jueves, 1 de febrero de 2024

AREA DE MACARENA-FERIA

Plaza Cronista.

Plaza Cronista

En Divina Pastora. Junto a san Blas

En principio era una barreduela de la antigua Adelantado, aunque por coincidir con la desembocadura de San Blas, se formaba un ensanche que, en un documento de 1755, se denomina plazuela de los Adelantados, y en el primer tercio del s. XIX como plaza de los Adelantados de Castilla.

En 1868 se vuelve a segregar la barreduela y se le da el nombre actual para recordar al humanista y escritor sevillano Pedro Mexía (ver), que recibió el título de cronista del emperador Carlos V, y está enterrado en la cercana iglesia de Santa Marina (Ver).

En una de sus esquinas existía en 1879 una fábrica de harinas. 

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Plaza José Luis Vila.

Plaza José Luis Vila

El 31 de mayo de 1999, en uno de sus últimos actos como alcaldesa antes de las municipales de dos semanas después, Soledad Becerril inauguró este espacio con el nombre de quien había sido secretario del Ayuntamiento y murió de un cáncer fulminante. José Luis Vila Vilar, vecino del barrio en la calle Clavellinas, hermano de la americanista Enriqueta Vila, se incorporó al curioso callejero de esta "minúscula isla urbana, cuadrilátero irregular", como la llamó Manuel J. Perales en el pregón de la Cruz de mayo de 2002.

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Ermita de san Blas.

La ermita de San Blas perteneció a Alonso Fernández Coronel, Señor de Aguilar, de quien la heredó su hija Doña María Coronel, y en ella inició su vida retirada, antes de entrar en las clarisas y fundar el convento de Santa Inés. Durante varios siglos perteneció al citado convento. En el s. XVII estuvo allí instalada la Hermandad de Venerables Sacerdotes, antes de trasladarse al nuevo edificio del barrio de Santa Cruz. Posteriormente fue ocupada por las capuchinas, cuando llegan a Sevilla, antes de construir el convento de Cardenal Spinola. En 1776 sería derribada y construidas unas casas en su solar.

La ermita estaba situada en el lugar que ahora se conoce como Calle san Blas por ese motivo. ​ Aparece descrita por Félix González de León (1839. Pp.206):

[...] la antigua hermita de san Blas, fundacion del novilísimo linage de los coroneles, y como tal fué su dueño y patrona doña Maria Coronel fundadora del convento de santa Ines, que á ella se retiró cuando la infausta muerte de su marido don Juan de la Cerda á quien quitó la vida el rey don Pedro, por gozar á su muger, aunque nunca pudo conseguirlo, por la virtud y honestidad de dicha señora. La hermita quedó por su muerte á las monjas de santa Ines, que gozaron su patronato, el cual despues perdieron, y entró á dominarla el ordinario, hasta que se derribó por amenazar ruina, y pasaron el santo titular á la iglesia de dicho convento de santa Ines, y ya no existe dicha hermita que fué en lo antiguo una de las mas célebres. En esta hermita fué virtualmente la fundacion del convento de las monjas capuchinas, porque en ella estuvieron las primeras monjas desde que entraron en Sevilla hasta que labraron su convento.

 

 

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Calle Lucero.

Calle Lucero

Se abre en un lateral de San Blas

Los primeros datos de comienzos del siglo XV se refieren a ella como barrera de San Blas, pues allí existía desde el siglo anterior una ermita dedicada a este santo.

A fines del siglo XVI aparece ya con el calificativo de plaza o plazuela, probablemente aludiendo a la confluencia de este espacio con la actual del mismo nombre, o bien porque sobre esos años se llevó a cabo una operación urbanística privada y pudo ensancharse entonces esa barrera.

La ermita de San Blas (ver) perteneció a Alonso Fernández Coronel, de quien la heredó su hija Doña María Coronel, y en ella inició su vida retirada, antes de entrar en las clarisas y fundar el convento de Santa Inés. Durante varios siglos perteneció al citado convento. En el s. XVII estuvo allí instalada la Hermandad de Venerables Sacerdotes, antes de trasladarse al nuevo edificio del barrio de Santa Cruz. Posteriormente fue ocupada por las capuchinas, cuando llegan a Sevilla, antes de construir el convento de Cardenal Spinola. En 1776 sería derribada y construidas unas casas en su solar. 


