miércoles, 24 de abril de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística  

Lucas Valdés.

Lucas Valdés Martínez de Morales nació en Sevilla en marzo de 1661, tercer hijo del pintor cordobés Juan de Valdés Leal. Fue bautizado con los nombres de Lucas Gregorio. El nombre Lucas proviene de que su padre era el alcalde de la Hermandad de San Lucas, así como examinador del gremio de pintores en Sevilla.

Su actividad artística comenzó muy precozmente en el taller de su padre, donde probablemente también trabajaba su madre, Isabel Martínez de Morales o de Carrasquilla, realizando labores de policromado, pues su primera obra conocida data de 1671 cuando solo tenía once años. Se trata de cuatro grabados para el libro “Fiestas de la Santa Iglesia Metropolitana y Patriarcal de Sevilla al nuevo culto del Sr. Rey san Fernando”, realizado con motivo de la canonización del rey Fernando III el Santo.  

Realizó su formación en el colegio de san Hermenegildo, regentado por la Compañía de Jesús, con enseñanza de matemáticas y disciplinas afines como geometría y perspectiva.

Se casó en 1682 con la hija del escultor Francisco Dionisio de Ribas, fallecido tres años antes y amigo de la familia.

En su primera etapa profesional, su trabajo consistió principalmente de colaboración con el padre en diversos encargos, pero a medida que la salud de su padre empeoraba como consecuencia de las secuelas de un accidente vascular-cerebral, se fue incrementando su actividad y protagonismo en los diversos trabajos que se realizaba en el taller.

Así, culminó los trabajos pictóricos del conjunto mural para la iglesia del Hospital de los Venerables que había iniciado su padre en 1686.

Hospital de los Venerables

Igualmente completó la decoración mural de la Iglesia del Real Monasterio de San Clemente, y se conserva una escritura notarial de 1689 en la que Lucas Valdés se compromete a terminar las pinturas de este Monasterio concertadas en 1682 por su padre como pago por la dote de su hija María de la Concepción, que ingresó como monja en el citado convento. Al año siguiente, el 15 de octubre de 1690, falleció Juan Valdés Leal, siendo nombrado Lucas Valdés junto con su madre, albacea del testamento.

Monasterio de san Clemente

Entre 1709 y 1715, realizó la decoración mural de la iglesia del convento de san Pablo el Real (actual iglesia de Santa María Magdalena de Sevilla).

Iglesia Santa María Magdalena

El Triunfo de la Fe

Este fresco se encuentra en la bóveda del presbiterio, representa el triunfo de la Fe sobre la herejía en los cuatro continentes gracias a la intervención de los frailes dominicos. La figura central representa a la Fe, a ambos lados se encuentran los arcángeles San Miguel y San Rafael rodeados por ángeles y músicos que tocan desde dos balcones laterales. Debajo de este conjunto entre nubes se encuentran los dos principales santos de la orden Dominica, Santo Domingo de Guzmán con una espada en llamas en su mano derecha y Santo Tomas de Aquino con una palma en la mano derecha y un pliego de papel abierto en la izquierda. Ambos triunfan sobre la herejía y la abominación que se precipitan hacia el abismo. En las esquinas cuatro medallones representan los cuatro continentes.

Bóveda del Presbiterio. El triunfo de la Fe

La entrada triunfal de San Fernando en Sevilla entre las alegorías de la fortaleza y de Sevilla liberada

Se encuentra en lado derecho del crucero. Se representa la entrada de este rey en la ciudad acompañado por la Virgen de los Reyes y un gran séquito eclesiástico entre el que se encuentra Santo Domingo de Guzmán y San Pedro Nolasco. Desde arriba contemplan el acto San Isidoro y San Clemente.

Entrada triunfal de San Fernando en Sevilla

Auto de Fe en tiempos de San Fernando

Se representa un Auto de Fe en el que aparecen frailes dominicos y el mismo San Fernando que transporta leña para la hoguera. Según la leyenda este fue un acontecimiento real que se celebró en Sevilla el 28 de octubre de 1703 en el que se ejecutó entre otros a un personaje llamado Diego López Duro vecino de Osuna (Sevilla) por practicar la religión judía. Se encuentra situado en el lado izquierdo del crucero.

Auto de Fe en tiempo de san Fernando

La Virgen del Rosario protegiendo las naves españolas en la Batalla de Lepanto.

En este fresco enmarcado por yeserías doradas se conmemora la batalla de Lepanto. Sobre una nube podemos ver a la Virgen del Rosario que según la tradición intercedió el 7 de octubre de 1571 para que las tropas cristianas lograran la victoria tras la oración del Papa Pio V. Los frailes dominicos antiguos propietarios de la iglesia tienen una devoción especial al Santo Rosario.

La batalla de Lepanto

A partir de 1715 realizó la decoración de la cúpula de la Iglesia de san Luis de los Franceses de la Compañía de Jesús.

Cúpula de San Luis de los Franceses

También realizó la decoración del Convento Casa Grande de san Francisco de Sevilla que desapareció tras la desamortización de Mendizabal.  

En 1719 se trasladó a Cádiz como profesor de matemáticas de la Academia de Guardiamarinas, con lo que su producción artística disminuyó considerablemente y falleció en esa ciudad el 23 de febrero de 1725.

RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística  

Domingo Martínez.

Domingo Martínez nació en Sevilla en 1688, y se formó con Lucas Valdés, hijo de Valdés Leal, y Juan Antonio Osorio.

La estancia de la corte de Felipe V e Isabel de Farnesio en Sevilla, durante el periodo 1729-1733, le permitió entrar en contacto con los pintores franceses que estaban al servicio de la misma, como Jean Ranc y Louis-Michel van Loo, y le fue ofrecido trasladarse a Madrid como pintor real, oferta que declinó para seguir trabajando en Sevilla

En 1714 se casó con Mariana de Espinosa con quien tuvo cinco hijos. Entre sus discípulos se encuentran Andrés de Rubira, Pedro Tortolero y Juan de Espinal, quien se casó en 1724 con su hija Juana Martínez y heredó el taller familiar, convirtiéndose en cierto sentido en su continuador.

Entre sus realizaciones artísticas, destaca la Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo. Al no llegarse a un acuerdo económico con Pérez de Pineda, se contrató a Domingo Martínez y a Gregorio Espinal para la conclusión de la decoración pictórica de la capilla, cuyos trabajos finalizaron y la capilla se bendijo el 24 de junio de 1718.

Capilla Sacramental. Iglesia de san Lorenzo

De 1720 es la Virgen del Rosario Del Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Virgen del Rosario. Martínez, Domingo. 1720. Óleo sobre lienzo. 116 x 86 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI

Detalle de la Virgen del Rosario

En 1724 se llevó a cabo el amplio conjunto pictórico que decora el interior de la capilla del colegio de san Telmo de Sevilla (actual Palacio de san Telmo): Jesús discutiendo con los doctores del Templo. La Entrada de Cristo en Jerusalén, Cristo bendiciendo a los niños. La presentación del Niño en el Templo. La pesca milagrosa. Cristo calmando la tempestad.

También pinturas murales que decoran el ábside con el tema de La Virgen como protectora de los navegantes.

