AREA DE SAN VICENTE-MIGUEL DEL CID-TEODOSIO
Plaza de Doña Teresa Enríquez
Al menos desde 1574 esta plaza y la actual
calle Cardenal Cisneros eran conocidas como plaza de San Vicente por la vecindad
de la iglesia parroquial de igual advocación.
Imagen superior de la plaza de fecha desconocida
Un padrón de 1665 alude a la “plazuela de la Pila de san Vicente”.
Esta pila pudo haber estado adosada a la iglesia, bien a la altura de la plaza o bien en lo que es hoy el espacio del almacén de la Hermandad de las Sietes Palabras.
Hasta mediados del XIX existen alusiones a la fuente, como resultado de las continuas reparaciones de las canalizaciones.
En
el Archivo Municipal se conserva un plano, en torno a 1763-65, que presenta la
distribución de las aguas procedentes del manantial del Arzobispo (en la carretera
Carmona, a más de media legua de la ciudad) detallándose la fuente de san
Vicente tras las reformas realizadas por el asistente Larrumbe.
En
1845, recogiendo, posiblemente, una solicitud popular se le denomina plaza
Chica de San Vicente.
En 1868, con la primera república, la llamaron Plaza de los Godos (en recuerdo de la primitiva basílica paleocristiana que estuvo en San Vicente) y al año siguiente se rotuló como Cincinato.
Se desconoce si este ultimo nombre se debe al cónsul romano Lucio Quincio Cincinato, dictador romano del siglo V aJ, o por Rómulo Cincinnato (+c. J 593) pintor manierista italiano, que vino a España en 1567 a trabajar en el Escorial, pero que no tiene ninguna vinculación con Sevilla.
El cónsul romano, el de “cabello ensortijado”, tampoco
la tiene, pero de su nombre derivó una sociedad de admiradores que participaron
en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos y que fundaron la famosa
ciudad de Cincinnati, en Ohio. Puede que también tuvieran admiradores en Sevilla teniendo en cuenta el poder de este hombre que salvó Roma en dos ocasiones, pero no se aferró al
poder.
En 1876 se rotuló plaza de Gunderico (428),
rey vándalo, aliado del imperio romano, que
vino a España y sometió entre otras a la ciudad de Sevilla, en
el año 425 y a quien la leyenda relaciona con la iglesia de San Vicente.
Finalmente, en 1919, a petición de
los feligreses y del párroco de San Vicente, recibió la denominación
que hoy conserva, en memoria de doña Teresa Enríquez (ver).
En el libro de D. Santiago Montoto “Las calles de Sevilla”, al
referirse a esta plaza dice así: “Por acuerdo capitular de 24 de octubre de
1919, a la plaza de Gunderico se dio el nombre de Doña Teresa Enríquez “Loca
del Sacramento” por su encendido amor a la Eucaristía, amiga y confidente de
Isabel la Católica”.
La plaza posee una planta alargada y su superficie se ha visto reducida a lo largo de los siglos como consecuencia de las cesiones de terreno a la iglesia de San Vicente. En 1586, para construir la capilla del Sagrario y la Sacristía; en 1761 para reconstruir y ampliar la citada capilla, arruinada tras un terremoto; y de nuevo en 1827 para hacer una nueva capilla, la de la Hermandad del Santo Entierro.
En 1582, era utilizada como cementerio parroquial, fecha en la que se colocó una
cruz de piedra sobre columna para honrar a los
enterramientos realizados a raíz de una gran epidemia. Por esta razón ocasionalmente ha sido conocida como plaza de la Cruz de San Vicente (ver).
Cruz de piedra
Detalle del crucificado de la Cruz de piedra
Detalles de la base de la Cruz
Todavía en 1854 se continuaban haciendo enterramientos, con las lógicas protestas de los vecinos por el
hedor y el trabajo de los sepultureros.
En 1839 fue retirada
la cruz, aunque se repondría más adelante.
En la década
siguiente desaparece el cementerio y es
sustituido por un jardincillo, pero en 1869 se tomó
el acuerdo de adoquinar la superficie de la plaza.
La última reordenación se realizó en la década de 1980, cuando se cierra al tráfico rodado y se le dota, en su parte central, de pavimento de ladrillo, y en los extremos de losetas de cemento, bancos de piedra sin respaldo y dos hileras de naranjos en cada frente.
En el centro, protegida por un parterre, se yergue la cruz, retirada y vuelta a
reponer en distintas fechas. Como hemos
comentado, la cruz señalaba la existencia del cementerio
parroquial, en los terrenos actuales de la plaza. Esta reordenación mereció el premio de la Delegación de Medio ambiente del
Ayuntamiento de Sevilla en 1983, como consta
en un azulejo colocado en una de las fachadas.
Uno de sus frentes
está ocupado por la fachada lateral de la iglesia de San Vicente,
donde destaca la portada del Evangelio,
que es bastante pequeña y sencilla, construida en ladrillo rojo con arco de
medio punto, y la Capilla
Sacramental de la Iglesia, cuya ventana barroca se puede admirar desde el
exterior, aunque con dificultad.
Portada de la iglesia de san Vicente a la plaza Teresa Enríquez y Ventana de la Capilla
Sacramental
También en esta fachada de la iglesia se sitúa la Casa de Hermandad de las Siete Palabras y un azulejo dedicado por las Hermandades Sacramentales de la ciudad a doña Teresa Enríquez y un mármol indicativo de que "POR AQUI SE AVISA PARA ADMINISTRAR LOS SACRAMENTOS A DESHORAS"
Casa Hermandad de las Siete Palabras
Azulejo
dedicado Doña Teresa Enríquez
Se encuentran varias casas tradicionales, de dos y tres plantas, bien conservadas, o que han sido objeto de rehabilitación recientemente.
Doña Teresa Enríquez número 3