jueves, 14 de noviembre de 2024

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas 

Santo Tomás de Aquino.

Tomás nació en 1224 o 1225 en el castillo de Roccaseca (Italia) cerca de Aquino. Según ciertas piadosas tradiciones locales y autores eclesiásticos, su lugar de nacimiento sería más bien el castillo familiar de la localidad de   Belcastro, situada cerca de Catanzaro, en Calabria.

Perteneciente a una noble familia de ascendencia germana. Su padre, Landolfo, descendiente de los condes de Aquino, estaba emparentado con el emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti.

Cumplidos los cinco años, recibe la primera educación religiosa y científica en la abadía de Montecasino de la que un tío suyo era abad. Comenzó entonces su aprendizaje de gramática, moral, música y religión hasta que en 1239 el emperador Federico II decretara la expulsión de los monjes.

Continuó su educación en la universidad de Nápoles donde el estudio de las artes liberales, el currículo educativo de la época, lo puso en contacto con los principios de la lógica aristotélica.

En Nápoles, el contacto con fray Juan de San Juliano fue causa de que, a los dieciséis años, en 1244, frecuentase la comunidad de los hermanos predicadores, y decidiera unirse a la recién fundada Orden Dominica de Predicadores, gracias a la amistad que había trabado con el maestro General Juan de Wildeshausen, por cuya vida austera e intelectual se sentía atraído desde haberlo conocido anteriormente en un convento de Nápoles, siendo el principio de su vocación a la vida apostólica.

Pero, esta decisión era contraria a su familia, que había planificado que Tomás sucediera a su tío al frente de la abadía de Montecasino. Por ello, sus hermanos lo secuestraron y retuvieron durante más de un año en los castillos familiares de Monte San Giovanni y Roccasecca en un intento de evitar que asumiera el hábito dominico.

Según la leyenda, dos de sus hermanos recurrieron a la medida de contratar a una prostituta para seducirlo, pero Tomás la alejó empuñando un hierro de fuego y dos ángeles se le aparecieron mientras dormía y fortalecieron su determinación de permanecer célibe.

Al ver que todos sus intentos de disuadir a Tomás habían fracasado, su madre Teodora buscó salvar la dignidad de la familia facilitándole la huida del Castillo.

Se trasladó a Paris y por indicación de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus estudios en París y Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno, para enseñarle y estudiar profundamente las obras de Aristoteles, que ambos habrían de defender posteriormente. En esa época Tomás fue ordenado sacerdote.

Tomás volvería a Paris en 1252 para continuar sus estudios, pero encontraría una fuerte oposición a las Órdenes mendicantes, liderada por los profesores seculares, pues los alumnos llenaban las clases de los frailes lo que ponía en evidencia a los seculares.

Se le concedió el doctorado a la edad de 31 años, por lo cual, en 1256 ejerce como maestro de Teología en la Universidad de Paris.

Escribe muchas obras que destacan por su profundidad, admirando a maestros y estudiantes por la claridad, la distinción, la sutileza y la verdad con que procedía en la explicación de tantas y tan distintas materias, como son de ver en los cuatro grandes libros que escribió sobre el Maestro de las Sentencias.

En junio de 1259, Tomás es llamado a Valenciennes, junto con Alberto Magno y Pedro de Tarentaise (futuro papa Inocencio V), para organizar los estudios de la Orden.

Posteriormente, es enviado de vuelta a París, debido a la gran oposición que se había alzado en contra de su figura y doctrina. En esta época, se enfrentaría a tres brazos del pensamiento: los idealistas agustinistas, encabezados por Juan Peckham, los seculares antimendicantes, dirigidos por Gerardo de Abbeville y, por último, los averroístas, cuya figura visible era Sigerio de Brabante.

Después de París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras muchas obras la Suma Teológica.

Terminada su labor en Francia, se le encargó la fundación de un nuevo capítulo provincial en Nápoles.

El 7 de marzo de 1274 Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova, cerca de Terracina, cuando iba de camino al concilio de Lyon II, atendiendo a la invitación del papa Gregorio X.

Posteriormente, el 28 de enero de 1369, sus restos mortales fueron trasladados al convento dominico de los Jacobinos, en Tolosa de Languedoc.

Fue canonizado el dieciocho de julio de 1323 por Juan XXII. El once de abril de 1567, San Pío V lo declaró Doctor de la Iglesia. El cuatro de agosto de 1880, León XIII lo proclamó patrón de todas las universidades y escuelas católicas.

