viernes, 6 de diciembre de 2024

 AREA DE SANTA CLARA-JESÚS DEL GRAN PODER 

Iglesia de Santa Clara

El convento de Santa Clara (ver) se fundó, según la tradición, en 1249 tras la entrada de san Fernando en la ciudad, estando aún en vida la santa de Asís (ver) que murió en 1253, ubicándose en las inmediaciones del convento casa grande de san Francisco.

En 1260 Alfonso X otorga un privilegio para que se trasladaran las monjas a unas casas y huertas almohades que eran propiedad del infante don Fadrique, lo que se llevó a cabo tras la muerte de este en 1277.

A partir de 1284 el rey Sancho IV concede el permiso para que se pueda construir el monasterio en estas casas. Se comienza entonces a edificar este convento que fue modificando la estructura original hasta convertirse en el siglo XVII en el monumental complejo que hoy conocemos.

La portada situada en la calle santa Clara es de estilo manierista del primer tercio del siglo XVII, presidida por un azulejo de Santa Clara y encima el escudo franciscano y culmina con una cruz de forja.

Portada a la calle Santa Clara

Detalle del azulejo de Santa Clara

Ático de la portada con el escudo franciscano

Detalle del escudo franciscano

Detalle de la cruz de forja

La cara posterior de esta portada presenta también un pequeño azulejo de santa Clara.

Cara posterior de la portada 

Detalle de la portada Con la imagen del Sacramento 

Detalle del pequeño azulejo de Santa Clara


Esta portada da acceso a una calle por la que se llega al compás, que es un patio distribuidor, actualmente en obras, plantado de naranjos. En su centro la fuente de la Universidad, actualmente tapada. 

A su izquierda con una casa antigua, vivienda del mandadero, y la Puerta del colegio de Maese Rodrigo, que se encontraba en la actual Puerta Jerez, y que es el acceso a los jardines y la torre Don Fadrique. 

Junto a esta puerta la antigua vivienda del capellán.

Pasillo de acceso al compás
Puerta del colegio de Maese Rodrigo. Acceso a los jardines y la torre Don Fadrique. 

Al frente el pórtico de la iglesia, que presenta un atrio diseñado por Juan de Oviedo y Miguel de Zumárraga y realizado por el maestro Diego de Quesada en 1622. 

El acceso a la iglesia se realiza por el muro de la epístola, porticado con frontón triangular. 

Sobre el escudo franciscano que corona la puerta de entrada se sitúa una imagen de la santa titular en piedra que la muestra con el hábito inmaculista de color celeste.

Pórtico de la iglesia

Escudo franciscano

Santa Clara con hábito inmaculista

En los laterales el escudo de la Custodia del Santísimo de santa Clara y un azulejo dedicado a las obras realizadas por un Caballero Coronel de Infantería. 

Escudo
Azulejo recordatorio 

Todo el conjunto está coronado por una espadaña con tres campanas, de ladrillo y decorado con un azulejo de Santa Clara, del siglo XVI, coronado con una cruz de forja con una veleta. 

Detalle frontal de la espadaña semicubierta por los naranjos

Detalle oblicuo de la espadaña

Detalle del azulejo de Santa Clara en la espadaña

Detalle de la cruz y la veleta


La iglesia de estilo inicial gótico mudéjar, comienza a construirse en las primeras décadas del siglo XIV y es reformada al estilo barroco en el siglo XVII por Juan de Oviedo (ver) y Miguel de Zumárraga.

Presenta planta de cajón o de salón, con una sola nave con cabecera poligonal, como es común en la arquitectura conventual femenina sevillana.

Vista de la nave desde los pies


Vista de la nave desde la cabecera


Vista de la nave desde el coro alto

Vista de la nave a través de la celosía del coro alto


La nave está cubierta por artesonado de madera policromado de estilo mudéjar, con cabecera de forma poligonal sobre la que se levanta una bóveda de crucería gótica.

Está iluminada por seis grandes ventanales.

Vista del artesonado de madera

Detalle del artesonado de madera

Vista de la bóveda de crucería gótica


Las paredes están decoradas con yeserías manieristas, con escudos franciscanos, diseñadas en 1620 por los ya citados Juan de Oviedo y Miguel de Zumárraga.

Las cinco llagas
El Santísimo Sacramento

Así como por espléndidos paños de azulejos de 1622 de Hernando de Valladares, autor igualmente de los que se encuentran en el banco del altar mayor, mientras que los que aparecen en el presbiterio datan de 1575, obra de Alonso García.

