jueves, 18 de enero de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas Mártires 

San Ramón Nonato.

Según la leyenda nació en Portel (Cataluña) el 2/2/1200, fruto de un embarazo muy esperado, pero su madre murió prematuramente antes del parto y su cuerpo fue encontrado por el vizconde de Cardona, Ramón Folch, quien practicó una cesárea con su propia daga, lo que salvaría la vida del niño, de ahí el apelativo de Nonato, y el conde lo acogió como ahijado.

A los 20 años ingresó en la orden de los mercedarios, dedicada al rescate de cautivos. En 1236, en Argelia, se quedó como rehén de piratas berberiscos, viviendo como un cautivo, mientras sus compañeros conseguían el dinero para el rescate. Durante su cautiverio siguió predicando el Evangelio a sus compañeros y también a sus captores, por lo que lo martirizaron atravesando sus labios con un hierro al rojo para colocarle un candado en la boca, a pesar de lo cual seguría predicando.

Por todo ello, es considerado como protector particular de las mujeres embarazadas, de las comadronas y de los recién nacidos y es invocado para facilitar los partos y para prevenir la fiebre puerperal. A causa de su cautiverio en Argel, también era protector de los esclavos.

Tres años después de ser liberado, fue elegido cardenal de la Iglesia por el papa Gregorio IX en 1239, pero falleció a los cuarenta años en Cardona antes de ser oficialmente revestido de cardenal y de recibir el capelo. En su lecho de agonía habría recibido la comunión de manos de Cristo o de un ángel.

San Ramón Nonato. Juan de Mesa. 1626. Busto redondo de madera de cedro tallada y policromada. 178 cm de alto. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala X.

Esta escultura del Museo de Bellas Artes corresponde a la etapa de madurez de Juan de Mesa (ver).

Es una imagen tallada y policromada, que fue contratada en septiembre de 1626. Un año antes de la muerte del escultor, por Fray Juan de San Ramón, recoleto descalzo de la Merced, para su iglesia hispalense de San José.

La figura del santo responde a todos y cada uno de los términos especificados en el contrato: “juan de mesa escultor otorgo que soy conbenido con el padre frai juan de san ramon rrecoleto descalzo de la horden de nuestra señora de las mercedes redención de cautibos probincial de la probincia de andalucia de la dicha horden rresidente en esta ciudad de seuilla en tal manera que yo e de ser obligado y me obligo de hazer un san rramon que tenga siete quartas y media de alto de cedro y la peana con sus agallones y el dicho santo a de tener en la mano yzquierda un libro y en la derecha que pueda tener un sol o una custodia y mas a de tener un candado en la boca y un capelo de cardenal y encima del abito una como muceta de cardenal abierta por delante un poco que descubra el abito con sus botones y los pies descalzos con sus cendalias”.

Y efectivamente, es madera de cedro, de siete cuartas y media de altura, con peana agallonada. El santo es representado con el hábito de la Merced calzada, Orden a la que perteneció, muceta y capelo cardenalicio, portando en su mano izquierda un libro y en la derecha una custodia. Y un candado en la boca como símbolo parlante del santo.

Presenta una gran fuerza expresiva de su recia testa, con amplia barba y abundante cerco clerical.

Detalle del libro de la mano izquierda
Falta la custodia de la mano derecha
Detalle de frente del rostro con el candado en la boca
Detalle de perfil del rostro con el candado en la boca

Destaca la morfología de su antepie que corresponde claramente a un tipo de pie griego, con el primer dedo más corto que el segundo.

Detalle del pie derecho

En la parte derecha de la composición, se narra el episodio en que el Santo, ayudado por otro religioso mercedario, cubre con su capelo cardenalicio a un pobre. En la parte central se sucede la aparición de Cristo que le ofrece una corona de espinas alusiva a los sufrimientos que había aceptado soportar. A la izquierda se aprecia a la Virgen entregándole una corona de rosas que el Santo rechaza. 

