RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas Mártires
San Juan Bautista.
San Juan, bajo cuya advocación está la Iglesia de san
Juan de la Palma (ver),
era hijo de Zacarías, santo sacerdote del Templo de Jerusalén, de la casa de
Abías, una de las veinticuatro familias de los hijos de Aarón, y de Isabel,
igualmente descendiente de Aarón (Lu 1:5). Pero no tenían hijos, porque
Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
En una visión, a Zacarías se le apareció el ángel
Gabriel que le comunicó que tendría un hijo, al que llamaría Juan, a pesar de
que su mujer era estéril. Zacarías le pidió una prueba y al instante quedó
mudo, recobrando el habla al nacer el niño.
“No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada.
Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Precederá al Señor con
el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y
atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un
Pueblo bien dispuesto”. “Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido
enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin
poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en
mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo” (Lu 1: 5-20).
El evangelio de Lucas dice que
María, madre de Jesús, e Isabel, eran parientes (Lu 1: 39-45). No obstante, no
se menciona ninguna relación familiar entre Juan y Jesús en los otros
evangelios y Raymond Edward Brown la define como de “historicidad dudosa”.
Geza Vermes ha dicho que es “sin duda una creación artificial de Lucas”.
Las similitudes con la historia del nacimiento de Samuel en el Antiguo
Testamento sugieren que Lucas podría haber tomado la historia de la anunciación
de Jesús y la de Juan de la historia de Samuel.
El Bautista se retiró a orar al desierto llevando una vida austera y de penitencia alimentándose de animalillos salvajes, por ello, antiguamente, en el día de san Juan, se quemaban los restos de animales muertos ya que el humo ahuyentaba a los dragones. “Un manto hecho de pelo de camello, un cinturón de cuero en la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre” (Mt 3:1-12).
Según Lucas, Juan comenzó su actividad pública “el año
decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba
Judea, cuando Herodes era tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca
de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, en tiempo de los
sumos sacerdotes Anás y Caifás”. (Lu 3:
1-3).
Tiberio sucedió a Augusto el
19 de agosto del año 767 (año 14 d. C.) de la fundación de Roma.
Lucas pudo contabilizar los años siguiendo el calendario sirio que inicia el
año el 1 de octubre, o bien el calendario romano que comienza en marzo, por lo
cual no se sabe si tuvo en cuenta el primer año de la sucesión.
Así, la fecha aproximada del
inicio de la actividad del Bautista estaría en torno del año 28 de la era
común.
Juan
Evangelista describe a Juan el
Bautista como “un hombre enviado por Dios” que “no era la luz” pero que “vino
como testigo para dar testimonio de la luz, de manera que a través de él todos
creyeran” (Jn 1:6-8)). Según este evangelio, Juan Bautista negaba claramente
ser el Cristo, Elías o “el profeta”, y en lugar de eso se definía a sí mismo
como “la voz que clama en el desierto”.
En el Evangelio de Mateo, Jesús
afirma explícitamente que Juan es el “Elías que había de venir” (Mt 11:14 y Mt
17:11-13); lo cual ha sido interpretado por muchos teólogos cristianos como que
Juan es el sucesor de Elías. Sin embargo, en el Evangelio de Juan, Juan el
Bautista niega explícitamente ser Elías.
Cierto es que fue conocido públicamente como profeta y venerado
como tal en el cristianismo, el islam (Profeta Yahya en el Corán), la fe bahái
y considerado en una gran comunidad de religiosos en Irak como el más grande de
los profetas y fundador, o al menos un personaje muy importante en el
“mandeismo”. Algunos expertos mantienen que Juan estaba influenciado por los
“esenios”, una secta de características ascéticas que esperaba un apocalipsis y
practicaba rituales relacionados con el bautismo, aunque no hay evidencias que
apoyen esta hipótesis.
Su actividad se
desarrolló en el bajo valle del rio Jordán, donde predicaba la “Buena Nueva” y
administraba el bautismo en las aguas del rio. En los Hechos
de los Apóstoles se distingue este bautismo, “con agua”, del
realizado posteriormente por Jesús, “en Espíritu Santo” (Hechos, 1:5).
En el evangelio de Marcos también se
tiene en cuenta esta diferencia: “Pronto viene alguien que es superior a mí,
tan superior que ni siquiera soy digno de inclinarme como un esclavo y
desatarle las correas de sus sandalias. Yo los bautizo con agua, pero él los
bautizará con el Espíritu Santo” (Mc 1: 7-11).
En este
sentido la mayoría de los académicos están de acuerdo en que Juan bautizó a
Jesús. “Soy
yo quien debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” (Mt 3:14). Aunque, Los evangelios difieren en los detalles del bautismo. En los de Marcos (Mc
1:9-11) y Lucas, Jesús ve el cielo abierto y oye una voz que le aborda
personalmente diciendo “Tú eres mi hijo querido, mi predilecto”. En Mateo, la
voz del cielo no se dirige personalmente a Jesús, sino que anuncia que: “Este
es mi hijo amado, mi predilecto” (Mt 3:17). En el Evangelio de Juan (Jn 1:32-34), Juan el
Bautista ve bajar una paloma y da testimonio de esto como prueba de la
condición mesiánica de Jesús.
Son numerosas las representaciones artísticas en este
sentido.
El tono mesiánico del
mensaje del Bautista inquietó a las autoridades de Jerusalén, y Juan fue
encarcelado por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea (Gobernante subordinado de
una región que es una de las cuatro subdivisiones de una provincia).