Detalle de paño de azulejos de Hernando de Valladares

Comenzamos la descripción, como siempre, por los pies del muro de la epístola y continuamos en sentido contrario a las aguas del reloj para terminar a los pies del templo.

Nave de la Epístola

A los pies del muro derecho el cuadro renacentista de san Roque de Hernando de Esturmio.

San Roque

Le sigue el retablo de San Juan Bautista que tiene unas dimensiones de 443 x 284 x 82 cm y fue realizado por Martínez Montañés entre 1621 y 1626. 

Retablo de san Juan Bautista


La imagen que preside este retablo, obra de Montañés (ver), muestra a San Juan Bautista (ver) vestido con su característica piel de camello, la cual se reviste de un manto rojo. 

En su mano izquierda sostiene un libro cerrado sobre el que se recuesta un cordero, al cual señala con el dedo índice de su mano derecha (Jn 1:29). 

San Juan Bautista

Detalle de san Juan Bautista


Detalle del rostro de san Juan Bautista

El retablo esta coronado por el relieve que representa el momento del Bautismo de Cristo, obra de 1633 de Francisco de Ocampo (ver).  

En la escena aparecen dos ángeles tras Jesucristo y una gran palmera junto al Precursor, y se remata en la parte superior con la paloma del Espíritu Santo entre nubes. 

Se presenta a San Juan arrodillado mientras vierte agua sobre la cabeza de Jesús valiéndose de una concha.

Detalle del ático

Detalle del relieve del Bautismo de Cristo

En el ático, un frontón curvo partido, sobre el que se recuestan dos figuras femeninas alegóricas que simbolizan las virtudes.


Detalle de las figuras femeninas

Bajo la hornacina y sobre la mesa de altar aparece una cartela con la inscripción “Hoceft enim cotpus meum/Hic eft enim calix fanguinis mei: nour eterni teftamenti promultis e ffundertur inremifsionempecca torum” (“Porque ésta es mi copa, porque ésta es la copa de mi vino: derramaremos el perdón del pecado del sepulcro”).

Cartela

Le sigue el retablo de San Francisco de Asís (ver). Es un retablo tabernáculo que sigue el modelo del resto de los retablos laterales de la iglesia, con dos columnas enmarcando la hornacina central, y un ático. 

Retablo de San Francisco de Asís


El retablo está presidido por una magnífica escultura de madera policromada, realizada entre 1623 y 1625, sin duda una de las mejores obras que Martínez Montañés tallara para Santa Clara.

El Santo se presenta de pie, con la pierna izquierda ligeramente flexionada y adelantada, sosteniendo en su mano derecha un crucifijo de orfebrería, al que dirige su mirada penetrante con gran devoción, mientras que aleja de sí su brazo izquierdo, con la mano izquierda indicando silencio, dirigiendo la palma hacia el suelo.

Viste el hábito franciscano, el cual presenta una abertura a la altura del pecho en el lado derecho dejando ver el estigma, visibles también en manos y pies.

Destaca el detallado modelado de la cabeza, así como la policromía de todo el conjunto, especialmente en la tela del hábito, obra de Salvador Quintero.

San Francisco de Asís

Detalle de San Francisco de Asís

Detalle del rostro de San Francisco de Asís

El relieve del ático se representa la escena de la estigmatización en el monte Alverna, en la madrugada del 14 de septiembre de 1224, cuando mientras estaba orando se le apareció un serafín con seis alas y con figura de un hombre crucificado,  y en él se van formando las heridas de Jesucristo en las manos, los pies y el costado derecho. 

Así, el relieve muestra a San Francisco en éxtasis arrodillado en una gran roca, bajo la cual aparece dormido Fray León, y contemplando al serafín de seis alas que se le ha aparecido, mientras parece mostrar las llagas de la crucifixión de Cristo en sus manos.

Como en los demás retablo, el ático está centrado por un frontón roto curvo en el que se sitúan representaciones alegóricas de las virtudes, reconocible la de la caridad en el lado izquierdo.

Detalle del ático

Detalle del relieve de la estigmatización de San Francisco


Detalle de las figuras femeninas


Bajo la hornacina y sobre la mesa de altar aparece una cartela con la inscripción VITA IESU IN CARNE / EIUS MORTALI / 2. CORIN. 4., tomada de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios (4, 11), que hace alusión a cómo el fundador de los Franciscanos fue verdaderamente “alter Christus”, otro Cristo, ya que en su carne mortal se manifestó la vida de Jesús.

Cartela


El Presbiterio está separado de la nave por un arco toral, en cuya base se encuentran los azulejos de Santa Bárbara mártir romana y Santa Rosa de Viterbo de la orden tercera franciscana.

