AREA REGINA-ENCARNACION-SANPEDRO
Convento de Regina Angelorum.
Convento de Regina Angelorum
Guiomar
de Castro, esposa de Pedro Manrique Lara, duque de Nájera, dispuso en su
testamento la fundación del Convento de Regina Angelorum, de monjas dominicas.
Y efectivamente,
en 1521 este convento es fundado por su hija, Leonor Manrique de Lara y Castro,
esposa de Francisco de Zúñiga y Pereza de Guzmán, I marqués de Ayamonte, en
unas casas cercanas al palacio familiar, en la collación de San Pedro.
Concretamente,
estaba situado en la plaza de la Encarnación junto a la plazoleta de Regina y
frente al convento de la Encarnación que fue derribado para construir el
mercado dela Encarnación. Debió ocupar parte del antiguo Mercado de la
Encarnación y la actual calle Regina hasta la calle Jerónimo Hernández.
Convento de
Regina Angelorum (señalado en naranja). Plano de Sevilla del asistente Pablo de
Olavide de 1771
Relación del Convento de Regina Angelorum con el antiguo
Mercado de la Encarnación y la calle Regina
En este
convento hubo doce monjas y una abadesa, pero fue abandonado a los nueve años,
por falta de medios, y las religiosas se distribuyeron en otros conventos
dominicos de la ciudad y las casas quedaron reservadas a hospedería para
frailes.
Su
fundadora Leonor Manrique de Lara y Castro dispuso en su testamento la creación
de otro convento en estas casas, y su hija, Teresa de Zúñiga y Manrique de Lara,
esposa de Francisco de Zúñiga Sotomayor y Portugal, conde de Belalcázar,
procedió a la construcción de un convento de Frailes Predicadores, dominicos
masculinos, y su correspondiente iglesia en 1553.
Este
nuevo convento mantuvo el título de Regina Angelorum y la iglesia tenía un
acceso directo desde el palacio familiar. Sus fundadores, Teresa de Zúñiga y
Francisco de Zúñiga Sotomayor y Portugal, fueron enterrados en la capilla
mayor.
Entre
1549 y 1810 en una capilla de la iglesia se estableció la extinguida Hermandad y
Cofradía del Santo Crucifijo e Inmaculada Concepción de María, fundada por
nobles sevillanos, entre ellos los marqueses de Ayamonte y de otros miembros de
la oligarquía local, y que hacía estación de penitencia a la Catedral la tarde
del Jueves Santo.
A los
pies de la nave del evangelio se encontraba la capilla de Nuestra Señora del
Rosario (s. XVII), diseñada por Pedro Sánchez Falconete y Sebastián de
Ruesta y construida por Juan González en 1659, propiedad de la Real Maestranza
de Caballería de Sevilla, por lo que la hermandad estaba plenamente vinculada con
esa institución.
Curiosamente,
en esta capilla fue enterrada el 20 de octubre de 1687, la cabeza Pedro Andrés
de Guzmán y Portocarrero, V marqués de La Algaba, gobernador y capitán general de
Orán, único resto que pudo recuperarse tras su muerte heroica en combate el 9
de marzo de 1681.
Este convento
de Regina Angelorum, se hizo famoso en la Sevilla del XVII por la oposición de
sus frailes al movimiento en favor de la proclamación dogmática de la
Inmaculada Concepción.
El día de Navidad de 1613 el dominico Fray Diego de Molina, en
su prédica llegó a decir “que se concibió la Virgen, como vos y como yo y como
Martin Lutero” provocando un gran revuelo en una ciudad eminentemente
Inmaculista.
Se inició un enfrentamiento con los franciscanos, con
Fray Francisco de Santiago a la cabeza, que dejó versos contundentes:
Aunque le pese a Molina
Y a los frailes de
Regina,
Al prior y al
provincial,
Y al padre de los
anteojos
Sacados tenga los ojos
Y el colgado de un
peral
Maria fue concebida
Sin pecado original
O aquellos versos eternos de Miguel del Cid, que se
canturreaban por las calles, que decían:
Todo el mundo en general
A voces reina escogida
Diga que sois concebida
Sin pecado original
El 29 de septiembre de 1615 la Hermandad del Silencio formuló
y proclamó su voto de sangre para defender la Inmaculada concepción de María.