Existen diversas
interpretaciones sobre el origen del arresto y muerte del Bautista. El
historiador judío Flavio Josefo (37-100 d. C.) mencionó a Juan el
Bautista en sus Antigüedades judías (libro XVIII, capítulo 5, 2),
afirmando que fue decapitado por orden de Herodes Antipas e indicando que
esto tuvo lugar en la fortaleza de Maqueronte, y que la ejecución de Juan fue
la culpa de una derrota que Herodes sufrió en torno al año 36 d. C.
San Marcos relata (Mc
6:14-29) que Salomé la hija de
Herodías (esposa de Antipas) danzó ante Antipas, lo que le gustó tanto que le
ofreció que escogiera cualquier cosa como premio. La hija preguntó a su madre,
la cual le dijo que pidiera la cabeza de Juan el Bautista. Aunque reacio,
Antipas ordenó la decapitación de Juan, y su cabeza le fue entregada a Salomé
en un plato.
Muchos académicos han considerado que la historia del arresto, la ejecución
y el entierro de Juan puede haberse elaborado para relacionarla con el destino
de Jesús.
Tradicionalmente se ha dicho que san
Juan Bautista está enterrado en la mezquita de Navi Yahya, en Sebastia (Palestina),
lugar que fue visitado por el papa Juan Pablo II en el año 2001.
Mezquita de Navi Yahya, en Sebastia (Palestina). (CCBY
3.0)
Rufino de Aquilea y Teodoreto de Ciro escribieron que el santuario fue profanado bajo
el reinado de Juliano el Apóstata, alrededor del 362, y que sus huesos fueron
parcialmente quemados.
Parte de las reliquias rescatadas
fueron llevadas a Jerusalén y, posteriormente, a Alejandría, donde el 27
de mayo del 395 se colocaron en una nueva basílica construida sobre un templo
de Serapis.
En 2010 se descubrieron algunos
huesos en las ruinas de la iglesia del monasterio de San Juan el Precursor en
la isla búlgara de san Iván, en el mar Negro. Dos años después, tras un
análisis de ADN y de datación por radiocarbono, se probó que los huesos
pertenecían a un hombre de Oriente Próximo que vivió en el siglo I a. C., por lo que pudieron
haber pertenecido a Juan el Bautista.
En la actualidad, los restos se
encuentran en un relicario en la Iglesia de san Cirilo y Metodio en Sozopol, en
la costa búlgara del mar Negro
El paño de la decapitación de Juan se
conserva en la Catedral de Aquisgrán. La Iglesia ortodoxa dice que son
ellos los que poseen las reliquias de san Juan Bautista en un monasterio del
bajo Egipto, entre El Cairo y Alejandría.
Museo
Hermandad del Gran Poder
San Juan Bautista. S. XVIII. Anónimo Filipino. Marfil y plata. Museo Hermandad del Gran Poder
Iglesia de
san Hermenegildo
San Juan Bautista. Altar Mayor de la Iglesia de san Hermenegildo
Iglesia del Monasterio de San Clemente
En el lado de la epístola,
tenemos el espléndido retablo San Juan Bautista, barroco de
principios del siglo XVII, con una magnífica imagen del Bautista, en los
laterales relieves de la Visitación y el nacimiento del santo, todas obras de
Gaspar Núñez Delgado y de Francisco de Ocampo, con pintura y policromía de
Francisco Pacheco.
En la
parte superior los relieves del Bautismo de Cristo, la predicación y el
degollamiento de Francisco de Ocampo.
La Visitación y
Bautismo de Cristo y
El degollamiento
Iglesia
del Sagrado Corazón de Jesús.
En el Exterior destaca la fachada
principal de la iglesia, del siglo XVII, da a
la calle Jesús del Gran Poder, presenta un paramento revocado y encalado y
diversos azulejos.
Fachada a la calle Jesús del Gran Poder
San Juan Bautista
Iglesia
de san Juan de la Palma
Al final de la nave del Evangelio, un cuadro de “Salomé con
la cabeza del Bautista”.
Salomé con la cabeza del Bautista
Iglesia
de san Vicente
En la cabecera de la nave de la Epístola se abre la capilla de la
Hermandad de las Penas, cerrada
con una reja del siglo XVII.
En el
cuerpo inferior del retablo, un lienzo de san Juan Bautista, obra del pintor
contemporáneo R. Navas.
En el
muro del Evangelio se abre la puerta de la sacristía y encima una obra
pictórica de Salomé con la cabeza del Bautista.
Puerta de la sacristía y cuadro de Salomé con la cabeza del Bautista
Iglesia de Santa Ana
En el muro del Evangelio, San Juan Bautista, retablo
barroco de del siglo XVII, imagen atribuida a Martínez Montañés de 1638.
Sobre la puerta de la Capilla Bautismal se
sitúa el cuadro el "Bautismo de Cristo", anónimo y fecha no establecida, bastante dañado.
En el Altar Mayor, discretamente por debajo de san
Andrés se sitúan santa Bárbara a la derecha y san Juan Bautista a la izquierda.
El retablo mayor es de estilo tardorenacentista y fue proyectado por Vermondo Resta en 1606.
En
el banco, a los lados del tabernáculo, podemos contemplar dos relieves de san
Juan Bautista y san Marcos.
San
Juan Bautista. Bermejo, Bartolomé. Hacia 1470. Óleo y temple sobre tabla. 47, 7
x 27,2 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla. Sala I
Retablo
de san Juan Bautista. Adán, Miguel. Procede de la Desamortización del
Monasterio de las Dueñas. Sala III