del Calvario

San José con el Niño

Virgen del Rosario

Virgen de la Antigua

Aparición de Santa Teresa

Destaca una vitrina practicada en el muro frontal que contiene un conjunto de recuerdos y reliquias de la santa de Ávila.


Detalle de la vitrina 

Lo más importante, sin duda, es el manuscrito de “Las Moradas”, escrito por santa Teresa en 1577. A su alrededor podemos ver el tambor y una pequeña campanilla usada por Teresa, una capa y un trozo de hábito, un vaso, cilicio, Cartas de Santa Teresa, encuadernadas en 1633.

Detalle de “Las Moradas”

Dos imágenes escultóricas del Niño Jesús, uno conocido entre las Descalzas con el nombre de “Quitito”, debido a la tradición de que en 1575 fue traído de Quito por Teresita de Cepeda, sobrina de la Santa y que por sus características parece realizado hacia 1630, y el otro Niño Jesús conocido como “Peregrinito” por estar vestido de peregrino, está colocado sobre una peana de plata firmada por “AMAT” del último tercio del XVIII.

Un cuadro de Teresita de Cepeda y el famoso cuadro único realizado en vida de la santa, que le pintó fray Juan de la Miseria en el convento de la calle Pajería en 1576, antes de que la Santa marchara hacia Ávila, y que no le gustó a Teresa: “Ay fray Juan, que me habéis sacado fea y legañosa”.

Contiene también numerosos relicarios, destacando el de Santa Teresa, de estilo barroco y con un hueso de la santa; el de San Juan de la Cruz, del tipo ostensorio y con un hueso del santo; y un tercero conteniendo las reliquias de Santa Teresa, las de San Casimiro rey y la de San Juan Bautista, del siglo XIX.



Presbiterio

El presbiterio de planta cuadrada y testero plano, con bóveda semiesférica sostenida por pechinas que se apoyan en pilastras adosadas a los muros. Nervios decorados con grandes puntas de diamante y cabujones ovalados, en alternancia, que confluyen en un ovalo central en el que se encuentra una piña tallada y dorada. 

Detalle de la bóveda del presbiterio


En las pechinas hay cuatro pinturas oblongas con un ángel representado en cada una de ellas. Son pinturas al óleo sobre lienzo, embutidas en los registros mediante marcos de yeso y participando de la decoración general de este espacio. 

Ángel en las pechinas

Ángel en las pechinas
Ángel en las pechinas
Ángel en las pechinas

En la pared derecha del presbiterio, de la epístola, sobre la puerta de la sacristía observamos un cuadro de la Virgen de los Reyes y pasada esta puerta de la sacristía, en la parte superior se encuentra un cuadro de la Inmaculada, enmarcado por yeserías. 

Pared derecha del presbiterio

Virgen de los Reyes

Inmaculada


En la zona inferior, se abre la puerta del comulgatorio de las religiosas y la reja que comunica con el coro bajo. La reja del coro es de forja al igual que la de la tribuna superior, encontrándose sobre ella pinturas murales con escenas alusivas a la Pasión de Cristo, de mediados del siglo XVII, como la corona de espinas, la caña, la lanza o la columna de la flagelación. 

Detalle del coro bajo


También, aparecen restos de pinturas murales, de mediados del siglo XVII, con motivos alusivos a la Eucaristía, espigas, ramos de uvas entre decoración de roleos y la figura de un pelícano amantando a sus crías, ubicados sobre una pequeña ménsula de fábrica. 

Detalle de cuadro de la Pasión encima del coro bajo


En la pared izquierda del presbiterio, del evangelio, se sitúa ocasionalmente la escultura que representa la Transverberación de Santa Teresa, realizada en terracota policromada por Cristóbal Ramos hacia 1780, que actualmente se encuentra en la clausura.

El retablo de la Inmaculada es de estilo barroco con abundancia de adornos vegetales, y realizado a finales del siglo XVII por Fernando de Barahona, discípulo de Bernardo Simón de Pineda (ver).

Pared izquierda del presbiterio con el retablo de la Inmaculada


Se compone de dos cuerpos con doble hornacina el primero y un ático de considerables dimensiones.

El primer cuerpo, flanqueado por columnas salomónicas, sostenidas por ángeles atlantes, cobija actualmente en la hornacina central a la bella imagen de la Inmaculada del Carmen, tallada por Juan de Mesa (ver) en 1610 con enorme parecido a la Cieguecita de Martínez Montañés de la Catedral. 

Detalle de ángel atlante

Inmaculada

Detalle de Inmaculada

Detalle de Inmaculada

En las calles laterales se hallan las esculturas de San Juan Bautista (ver) y San Elías, que pertenecen a la escuela de Pedro Roldán (ver), sin descartar su intervención directa.

