ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA
Álvaro de Bazán
Don Álvaro de Bazán y Guzmán,
I Marqués de
Santa Cruz, fue uno de los mejores almirantes españoles del siglo XVI, célebre
por el uso de galeones de guerra, por utilizar por primera vez infantería de
marina para realizar operaciones anfibias y por no haber sido derrotado nunca.
El galeón surgió para cubrir la necesidad de la Corona de un navío que compartiera la capacidad de carga de la nao con la velocidad y maniobrabilidad de la carabela, con el objetivo de explorar y comerciar con las Indias.
Gozaba de una gran potencia de fuego y su amplitud de embarque permitía el transporte de numerosos infantes de marina, pertenecientes a los tercios, el arma más mortífera del ejército español.
Ya en
1567 se diferencia como término militar al galeón de las naos, llamándolo
“Galeones del Rey” y desde 1607 galeón pasa a ser un término
exclusivo de galeón de guerra.
Batalla de la armada española con el San
Martin como buque insignia contra la Armada inglesa. Hendrik Cornelisz. Vroom.
Nació en Granada el 12 de diciembre
de 1526, donde su padre, Álvaro de Bazán “el Viejo”, estaba destinado como
Capitán General de las Galeras de España.
A lo largo de su vida fue
logrando títulos de toda índole, como el de Capitán General del Mar Océano o el
de miembro del Consejo del rey Felipe II y todo esto fue conseguido por una
virtud innata: El arte de la guerra en concreto la guerra naval.
Cuando contaba menos de tres años el rey
Carlos I de España le concedió el hábito de Santiago en 1529, y le nombró
Alcaide del Castillo de Gibraltar en 1535, cuando tenía 8 años.
Retrato del aristócrata y marino español
Álvaro de Bazán (1526–1588).
De su instrucción se
ocupó Don Pedro González de Simancas, distinguido en letras, ciencias y
humanidades, quien le facilitó una educación humanística escrupulosa, lo que le
hizo admirar a poetas, escritores y artistas.
Con nueve años inició su
aprendizaje náutico en la cubierta de la nave capitana de su padre y a los 18
años lo acompañó en la Batalla de Muros, contra los franceses en la costa
gallega.
Tras esta victoria, su padre le concedió el mando de la escuadra
mientras él se dirigió a Santiago de Compostela en acción de gracias y después a
Valladolid a informar de la victoria al príncipe Felipe.
Las primeras acciones navales que mandó, por encargo de Carlos I, fueron proteger la flota de Indias de los corsarios que actuaban en el golfo de Cádiz (1544-62), socorrer a Mazalquivir y Orán del ataque de los berberiscos (1563), reconquistar y fortificar el peñón de Vélez de la Gomera (1564), y socorrer a los caballeros de la Orden de Malta frente a un ataque turco (1565).
Así, con menos de 25 años ya se había enfrentado a corsarios franceses, ingleses, piratas berberiscos y al gran Imperio Otomano.
Con 28 años, en 1554, fue nombrado
Capitán General de la Armada Española, en 1566 Capitán
General de las Galeras de Nápoles y en 1569, Felipe II le concedió el título
de Marqués de Santa Cruz de Tudela.
Fortaleza de Vélez de la Gomera. Grabado de
1692
En el Siglo XVI el Imperio Otomano, llegó a
tener un enorme poder poniendo en peligro a las potencias cristianas, por ello,
el 25 de mayo de 1571 se firmaron en Roma las capitulaciones de la Santa Liga que unió al Imperio Español, el
Papado, la Serenísima República de
Venecia, el Gran Ducado de Toscana,
la República de Génova y el Ducado de Saboya, con el fin de destruir las
fuerzas de los turcos, que eran declarados enemigos comunes con Túnez, Argel, y
Trípoli incluidos dentro del ámbito de la acción.
Sitio de Malta. Llegada de la flota turca.
Mateo Pérez de Alesio. 1565
Se nombraron tres comandantes. Por el Papado Marco Antonio Colonna, por Venecia a Sebastián Veniero y por el Imperio español a don Juan de Austria, quien ostentó el mando militar supremo de la Santa Liga.