Palacio de san Telmo
Cristo bendiciendo a los niños
La entrada de Cristo en Jerusalén

Hacia 1727 decoró con dos grandes lienzos el presbiterio de la Iglesia del convento de santa Paula de Sevilla en los que se representa “La partida de santa Paula a Oriente” y “La muerte de santa Paula”.

Convento de Santa Paula
Presbiterio de la Iglesia del convento de Santa Paula

Hacia 1730 es "San Francisco conformado por un ángel" del Museo de Bellas Artes de Sevilla.

San Francisco conformado por un ángel. Martínez, Domingo. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI

Hacia 1733 ejecutó los treinta y dos pequeños lienzos que se integran en el retablo de la iglesia del Buen Suceso de Sevilla y también las pinturas que se encontraban en los altares laterales de la nave de la iglesia.

Iglesia del Buen Suceso

Altar Mayor de la Iglesia del Buen Suceso

Uno de los treinta y dos lienzos del retablo

Hacia 1738, decoró con lienzos de gran formato la capilla de la Virgen de la Antigua de la catedral de Sevilla, narrando los principales milagros de la Virgen durante la conquista de Sevilla.

Capilla de la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla

De 1739 es el retrato del Arzobispo don Luis de Salcedo y Azcona que se conserva en el Palacio Arzobispal de Sevilla.

Retrato del Arzobispo Don Luis de Salcedo y Azcona. Palacio Arzobispal

En torno a 1740 puede fecharse la “Apoteosis de la Inmaculada” que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Apoteosis de la Inmaculada. Martínez, Domingo. Óleo sobre lienzo. 543 x 276 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI

Hacia 1740 realiza la decoración al temple de la capilla a la Virgen de la Antigua de la Iglesia de santa Ana de Triana

Iglesia de santa Ana

En 1745 realiza la decoración al temple de la bóveda del Presbiterio de la Iglesia de la Merced de Sevilla (actual Museo de Bellas Artes) con personajes bíblicos y escenas alegóricas de la misión redentora de los mercedarios.

Museo de Bellas Artes

Hacia 1775 finalizó en Sevilla el proceso decorativo llevado a cabo en los muros de la iglesia de San Luis de los Franceses, donde se representa una “Apoteosis de la Orden jesuítica”.

Apoteosis de la Orden Jesuítica

De 1747 es el lienzo de la “Divina Pastora de las Almas” del Convento de Capuchinos de Sevilla.

La obra culminante de asunto profano es el conjunto de ocho lienzos de “Carros Alegóricos”, patrocinados por la Real Fábrica de Tabacos, realizados para representar la gran mascarada celebrada en Sevilla en junio de 1747, con motivo de la subida al trono de España de los reyes Fernando VI y Bárbara de Braganza. 

Carro de la Común Alegría. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro de la Tierra. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro del Agua. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro del Aire. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro del Fuego. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro del Parnaso. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro del Pregón de la Mascara. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI
Carro del Víctor y del Parnaso. Martínez, Domingo. Hacia 1748. Óleo sobre lienzo. 135 x 192 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XI

Retablo de Ánimas de la Parroquia de san Pedro de Sevilla (primer tercio del siglo xviii)

Retablo de las Ánimas

De 1740 es la representación de La Virgen de los Reyes con san Hermenegildo y san Fernando, que se conserva en la capilla del Alcázar de Sevilla

La Virgen de los Reyes con San Hermenegildo y san Fernando. Reales Alcázares de Sevilla

También obras importantes de esta época son la representación de San Ignacio en la cueva de Manresa, que pertenece al convento de Santa Isabel de Sevilla y donado a la Iglesia de san Benito.

San Ignacio de Loyola en la cueva de Manresa

La Coronación de la Virgen, que se conserva en la iglesia de la Hermandad de las Cigarreras de esta misma ciudad.

Coronación de la Virgen. Domingo Martínez. 1730-1740. Óleo sobre lienzo. 176 x 134 cm. Iglesia de la Hermandad de las Cigarreras

martes, 23 de abril de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística  

Diego Antonio Díaz.

Diego Antonio Díaz nació en Sevilla en 1675, hijo de Fabián Díaz y María de Campos.

Se formó en el oficio con el arquitecto Pedro Romero, con cuya hija Juana Josefa casó en 1696, pero enviudó en 1718 y se casó en segundas nupcias con Micaela Ruiz.

Comenzó a trabajar como oficial albañil a las órdenes de su suegro en la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de la O de Sevilla (1697-1702).

Iglesia de Nuestra Señora de la O

También intervino en la realización de la portada del Palacio Arzobispal de Sevilla, obra realizada entre los años 1703 y 1705.

Portada del Palacio Arzobispal

En 1711, como maestro de fábrica del arzobispado, el arzobispo Arias le encomendó la conclusión de las obras de la Iglesia Colegial del Salvador de Sevilla.  

Iglesia Colegial del Salvador

Se le atribuye el convento de santa Rosalía (ver), (curiosamente, vivía frente a la puerta del torno del convento) construido bajo el patrocinio del arzobispo Palafox. La construcción se inició en octubre de 1701. En 1705 estaba terminada la clausura, algunos dormitorios y un pequeño oratorio por lo que las monjas se instalaron pendiente de su conclusión. Hay noticias de nuevas edificaciones en 1715, según los contratos estipulados con el albañil José García y el carpintero Pedro Luque para realizar la casa del capellán. El impulso definitivo llegaría entre 1722 y 1724, año de culminación, gracias al mecenazgo del nuevo arzobispo don Luis Salcedo y Azcona, uno de los grandes mecenas del arte sevillano del siglo XVIII. 

Iglesia de Santa Rosalía

Para los jesuitas de Sevilla, junto a Leonardo de Figueroa, realizo su Capilla Domestica (ver), pequeña capilla típica de todas las casas de la Compañía, realizada en un claro estilo barroco, que se finalizó en 1712.

Capilla Domestica de la Iglesia de san Luis de los Franceses

Fue nombrado maestro mayor de obras de la catedral de Sevilla el 24 de octubre de 1714, e incorporó en su persona los cargos de arquitecto del arzobispado y de la seo sevillana.

En 1719, interviene junto a Leonardo de Figueroa y Manuel de Silva, en el diseño de la iglesia del Hospital de San Antonio Abad y en 1724 realiza el proyecto definitivo de la capilla de la cofradía de Jesús Nazareno.  

Iglesia de san Antonio Abad

En 1725 realizó el diseño de los pórticos de acceso al coro de la catedral de Sevilla, por encargo del arzobispo Luis Salcedo y Azcona.

Pórticos del Coro de la Catedral de Sevilla

Su obra más sobresaliente fue la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Umbrete (1725-1733) patrocinada por el arzobispo Luis de Salcedo y Azcona. 

Iglesia de Umbrete

Falleció en Sevilla en 1748.

domingo, 21 de abril de 2024

AREA DE MACARENA-SAN LUIS-SAN JULIAN

Iglesia de san Luis de los Franceses.

Vista aérea del Noviciado (BB CY 3.0)

Se ubica en el popular barrio de Santa Marina, en el centro histórico, en el número 37 de la calle San Luis, antes llamada calle Real porque era el eje utilizado por los monarcas para hacer sus entradas triunfales en la ciudad, desde la Puerta de la Macarena hasta los Reales Alcázares. Era, además, una de las principales arterias de la ciudad antigua, el “Cardo Máximo” romano, que fue perdiendo su importancia a partir de los ensanches del siglo XIX, en favor de la calle Feria, paralela y de mayor longitud y anchura.