Museo del Prado



Santo Tomás de Aquino, de cuerpo entero y de pie, está representado con el hábito de los monjes dominicos, llevando la túnica blanca con escapulario y manto negro con capuchón echado hacia la espalda. Con la mano derecha sujeta una pluma de la que sale un haz de rayos de luz y en la izquierda lleva un libro, objetos que hacen referencia a su doctrina. Sobre el pecho cuelga un sol que es atributo de su sabiduría y por detrás de su espalda sobresalen dos grandes alas que hacen alusión al momento en que los ángeles ciñen al santo el cíngulo de la castidad. Sobre su cabeza, el Espíritu Santo desciende de los cielos en forma de paloma para inspirarle. La figura del santo, representado como un hombre joven, imberbe y con tonsura monacal, se superpone a un paisaje en el que aparece una pequeña iglesia en la parte izquierda 

Sentado junto a una mesa se representa a Santo Tomás con la pluma en la derecha y el libro en la izquierda, mientras alza la cabeza hacia el Espíritu Santo que le inspira. A los pies, la herejía vencida.


Museo de Bellas Artes


Apoteosis de Santo Tomas de Aquino. Zurbarán, Francisco de. Hacia 1631. Óleo sobre lienzo. 486 x 385 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala V. Procede de la desamortización de 1840 del Colegio de Santo Tomas 

La obra se encargó para el Retablo Mayor del colegio mayor de santo Tomás de Aquino en Sevilla, fundado en 1516 por Diego de Deza,  para conmemorar su fundación, siendo el lienzo mayor y más complejo de su autor. La composición para la que, como es habitual, utiliza fuentes grabadas, repite el esquema arcaizante de la división en diferentes registros superpuestos, tres en este caso por influencia de la escenografía teatral. 

En el inferior se rememora la fundación del colegio. En el centro, sobre un bufete, aparece la bula fundacional y un birrete doctoral alusivo al grado que en él se alcanzaba. A la izquierda, el fundador Fray Diego de Deza en actitud orante al frente de un grupo de frailes dominicos y a la derecha otro grupo de figuras orantes encabezado por el emperador Carlos V, quien firma la bula. En el registro superior aparece Santo Tomás, en rompimiento de gloria, flanqueado por los padres de la Iglesia latina: san Gregorio, san Ambrosio, san Jerónimo y san Agustín, cuyos textos se estudiaban en el colegio. Aparece en el momento de recibir la inspiración del Espíritu Santo para escribir su obra cumbre la “Summa Theologica”. En el plano más elevado están Cristo y la Virgen a la izquierda y san Pablo y santo Domingo a la derecha. 

Santo Tomas de Aquino. Francisco Herrera el Mozo. Hacia 1656. Óleo sobre tela. 82 x 60 cm. Museo de Bellas Artes. Sala VI. Procede de la donación de Doña Margarita Álvarez-Ossorio


Iglesia de la Misericordia

En el banco del retablo las pinturas de la Virgen del Rosario y de Santo Tomás de Aquino que fueron repintadas a mediados del siglo XVIII.

Santo Tomás de Aquino

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas 

San Juan de Dios.

Parece que nació en 1495 en el pueblo toledano de Casarrubios del Monte, aunque su primer biógrafo, Francisco de Castro afirmara que era portugués, porque pasó su infancia en Portugal. Su madre era cristiana y su padre judío y fue criado y educado cristianamente.

Con 12 años se estableció en Torralba de Oropesa (Toledo), en la casa de Francisco Cid Mayoral, como pastor del ganado de un hidalgo llamado Francisco Herruz, rigiendo el señorío de Oropesa el II conde de Oropesa, Francisco Álvarez de Toledo y Pacheco.

A los 28 años de edad se alista como soldado en las tropas del conde de Oropesa al servicio del emperador Carlos V y como tal asiste a la defensa de Fuenterrabía, frente a las fuerzas francesas.

Abandonada la vida militar, vuelve al dominio de Oropesa, pero en 1532 vuelve a unirse a las tropas del conde de Oropesa en ayuda de Viena, sitiada por los turcos

Tras la retirada de los turcos, se licencian las tropas y Juan pasa primero a Flandes y luego por mar a España, y volvió a Portugal, donde su tío le notifica la muerte de sus padres.  

De nuevo en España se instala como pastor en una hacienda de Sevilla, de ahí pasa a Gibraltar y al poco a Ceuta, plaza donde Juan se ocupa como peón en la construcción de las murallas a fin de socorrer a la familia del caballero portugués Almeyda desterrados a Ceuta por el rey de Portugal.

Vuelto a Gibraltar, desempeña la profesión de vendedor de libros y finalmente se traslada definitivamente a Granada en 1538, donde abrió una pequeña librería en la Puerta de Elvira, entrando en contacto con la literatura de tipo devocional y religiosa.