El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla de Lepanto (Lepanto era el nombre italiano de la ciudad griega de Náfpaktos, por tanto, se puede afirmar que la Batalla de Lepanto se produjo en la actual Grecia), a la que se unió Álvaro de Bazán y Guzmán con las treinta galeras de la Escuadra de Nápoles, que tuvieron un gran protagonismo en la victoria final.
La Batalla de Lepanto. Antonio de Brugada.
La Batalla de Lepanto. Juan Luna. 1887.
Óleo sobre lienzo. 400 x 700 cm. Salón del Senado de Madrid
Tras la Batalla de Lepanto, Álvaro de Bazán participó en la ofensiva que Don Juan de Austria dirigió para recuperar Túnez y en 1576 fue nombrado Capitán General de las Galeras de España.
El rey
Felipe II de España. Obra de Juan Pantoja de la Cruz.
Al morir Sebastián I de Portugal sin descendencia en 1578, heredó el trono Enrique I de Portugal, único hijo vivo de Manuel I de Portugal, pero en 1580 don Enrique falleció sin descendencia quedando vacante el trono de Portugal.
Felipe II se consideró con derecho a reclamar el trono, por herencia de su madre Isabel de Portugal y por tanto nieto de Manuel I de Portugal.
A este objetivo se oponían Antonio, Prior de Crato, que creía ser el heredero, y las reinas Catalina de Medicis, regente de Enrique III de Francia e Isabel I de Inglaterra.
Por otra parte, Felipe II tenía el
apoyo de la burguesía comerciante y financiera, de la nobleza portuguesa y del
alto clero, pero el pueblo llano y el bajo clero tenían unos sentimientos
claramente anticastellanos.
En 1581 Felipe II fue proclamado Rey de
Portugal gracias a las intervenciones del Duque de Alba con sus tercios por
tierra, apoyados por el Marqués de Santa Cruz con su flota y con la armada de Álvaro de Bazán, que penetró en el estuario del río Tajo
neutralizando a la fuerza naval adepta al prior de Crato.
Todos los territorios portugueses acataron el nombramiento de Felipe como rey de Portugal menos la isla Terceira del archipiélago de las islas Azores.
Esta isla tenía un gran valor estratégico pues
el régimen de vientos del Atlántico obligaba a pasar por ellas a todos los
buques españoles que realizaban la “Carrera de las Indias” y a los buques
portugueses que regresaban de las Indias Orientales.
Desembarco de los Tercios en la isla Terceira
La batalla naval de la Isla Terceira terminó con la victoria española bajo el mando de Álvaro de Bazán y Guzmán frente a los partidarios de Don Antonio que se habían mantenido en la isla apoyados por una escuadra francesa al mando de Felipe Strozzi.
Pero Álvaro de Bazán no llegó a realizar el desembarco porque carecía de medios para lanzar una ofensiva y porque un temporal dificultaba la operación.
Finalmente, la madrugada del 26 de julio 1583 desalojaron a las tropas franco-portuguesas y los primeros en llegar a tierra fueron el alférez Francisco de la Rúa, el capitán Luis de Guevara y el soldado Rodrigo de Cervantes (hermano de Miguel de Cervantes).
En premio por aquella acción el rey le hizo Grande
de España y Capitán General de la Mar Océana.
Ante la hostilidad inglesa, Felipe II decidió iniciar
los preparativos para intervenir en Inglaterra y Álvaro de Bazán se entregó
plenamente a formar una armada capaz de realizar la tarea que se le había
encomendado, pero falleció en Lisboa el 9 de febrero de 1588, y el Duque de
Medina Sidonia fue nombrado jefe de la Armada.
Por ello, sobre la
derrota de la Armada Invencible no se puede especular sin conocer que "el padre
de la Armada" había muerto tres meses antes de la invasión a Inglaterra, y que la
Armada fue puesta al mando del VII Duque de Medina Sidonia, una persona honesta
que avisó varias veces a Felipe II de que él no era hombre de mar.