Santa Bárbara (ver)
Santa Rosa de Viterbo 

Presenta una planta poligonal de estilo gótico, de los siglos XV al XVII y se cubre mediante una bóveda ojival de nervadura gótica de crucería estrellada decorada con pinturas de principios del XVIII y con macollas de madera dorada.

Presbiterio separado de la nave por arco toral


Detalle de la bóveda ojival

Detalle de la bóveda ojival

El muro se adorna con yeserías manierista y con un zócalo con azulejos de los siglos XVII y XVIII.

Detalle del zócalo de azulejos

En la parte superior del zócalo de azulejos se muestran los escudos de Jesucristo, de la Virgen María, de las Cinco llagas franciscanas y el Santísimo Sacramento de Santa Clara. 

Jesucristo
Virgen María
Cinco llagas franciscanas
Santísimo Sacramento de Santa Clara

En la parte inferior del zócalo de azulejos se muestran imágenes antropomorfas.


Imágenes inferiores del zócalo de azulejos

En el muro de la Epístola se muestra un relieve de Santa Clara con las Clarisas.

Relieve de Santa Clara con las Clarisas

En la base del segundo arco podemos ver pequeños ángeles atlantes. 

Detalle del segundo arco
Detalle del ángel atlante

Y a cada lado dos parejas de Ángeles Lampadarios.


Primer Ángel lamparario


Detalle del primer ángel lamparario


Segundo Ángel lamparario


Detalle del segundo ángel lamparario

Tercer Ángel lamparario

Detalle del tercer ángel lamparario

Cuarto Ángel lamparario

Detalle del cuarto ángel lamparario


Retablo Mayor

El retablo mayor fue concertado el 6 de noviembre en 1621 con Martínez Montañés, ocupándose de su diseño y de su talla. 

Además, contratará igualmente el dorado y encarnado de todo el conjunto, lo que motivará el conocido pleito con Francisco Pacheco (ver), por lo que finalmente llevará a cabo las policromías el pintor y escultor onubense Baltasar Quintero a partir de 1623.

El retablo, de estilo manierista, se adapta al ábside poligonal de la iglesia y sufrió una importante modificación en 1722, cuando se reformó la calle central, eliminándose el relieve que representaba a la Santa titular en oración, rodeada de monjas.

Está formado por un banco, tres calles más dos entrecalles separadas con columnas, y tres cuerpos. Tiene unas dimensiones de 11 x 8,70 metros.

Retablo Mayor


En el banco del retablo, a los lados del Sagrario de plata, aparecen dos pequeñas esculturas de San Pedro y de San Pablo, relacionándose el primero con la obra de Alonso Cano.

En los laterales se sitúan sendas puertas rectangulares de madera policromada decoradas con roleos vegetales y jarrones con flores. En una inscripción puede leerse que fueron realizadas en el año 1722.

Detalle de una de las puertas 

El frontal está decorado con un panel cerámico del siglo XVII, que representan a san Juan Evangelista, san Francisco de Asís y Santa Clara, que no se pueden fotografiar por estar delate el altar.

 

Detalle del banco del retablo

Detalle del Sagrario

Detalle de la puerta del Sagrario


Detalle de San Pedro


Detalle de San Pablo


En el primer cuerpo, la figura central del retablo es Santa Clara (ver), extraordinaria obra de Martínez Montañés fechada entre 1621 y 1623, se representa a esta santa vistiendo el hábito de la orden, portando un manto recogido sobre la cintura con el brazo izquierdo, y sosteniendo entre las manos una custodia con la Sagrada Forma.

Primer cuerpo del retablo

Camarín de Santa Clara

Santa Clara

Detalle de Santa Clara

En las calles externas encontramos dos relieves de la vida de la santa de Asís, realizados por Martínez Montañés.

La imposición del hábito a Santa Clara por San Francisco. Se representa la escena en que Santa Clara deja la casa de sus padres y es recibida por San Francisco y sus frailes en la Porciúncula (ver), abandonando el mundo para ingresar en el convento, hecho acaecido el Domingo de Ramos de 1212. Destaca la representación en el fondo de un altar presidido por una Inmaculada.

La imposición del hábito a Santa Clara


La bendición milagrosa del pan, de gran calidad, cuya composición reproduce la del relieve de la Visitación del Monasterio de la Limpia Concepción de Lima, realizado por Montañés en la primera década del XVII. 

En esta escena Santa Clara de pie bendice un pan que le presenta una religiosa arrodillada. Refleja la situación de escasez en el convento y como Santa Clara, gracias a la oración, obró el milagro de multiplicar el pan para sustentar a toda la comunidad.