Los sevillanos
mandaron una delegación a la Corte primero y a la Santa Sede después, logrando
un breve de Pablo V de 1617 a favor de la Inmaculada Concepción que
prohibía que se predicase lo contrario, lo que fue bien recibido en la ciudad. Y el Papa
Clemente XIII (1693-1769), en una bula, declara a la Inmaculada Patrona de
España.
En 1810 durante
la invasión francesa el convento fue exclaustrado y usado como cuartel. Los
dominicos regresaron cuando los franceses fueron expulsados.
Pero
durante la ocupación francesa la iglesia fue expoliada y el cuadro “La Virgen con san Pedro y san Pablo y santo
Domingo arrodillado”, de autor desconocido del siglo XVI, se encuentra
en paradero desconocido, y “La
Virgen con fray Lauterio y santos”, realizado por Murillo entre
1638 y 1640 se encuentra en la actualidad en el Museo Fitzwilliam de Cambridge.
La visión de fray Lauterio. La Virgen con fray Lauterio,
san Francisco de Asís y santo Tomas de Aquino. Murillo, Bartolomé Esteban.
1638-1640. Óleo sobre lienzo. 216 x 170 cm. Fitzwilliam Museum. Cambridge.
(CC BY 3.0)
Parece ser que, entregado al
estudio de la Teología, fray Lauterio se encontró en cierto momento con algún
escollo de difícil interpretación. Mediante la oración, invocó a san Francisco
de Asís. Acudieron a su llamada la Virgen María, santo Tomás de Aquino y el
mismísimo san Francisco. Le aconsejaron entonces que leyera atentamente la
obra “Summa Teologica”, de
santo Tomás. Fue gracias a su estudio que fray Lauterio logró disipar sus
dudas.
En el cuadro aparece fray
Lauterio a la derecha, sosteniendo el libro de santo Tomás, mientras escucha
con atención las explicaciones de san Francisco.
De la boca de San Franciusco brota un rayo de
luz, en el que aparece una frase en mayúsculas: “Crede huic quia eius doctrina non deficiet in aeternum” (‘Cree
esto, porque esta doctrina no acabará jamás’).
Al mismo tiempo, señala
directamente a santo Tomás con el índice, indicando al fraile que a él es a
quien ha de acudir en busca de la explicación.
En 1821,
durante el Trienio Liberal el convento fue exclaustrado de nuevo, instalándose
en el inmueble la Sociedad Patriótica, y los dominicos pudieron regresar en
1833.
Finalmente,
el convento fue desamortizado en 1835 y sus instalaciones fueron utilizadas como
fábrica de sombreros, almacenes y casa de vecinos.
La
iglesia se mantuvo como templo católico hasta que fue derribada durante el
régimen surgido de la Revolución Gloriosa de 1868 (ver).
La iglesia estaba decorada con
zócalos de azulejos, realizados en 1625 por el taller de la casa Valladares. Algunos
de ellos, antes del derribo del templo, fueron llevados al Museo de Bellas
Artes de Sevilla y otros al Museo de la Hispanic Society of America. La
campana se llevó a la Iglesia de Ómnium Sanctorum.
La
capilla del Rosario fue derribada en 1905 y los terrenos en que aquélla se
levantaba fueron donados al Ayuntamiento por la Real Maestranza de Caballería
de Sevilla, que previamente desalojó sus enseres.
Así, el
retablo de la antigua capilla, realizado por Pedro Roldán y Francisco Dionisio
de Ribas en 1668, se encuentra en la nueva capilla, construida en 1956, que
la maestranza tiene junto a su sede. Y la
reja de hierro forjado de la capilla, diseñada por Pedro Roldán y realizada por
Francisco de la Chica y Pedro Núñez en 1670, se encuentra en la puerta del
Príncipe de la plaza de toros de la Maestranza.
Reja de la puerta del Príncipe de la plaza de toros de la Maestranza
Capilla de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla
Detalle de la Virgen
del Rosario