La Compañía de Jesús llega a Sevilla en 1554 y su Noviciado se construye sobre un palacio mudéjar de don Fernando Afán Enríquez de Ribera y Téllez-Girón, III duque de Alcalá de los Gazules.

Doña Luisa de Medina, una dama procedente de la élite de la ciudad, nieta del administrador de la Casa de la Moneda y viuda don Juan Fernández de Castro, de la familia de los Enríquez de Ribera, antes de pasar a habitar su nueva residencia de la “Casa de Pilatos”, cedió los terrenos para su construcción, con la condición de que ella fuera enterrada en la Capilla Mayor y que la iglesia fuese dedicada a su santo patronímico (ver), San Luis (Luis IX, rey de la Francia Medieval, primo hermano del rey Fernando III de Castilla y León que reconquistó Sevilla).

San Luis, rey de Francia. El Greco. 1592. Óleo sobre lienzo. 120 x 96,5 cm. Museo del Louvre. Paris (CC BY 3.0)


Se puede especular que otro factor que pudo influir en la dedicación a San Luis es que los jesuitas quisieron tener buena relación con la monarquía española, y concretamente con la nueva dinastía francesa iniciada con Felipe V de Borbón. El hecho es que la presencia en la iglesia de la corona, atributo de los reyes, y la flor de lis (símbolo de los Borbones presente también en el escudo de España) subraya la vinculación entre los monarcas y la religión católica.

El arquitecto fue Leonardo de Figueroa (ver-leer mas) y su proyecto contó con la supervisión de un escogido grupo de intelectuales jesuitas, para destacar su alto contenido simbólico con la combinación de elementos del barroco europeo y de las formas tradicionales locales.

Recientes investigaciones defienden la posible intervención en el diseño del padre Gabriel de Aranda, al que un texto de la época denomina “Zorobabel” (ver), legendario constructor del templo de Jerusalén.

En otro texto se aplica este mismo denominativo al rector del noviciado Jerónimo de Ariza, que dotó la decoración interior de gran carga simbólica a través de un elaborado programa iconográfico.

Una vez realizadas las trazas, como era obligación en todas las obras de la Compañía, los planos serían enviados a Roma para su aprobación por parte del “consiliarius aedificiorum” o asesor en temas arquitectónicos de la Compañía.

Pero en una obra de tal complejidad, con tanta riqueza artística e iconográfica, fue precisa no solo la intervención del arquitecto, sino la labor conjunta de destacados artistas y tambien fue esencial el papel de los promotores y patrocinadores. 

Los artistas más relevantes fueron, el mencionado arquitecto Leonardo de Figueroa y, en menor medida, el hijo de éste, Matías José de Figueroa, los escultores Pedro Duque Cornejo (ver-leer mas) y Felipe Fernández del Castillo y los pintores Lucas Valdés (ver) y Domingo Martínez (ver).

En cuanto a los promotores, destacan miembros relevantes de la Compañía como Francisco Tamariz, Francisco Acebedo, Juan de Arana y Jerónimo de Ariza.

También fueron patrocinadores destacados los principales arzobispos de la diócesis de Sevilla y del cabildo catedralicio, tales como los arzobispos Manuel Arias y Porres y Luis Salcedo Azcona y el canónigo de la catedral Francisco Lelio Levanto.

Las obras comenzaron en 1699 y tras la muerte del maestro, en 1730, fueron concluidas en 1731 por Diego Antonio Díaz.

El templo fue inaugurado por el arzobispo Luis de Salcedo y Azcona, el deán Gabriel de Torres de Navarra, marqués de Campo Verde, y con la predicación del arcediano Luis Ignacio Chacón, marqués de la Peñuela, en los años del “Lustro Real” (1729-1733), en que Felipe V e Isabel de Farnesio instalaron su Corte en Sevilla.

La consagración tuvo lugar el 25 de enero de 1733, pero todavía faltaban detalles, pues la decoración pictórica de la exedra de acceso no se culminó, tal y como informa una inscripción, hasta 1743.

En 1767, los jesuitas tuvieron que abandonar el edificio al ser expulsados de España por Real Orden de Carlos III, y fue ocupado por los franciscanos del convento de san Diego, situado en el actual Prado de san Sebastián, cuyo cenobio había sufrido graves desperfectos en una de las grandes riadas del Guadalquivir.

Precisamente, existe un plano general de 1784, quizá realizado por el arquitecto de la Audiencia de Sevilla Lucas Cintora, aunque no está firmado, en relación a cuando estaba ocupado por estos franciscanos de San Diego. 

Plano del Noviciado en 1784 (CC BY 3.0)

Según este plano, la Iglesia pública ocupaba el centro de una manzana cuadrangular que formaban el noviciado, a la derecha, y las escuelas pías, a la izquierda.

Las dependencias se disponían siguiendo un eje ortogonal en torno a cinco patios principales, como el Hospital de la Sangre o el Colegio San Telmo, con la pervivencia del primitivo patio mudéjar de los duques de Alcalá de los Gazules.

Durante la invasión francesa el edificio fue ocupado y expoliado por las tropas del General Soult.

Jean de Diei Soult (CC BY 3.0)

Con el regreso de Fernando VII, los jesuitas volvieron en 1817 pero abandonaron el edificio definitivamente por la desamortización de Mendizábal de 1835. 

Juan Álvarez Mendizábal (CC BY 3.0)

Desde entonces el antiguo noviciado ha tenido diversos usos, como seminario, fabrica y hospicio.

Durante la II República se convirtió en Centro administrativo, lo que lo salvó de los incendios y saqueos que sufrieron los templos cercanos de santa Marina, San Marcos, Ómnium Sanctorum y san Julián.

Posteriormente, la Diputación Provincial unió el edificio al cercano Hospital de los Inocentes para convertirlo en Hospital Provincial, hasta los años 60 del siglo XX en que fue abandonado llegando a una ruina total.

Desde 1984 la Diputación Provincial de Sevilla ha ido realizando reparaciones para conseguir la recuperación integral del edificio, y el 6 de septiembre de 2016 se inauguraron tanto las obras de rehabilitación como la nueva iluminación dando así de nuevo la posibilidad de ser visitada por el público en general.

EXTERIOR

La iglesia se encuentra orientada según el recorrido del sol o “analema” (ver), de tal manera que el altar mayor hacia el oeste recibe abundante luz, sobre todo en primavera. La puerta principal da hacia el este, donde nace el sol. El altar de San Estanislao, al norte. El altar de san Francisco de Borja, al sur. Reciben luz el día de la onomástica de cada santo.

La fachada del templo se levanta sobre un pódium de cinco gradas y presenta dos cuerpos y cinco calles, que se abren mediante arcos de medio punto y vanos rectangulares, flanqueada por dos torres octogonales, decoradas con azulejos, donde podemos ver a los Evangelistas.

Todo ello cerrado mediante una verja de hierro.

 

Exterior. Difícil de fotografiar por completo por falta de perspectiva

La fachada, como hemos comentado, es de dos cuerpos y está profusamente decorada como "fachada retablo", alternando la piedra y el ladrillo como materiales de construcción.