La bendición milagrosa del pan

Flanqueando a Santa Clara se muestran las tallas de dos santos franciscanos enmarcadas por columnas estriadas, San Buenaventura y San Antonio (ver), el primero portando sus atributos, la maqueta de una iglesia en la mano izquierda y la pluma en la derecha y el segundo con un libro en el brazo izquierdo sobre el que se apoya el Niño Jesús que le toca la cara y una vara de azucenas en el derecho. 

Sobre ellos aparecen sendas cartelas con inscripciones.

San Buenaventura 
Detalle de San Buenaventura 
San Antonio
Detalle de San Antonio

En el segundo cuerpo, la figura central es la Virgen con el Niño, con la advocación del Rosario (ver), obra atribuida a Francisco de Ocampo (ver), fechable hacia 1633, que se incorporó al retablo en la reforma que se realizó en 1722. 

La Virgen viste una túnica y un manto que recoge con la mano izquierda, está mano sostiene también al Niño Jesús, mientras que la derecha porta un cetro.

Segundo cuerpo del retablo

Virgen del Rosario

Detalle de la Virgen del Rosario


Detalle del querubín a los pies de la Virgen


Flanquean a la Virgen del Rosario las tallas de Santa Inés, hermana menor de santa Clara, que sostiene en sus manos el Cordero Místico y Santa María Magdalena que se representa portando un tarro de perfume.

Santa Inés 
Detalle de Santa Inés 
Santa María Magdalena 

Detalle de Santa María Magdalena 

Completan este cuerpo dos hermosos relieves de Martínez Montañés, en que sobresale la policromía del conjunto, redescubierta tras la restauración efectuada por el equipo de la Delegación diocesana de Patrimonio dirigido por los restauradores Antonio Gamero y Agustín Martín.

La Natividad del Señor en que se representa a la Virgen arrodillada mientras levanta una sábana que cubre al Niño Jesús. Completan la escena San José (ver), un pastor arrodillado, un ángel, la mula y el buey. 

Destaca la belleza de la Virgen y de San José.

Natividad del Señor

La Anunciación es de madera de cedro y representa a la Virgen arrodillada y sobre ella, en una nube, el arcángel San Gabriel y arriba el Espíritu Santo en forma de paloma.

Anunciación


En el ático aparece representada la Santísima Trinidad según la iconografía postridentina del Trono de Gracia, que muestra a Dios Padre en actitud oferente sosteniendo en sus brazos a Cristo Crucificado. 

La escultura de Cristo crucificado está dispuesta sobre una cruz arbórea de 90 x 75 cm. 

El conjunto está coronando por el Espíritu Santo en forma de paloma.

Detalle del ático

Detalle de la Santísima Trinidad

Detalle del Espíritu Santo

Rematando las calles laterales aparecen parejas de ángeles sentados, con las alas desplegadas, tocando trompetas y flanqueando la custodia, símbolo de Santa Clara. Este conjunto fue realizado por Martínez Montañés entre 1621 y 1623.

Debajo de los ángeles, sobre los frontones curvos, aparecen sendas cartelas con el escudo franciscano de las Cinco Llagas.

Detalle de los ángeles laterales 


Detalle de la cartela con el escudo franciscano de las cinco llagas

Nave del Evangelio

Retablo de la Inmaculada (ver). Presenta la tipología de retablo-tabernáculo rematado por un ático, obra de Martínez Montañés, que junto con los otros tres retablos laterales fue realizado entre 1621 y 1626.

Presenta una composición arquitectónica con dos columnas de capitel corintio enmarcando la hornacina central donde se ubica la Inmaculada.

En su fondo están pintados los rayos de luz que parecen salir de la Virgen, en alusión al vestido de sol que viste la mujer del capítulo 12 del libro del Apocalipsis. 

Retablo de la Inmaculada

En su intradós aparecen representados los símbolos de las letanías lauretanas (ver).

La fuente
El pozo
La puerta
El árbol
La palmera
El Ciprés

La torre

El Templo del Espíritu Santo

El Sol y la Luna

Este retablo está presidido por la imagen en madera tallada y policromada de la Inmaculada Concepción de María, obra de Martínez Montañés realizada en 1623, anterior por tanto a la Cieguecita, tallada entre 1629 y 1631.

La del Convento de las clarisas presenta mayor monumentalidad, si bien también adquiere facciones de menor dulzura que la que se venera en la Catedral, con la que comparte la mirada baja, llena de humildad y recogimiento, destacándose además la larga cabellera que le cae por ambos hombros.

Aparece con las manos unidas en oración dirigidas levemente hacia su izquierda, bajo las cuales recoge el manto azul notándose su pierna izquierda adelantada bajo la túnica blanca. 