Detalle de la parte derecha de la composición

Detalle de la parte izquierda de la composición

Con la historia del pobre se alude al que el Santo encontró a un pobre andrajoso, con una pierna amputada, y le entregó su sombrero cardenalicio, le condujo al hospicio del convento y le dio de comer, afirmando la tradición que el mendigo no era otro sino el propio Cristo, el cual, durante la noche, se le apareció acompañado de su Madre para ofrecerle coronas de espinas y rosas aceptando tan sólo la primera.

San Ramo Nonato. Castillo, Antonio del. 1640-1650. Óleo sobre lienzo. Museo Ibercaja Camón Aznar

La iconografía responde perfectamente al espíritu de la Contrarreforma católica que continúan en el Barroco, promoviendo la devoción a los santos como mediadores ante Dios para la salvación de los fieles.

El cuadro, procedente de un convento mercedario, y después de la iglesia parroquial de La Rambla (Córdoba), fue pintado por Castillo en la década de 1640, antes de la canonización del santo en 1657.

San Ramón lleva el hábito con el escapulario de la orden de la Merced, pero con el forro o vuelta de dicho hábito de color rojo, para indicar que fue nombrado cardenal. En la cabeza porta la corona de espinas que recibió de Cristo, y la boca está cerrada con un candado, que le pusieron los musulmanes durante su presidio en Argel para silenciarle en sus predicaciones. Con la mano izquierda sostiene la palma del martirio, con las tres coronas de castidad, elocuencia y martirio, y con la derecha una pequeña custodia, que hace referencia a la Eucaristía que le llevó un ángel antes de morir.

Martirio de san Ramón Nonato. Carducho, Vicente. Finales del siglo XVI-Primer tercio del siglo XVII. Óleo sobre lienzo. 210 x 139, 5 cm. Museo del Prado. No expuesto

Esta iconografía corresponde al momento en que es sellada su boca con un candado para evitar que siguiera su labor evangelizadora.


Detalle de la colocación del candado

Aparición de la Virgen a san Ramón Non Nato. Pacheco Francisco. Hacia 1605. Óleo sobre lienzo. 207 x 250 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala III. Procede del Convento de la Merced Calzada de Sevilla tras la desamortización de 1840.

Esta obra es la primera de la serie de pinturas, realizadas por Pacheco y Alonso Vázquez, sobre la historia de la orden mercedaria que decoró el Claustro Grande del convento de la Merced de Sevilla.

En ella, se narra una escena de juventud del santo ocurrida mientras cuidaba un rebaño de ovejas, labor que al parecer le fue encomendada para que se olvidase de sus inclinaciones religiosas. Cuando rezaba, la Virgen de la Merced se le apareció en las cercanías de la ermita de san Nicolás, en tanto un ángel le cuidaba el ganado.

Detalle de los ángeles cuidando el rebaño

Estas apariciones se repitieron en otras ocasiones y, en la última, la Virgen de la Merced pidió a san Ramón que ingresara en su Orden, en la que estaba llamado a ser uno de los más importantes pilares.

Detalle de san Ramón

Pacheco concibió la escena de forma global, uniendo una de las visiones del santo y la representación, en la parte superior derecha del lienzo, del momento en el que san Ramón recibe, en la ermita de san Nicolás, el hábito de la Orden de la Merced. 

Detalle de la parte superior derecha del cuadro

En la Iglesia de san Vicente, en el lado del Evangelio, está ocupada por la imagen de Gloria de la Virgen de la Cabeza (ver), obra de talla completa realizada por Roque Balduque a mediados del siglo XVI, en el ático vemos en una hornacina la pequeña figura de San Ramón Nonato.

San Ramón Nonato

El Retablo Mayor de la Capilla de Montesión, en el ático del retablo, tres imágenes de pequeño tamaño de san Antonio de Padua, Santo Domingo de Guzmán y San Román Nonato, de origen reciente y de escaso interés.

Ático del retablo mayor

San Ramón Nonato