Derrota de la armada invencible, pintura de
Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796)
Finalmente, como curiosidades añadir, en
primer lugar, que entre los años 1564 y
1588 ordenó construir su Palacio en terrenos de Ciudad Real, en plena Mancha,
junto al Camino Real,
trayecto obligado desde la Corte hacia Andalucía, por el deseo del almirante de
fijar su residencia en un punto estratégico equidistante de la corte madrileña
y de las bases de sus escuadras en Cádiz, Cartagena y Lisboa.
Debido a sus largas estancias en Italia se vio
influenciado por los gustos de la época, y contrató un selecto grupo de
artistas italianos, según los proyectos de Giovanni Castello "El Bergamasco" junto al que
trabajaron Giovanni Bautista Olamosquín, arquitecto y escultor, Maese Domingo y
Maese Alberto, maestros de obra y maestro mayor.
Actualmente alberga en su interior el Archivo-Museo de
la Marina Don Álvaro Bazán.
Exterior del Palacio en Viso del Marques
Patio interior del Palacio del Marqués de
Santa Cruz.
Su aspecto exterior no demuestra la magnificencia y riqueza artística que guarda en su interior.
La puerta principal está formada
por un arco de medio punto y dos grandes columnas de orden dórico, con amplia
base y pedestal, que sustentan el cornisamento sobre el que se halla el amplio
balcón con balaustrada y con
remate efímero del escudo de los Bazán.
El Palacio consta de dos plantas y la mayoría de sus salas, así como las galerías alta y baja, incluida la escalera, están pintadas al fresco.
Esta decoración mural lo convierte en el conjunto pictórico español que mejor representa la mitología clásica.
El programa iconográfico de
las pinturas se completa con frescos de carácter épico narrativo, de la
historia romana, de linajes o carácter familiar, religiosas y varias vistas de
ciudades.
Esculturas sepulcrales de Álvaro de Bazán y
María de Figueroa
Las estatuas sepulcrales de Álvaro de Bazán y su esposa María de Figueroa, son el único ejemplo de escultura funeraria perteneciente al primer tercio del siglo XVII.
Fueron ejecutados para el convento de la Concepción de El Viso del Marqués, ubicándose a día de hoy en el muro del Palacio más cercano a los jardines.
Su creador fue Antonio Riera,
escultor relacionado con la corte, de origen catalán. En ellas, aparecen los
marqueses en actitud de orante, arrodillados en un reclinatorio, todo ello en
mármol blanco que resalta sobre el gris de los nichos.
En segundo lugar, sus victorias militares lo elevaron a una
categoría legendaria de la que muchos escritores se hicieron eco, entre ellos
Miguel de Cervantes que luchó con él en Lepanto, Lope de Vega, que se dice
también sirvió como soldado bajo sus órdenes, y Góngora que dedicaron versos y
frases en su memoria.
Lope de Vega
en, 1588:
El fiero turco en Lepanto,
en la Tercera el francés,
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido
por la cruz de mi apellido
y con la cruz de mi espada.
Luis de
Góngora, 1588:
No en bronces, que caducan,
mortal mano,
Oh católico Sol de los Bazanes
Que ya entre gloriosos capitanes
Eres deidad armada, Marte humano,
Esculpirá tus hechos, sino en vano,
Cuando descubrir quiera tus afanes
Y los bien reportados tafetanes
Del turco, del inglés, del lusitano.
El un mar de tus velas coronado,
De tus remos el otro encanecido,
Tablas serán de cosas tan extrañas.
De la inmortalidad el no cansado
Pincel las logre, y sean tus hazañas
Alma del tiempo, espada del olvido.
Elogio de
Cervantes en el Quijote
En el Capítulo XXXIX de la novela Don Quijote de la
Mancha, Miguel de Cervantes le otorgó a Álvaro de Bazán y Guzmán la condición
de invicto y padre de los soldados:
Tomóla la capitana de Nápoles, llamada La Loba, regida por aquel rayo de la guerra, por el padre de los soldados, por aquel venturoso y jamás vencido capitán don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz.