AREA DE SAN ANDRÉS
Calle Amparo.
Desde plaza del
Pozo Santo a confluencia de Viriato y Aposentadores.
Es de
configuración sinuosa, con una curvatura más pronunciada a partir de la
confluencia con Don Pedro Niño. Parten de ella, por la izquierda, ésta última y
Viejos.
No se conoce
con exactitud ni la fecha en que se le asigna el nombre ni las razones del
mismo, aunque tanto Álvarez-Benavides como Santiago Montoto lo relacionan
convincentemente con la función caritativa del hospital de San Bernardo situado
en la calle.
Justino Matute
afirma que antes de llamarse Amparo se llamó Vieja de San Andrés, Benavides
indica que ya en época árabe se conocía como Paso del Baño, por su proximidad a
los baños que existieron en la actual Aposentadores.
También se
conoció, al parecer, como Hospital de San Bernardo y Hospital de los Viejos.
Ninguna de estas denominaciones está, sin embargo, suficientemente documentada,
y es el plano de Olavide (1.771) la primera referencia histórica clara del
actual nombre de Amparo, que desde entonces se ha mantenido sin alteración.
Antes de
Olavide sólo se encuentran alusiones muy imprecisas a la “calle que va al
Hospital de los Viejos" o a la que “va desde el Pozo Santo hasta San Juan“.
Buena parte de
la acera izquierda está ocupada por la fachada del Hospital de San Bernardo (ver), en
particular la zona correspondiente a la iglesia del edificio (ver).
Como nota
curiosa del pasado, hay que reseñar informaciones de prensa del XIX sobre la
existencia de casas de prostitución.
Así, El
Porvenir del 28-VII-1.857 escribe: "'Nos dicen que hay una en la del
Amparo, con la agravante circunstancia de hallarse cerca de un colegio de
enseñanza de niñas ... Cuídese, pues, de vigilarla mucho ... para que no
continúen las diarias escenas que con disgusto de los vecinos se ven
representar"'. Y dos días después: "Antes de anoche se disgustaron
dos mujeres de las del honor desgraciado en uno de los colegios del placer que
existen en la calle del Amparo".
Abundan en la
calle las casas tradicionales sevillanas, algunas de carácter muy popular.
La número 12, que
aparece retranqueada, generando una especie de plaza privada con árboles y
farolas.
En el número 20
estaba la redacción de la importante revista ultraísta Grecia, dirigida por
Isaac del Vando, quien tenía un negocio de antigüedades en la cercana Casa de
los Artistas (ver)
El ultraísmo fue
un movimiento literario iniciado en España en 1918, siguiendo el
modelo creacionista de Vicente Huidobro, enfrentado al modernismo y
al novecentismo, que habían dominado la poesía en lengua española desde
fines del siglo xix.
Amparo 20
Amparo cumple
funciones preferentemente residenciales, aunque posee pequeños comercios
especializados, como una librería y un taller de encuadernación en la casa núm.
20 y otro de dorado en la número 9 (Ac).
Amparo 9 (Ac)
El número 9, es la “Casa del Tigre” con
una curiosa historia:
Sobre su fachada un curioso azulejo hace
alusión a la antigua existencia de un tigre en el interior de dicha vivienda.
La casa se mandó edificar en el año 1898
por el que fuera Gobernador Militar de la ciudad de Sevilla y Caballero de la
Orden de San Juan de Jerusalén, don Pedro Parias González, destinándola a su
residencia particular.
La construcción se realizó sobre el solar
de una vieja posada del siglo XVI, llamada de Santa Teresa, por haber
pernoctado en ella Santa Teresa de Ávila, así como sobre una antigua casa
particular del siglo XVII.
En
el año 1943, tras el fallecimiento del Gobernador Parias, el edifico fue
adquirido por don Isacio de Contreras, un conocido aristócrata y político de la
ciudad de Sevilla, natural de Alcalá la Real, en la provincia de Jaén.
Posteriormente,
la familia Contreras alquiló el edificio a la familia del poeta Sáenz de
Andino, durante unos años, tras lo cual se alquiló a don Javier Lasaleta del
Clos, Director del Zoológico de Jerez de la Frontera.
Don
Javier Lasaleta del Clos era propietario
de dos tigres, que había cazado en uno de sus frecuentes viajes a África. Al
criarse en cautiverio los tuvo durante más de diez años como animales
domésticos en el edificio, y fue, entonces, cuando comenzó a llamarse
popularmente “La casa del Tigre”.
Tras
pasar de nuevo el uso del edificio a la familia propietaria se inicia una nueva
reforma en el año 1977 para reconvertirla en residencia familiar, y han
procurado mantener viva la historia y singularidad de la casa colocando este azulejo
que recuerda la historia del tigre del Director del Zoológico de Jerez.