martes, 28 de marzo de 2023

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Instituto san Isidoro.

El I.E.S. “San Isidoro”, fundado en 1846, como consecuencia del Plan Pidal. Se asienta en un edificio construido en la década de los sesenta del siglo XIX sobre el solar del Palacio de los Zúñiga, su sede anterior.


Presenta diversos azulejos en su pared externa.

Durante casi noventa años el Instituto fue el único de la ciudad de Sevilla, ya que hasta el año 1933 no se fundó el segundo Instituto de la ciudad. En el curso 1936-1937 se convirtió de forma exclusiva en instituto masculino hasta el curso 1982-1983 en que volvió a ser instituto mixto.

Por las aulas del Instituto San Isidoro han pasado una gran cantidad de profesores y de alumnos, muchos de los cuales han sido personajes ilustres​ del mundo de la enseñanza, de la ciencia, de la política o de la cultura.


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Iglesia de san Miguel.

La antigua parroquia de San Miguel ocupaba la manzana hoy delimitada por las calles Jesús del Gran Poder (antes Palmas), Aponte (hasta 1845 San Miguel), Trajano (antes Puerco) y plaza del Duque.

Plano de Olavides. 1771

Esta parroquia fue fundada en el siglo XIII, en la época fernandina (Anales de Ortiz de Zúñiga), y fue reconstruida durante el reinado de Pedro I de Castilla” el Cruel” o “el Justiciero”, tras el terremoto de 1356, por iniciativa del arzobispo de la ciudad don Nuño de Fuentes y la hacienda de don Martin Yáñez de aponte, señor de Chillas, alcaide de las atarazanas y tesorero mayor de Andalucía.

Fue gravemente afectada por el terremoto de Lisboa de 1755 y las obras de reparación se prolongaron entre 1755 y 1757.

A pesar de ser una de las parroquias más importantes de Sevilla, fue demolida en tiempos de la revolución conocida como La Gloriosa (1868) (ver).

Derribo de san Miguel en 1868. Fotografía Francisco Pérez Romero

Cabecera de la parroquia de San Miguel. Detalle de la procesión del Santo Entierro grande de 1854. Aguada anónima. 1854. Reales Alcázares de Sevilla


Derribo de la parroquia de san Miguel. Francisco Peralta. 1868.

Este movimiento político principió en Cádiz el 18 de septiembre de 1868 con el pronunciamiento de Prim y Topete, y al día siguiente triunfó en Sevilla y se extendió por toda España para derrocar a la reina Isabel II.

La Junta Revolucionaria de la Ciudad, en la que estaban, entre otros, don Manuel de la Puente y Pellón, don Federico Rubio, don Antonio Machado, don Federico de Castro y el Marqués de la Motilla, acordó el 6 de octubre la supresión de doce parroquias -entre las que estaba San Miguel- y veintitrés templos que no poseían tal rango. La Parroquia de San Miguel estaba incluida en esa lista y fue demolida pese a la firme oposición del canónigo don Francisco Mateos Gago, vocal de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos. Aunque, en 1871 quedaban restos de la vieja parroquial en el solar donde poco más tarde se levantó el Teatro del Duque.

Los pocos restos que se rescataron se encuentran esparcidos principalmente entre las iglesias de San Antonio Abad y La Magdalena, donde se guarda su importante archivo. De su interior, la actual reja que cierra la capilla de la Hermandad de la Soledad, en la parroquia de San Lorenzo, procede de San Miguel.

Se sabe que era un templo de estilo gótico-mudéjar, de piedra y ladrillo, que, en su exterior, contaba con tres puertas, dos laterales y otra a los pies del templo. En su interior tenía tres naves de longitud desigual y con la central de mayor anchura, que se cubrían con bóvedas de crucería, y un profundo presbiterio, que contó con dos retablos mayores sucesivos, uno realizado por Francisco Dionisio de Ribas en 1675, y otro de Juan de Astorga de 1829, cuya figura central constituía una talla del arcángel San Miguel realizada por Ribas, que actualmente pertenece a la cofradía del Silencio. 

Talla de san Miguel (1675-1679), obra de Francisco Dionisio de Ribas, que presidía el retablo mayor del templo

La Iglesia de San Miguel fue sede durante un tiempo de algunas importantes hermandades, así en la lista realizada en 1842 con carácter general en toda la Archidiócesis por orden del Gobernador del Arzobispado, figuran en activo en el templo de la plaza del Duque las del Amor (que había llegado a la parroquia en 1811 hasta 1868, procedente de la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, vulgo "Los Terceros"), la Sacramental (fusionada con la de Nuestra Señora del Rosario y Animas), y Pasión (cuyo titular arribó en junio 1841 procedente de una casa particular tras haber sido cerrado un año antes el convento de la Merced, hoy Museo de Bellas Artes). Con las Reglas en paradero desconocido se citan en la lista las Hermandades de la Soledad, Santa Bárbara, Santa Ana y Vera Cruz.