El primer cuerpo se organiza mediante cinco vanos separados por dobles pilastras cajeadas con profusa decoración de aspecto plateresco a base de hojarasca y capiteles jónicos.

Los tres centrales dan acceso a un pórtico y los dos de las calles exteriores comunican con dependencias auxiliares. 

Cuerpo inferior de la fachada con cinco vanos

El vano central, de medio punto, está flanqueado por semicolumnas que siguen un prototipo de fuste terciado que aparece en el templo de Jerusalén del “Extraordinario libro di architettura"  de Sebastiano Serlio (ver), siguiendo la idea del “Templum Domini”, con el tercio inferior entorchado, los dos tercios superiores decorados, capiteles compuestos y friso curvo convexo cubierto de roleos.

En las enjutas (ver) se ubican dos tondos (ver) con los bustos de San Pedro y San Pablo. 

En el centro una cabeza de ángel. 

Vano central
Detalle del tercio inferior de la columna

Detalle de los dos tercios superiores de la columna

Detalle del capitel de la columna

Enjutas

Detalle del busto de san Pedro

Detalle del busto de san Pablo

Detalle de la cabeza de ángel

Sobre este vano central encontramos una flor de lis, símbolo ancestral de la monarquía francesa y también de la española a partir de 1700, con el cambio de dinastía con los Borbones, rodeada de la corona de espinas, la reliquia aportada por San Luis al patrimonio religioso francés y europeo, blasón alusivo al santo patrón del templo. Pero esta flor también es un atributo del Templo de Salomón, y unida a la corona, muestra estrechas relaciones con la idea de sacrificio y de Eucaristía.

Encima del vano central

Detalle del friso encima del vano central

Detalle de la cabeza de león

A ambos lados de este vano central se ubican sendos vanos rectangulares.

Sobre los vanos rectangulares se sitúan unos óculos que algunos autores consideran tomados de la fachada de Sant'Agnese in Agone, pero otros los ponen en relación también con Sebastiano Serlio, que los usa habitualmente sobre los dinteles de los vanos laterales de sus conocidas serlianas, sin nada que ver con Sant'Agnese, porque en ésta no se forma una serliana, y en San Luis sí.

Sobre los óculos se ubican dos ángeles sujetando un cesto de frutas.

Vano lateral

Detalle del óculo sobre el vano lateral

Detalle de los ángeles con el cesto de frutas

El segundo cuerpo está separado del primero por un entablamento y consta de cinco ventanas, la central está enmarcada por columnas salomónicas, que se interpretan como alusión a Jaquín y Boaz (ver), las columnas que enmarcaban el acceso al templo de Salomón.

Cuerpo superior de la fachada con cinco ventanas

Ventana central

Todos los vanos son adintelados. Los de las calles laterales alternan frontones curvos y triangulares quebrados.

Ventanas laterales con frontones curvos y triangulares quebrados

El tímpano alojaba el escudo del templo, el emblema de la Compañía, el anagrama de JHS (Jesús Salvador de los Hombres) rodeado de un círculo de rayos, pero ha sido sustituido por el escudo real de Carlos III, sostenido por dos angelitos.

El anagrama JHS indica lo que vamos a encontrar en el interior, un templo dedicado al culto eucarístico.

Escudo real de Carlos III
Detalle de uno de los Ángeles

Sobre el escudo se sitúan las estatuas de los tres arcángeles, a modo de acróteras (ver)San Rafael, San Miguel y san Gabriel, príncipes del Empíreo (ver), el más alto de los cielos, que defienden y dan carta de naturaleza celestial al templo, a la institución y a los novicios, a los que protegen con su presencia desde el momento en el que cruzan su puerta.

Son atribuidos a Duque Cornejo y a Juan de Hinestrosa, discípulo de Lucas Valdés.

Los tres Arcángeles

San Rafael

San Miguel

San Gabriel

En cuanto a las torres, son idénticas en tamaño y forma. Están compuestas por dos cuerpos ochavados y chapiteles, con arcos de medio punto ciegos en cuatro lados, rematados con frontones triangulares. Ocupan los extremos de la fachada, centrando la gran cúpula del crucero. 


La torre del lado del Evangelio está dedicada a Jesús y la de la Epístola a María, con sus correspondientes anagramas en los remates.

Los remates se atribuyen a Matías de Figueroa, aunque se cree que los perfiles cóncavo y convexo y las tejas vidriadas en blanco y azul ya estarían en el proyecto original de Leonardo de Figueroa en sustitución de la forma bulbosa del chapitel del grabado de Pozzo.

En la torre del lado del Evangelio se mantienen las hornacinas con esculturas, en las orientadas hacia la fachada, de San Mateo y San Marcos.


Torre del Evangelio

San Mateo

San Marcos

Campana

Cruz de forja con anagrama de Jesús 

La torre de la Epístola, dedicada a María, muestra a San Lucas y San Juan en sus hornacinas.

Torre de la Epístola

San Lucas

San Juan

Ausencia de campana

Cruz de forja con anagrama de María

Alejándonos, se impone la presencia de la gran cúpula, que resulta casi invisible desde la acera de enfrente, encajonada en una estrecha calle, pues, aunque los jesuitas proyectaron construir una plaza delante, ésta nunca llegó a materializarse.

El exterior de la cúpula presenta un tambor con tramos que intercalan hornacinas y vanos rectangulares rematados por frontones curvos y triangulares alternos. 

Cúpula

La linterna se articula mediante columnas pareadas y torneadas con capiteles que tienen cabezas angélicas, una especie de orden seráfico propio del Sancta Sanctorum del templo de Salomón.

Linterna

Detalle de las columnas de la linterna

Está rematada por una gran cruz de forja rodeada de flores de lis, insistiendo de nuevo en la dualidad del templo de Salomón y de San Luis.

Detalle de la cruz

Al atrio se accede por los tres vanos centrales. En el centro se dispone la puerta de acceso a la iglesia que se apoya en un arco de medio punto, enmarcado por alfiz, con las enjutas decoradas con motivos vegetales y flores de lis. En la clave el escudo real y la flor de lis.

Puerta de acceso a la Iglesia

Detalle de las enjutas y de la clave

Esta puerta está flanqueado por sendas hornacinas con las esculturas anónimas del siglo XVIII de los santos reyes sevillanos San Fernando y San Hermenegildo. 


San Fernando

San Hermenegildo

INTERIOR DE LA IGLESIA

El fundamento de todo el proyecto constructivo y el contenido simbólico de la iglesia de San Luis se encuentra en el Templo de Jerusalén como espacio sagrado primigenio, y en el hecho de estar puesto bajo la advocación de San Luis, el rey que pretendió reconquistar Jerusalén a través de una Cruzada.

El templo desarrolla un amplio programa iconográfico de exaltación jesuita que cubre por completo los muros y la cúpula, decorados por los pintores Lucas Valdés y Domingo Martínez, siendo las imágenes y retablos obras del escultor Pedro Duque Cornejo.

Los retablos están llenos de espejos convexos venecianos, fabricados de estaño y mercurio, que sirven para reflejar la luz y enviarla a otros puntos, de forma que se multipliquen su efecto. Por otra parte, el espejo remite al lema "Speculum sine macula" atribuido a la Virgen María.