Inmaculada

Detalle de la Inmaculada

Bajo sus pies se descubre la media luna con las puntas hacia arriba sobre una nube con dos cabezas de angelitos. 

Detalle de los angelitos

En el banco destaca la puerta del Sagrario con un cordero que porta una cruz con un banderín y está subido a un libro con siete borlas, que es el "Libro de los Siete Sellos" que será abierto por el cordero. Es el cordero del Apocalipsis que representa a Cristo “El cordero de Dios que quita los pecados del mundo”.

Detalle de la puerta del Sagrario

En el ático, un frontón curvo partido, sobre el que se recuestan dos figuras femeninas alegóricas que simbolizan las virtudes, enmarcando el relieve que representa la escena de los Tallos o los Lirios, obra de Francisco de Ocampo fechada en 1633.

Representa a los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana de cuyos corazones brotan sendos tallos que se unen en una flor sobre la que aparece una delicada imagen de la Purísima Concepción, que repite el modelo de la imagen que preside el retablo.

Detalle del ático

Detalle de la escena de los Tallos 

Detalle de la pequeña Inmaculada de la escena de los Tallos 


Detalle de las figuras femeninas

El retablo de San Juan Evangelista, presenta idéntico esquema. 

Retablo de San Juan Evangelista


La hornacina central está ocupada por la imagen del Evangelista, obra de Montañés de entre 1623 y 1625. 

Se presenta de pie, con tupé, perilla y bigote, vistiendo túnica y manto que recoge el brazo izquierdo, con la mirada elevada hacia lo alto. En su mano izquierda sostiene el libro del Apocalipsis, mientras que con su derecha alza una pluma. 

Completa su iconografía el águila que se dispone a sus pies, abajo a la derecha, así como la representación en el fondo de la hornacina del paisaje de la isla de Patmos en cuyo cielo se distingue la Mujer del capítulo 12 del Apocalipsis.

San Juan Evangelista

Detalle de San Juan Evangelista

Detalle del rostro de San Juan Evangelista

Detalle del águila

El ático, tallado por Francisco de Ocampo en 1633, narra el episodio recogido en la Leyenda Dorada en el que el emperador Domiciano, antes de desterrarlo a la isla de Patmos, mandó echar a San Juan a una tina llena de aceite hirviendo de la que salió milagrosamente ileso.

Así, se nos muestra a San Juan en el interior de la tina, que se coloca sobre unos leños de madera, con el torso desnudo y las manos en actitud de oración, en un paisaje desértico.

Detalle del ático

Detalle de San Juan en el interior de la tina

Detalle de las figuras femeninas

Bajo la hornacina y sobre la mesa de altar aparece una cartela con la “Hoc eft enim corpus meum. Hic eft enim calix fanguinis mei noui lerni teftamentimist iumfidei, qui provobis, pro multis eff undeturin remisi onempeccatorum” (“Porque este es mi cuerpo. Porque este es el cáliz de mi aprendido testimonio de los fieles, que demostrará, por muchos efectos indeterminados, perdonará uno de los pecadores”).

Cartela
Antes de la puerta del templo podemos apreciar la pila de agua bendita.

Pila de agua bendita

Pies de la nave

En los pies de la iglesia, a ambos lados de la reja del coro bajo, debajo de la hermosa celosía del coro alto, encontramos dos puertas de Juan de Vandelvira fechables entre 1590 y 1600. 

La del lado del Evangelio corresponde al comulgatorio de las monjas y está decorado por un relieve de la Última Cena. 

La del lado de la Epístola, que da acceso al coro, presenta un relieve que representa el traslado del racimo de Canáan (Num 13,23).

Vista del templo desde la cabecera

Detalle de los pies de la Iglesia y la reja del coro bajo

Detalle de la celosía del coro alto

Relieve de la Ultima Cena

Relieve del traslado del racimo de Canáan 


Detalle del águila

Detalle del cordero

En el segundo cuerpo de los pies del templo, encima de las puertas, los escudos de Jesucristo, las Cinco Llagas franciscanas y la Virgen María.

Jesucristo

Cinco  Llagas

Virgen María

Coro

En el coro bajo destaca la sillería y el artesonado de la cubierta y entre las dos rejas de separación con la nave encontramos un azulejo de Santa Clara y San Francisco, muy difícil de fotografiar.  

Detalle de la sillería

Detalle del artesonado

Santa Clara

San Francisco

En el coro alto igualmente destacamos la sillería y el artesonado de la cubierta.


Detalle de la sillería

Artesonado
Detalle del artesonado