lunes, 31 de marzo de 2025

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Arquitectos  

Vermondo Resta.

Nacido alrededor de 1555 en Milán, en la región de Lombardía, fue hijo de Alejandro Resta e Isabel Milach. En 1585 se trasladó a Sevilla junto al cardenal Rodrigo de Castro, donde desarrolló una destacada trayectoria profesional.

Su talento le permitió ganarse un gran reconocimiento en la ciudad, estableciendo vínculos con la élite artística de la época. Colaboró con arquitectos como Juan de Oviedo y de la Bandera, Diego López Bueno y Miguel de Zumárraga, además de trabajar con escultores como Andrés de Ocampo y pintores como Francisco Pacheco. También desempeñó un papel clave en la supervisión de proyectos diseñados por otros arquitectos, como Alonso de Vandelvira.

Su influencia en la arquitectura sevillana de finales del siglo XVI y principios del XVII fue fundamental. Se le atribuye la introducción de elementos italianizantes y un enfoque innovador, en el que incorporó nuevos conceptos espaciales y decorativos, transformando así el panorama arquitectónico de la ciudad.

En 1588 fue designado maestro mayor de fábricas del Arzobispado, cargo que desempeñó hasta 1606. Durante este período, se encargó del diseño y construcción de iglesias y conventos, además de elaborar proyectos para retablos, monumentos conmemorativos y otras obras arquitectónicas.

En 1604 asumió el puesto de maestro mayor de los Reales Alcázares, donde dejó una huella significativa a través de una intensa labor arquitectónica y urbanística.

Su vida personal estuvo marcada por diversos episodios difíciles. Tuvo un hijo fuera del matrimonio, Agustín, quien falleció a una edad temprana. Posteriormente, contrajo matrimonio con Ana de Ojeda, quien murió en 1606 durante el parto de su primer hijo, Alejandro Resta.

En 1609 tuvo una hija, Josefina, fruto de otra relación. A ella le dejó una parte de su herencia y nombró como albacea a su cuidadora, Tomasina de Molina. Su único hijo legítimo, Alejandro, recibió la herencia correspondiente, y los encargados de administrar su testamento fueron Fernando de Céspedes y Velasco, teniente alcaide del Alcázar, y Juan de Asiaín Ugalde, tesorero del mismo recinto.

Falleció en 1625 con escasos recursos y una herencia modesta.

Las primeras obras de las que se tiene constancia, aunque lamentablemente no se conservan, fueron los hospitales sevillanos del Espíritu Santo y del Amor de Dios. Entre 1587 y 1588, elaboró los diseños para ambas edificaciones, que finalizaron en 1602. Estos proyectos fueron encargados directamente por el cardenal Rodrigo de Castro, quien ejerció como arzobispo de Sevilla entre 1582 y 1600.

Entre 1599 y 1600, colaboró con Andrés de Ocampo (ver) en la realización del retablo mayor de la Iglesia de Santiago en Sevilla. Posteriormente, en 1602, trabajó junto a Diego López Bueno en el retablo de la capilla colateral izquierda del mismo templo.

Ese mismo año, revisó los diseños de Alonso de Vandelvira (ver) para el convento de Santa Isabel (ver) en Sevilla y elaboró los planos para el monumento de la Iglesia de Santa Ana, cuya ejecución estuvo a cargo de Juan de Oviedo (ver), Alonso Rubio y Vicente Fernández.

En 1603 diseñó la planta y algunas dependencias del convento de San José en Sevilla. Además, estableció los planos y condiciones para la construcción de la iglesia, los coros, locutorios y salas del convento de San José (Las Teresas) (ver).

Su contribución al Alcázar de Sevilla fue especialmente relevante, destacando la construcción del Apeadero, donde introdujo el uso de columnas pareadas, un recurso arquitectónico que influyó profundamente en la arquitectura sevillana del siglo XVII. La portada de este espacio refleja su dominio del lenguaje manierista y su habilidad compositiva. La ejecución de la obra estuvo a cargo del albañil Pedro Martín, el carpintero Alonso Durán y el cantero Diego de Carballo.

Dentro del mismo recinto, también trabajó en la ornamentación de las fuentes y grutas del jardín de las Damas. Su proyecto más ambicioso en este ámbito fue la Galería del Grutesco, diseñada sobre una antigua muralla en la que incorporó grutas decoradas con figuras mitológicas. La traza de la galería fue delineada el 2 de marzo, y el primer tramo, correspondiente al estanque de Mercurio, se concluyó en diciembre de 1612. Las obras continuaron entre 1613 y 1621, con la ornamentación prolongándose hasta 1624. La construcción estuvo a cargo de Juan de Mendoza.

Otras de sus intervenciones en el Alcázar incluyen:

El diseño de un pequeño arco junto al patio de la Montería.

La supervisión de obras en la Casa de Contratación.

La construcción de una nueva cárcel para la Casa de Contratación.

La traza de la portada del Alcázar en el patio de Banderas, ejecutada por el cantero Diego de Carballo.

La escalera que conecta el estanque de Mercurio con el jardín de la Danza.

Reparaciones en el Palacio de Pedro I.

Más allá del Alcázar, en 1606 realizó los diseños para el retablo del altar mayor de la Iglesia de San Martín. En 1614 participó en la reconstrucción del teatro Coliseo, ubicado en el antiguo corral de los Alcaides (actual calle Alcázares), junto con Miguel de Zumárraga y Juan de Oviedo.

En 1616 supervisó la consolidación de estructuras en el Corral de Segovia (antiguo de las Herrerías) y en el edificio situado en la actual calle Santander 15, hoy conocido como Apartamentos Torre de la Plata.

Finalmente, en 1625 estableció la traza y las condiciones contractuales para la construcción del corral de la Montería, cuya dirección continuó Miguel de Zumárraga tras su fallecimiento.