La planta de la iglesia es centralizada, con una cruz griega (ver) inscrita en un rectángulo, inspirada en la planta de Sant Agnese de Roma, aunque girándola 90º, con los brazos de la cruz dirigidos a los cuatro puntos cardinales, terminados en muros curvados (exedras) (ver).  


Esquema de la planta

La cruz griega está presente en otros noviciados jesuitas franceses e italianos, como el Colegio de Castelnovo de Milán (segundo cuarto del siglo XVII) o la iglesia del Colegio Albanacense de Toulouse, lo que hace pensar en un modelo creado para los noviciados.

Cúpula

En el crucero se dispone una potente cúpula sobre tambor circular con linterna. 

Cúpula

Cúpula

Esta gran cúpula, imagen de la Jerusalén celestial, es la más grande de la ciudad, con trece metros y medio de diámetro, sustentada aparentemente por ocho columnas salomónicas exentas monolíticas de piedra caliza y ocho semicolumnas salomónicas, flanqueando las cuatro exedras que forman los brazos de la cruz.

Las dieciséis columnas se levantan sobre pedestales redondos y estriados verticalmente, los fustes tienen la parte inferior recta y el resto con cuatro roscas salomónicas y están coronadas por capiteles compuestos de orden corintio, en los que las volutas jónicas han sido sustituidas por cornucopias unidas por guirnaldas de frutos.

Sobre ellas se ubica un entablamento con un friso decorado con motivos vegetales y una cornisa muy saliente.

Visión del crucero con las columnas del primer nivel y sobre ellas el entablamento con la cornisa saliente

Visión de las columnas del segundo nivel y sobre ellas el entablamento con la cornisa saliente

Pero estas columnas y semicolumnas, no son elementos sustentantes sino simbólicos y decorativos, pues la cúpula se sostiene sobre cuatro grandes y macizos machones realizados en ladrillo, entre los cuales, en el cuerpo bajo, se sitúan cuatro capillas y, sobre ellas, sendos balcones cerrados con celosías de madera tallada y dorada.

Detalle de una de las capillas 

Así, esta gran cúpula no apoya en los tradicionales cuatro arcos con sus correspondientes pechinas, sino que se levanta sobre un cilindro o tambor, perforado por los arcos de apertura a las exedras que forman la cruz.  

Esa misma solución fue la utilizada en las iglesias del colegio jesuita de Málaga y de San Hermenegildo de Sevilla y en la Sala Capitular de la catedral hispalense, obras de Leonardo de Figueroa.

El siguiente nivel de la cúpula del crucero consta de ocho ventanas, que proporcionan luz natural.

Nivel de las ventanas

Entre las ventanas se intercalan ocho estatuas que representan a santos fundadores históricos y legendarios de las más importantes órdenes religiosas, como modelos de la fe católica a seguir por los novicios: San Agustín, fundador de los Agustinos. Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos. San Benito, fundador de los Benedictinos. San Pedro Nolasco, fundador de los Mercedarios. San Francisco de Asís, fundador de los Franciscanos. San Félix de Valois, que ayudó a San Juan de la Mata a fundar los Trinitarios. San Francisco de Paula, fundador de los Mínimos. El profeta Elías, precursor de la llegada del Mesías y ejemplo para los Carmelitas.

San Agustín

Santo Domingo de Guzmán

San Benito

San Pedro Nolasco

San Francisco de Asís

San Félix

San Francisco de Paula

En el nivel superior, sobre los capiteles corintios de las columnas estriadas del nivel inferior, bordeando la cornisa de la bóveda, se presentan otras ocho imágenes realizadas por Domingo Martínez, sostenidas por ménsulas (ver) en las que aparecen las virtudes cristianas que deben poseer los miembros de la Orden, que aparecen ligadas con las bienaventuranzas definidas por Cristo en el sermón de la montaña: mortificación, obediencia, pobreza, amor a Dios, religión, amor al prójimo, castidad, oración y humildad.

Nivel superior con las virtudes sobre los capiteles

Mortificación. Dichosos los que lloran. MORTIFICATIO - BEATI QUI LUGENT.


Obediencia. Dichosos los mansos. OBEDIENTIA - BEATI MITES.

Pobreza. Dichosos los pobres de espíritu. PAUPERTAS - BEATI PAUPERES SPIRITU

Amor a Dios. Dichosos los pacíficos. CHARITAS DEI - BEATI PACIFICI.


Amor al prójimo. Dichosos los misericordiosos. CHARITAS PROXIMI - BEATI MISERICORDES.


Castidad. Dichosos los limpios de corazón. CASTITAS - BEATI MUMDO CORDE.

Oración. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. ORATIO - B.Q. ESURIUNT ET SITIUNT IUSTITIAM.

Humildad. Dichosos los que sufren persecución. HUMILITAS - BEATI QUI PERSEC./ UTIONEM/ PATIUNT./ UR.


Ante el plemento de la cúpula sobre el altar mayor se ubica la talla de la RELIGIO, del latín religare, religar, unir o volver a unir. 

Religión. Si alguno es niño que venga a mí. RELIGIO - SI QUIS EST PARVULUS VENIAT AD ME.

Esta figura, aparentemente femenina, sostiene una cruz con su mano izquierda, símbolo de Cristo y de la muerte, reivindicando a Cristo como mártir, de ahí que con la mano derecha sostenga una palma, en alusión a la resurrección.

Detalle de Religio

Algunos autores interpretan la figura de la Religión como una representación del propio rey Salomón, pues su célebre sabiduría también es una característica de la Religión Católica.

La frase de los Proverbios 9.4 que rodea a la Religión alude a la necesidad perpetua de acercarse a Dios con la inocencia de un niño para alcanzar la verdadera sabiduría planteada como un plan de vida o ideario para todos los novicios. SI QUIS EST PARVULUS VENIAT AD ME (“El que es como un niño que venga a mí”).

SI QUIS EST PARVULUS VENIAT AD ME

Finalmente, en cada uno de los gajos fingidos de la cúpula se representan los siete utensilios litúrgicos del viejo templo de Salomón: el Arca de la Alianza, justo detrás de la Religión, el Candelabro de los Siete Brazos, el Altar de los Holocaustos, la Mesa de los Panes y Preposición, el Mar de Bronce, el Altar de los Perfumes y los Aguamaniles.

Arca de la Alianza

Candelabro de los Siete Brazos

Altar de los Holocaustos (???)

Mesa de los Panes

Mar de Bronce (????)







Se remata el conjunto con una linterna cuya luz simboliza la Divinidad. 

Esta linterna presenta también una cuidada decoración que la convierte en imagen tridimensional del Sancta Sanctorum. 

En ella aparecen ocho cabezas de querubines en relieve pintados de amarillo, el color del oro, y una especie de florón de yesería central como imagen simbólica de la palmera.


Linterna con cabeza de Querubines

Detalle de Querubines

Entrada. Exedra de Acceso



Exedra o Ábside de entrada

En la zona hastial del templo, sobre la puerta de entrada, se abre una tribuna con ocho arcos de medio punto apoyados en columnas, y un conjunto de balcones cerrados con celosías, que soportan la cúpula semiesférica, con pinturas murales de Domingo Martínez. 

Tribuna

Sobre el vano rectangular de acceso se ubicaba un escudo de la Compañía, después reconvertido en real, sobre el que aparece una leyenda que alude a la Parábola del Buen Pastor, cuando Cristo dice: “Yo soy la puerta el que por mí entrare se salvará. Juan 10.9”. EGO SUM OSTIUM ("Yo soy la puerta").

Vano rectangular de acceso

Detalle del escudo real

El escudo está flanqueado por dos ángeles adolescentes.

El del lado de la Epístola porta una inscripción interpretada en relación con la Compañía como vía de acceso y alusión a la propia puerta del templo: HAEC PORTA DOMINI. JUSTI INTRABUNT IN EAM. Ps. 117. ("Esta es la puerta del Señor / entran por ella los justos").

Ángel del lado de la Epístola

La inscripción del ángel del lado del Evangelio es el lema del templo y completa el significado de la otra. SI QUIS EST PARVULUS VENIAT AD ME. PORTA DOMIN Prov. 9.4. ("El que es como un niño que venga a mí").


Ángel del lado del Evangelio

En el tímpano se nos muestra a San Ignacio sobre la casa de la Sabiduría indicándonos el camino a través de la meditación y del sacrificio sobre la pasión de Cristo. 

Pintura del tímpano

San Ignacio está flanqueado por dos ángeles que portan otra filacteria con la inscripción: ESTOTE SAPIENTES. Prov. 8.33. ("Sed sabios"). 

San Ignacio

A su izquierda se ubican otros dos ángeles con la inscripción: DOMUS SAPIENTIAE SAPIDAE SCIANTIAE. ("Casa de la Sabiduría sazonada por la Ciencia").

Ángeles de la izquierda

Por encima, a la derecha, está la alegoría de la Sabiduría Divina con el cetro de la providencia y el cuerno de la abundancia. 

Sabiduría Divina

A la izquierda aparecen otros ángeles que portan un Crucificado, una de las devociones más difundidas por las misiones jesuíticas, y un rosario.

Ángeles de la izquierda

En el centro un arco de triunfo como casa de la sabiduría que aloja a unos ángeles sobre el fondo de un árbol sosteniendo el libro de los “Ejercicios Espirituales” y con las siguientes inscripciones: HABENS FRUCTVS DUOCEDIM. Apoc. 22.2. FOLIA EIVS AD SANITATEM GENTIVM. ("Un árbol de vida que daba doce frutos / y sus hojas eran saludables para las naciones"). GUSTATE ET VIDETE. Ps. 34.9. ("Gustad y ved"). LIBER EXIRCITIORUM SPIRITUAL. / LIUM / .S.IGNAT. / II / .D.LOYOLA. "Libro de los ejercicios espirituales. San Ignacio de Loyola").

En una tarja central a los pies del arco también se puede leer: LIGNUM VITAE IN MEDIO PARADISI ECCLESIAE. Gén. 2.9. ("En medio del paraíso, el árbol de la vida para la iglesia").

Arco de Triunfo

A la izquierda del arco aparece San Carlos Borromeo vestido de cardenal y con la siguiente inscripción: MEDITAOR IN OMNIBUS OPERIBVS TUIS. Psalm. 76.13. ("Meditaré en todas tus obras").

San Carlos Borromeo

A la derecha se sitúa San Francisco de Sales con sobrepelliz y la mitra en el suelo, y con la inscripción IN ADINVENTIONIBUS TUIS EXERCEBOR. Ps. 76.13. ("Y reflexionaré sobre tus hazañas").

San Francisco de Sales

A los lados dos grandes ángeles con las alas desplegadas.

Ángel de la izquierda

Ángel de la derecha

A los lados de la puerta hay dos murales diseñados por el padre Jerónimo de Ariza, impulsor, autor del programa iconográfico, mecenas directo y conseguidor económico de nobles y miembros de la nobleza sevillana, cabildo catedralicio y limosnas de los parroquianos.

En el lado del Evangelio se representa la aprobación de la Compañía mediante la bula “Pastoralis Oficci” de Paulo III en 1548, con el Libro de los Ejercicios junto a varios trofeos militares en alusión al carácter militar y triunfante de la orden. QUIA PLACIUM OCULIS MEIS. Juds. 14.3. ("Porque ha gustado a mis ojos"). HOC MUNIOR ET PROTEGOR. ("lo defiendo y lo protejo"). VERUM NON POTVERVNT, INFERRE MALVM MIHI. Psalm. 48. ("pero no podrán hacerme mal").

Mural del lado del Evangelio

Detalle de la Bula de Paulo III de Aprobación de la Compañía

En el lado de la Epístola se representa a “Las tres Gracias”, vestidas, portando cuernos de la abundancia e identificadas con sus nombres: AGLAYA (Alegría), THALÍA (Obediencia y Comedia) y EUFROSINE (Deleite), que en un contexto cristiano se interpretan, según Séneca, como triple imagen de la liberalidad: dar, aceptar y devolver beneficios o dones. Están ante un pedestal sobre el que se ubica el libro de los Ejercicios Espirituales y señalan un cofre lleno de riquezas. 

Mural del lado de la Epístola

Detalle de las Tres Gracias

Iglesia

La iglesia presenta siete retablos, el Retablo Mayor del Presbiterio, cuatro retablos situados en la base de los machones que sostienen la cúpula, y dos en los brazos laterales de la cruz, en el lado del Evangelio y de la Epístola.

Sobre los retablos se disponen dos series de cuatro tribunas con celosías de madera dorada, decorada con angelitos, pinturas y adornos vegetales. 

Los altares, menos el Altar Mayor, disponen de rejas con un diseño florido y de apertura plegada, que permite que se recojan en los laterales, dejado abierto los altares.

Las dos capillas situadas en los brazos laterales de la cruz griega (san Estanislao de Kotska y san Francisco de Borja), están cubiertas mediante cuarto de cúpula esférica, tienen muros curvados entre la columna salomónica exterior y el retablo y balcones con celosías en la parte superior. El intradós del arco está decorado con pinturas de Domingo Martínez.

Los cuatro retablos situados en la base de los machones se deben totalmente a Pedro Duque Cornejo. Tienen una hornacina principal, flanqueada por estípites, otra hornacina más pequeña en el ático, y pequeñas vitrinas con reliquias de santos. En todo el retablo hay relieves de roleos, motivos vegetales, espejos y demás adornos. 

Vamos a describirlos siguiendo el orden contrario a las agujas del reloj:

San Francisco de Regis

San Estanislao de Kostka

San Francisco Javier

Presbiterio-Altar Mayor

San Ignacio de Loyola

San Francisco de Borja

San Luis Gonzaga


Retablo de San Francisco de Regis

San Francisco de Regis (ver) se representa con un crucifijo y a su alrededor diferentes cuadros con episodios de su vida.

En el ático de este retablo vemos la Dolorosa, obra de Pedro de Mena, junto con pinturas sobre su vida.

Retablo con las dos tribunas por encima

Visión completa del retablo con la tribuna inferior

Tribuna superior

Tribuna inferior

Detalle del ático de la tribuna inferior

Retablo de san Francisco de Regis

San Francisco de Regis

Detalle de San Francisco de Regis

Dolorosa del ático

Banco del altar por detrás de la reja

Detalle de reliquias


Detalles de las pinturas de la vida del Santo

Retablo de San Estanislao de Kostka

El retablo de San Estanislao de Kostka (ver) ocupa el brazo lateral de la cruz griega del lado de la Epístola y es gemelo del dedicado a san Francisco de Borja. 