El 20 de enero de 1539,  presencia la predicación de san Juan de Ávila en la Ermita de los Mártires y las palabras del santo manchego le conmovieron de tal manera que tuvo lugar su conversión, pero su comportamiento anormal le llevaría a ser juzgado por loco y, como tal, encerrado en el Hospital Real.

Durante su encierro comprueba el trato inhumano que se da a los enajenados internados, con celdas oscuras, maniatados, tratados con azotes, baños de sorpresa, exorcismos o cadenas, como corresponde a la terapéutica de la época con estos enfermos.

Es liberado del hospital por san Juan de Ávila, consciente de que no tenía ninguna locura. Tras ello, Juan se pone bajo la dirección espiritual del Santo Maestro, que aprueba su deseo de dedicarse al servicio de los enfermos, como ha meditado durante su permanencia en el hospital.

Tras una peregrinación a Guadalupe, vuelve a Granada y comienza su obra de atender a los enfermos, los pobres, y todos los necesitados y desfavorecidos que se relacionan con él; y al mismo tiempo   practica un intenso apostolado, singularmente entre las mujeres públicas.

En un principio Juan utilizó su casa y la de sus bienhechores para acoger a los enfermos y desfavorecidos de la ciudad, sosteniéndolos con las limosnas que conseguía por Granada.

Entonces se le unen algunos compañeros que quieren compartir su mismo género de vida y servir también a los pobres y necesitados, y trasladan su primera casa a una de más capacidad en la calle de los Gomeles y posteriormente a la calle Lucena, donde monta su primer hospital. En los siguientes diez años creció su obra y abrió otro hospital en la Cuesta de Gomérez.

Fue un innovador de la asistencia hospitalaria de su época. Sus obras se multiplicaron y creció el número de sus discípulos y se sentaron las bases de su obra a través del tiempo. 

El obispo de Tuy, Miguel Muñoz, le sugiere que tome el nombre de Juan de Dios y que vista una túnica basta a guisa de hábito, que inmediatamente acoge Juan.

Finalmente, Juan viaja hasta Castilla, con el fin de recaudar fondos para su hospital, y protagoniza algunos hechos notables, como es su participación en el desalojo de los enfermos en el incendio del Hospital Real de Granada, ocurrido en julio de 1549. Pero, una pulmonía, a resultas de arrojarse al río Genil para salvar a un muchacho que se estaba ahogando, debilita su salud y Juan de Dios fallece en Granada el 8 de marzo de 1550. 

A su muerte su obra se extendió por toda España, Portugal, Italia y Francia y actualmente está presente en los cinco continentes,

Fue enterrado en el convento de la Victoria de Granada (Carmen de los Mínimos). El 28 de noviembre de 1664, los hermanos de su orden los trasladaron a la iglesia del Hospital de San Juan de Dios. En 1757 se trasladó definitivamente a la Basílica que lleva su nombre, en cuyo camarín reposan definitivamente.

Fue beatificado por el papa Urbano VIII el 1 de septiembre de 1630 y canonizado por el papa Alejandro VIII, el 16 de octubre de 1690.

El papa León XIII (Decreto Inter omnigenas virtutes, 15-05-1886), declara a San Juan de Dios Patrono de todos los hospitales y enfermos del mundo, y manda la inserción de su nombre en las Letanías de los Agonizantes.

El papa Pío XI (Breve Expedit plane, 28.-08-1930), declara igualmente a San Juan de Dios Patrono de todas las asociaciones católicas de enfermeros, y de todos los enfermeros de ambos sexos del mundo

La Sagrada Congregación de Ritos (06-03-1940) lo nombra copatrono de la ciudad de Granada e igualmente es Patrono de los Cuerpos de Bomberos de España.  

Museo del Prado

Iglesia de san Jorge del Hospital de la Caridad

San Juan de Dios transportando un enfermo”. Murillo. Hospital de la Caridad de Sevilla.

Esta pintura recuerda a los hermanos de la Santa Caridad, a la que pertenecía Murillo desde 1665, la obligación de transportar a los enfermos hasta el Hospital, como se señala en las Reglas de la Hermandad.

Aparece San Juan de Dios llevando sobre sus hombros un enfermo que ha encontrado en la noche para llevarlo al hospital que este santo había fundado en Granada en 1539. Cargando con el enfermo, cayó debido al cansancio y al esfuerzo, y en ese momento se le apareció un ángel enviado por Dios para ayudarle, el cual le dice que el enfermo que carga es el mismo Cristo.

Por ello, esta obra también recuerda a los hermanos que en su actividad caritativa no les va a faltar el auxilio divino. 

Iglesia de la Misericordia

A los pies del presbiterio la imagen moderna de San Juan de Dios (lado del Evangelio) 

San Juan de Dios

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