RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas Mártires
San Francisco Javier.
Francisco
de Jasso y Azpilicueta Atondo y Aznárez nació el 7 de abril de 1506 en el
Castillo de Javier (Navarra).
Su padre era don Juan de Jasso y Atondo, señor de Idocín, que
fue presidente del Real Consejo del Rey de Navarra Juan III de Albret y su
madre era doña María de Azpilcueta y Aznárez de Sada, hija de los señores de
Javier.
En su niñez se llevó a cabo la conquista del reino de Navarra
por parte del reino de Castilla, cuando su familia estuvo muy involucrada en la
defensa de la independencia de la primera, viviendo la división de los navarros
entre agramonteses y beamonteses.
En 1515, Navarra había desaparecido como reino independiente,
tras muchos siglos de existencia, siendo incorporada a la Corona de Castilla
del rey Fernando.
En 1516 moría su padre, y tras la muerte del rey Fernando, sus
hermanos siguieron conspirando. al ser miembros del ejército de Juan III de
Albret, y tas su fracaso, el regente, el cardenal Francisco Ximenez de Cisneros
mandó demoler parcialmente su castillo, confiscar sus bienes y condenar a
muerte a sus hermanos por alta traición.
Finalmente, con el perdón del Emperador culminaron las
consecuencias que la anexión de Navarra había ocasionado a su familia.
Sus primeros estudios se realizaron con su madre y su primo
sacerdote Miguel de Azpilicueta. En septiembre de 1528 se trasladó a estudiar a
la Sorbona de París, donde conoció al que sería su mejor amigo, Iñigo de
Loyola, posteriormente san Ignacio de Loyola, de familia contraria a Francisco en
el conflicto de Navarra, y junto a otros cinco compañeros formarían el embrión
de la futura Compañía de Jesus
El 15 de agosto de 1534, una vez finalizados sus estudios, juró
votos de caridad y castidad y el 24 de junio de 1537 fue ordenado sacerdote.
En
1540, desde Lisboa dará comienzo su labor de misionero siendo nombrado por el
Papa como Legado de las tierras del mar Rojo, del golfo Pérsico y de Oceanía, a
uno y otro lado del Ganges.
Durante 1544 realiza más de veinte viajes de
evangelización, algo que continuó realizando los años sucesivos:
islas Molucas, Islas de Amborio y Ternate, Baranula (Ceran), islas del Moro,
Cochín, India, Molucas y Japón, donde llega el 15 de agosto de 1549.
Las playas de las Molucas son el escenario de
la popular tradición del milagro del cangrejo, protagonizado por Francisco de
Javier. Un día, al ir de isla en isla en embarcaciones rudimentarias, sufren
Javier y sus acompañantes una gran tormenta. Para aplacar la tempestad, ora y
lanza al agua su crucifijo, sujeto por un cordón. El cordón se rompe, la cruz
se pierde en el fondo del mar, y la tempestad se calma. Al día siguiente,
cuando atracan en una playa, ven salir del mar un cangrejo que sujeta entre sus
pinzas el crucifijo de Javier.
El 3 de diciembre de 1552, a los 46 años de edad,
falleció en la isla de Shangchuan (China), afecto de una pulmonía por las
condiciones de pobreza y gélido viento frio que azotaba a la isla, acompañado
de su fiel amigo de origen chino Antonio de Santa Fe.
Su cuerpo fue conducido a Goa, (capital de la excolonia portuguesa) donde a
petición de él mismo quería ser enterrado. Su cuerpo incorrupto se conserva en
la Basílica del Buen Jesus de Goa, donde es expuesto a público cada 10 años en
una urna de cristal y plata, convirtiendo a Goa en un lugar de peregrinación
de devotos de la India independientemente de su religión.
Fue canonizado por el papa Gregorio XV el 12 de
marzo de 1622, con el nombre de San Francisco Javier, junto a san Ignacio de
Loyola (ver), santa Teresa de Jesús (ver), san Isidro Labrador y san Felipe Neri.
El
retablo de la Iglesia de san Luis de los franceses aloja una talla de Juan de
Hinestrosa, que presenta al santo navarro recuperando el crucifijo, durante el
episodio comentado de “El milagro del cangrejo”.