San Elías


Detalle de San Elías


San Juan Bautista

Detalle de San Juan Bautista


Detalle del cordero de San Juan Bautista

La zona superior de este primer cuerpo, hay un templete con una pequeña imagen del Niño Jesús del siglo XVII

Templete del Niño Jesús

Templete del Niño Jesús

Detalle del Niño Jesús

Preside el ático un relieve con Los Desposorios Místicos de Santa Teresa, flanqueado por dos imágenes de ángeles mancebos apoyados sobre los entablamentos de las columnas. Todo el conjunto es de la misma época del retablo y posiblemente proveniente del taller de Pedro Roldán. 

Relieve con Los Desposorios Místicos de Santa Teresa

Detalle de ángel mancebo


Junto al retablo, un cuadro con la Virgen de Guadalupe (ver) y el pulpito de forja.

El púlpito, de estilo barroco y realizado en hierro forjado en su totalidad, levantado sobre un balaustre, con ambón y escalera. El tornavoz, de madera tallada, dorada y policromada, recrea en la parte inferior una superficie gallonada y en el alzado una cornisa con entablamento decorado con roleos tallados y pintados sobre fondo azul.

Virgen de Guadalupe (ver)

Pulpito

Altar Mayor

Es de estilo manierista con elementos renacentistas, obra del maestro ensamblador Jerónimo Velázquez, discípulo de Martínez Montañés (ver), al que se le contrató en 1630. Fue dorado y estofado por Pablo Legot, según contrato firmado en 1632, en el que se comprometía también a dorar y estofar tres esculturas.

Se estructura en banco, dos cuerpos de tres calles cada uno separadas por columnas melcochadas estriadas de capiteles corintios y un pequeño ático.

Altar Mayor

Situadas en el banco, a ambos lados del Sagrario, se encuentran las imágenes de pequeño tamaño de Santa Inés con el cordero y Santa Catalina (ver), de autor desconocido.

Las puertas del sotobanco son posteriores al retablo inicial, en el existían pinturas que se han perdido.

Detalle del banco y las puertas laterales

Sagrario

Santa Inés 

Santa Catalina

El primer cuerpo está presidido por San José (ver) llevando al Niño del mano realizado por Juan de Mesa (ver) en 1620. 

Detalle del primer cuerpo

San José con el Niño

San José con el Niño

Detalle de san José

Detalle del Niño

En las calles laterales están situadas las imágenes de los creadores de la reforma del Carmelo, Santa Teresa de Jesús (ver), de estilo montañesino, y la de San Juan de la Cruz, del último cuarto del siglo XVII

Santa Teresa de Jesús

Detalle de Santa Teresa de Jesús

San Juan de la Cruz

Detalle de San Juan de la Cruz


En el segundo cuerpo destaca en el centro una imagen de una Inmaculada. En los laterales dos pinturas anónimas del siglo XVIII. El profeta Elías, considerado origen dela orden, vestido de ermitaño con espada de fuego y Libro de Profecías. San Juan de la Cruz en el momento dela visión de Cristo llevando la santa Cruz. Las tablas pintadas están divididas por la mitad, formando puertas de doble hoja, del espacio de guardar relicarios. 

Detalle del segundo cuerpo

Hornacina de la Inmaculada

Inmaculada

Profeta Elías

San Juan de la Cruz

En la zona central del cuerpo superior, se ha colocado un Calvario, de la escuela de Juan de Mesa, formado por las imágenes del Crucificado, la Virgen y San Juan. 

Detalle del cuerpo superior

Detalle del Calvario

Detalle del crucificado

Detalle de la Virgen María

Detalle de San Juan

A ambos lados hay dos cuadros anónimos sobre la vida de Santa Teresa, el situado a la izquierda es la Visión de Cristo flagelado atado a la Columna, y a la derecha la Visión de la Santa de los Desposorios Místicos, con la Aparición de María con su hijo y San José a la Santa, ambos en la línea del pintor sevillano Juan del Castillo, realizados hacia 1625.

Visión de Cristo flagelado atado a la Columna

Visión de la Santa de los Desposorios Místicos

Sobre el ático la imagen de Dios Padre y el Espíritu Santo.

Dios Padre y el Espíritu Santo

Muro del Evangelio

Pasado el pulpito encontramos el Retablo de la Visitación, de estilo manierista, llamado así por la pintura del ático, mientras que la tabla principal es la escena de la Natividad y Adoración de los Pastores, en un lienzo pintado al óleo de escuela italiana, y encima el Espíritu Santo en forma de paloma.

Retablo de la Visitación

Detalle del ático

Cuadro de la Visitación

La Natividad y Adoración de los Pastores

La Natividad y Adoración de los Pastores

Detalle del Espíritu Santo

A ambos lados del ático se encuentran los escudos de los patronos Antúnez y Hurtado, inscritos en una tarja y rematados por un yelmo.

Escudos de los patronos Antúnez y Hurtado

Escudos de los patronos Antúnez y Hurtado

En el intradós del arco hay una serie de pinturas atribuidas a Francisco Varela, de la primera mitad del XVIII, que representan a los Santos Juanes, Santa Catalina con Santa Inés, Santa Isabel de Hungría con Santa Cecilia y San Agustín y Santo Domingo y el Cordero Místico. 

