viernes, 15 de noviembre de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas 

San Roque.

San Roque siendo nombrado por Cristo patrón de los enfermos de peste. Rubens, Peter Paul. 1624. Óleo sobre lienzo. 412 x 258 cm. St. Martin Church af Aals. Bélgica. (CC BY 3.0)

No existe acuerdo entre los historiadores sobre el año de nacimiento de San Roque. Según la tradición, nació en Montpellier   hacia el año 1295, mientras que otras versiones lo trasladan al siglo XIV, entre los años 1348 y 1350.

Era hijo del gobernador de Montpellier, Jean Roch de La Croix y su nacimiento fue consecuencia de un milagro de la Santa María Virgen, pues sus padres no podían tener hijos.

Quedó huérfano a los veinte años y decidió vender toda la herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres, con el deseo de seguir en la pobreza a Jesús y también de enseñar la fe cristiana, y hacer una peregrinación a Roma con la intención de visitar los santuarios.

Con la llegada de la peste negra, puso todos sus conocimientos sobre Medicina que había aprendido en su ciudad natal, al servicio de los enfermos.

San Roque pidiendo a la Virgen la curación de las victimas de la peste. David, Jacques Louis. 1780. Óleo sobre lienzo. 260 x 195 cm. Museo de Bellas Artes. Marsella. (CC BY 3.0)

En la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de Acquapendente y, en el hospital, se puso a servir a todas aquellas personas que estaban infectadas de la peste, logrando curaciones admirables e inexplicables. La tradición popular refiere que curaba a muchos enfermos con solo hacer sobre ellos la señal de la cruz. A los que morían, él mismo les hacía la sepultura, pues nadie más se atrevía a acercarse a los cadáveres por el miedo a contagiarse de la peste.

En la ciudad de Piacenza contrajo la enfermedad y se retiró a un bosque de las afueras de la ciudad, para no contagiar a los vecinos

Se cuenta, que en el bosque recibía cada día la visita de un perro que le llevaba un panecillo, que el animal tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli.

Un día el amo decidió seguir a su perro y encontró al pobre moribundo, se lo llevó a casa, lo alimentó y le curó. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como él.

Otras versiones refieren que la curación definitiva de Roque fue gracias a la aparición de un ángel. Las leyendas populares afirman que fue el mismo perro quien le curó, lamiéndole las heridas.

Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago Maggiore, unos soldados, lo arrestaron acusándolo de espionaje. Fue encerrado y moriría en prisión entre los años 1376 y 1379, con 32 años de edad.

Aparece representado en las artes plásticas vestido de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en una pierna, siendo la más habitual la izquierda, y acompañado de un perro, que suele llevar un pan en la boca, llamado Rouna, o un ángel, aunque a veces son representados ambos.

Es patrono de la enfermedad de la Peste.

San Roque como Patrón de la peste. Rubens, Peter Paul. Hacia 1623. Óleo sobre tabla. 64,3 x 49, 5 cm. Colección Thyssen-Bornemisza. (CC BY 3-0)

Es patrono de la ciudad de Santiago de Compostela desde 1518 año en el que la ciudad estaba asolada por la peste y se encomendó al Santo con la promesa de que lo erigirían en patrono de la ciudad. El Voto es renovando el 16 de agosto de cada año en el que acude la Corporación Municipal a la capilla de San Roque a presidir la misa solemne y la procesión.

Museo del Prado





Museo de Bellas Artes

San Roque. Ayala, Bernabé de. Hacia 1672. Óleo sobre lienzo. 220 x110 cm. Museo de Bellas Artes. Sala VI

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas 

San Sebastián.


Nació en Narbona (entonces parte del imperio romano, actualmente Francia) en el año 255-263, y se educó en Milán.

Era de una familia noble y del mundo militar, y llegó a ser tribuno de la primera cohorte de la guardia pretoriana, en la que era respetado por todos y muy apreciado por el Emperador, que desconocía su cualidad de cristiano, aunque no participaba en los sacrificios paganos.

Como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros y también visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión.

Sebastián empezó a ser reconocido públicamente como cristiano a partir del encarcelamiento de dos jóvenes, Marco y Marceliano, a los que apoyó y animó, aunque terminaron siendo martirizados, por no renegar de su fe cristiana. 

Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (cogobernate del Imperio con Diocleciano), y fue llevado ante Diocleciano que le dijo: “Yo te he tenido siempre entre los mejores de mi palacio y tú has obrado en la sombra contra mí, injuriando a los dioses”.

El Emperador le obligó a escoger entre su condición militar y su fe religiosa, y,  evidentemente eligió seguir siendo cristiano.

La pena ordenada por el Emperador era que Sebastián fuera atado y cubierto de flechas en zonas no vitales del cuerpo humano, de forma que no muriera directamente por los flechazos, sino que falleciera al cabo de un tiempo, por el sangrado y los intensos dolores.

Efectivamente, los soldados, lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un árbol y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, abandonándolo cuando ya estaba casi muerto. 

San Sebastián. Mategna, Andrea. 1459. Temple sobre tabla. 60 x 30 cm. Kunsthistorisches Museum. Viena. (CC BY 3.0)


Sus amigos al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene (viuda del funcionario mártir San Cástulo), que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.


Cuando Sebastián estuvo nuevamente restablecido, se presentó ante el emperador, que lo recibió totalmente desconcertado, pues creía que estaba muerto, y le reprochó enérgicamente la persecución a que tenía sometido a los cristianos.

Maximiano ordenó que lo azotaran hasta morir (año 288-304), y arrojaran su cuerpo a un lodazal.

El cuerpo sin vida de San Sebastián fue recogido por los fieles cristianos y sepultado en un cementerio subterráneo de la Vía Apia romana, que hoy lleva el nombre de Catacumba de San Sebastián.

La veneración a San Sebastián es muy antigua y está muy extendida. Es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado "el Apolo cristiano", ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

Al Santo San Sebastián se le consideró uno de los principales protectores contra la peste, enfermedad que tradicionalmente se relacionaba con la lluvia de saetas, que un Dios irritado lanzaba contra los hombres como castigo por sus pecados. Igualmente, se contempla en la mitología griega, que describe a Apolo disparando flechas infectadas con la peste sobre el campamento griego durante la Guerra de Troya.

En el siglo XIX, aunque puede que antes ya se hiciera, empieza a interpretarse como un símbolo secreto del deseo homosexual. Quizá el primero en popularizar esta idea fue el escritor irlandés Oscar Wilde.

Pues, la vida de San Sebastián tiene paralelismos con la de muchos homosexuales, en cuanto es un santo que se negó a vivir escondiéndose (era un soldado romano que creía en Cristo). Decidió salir del armario, defender públicamente su fe. Y fue torturado por ello. Como ocurría con los gais, lesbianas, transexuales, intergénero o bisexuales, es castigado por mostrarse tal como es. Por todo esto, San Sebastián representa no solo a hombres homosexuales, sino también a todos aquellos que han sufrido por su orientación sexual o por sentirse de un género distinto al que le asignaron. Y en 2011, una asociación de gais cristianos pidió a Benedicto XVI que nombrara a San Sebastián patrón del colectivo LGTBI.

La iconografía de San Sebastián es amplísima. La representación más antigua data del siglo V, descubierta en la cripta San Cecilia, en la catacumba de San Calixto.

Se representan numerosas escenas de su vida, pero, sin duda alguna, la más representada es su primer martirio, que muestra al santo atado a un árbol o a una columna y con el torso y las piernas atravesados por flechas o saetas.


No se sabe nada sobre la procedencia inicial de la pintura, ni los motivos por los que fue cortada, aunque probablemente debió de producirse a finales del siglo XIX. La parte superior fue donada al Prado en 1959 por la condesa de Mora y Aragón, marquesa de Casa Riera, en honor de su padre, el marqués de Casa Torres. La tela inferior fue dada a conocer en 1962, siendo comprada por el Prado en 1987. 




Iglesia de San Antonio de Padua

En la nave de la Epístola, se ubica el Retablo neoclásico de Santa Ana, la Virgen y el Niño del siglo XVII, aparece flanqueada por San Sebastián, obra de Hita del Castillo.  

Retablo de Santa Ana


San Sebastián


Iglesia de Santa Catalina

En la capilla Sacramental, en el ático una talla de San Sebastián.

San Sebastián