domingo, 18 de diciembre de 2022

 ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA

El hallazgo del cuerpo incorrupto de san Isidoro

El rey Almotamid, “Abbad ibn Muhámmad al-Mu‘tádid”, cuando ocupó el trono de la taifa de Sevilla a la muerte de su padre, estableció un tratado con Fernando I, rey de Castilla y León, a través de un pacto de amistad.

Al-Mu´tamid`alà Allah

En esta situación de buena relación, el rey Fernando comunicó a Almotamid su deseo de recuperar las reliquias de las santas Justa y Rufina (ver), que habían sido martirizadas en Sevilla en el siglo III, y que suponía sepultadas en algún antiguo templo visigodo.

Como el rey sevillano desconocía el emplazamiento de tales restos, contestó a Fernando que enviara personas que fueran capaces de encontrarlos, que él les facilitaría la labor con todos los medios a su alcance.

Fernando I, según una miniatura medieval de la catedral de León

De esta manera, llegó a Sevilla una comitiva formada por algunos nobles y encabezada por el obispo de León, de nombre Alvito, que se tenía tanto por sabio como por santo. 

El rey Almotamid cumplió su palabra y alojó a los invitados en el Palacio de la Barqueta (hoy Monasterio de San Clemente)(ver).

San Alvito de León. 1063 d.c

El cuerpo de Santa Justa no se encontró, pero el obispo Alvito se resistía a volver a León sin cumplir su misión. 

Estando varios días en oración, vio en sueños a un hombre vestido con una túnica blanca  y tocado con mitra de obispo que afirmó ser San Isidoro, (obispo de Sevilla durante treinta y ocho años, considerado el mayor erudito de su época), y le expresó su deseo de que trasladasen su cuerpo a la ciudad leonesa, dándole señales sobre el lugar en que se encontraba. 

Pero, también le dijo que no podría concluir su misión, ya que fallecería en el plazo de tres días.

San Isidoro de Sevilla. Murillo, Esteban Bartolomé. 1655. 193 x 165 cm. Óleo sobre lienzo. Catedral de Sevilla

El obispo Alvito comunicó a sus acompañantes esta visión y efectivamente encontraron el sepulcro de San Isidoro, en la localidad de Santiponce, en el lugar exacto donde le indicó la aparición. Bajo  una losa, estaba el féretro con el cuerpo incorrupto de San Isidoro.

Posteriormente, sobre ese mismo lugar se levantaría en su honor el Monasterio de San Isidoro del Campo.

Monasterio de san Isidoro del Campo. Santiponce

Después del hallazgo, el obispo Alvito se sintió enfermo, y conociendo que iba a cumplirse la profecía, encomendó a Ordoño (Obispo de Astorga), al conde Don Nuño y a los demás señores del reino que con él habían ido a Sevilla, el traslado del cuerpo de San Isidoro ,  y efectivamente falleció al tercer día de la aparición.

Se cuenta que el rey Almotamid quedó muy afectado con estos hechos, despidiendo los restos de ambos santos hombres con todos los honores, cuando salieron por la puerta de la Macarena en dirección a León. 

Ambos cuerpos fueron llevados a León, el de San Alvito fue depositado en el templo de Santa María de Regla, sede antiquísima de él y de sus predecesores. 

En el manuscrito antiguo de la vida de San Isidoro, que se conserva en la santa iglesia de Toledo, se dice que a esta iglesia fue llevado el cuerpo de San Alvito en un caballo de carga sin guiarlo nadie, y que esto lo dispuso Santo Domingo, el abad del monasterio de Silos, que se hallaba entonces en León. 

Catedral de León

San Isidoro fue enterrado en el panteón de los Reyes de León, situado a los pies de la Basílica de San Isidoro de León, lugar en el que durante la Edad Media recibieron sepultura la mayoría de los reyes y reinas del reino de León. 


Basílica de san Isidoro de León