Retablo de San Estanislao de Kostka


Detalle de la semi cúpula

El Santo juvenil jesuita se representa portando el Niño Jesús en sus brazos, para recordar, como hemos comentado, la aparición milagrosa de la Virgen que salvó a San Estanislao de una grave enfermedad, entregándole su hijo durante unos instantes, tras lo cual le manifestó su deseo de que entrase en la Compañía de Jesús. 

San Estanislao de Kostka

Detalle del santo

Además de la talla principal, en el retablo se representan numerosas escenas de la biografía del Santo, entre ellas la aparición de la Virgen cuando le pide que ingrese en la Compañía, la aparición de la Trinidad a Estanislao cuando este era solo un niño, su estancia en la cama cuando se encontraba enfermo y se le aparece el Niño Jesús y el episodio en que recibe la comunión de santa Bárbara. 

Cuadro superior del retablo

A los lados del cuadro superior

La Espiga y la Torre de las Letanías Lauretanas (VER)

El Cedro y la Paloma de las Letanías Lauretanas (VER)


Escenas de la vida del santo

A los pies del retablo se encuentra la reliquia de la calavera de San Faustino, además de otras reliquias, como en el resto de los retablos. 

Altar a los pies del retablo, detrás de la reja

Detalle de la calavera de san Faustino

Detalle de reliquia

En las paredes laterales encontramos tribunas y cuadros.

Pared lateral derecha

Tribuna Lateral derecha

Cuadro lateral derecho

Pared lateral izquierda

Tribuna Lateral izquierda

Virgen de Guadalupe con letanías lauretanas

Retablo de San Francisco Javier

El retablo de San francisco Javier (ver) aloja una talla de Juan de Hinestrosa, que presenta al santo navarro recuperando el crucifijo, durante el episodio comentado de “El milagro del cangrejo”.

Retablo con las dos tribunas por encima

Detalle de la tribuna superior

Detalle de la tribuna inferior

Detalle del ático de la tribuna inferior

Retablo de san Francisco Javier


Detalle de la semibóveda superior del retablo

San Francisco Javier

Detalle de San Francisco Javier



Detalles de episodios de la vida del santo

A los pies del retablo se encuentra mas detalles de la vida del santo y reliquias, como en el resto de los retablos. 





Detalles de episodios de la vida del santo

Detalle de reliquias

Presbiterio

Sobre el arco toral que abre al presbiterio, bajo la figura de la Religión, un lugar preferente, se ubica un escudo de la Compañía con el anagrama JHS rodeado de cabezas angélicas y bajo la protección del Espíritu Santo.

Presbiterio

Detalle del escudo de la Compañía

Detalle del Espíritu Santo y la Corona

A ambos lados del arco se ubican sendos ángeles lampadarios en actitud de volar y de dar luz anunciando el culto a la eucaristía. 

Cuentan con peanas de cabezas de querubines y aunque estilísticamente éstas se asemejan al estilo de Duque Cornejo, hay muchas dudas en cuanto a su autoría.

Ángel de la derecha

Detalle del ángel

Detalle de los querubines

Ángel de la izquierda

Detalle del ángel

Altar Mayor

El Retablo Mayor está profusamente decorado y es un espectáculo de formas, espejos, luces y colores.

En el ático se manifiesta un gran dosel, rematado por la corona real, sobre un ovalo con el retrato de san Ignacio. 

Altar Mayor


Ático con gran dosel, corona real y ovalo con el retrato de san Ignacio. 

Debajo un retrato de Luis IX de la escuela de Zurbarán, escoltado por las representaciones de medio cuerpo de san Fernando y san Hermenegildo.  

Luis IX

Bajo él, una Inmaculada de Duque Cornejo y un cuadro de la Virgen de Belén con el Niño, de estilo manierista y autor anónimo, que debió de realizarse a finales del siglo XVI.


Inmaculada

Virgen de Belén 

En la zona inferior, un sagrario sobre el que se sitúa un pequeño relieve con la escena de la muerte de san Francisco Javier. 

Sagrario

Detalle de la puerta del Sagrario

Medallón encima del Sagrario

Relieve de la muerte de san Francisco Javier

El resto de pinturas no obedece a un programa en concreto, sino que reúne pinturas procedentes del legado de Francisco de Lelio Levanto, arcediano de Niebla, coleccionista de obras de los siglos XVII y XVIII y mecenas de la Orden. 

Parte superior del retablo

En el lado izquierdo las cabezas degolladas de san Juan Bautista y san Pablo, santos jesuitas como san Francisco de Borja y san Francisco Javier, acompañados de san Félix de Cantalicio con san Pascual Baylon y san Francisco de Asís con san Antonio de Padua (no puedo identificar exactamente esta información y hemos pareado las imágenes del flanco izquierdo). 






En el centro san Pio V, santa María Magdalena, una representación de Cristo Sacerdotal y una Virgen con el Niño.

En el lado derecho, un Ecce Homo formado pareja con una Dolorosa, la Sagrada Familia y la Virgen con Santa Isabel, la Virgen Desairada, otra Virgen con el Niño, dos nuevos jesuitas, san Francisco de Regis y san Luis Gonzaga, terminando con san Felipe Neri y un santo jerónimo desconocido (no puedo identificar exactamente esta información y hemos pareado las imágenes del flanco derecho).







Terminamos con algunos detalles más de la decoración del retablo.





Retablo de San Ignacio de Loyola

El Retablo de San Ignacio de Loyola (ver) es un retablo vitrina que nos muestra a san Ignacio arrodillado en el episodio de la cueva de Manresa, donde escribió sus Ejercicios Espirituales. 

En el remate se muestra el cáliz con las siglas IHS, adoptadas por San Ignacio como emblema del Instituto. 

En los laterales hay escenas de su vida.

Retablo con las dos tribunas por encima

Tribuna superior

Detalle del ático de la tribuna superior

Tribuna inferior

Detalle del ático de la tribuna superior

Retablo de san Ignacio de Loyola

Detalle de la Semibóveda

San Ignacio de Loyola en la cueva de Manresa

Detalle de San Ignacio 



Debajo de la vitrina

Cuadros de las paredes laterales

A los pies del retablo se encuentra más detalles de la vida del santo y reliquias, como en el resto de los retablos. 

Altar a los pies del retablo y detrás de la reja con reliquias y detalles de la vida del santo









Retablo de San Francisco de Borja

En el brazo de la cruz griega del lado del Evangelio, apreciamos el retablo de San Francisco de Borja (ver), gemelo al de san Estanislao de Kostka situado enfrente en el lado de a Epístola e igualmente realizado por Pedro Duque Cornejo. 

Retablo de san Francisco de Borja

Detalle de la cúpula

En la parte superior del retablo se muestra el escudo de armas del arzobispo Luis de Salcedo Azcona gran mecenas dela iglesia de san Luis.

Detalle del escudo de armas del arzobispo Luis de Salcedo Azcona

El Santo se presenta con el pie derecho sobre el orbe terráqueo y portando un cráneo con corona en la mano izquierda, para simbolizar el horror sufrido al descubrir el cuerpo putrefacto de la emperatriz Isabel de Portugal, cuando fue comisionado para trasladar su cuerpo desde Toledo hasta el mausoleo de los Reyes Católicos en Granada.