San Juan Bautista

San Juan Evangelista

Santa Catalina con Santa Inés

Santa Isabel de Hungría con Santa Cecilia

San Agustín

Santo Domingo

Cordero Místico

Es el antiguo retablo del Calvario, ocupado originalmente por una tabla desaparecida de la Virgen acompañada de san Francisco y posteriormente por un grupo escultórico de 1620 de los patronos de la capilla, cuyos nombres aparecen en la base de la pilastra: “Esta capilla entierro i bóveda dese cruzero es de Hector Antunes i Doña Ana Furtado su mujer”. 

Seguidamente, el Retablo de la Inmaculada, de finales del XVII, actualmente sin titular por lo que la vitrina central aparece vacía, y sobre el altar dos relicarios con restos de santos. Estuvo dedicado a San Juan de la Cruz.

Es de madera dorada y tallada, con estructura arquitectónica del doble arco, teniendo decoradas las pilastras exteriores con querubines, frutos, etc, según característica de la retablística sevillana de la segunda mitad del siglo XVII

Retablo de la Inmaculada

Detalle de la vitrina central

En el ático, la representación de la Virgen del Carmen, como madre de Misericordia, amparando bajo su manto a las religiosas carmelitas. Debido a sus rasgos formales, está atribuido a un seguidor de Murillo.

Detalle del ático

Virgen del Carmen


En la parte superior del intradós dos cuadros de la escuela de Murillo que representan “La aparición de Cristo con la Cruz a cuestas a San Juan de la Cruz” y el “Milagro del padre fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios”, cuando la Sagrada Forma se iluminó en el momento de la Consagración.

Aparición de Cristo a San Juan de la Cruz

Milagro del padre fray Jerónimo


En los laterales del intradós, dos pinturas de “Santa Teresa escritora”, sentada ante una mesa, y “Santa Teresa inspirada por el Espíritu Santo”, en actitud de oración recibiendo la inspiración del Espíritu Santo.

Santa Teresa escritora

Santa Teresa inspirada por el Espíritu Santo

En el tramo inmediato se encuentra el Retablo de la Anunciación, cuya arquitectura sigue el esquema de doble arco de herencia renacentista, con pilastras cajeadas de orden corintio decoradas con grutescos y con columnas entorchadas sosteniendo frontones curvos sobre los que descansan figuras de angelitos. 

Retablo de la Anunciación

Detalle de angelito

Fue realizado en 1627 por encargo de Bernal Pérez, según consta en la inscripción situada en la parte inferior del intradós de su arco. Puede ser considerado como ejemplo de arquitectura protobarroca sevillana, obra del maestro ensamblador Luis de Figueroa, muy próximo a Montañés, y el autor del dorado y encarnado fue el pintor de imaginería, Baltazar Quintero, colaborador de importantes artistas del momento.

El cuadro de la Anunciación que lo preside es obra de Francisco de Herrera el Viejo, de 1627, al igual que el del Padre Eterno del registro superior. 

Anunciación

Padre Eterno

En el ático un cuadro de un santo del que no he conseguido información. 

Santo

En cada una de las jambas del arco hay dos marcos rectangulares con lienzos de Juan de Espinal del siglo XVIII, en la de la derecha están representadas Santa Carmelita y Santa Eufrocina y en la de la izquierda dos santos dominicos.  

Santa Carmelita

Santa Eufrocina

Santo dominico

Santo dominico

En la rosca del arco figuran cuadros con las representaciones de San Juanito, San José con el Niño, la Virgen con el Niño, Santa Teresa con el Serafín y la Virgen con el Niño. Sustituyen a unos lienzos originales de Herrera hoy desaparecidos. 

San Juanito

San José con el Niño

Santa Teresa con el Serafín

La Virgen con el Niño


Finalmente, el ultimo retablo, junto a la portada principal, esta prácticamente vacío. Las partes más antiguas pertenecían a un retablo de 1633 montado por Bartolomé de la Puerta, y las más modernas del siglo XIX.  

Ultimo retablo

Pies

A los pies de la nave, se encuentra en primer lugar el cancel protegiendo la puerta de entrada, fabricado de madera con cuarterones y ocupando casi la totalidad del muro.

En la zona superior, sostenido por un gran arco rebajado, se encuentra el coro alto comunicado con la nave mediante una reja. 

Vista de los pies del templo desde la cabecera


En la parte derecha del cancel hay dos pinturas de caballete, una Epifanía, del siglo XVII, procedente del retablo mayor, y un retrato de la beata carmelita María de los Ángeles, del siglo XIX, familia de San Luis Gonzaga.

Epifanía

Beata carmelita María de los Ángeles


A la izquierda del cancel, hay otras dos pinturas, una con el tema de la Adoración de los Pastores del siglo XVII, y la otra de la Virgen con el Niño.

Adoración de los Pastores

Virgen con el Niño


Se completa los pies del templo con dos azulejos, una de la Orden de Caballeros de san Clemente y san Fernando y otra de la Hermandad de Santa Cruz.