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Calle Hermano Secundino.

Calle Hermano Secundino



De inocente a Divina Pastora y a la plaza José Luís Vila.

El hermano Secundino Pérez estuvo durante cincuenta y tres años dedicado a la enseñanza en el colegio de San Juan de la Salle, tal como indica el azulejo que lo recuerda (1933-1986).

En el patio del mismo colegio podemos ver un busto en bronce del Hermano Secundino salido de las manos del artista Jesús Méndez Lastrucci.

Busto del Hermano Secundino

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Calle Mercurio.

Calle Mercurio

De Pedro Miguel a san Blas.

Formó parte desde antiguo de la calle San Blas, hasta que en 1868 se segregó y se le dio el nombre actual, por este planeta.

Consta de dos tramos, separados por el arranque de San Blas; el primero bastante más ancho, al parecer producto de una operación de retranqueo de fachadas en los impares; el segundo, que termina en fondo de saco, es muy estrecho y está muy de gradado, con casas abandonadas, unas en ruinas y otras a medio construir.

En el siglo XVI estuvo en la esquina con Pedro Miguel el Hospital de la Concepción, y en 1880 había tres corrales.

Guardaesquina

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Calle san Blas.

Calle san Blas

De Mercurio a Divina Pastora.

Las primeras menciones son de comienzos del siglo XV que aluden a una barrera, que es hoy la plaza del Lucero.

En un documento de fines del siglo XVI aparece la expresión "barrio nuevo de San Blas”, quizá se quisiese aludir tanto a la barreduela primitiva como a la calle actual, pues la ermita de la que procedía el nombre debería estar en la esquina de ambas. 

Además, esa expresión “Barrio nuevo de san Blas” se emplea en el contexto de una remodelación urbanística del sector efectuada en esos años.

En el padrón de 1665 aparece una calle identificada como “Detrás de san Luis” sin nombre propio, y a continuación la plazuela de San Blas, por lo que aquélla sería la que hoy lleva el nombre del santo, pero en un documento de 1667 se distingue entre calle y plaza de San Blas.

A mediados del siglo XVIII coinciden el topónimo y el espacio actual.

Originariamente era más larga, ya que comenzaba en Pedro Miguel, hasta que en 1868 se le segrega el primer tramo y se le da el nombre de Mercurio.

Casi al final, en la acera de los impares, se abre la plaza del Lucero.

 

Esquina con Mercurio

 

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Barreduela de Prada.


Barreduela de Prada

Nace de la calle Pedro Miguel.

Hay noticias de su existencia desde fines del siglo XV como barrera de la calle Piernas.

Es probable que sea la misma que aparece en un documento de la Catedral de 1500, citado por Ballesteros, como barrera de Campoverde, nombre que perdería posteriormente, para volver a formar parte de Piernas.

En 1868 se le dio el actual, en memoria de este médico y escritor del que no tengo información. 

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Calle Pedro Miguel.

Calle Pedro Miguel

De Almirante Espinosa a Divina Pastora. En la acera de los pares arrancan Clavellinas, Prada y Mercurio.

Desde comienzos del s. XV es conocida como Piernas, por los fragmentos de una escultura que existieron hasta el s. XVIII en una de sus encrucijadas.

En el siglo XVII el primer tramo se denomina Atahonas de Burón, al construirse el veinticuatro Pedro Burón unas tahonas junto a su casa.

En el padrón de 1794 aparece como Atahoneros.

En 1848 se unifica como Pedro Miguel, fabricante de balanzas de la Casa de la Moneda, que vivió en ella.

En 1472 se alude a una calle que la unía con González Cuadrado, pero no queda resto de ella.

A fines del s. XV se cita un corral, y esquina a Mercurio se encontraba en el s. XVI el Hospital de la Concepción.

En el siglo XIX, como todo este sector de la ciudad, conoció la aparición de establecimientos fabriles, con una fábrica de ceñidores y otra de telares mecánicos; además vivían en ella tejedores, que trabajaban en sus talleres caseros, y lavanderas.


Calle Pedro Miguel
Guardaesquina

Pedro Miguel número 13


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Calle Infantes.

Calle Infantes

De la confluencia de Almirante Espinosa, Amapola y Churruca a Clavellinas

En documentos de la segunda mitad del s. XVIII aparece como Solares o Solares de don Álvaro, que es el mismo nombre de la plaza de la que arranca (Almirante Espinosa).