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Fundación los Luises.

Formando parte del mismo edificio, se sitúa la Fundación de Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. Fundación Loyola de Andalucía y Canarias. Obras Educativas dirigidas por la Compañía de Jesús.


Se abre a la calle Trajano mediante una puerta, con arco escarzano y crestería gótica, con adornos vegetales y animales. 


Puerta de acceso a Calle Trajano

Figuras de animales en el vértice superior de la puerta

Figuras de animales en los laterales de la puerta

Después de un zaguán, una segunda puerta o reja metálica da acceso a una majestuosa escalera que lleva a los dos pisos superiores del lado Sur y al único por el lado Norte, sobre la capilla que ocupa dos niveles. 

En el hall, dentro de una hornacina, una imagen de la Virgen con el niño y una ventana con herrería de forja. 

En el descanso de la escalera, un cuadro anónimo de fecha desconocida.

Cancela de forja

Virgen con el niño en la pared izquierda del Hall

Detalle de la base de la Virgen con niño 

Ventana de la pared derecha del hall

Escalera


Cuadro del descansillo de la escalera y azulejo de la Virgen de los Reyes

En la pared exterior, a la izquierda de la portada, destacan tres ventanales separados por cuatro columnas. 

En el vértice superior de cada columna, las figuras esculpidas en el ladrillo de los cuatro evangelistas y en la base de cada columna los tetramorfos correspondientes.  

Ventanales delimitados por columnas

La palabra 'tetramorfo' etimológicamente indica una representación de cuatro elementos. En la tradición cristiana, el profeta Ezequiel describe cuatro criaturas con cara humana y apariencia animal y la atribución de cuatro seres vivos a los evangelistas es obra de San Ireneo, Padre de la Iglesia, que vivió en el siglo II d.C, que con la intención de contrarrestar la difusión de los evangelios apócrifos y herejías que amenazaban la fe católica, reiteró firmemente que los evangelios son sólo cuatro, como los cuatro seres vivos del Apocalipsis.

Más tarde, San Jerónimo, que vivió entre los siglos IV y V d.C., perfeccionó la interpretación de San Ireneo hasta que asoció la vida de Cristo con los cuatro seres vivos. Desde este punto de vista, la vida de Jesús se resume en cuatro fases: se encarnó en un hombre, soportó la Pasión como un buey (o un becerro), se levantó desafiando a la muerte con la fuerza de un león y ascendió al cielo extendiendo sus alas como un águila.

Además, San Jerónimo encuentra la manera de emparejar a cada evangelista con un ser vivo, siguiendo el prólogo de los respectivos evangelios.

Mateo y el hombre/Ángel. Mateo es representado como un hombre o un ángel, porque su evangelio comienza con la genealogía de Jesús, su historia humana y la primera parte de su vida, desde el nacimiento hasta el bautismo. Representa el amor divino, enviado por los ángeles (mensajeros de Cristo) a los humanos. (Mateo 1,1-3,17).

San Mateo y el Ángel

Marcos y el león. El Evangelio de Marcos comienza con la figura de Juan el Bautista, que predicaba en el desierto, es “la voz que clama en el desierto”, “cubierto de piel de camello con un cinturón de cuero alrededor de sus caderas y alimentado de langostas y miel silvestre”. Tiene una personalidad muy fuerte y su voz en el desierto de Judea es como el rugido de un león, un animal fuerte y noble, como lo será Jesús (Marcos 1,7).
San Marco y el León

Lucas y el buey/Toro (o ternero). El Evangelio de Lucas comienza con la narración del sacrificio que hizo Zacarías, padre de Juan el Bautista, a Dios. el toro es el símbolo del sacrificio, el deseo de una vida espiritual que permite al hombre triunfar por encima de las pasiones animales y obtener la paz.

San Lucas y  el Toro

Juan y el Águila. Finalmente, Juan es representado como un águila porque en el prólogo de su evangelio hablamos de la Palabra que es Dios y que barre las tinieblas para traer la luz, como el águila que vuela y fija la luz del sol sin cegarse. Es el “ojo que todo lo ve”, es lo trascendente, la elevación, la contemplación, el genio. el Evangelio de Juan es más abstracto y teológico que los demás.


San Juan y  el Águila

Hay unas magníficas rejas de hierro forjado, también diseñadas por Aníbal González. 

Reja y detalle de la misma

En este edificio se situaban el Centro Vida, Radio Vida o el Cine-Club Vida, dirigido durante muchos años por el padre Manuel Alcalá, y motivo de una publicación por Rafael Utrera Macías. Finalmente, fue cedido en 2.012 a las Fundaciones SAFA y Loyola, vinculadas a la Compañía de Jesús. 

Padre Manuel Alcalá y Portada del libro de Rafael Utrera Macías

La fecha de ejecución de la capilla fue la primera década del siglo XX, acabándose en 1917.