Posteriormente, ya en el s. XIX, fue conocida como Rositas o Rosillas, hasta que en 1845 se le dio el actual, al parecer por mantener este epónimo que había designado otra calle próxima.

En 1868 se le cambió por Puente de Alcolea (ver), para conmemorar la victoria obtenida por los liberales en este lugar próximo a Córdoba, y que abría el camino a la revolución de septiembre de ese año.

Todavía en 1873 se denominó fugazmente Triunfo de la República, para recuperar el de Puente de Alcolea.

Finalmente, en 1875, se le volvería a dar el actual.

El Corral del Horno





 ALGUNOS HECHOS HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

La Batalla del Puente de Alcolea.


La calle Infantes (ver) en 1868 se le cambió el nombre por Puente de Alcolea, para conmemorar la victoria obtenida por los liberales en este lugar próximo a Córdoba, y que abría el camino a la revolución de septiembre de ese año.

El puente de Alcolea se sitúa sobre el río Guadalquivir cercano a la barriada cordobesa de Alcolea y fue mandado construir en el reinado de Carlos III, entre 1785 y 1792, con 20 ojos y 340 metros.

Es el escenario de dos importantes batallas:

El 7 de junio de 1808, en plena guerra contra los franceses, los voluntarios al mando de D. Pedro de Echavarri sufrieron una estrepitosa derrota que derivó en el Saqueo de Córdoba por parte de los franceses durante la Guerra de la Independencia Española.

El 28 de septiembre de 1868, durante la Gloriosa (ver) se enfrentaron los militares sublevados contra la reina Isabel II y las tropas realistas que se mantenían fieles a su autoridad. El Duque de la Torre, Francisco Serrano, con los generales Caballero de Rodas, Izquierdo y Rey, derrotaron a las tropas fieles a Isabel II mandadas por el general Marqués de Novaliches, que resultó herido en la mandíbula, por lo que se acuñó la cancioncilla popular cuya letra decía:

El general Novaliches

En Córdoba quiso entrar

Y en el puente de Alcolea

Le volaron las “quijás”.

El general Manuel Pavía y Lancy, marqués de Novaliches, con el manto de la Real y Militar Orden de san Fernando

La derrota de las tropas realistas significó el final del reinado de Isabel II, que tuvo que marchar al exilio en Francia.

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Calle Cruz Verde.

Este topónimo es conocido desde mediados del siglo XVII y se debe a la existencia de una cruz de hierro, pintada de verde, sobre un pedestal de ladrillo, situada en el cruce de esta calle Cruz Verde con Palacios Malaver, indicando el límite entre la collación de Ómnium Sanctorum y San Juan de la Palma. En 1845 fue desmontada y se instaló como remate en la torre de la iglesia de santa Marina (ver).

En 1843 existía el Corral de Vecinos “San Bartolomé” y un lagar y en 1926 una parada de coches de alquiler.

Del caserío, podemos destacar la esquina con Feria, de estilo regionalista, de cinco plantas, obra de Jose Espiau Muñoz, con un azulejo con el nombre de la calle.

La esquina de Gonzales Cuadrado con una veleta con un ganso.

En la numero 5 un azulejo indica la collación de Ómnium Sanctorum.

Cruz Verde número 5


Cruz Verde número 8


Cruz Verde esquina González Cuadrado


Cruz Verde esquina Feria



Cruz Verde en la torre de la Iglesia de Santa Marina

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Calle Palacios Malaver.

Calle Palacios Malaver

Se dirige desde Feria a Périz Mencheta y esta cruzada por Cruz Verde.

Primitivamente era conocida como Santo Domingo o santo Domingo de Silos, por la existencia en ella, hasta finales del siglo XVI, de un Hospital bajo la advocación de Santa María de los Caballeros y Santiago.

En un documento de 1740 aparece con el nombre de Botica o Boticas sin identificar claramente si se refiere a toda la calle o al tramo entre Cruz Verde y Ómnium Sanctorum.

En 1868 se le cambió por el de Palacios Malaver (ver), en memoria de Bernardo Palacios Malaver, batihoja (artesano que hace panes de oro o plata para dorar o platear objetos), nacido en la calle, que fue ejecutado por los franceses en 1811, junto con José González Cuadrado (ver), al no delatar a sus compañeros de conspiración.