San Francisco de Borja

Detalle de san Francisco de Borja

Detalle del pie sobre el orbe terráqueo

Alrededor del santo se aprecian diferentes escenas de su vida.

Parte superior del retablo

Detalle del cuadro central

Detalle de los cuadros laterales

Detalle de lo ángeles

Pueden leerse los emblemas “Roseos lvx efvgat alma colores” (una luz fecunda disipe los colores rojizos) simbolizado por un paisaje con disco solar y “Vitae melioros origo” (origen de una vida mejor) simbolizado por el ave fénix surgiendo de sus cenizas. 



A los pies del retablo se encuentra reliquias, como en el resto de los retablos. 

Pies de retablo detrás de la reja


Detalle de reliquias

En las paredes laterales encontramos tribunas y cuadros.

Tribuna de la pared lateral derecha

Cuadro de la pared lateral derecha

Tribuna de la pared lateral izquierda

Cuadro de la pared lateral izquierda

Retablo de San Luis Gonzaga.

El retablo dedicado a san Luis Gonzaga (ver) expone la imagen principal realizada poco después de su canonización y es considerada de gran valor porque aparenta que la escultura presenta un suave movimiento, como si se meciera por el viento.  

Retablo de san Luis Gonzaga con las dos tribunas por encima

Tribuna superior

Detalle del ático de la tribuna superior

Tribuna inferior

Detalle del ático de la tribuna inferior

Retablo de san Luis Gonzaga

San Luis Gonzaga

Detalle de san Luis Gonzaga

Detalle de san Luis Gonzaga

En la parte superior del retablo se sitúa el busto de Ecce-Homo, obra de Pedro de Mena.

Ecce Homo

Detalle de la parte superior del retablo

Detalle de una de las parejas de ángeles


Alrededor del santo, como en los demás retablos,  se aprecian diferentes escenas de su vida.





A los pies del retablo se encuentra reliquias, como en el resto de los retablos. 

Pies del retablo detrás de la reja

Detalle de reliquias

Camino de la Capilla

En el pasillo que nos dirige a la capilla encontramos dos cajoneras, un aguamanil y una tribuna. 
Pasillo

Cajoneras

Aguamanil

Tribuna

Capilla Domestica

Se encuentra en el antiguo noviciado, separada de la iglesia principal y se finalizó en 1712, antes que dicha iglesia principal.  Se debe a la remodelación que realizó Leonardo de Figueroa en la primera capilla, que ocupaba el salón principal del palacio de los Enríquez.

Estaba dedicada a la Virgen María y destinada al culto privado de los novicios que se sentaban a ambos lados en una sillería (actualmente perdida tras la restauración de Fernando Mendoza Castell), para rezar las letanías, de tal manera que los de un lado actuaban como reflejo y complemento de los del opuesto.

A cada lado de la puerta de entrada existe una hornacina con un santo de la Compañía.

Puerta de entrada


Santos de la Compañía

Es un espacio de una única nave con una bóveda de cañón sobre arcos fajones, completamente decorada con yeserías y pinturas al temple. 

Vista de la capilla desde la puerta de entrada

Vista de la capilla desde el altar

Las pinturas de la bóveda son de Domingo Martínez, con la representación central del escudo de la orden y en los laterales las diferentes letanías de la virgen (ver)

Vista general de las pinturas de la bóveda

Detalle del primer tramo de la bóveda, el mas cercano a la puerta de entrada

Letanías: El Templo del Espíritu Santo y la Azucena

Detalle del segundo tramo de la bóveda.

Letanías: La Puerta y la Escala

Detalle del tercer tramo de la bóveda.

Letanías: El Arca de Noé y el Pozo

Detalle del cuarto tramo de la bóveda.

Letanías: La Fuente y la Torre

El presbiterio está cubierto por una cúpula elíptica, sobre pechinas, decorada por el fresco de la “Exaltación o Apoteosis de la Virgen”, obra de Lucas Valdés, rodeada de los Apóstoles, a sus pies en la parte inferior, y un grupo de ángeles y querubines en la parte superior. 


Vista general de la cúpula del presbiterio
Detalle de la "Exaltación o Apoteosis de la Virgen"

Detalle de los Apóstoles de la parte inferior izquierda

Detalle de los Apóstoles de la parte inferior derecha


Detalle de ángeles y querubines de la parte superior izquierda
Detalle de ángeles y querubines de la parte superior derecha
Detalle de Dios Padre y el Espíritu Santo
Detalle de Jesús con la Cruz y la Corona

Detalle de la pechinas
Detalle de la pechinas
Detalle de la pechinas
Detalle de la pechinas

A cada lado del Presbiterio un ángel lamparario.

Ángel del lado del Evangelio
Detalle de la cara del ángel
Ángel del lado de la Epístola
Detalle de la cara del ángel

Las paredes laterales del Presbiterio presentan dos ventanales con amplia decoración en su entorno.

Pared lateral del lado de la Epístola
Pared lateral del lado del Evangelio

Es espectacular el retablo realizado por Duque Cornejo que presenta una rica ornamentación que incluye numerosas pinturas, cornucopias de madera tallada y medallones de yeso policromado.

Está inspirado en la figura 71 del primer libro de Andrea Pozzo, hermano jesuita y pintor barroco, y también se puede apreciar la influencia de Jerónimo de Balbás.

El diseño responde a una exaltación de la Eucaristía, con objetos relacionados como racimos de uva, espigas de cereales u hojas de cardo.

Altar Mayor

En el centro se encuentra una pequeña imagen de la Virgen María, que fue regalada por san Francisco de Borja, bajo un dosel sostenido por dos ángeles y rematado por la corona real. 

La Virgen María bajo un dosel, con la corona real, sostenido por dos ángeles
Detalle de la corona real
Detalle del ángel de la izquierda
Detalle del ángel de la derecha
La Virgen María

A ambos lados las tallas de Estanislao de Kostka representada con el Niño Jesús en sus brazos y Luis Gonzaga.

San Estanislao de Kostka

Detalle de san Estanislao de Kostka con el niño

San Luis Gonzaga

Detalle de san Luis Gonzaga

Encima dos pequeños retratos con dos ángeles.

Retrato de la izquierda
Detalle
Retrato de la derecha
Detalle

Más arriba dos medallones con dos altorrelieves que muestran escenas de la predicación de San Francisco Javier y san Francisco de Borja. 

Predicación de san Francisco de Borja
Predicación de san Francisco Javier


En el ático del retablo, sobre la Virgen, se representa la escena en la que se recibe a Estanislao de Koska en el noviciado de Roma.

Recibimiento de san Estanislao en el noviciado de Roma
Detalle

El retablo se completa con pequeñas figuras de ángeles y virtudes, sobre la cornisa.







En la parte baja tenemos las imágenes yacentes de San Francisco Javier y San Estanislao de Koska y el sagrario. 

San Francisco Javier

San Estanislao de Kostka

Detalle de la puerta del Sagrario

En el coro vemos la pintura de San Ignacio en la cueva de Manresa.

Coro a los pies de la capilla
San Ignacio en la cueva de Manresa
Detalle de la tribuna del coro
Detalle de pequeño cuadro bajo la pintura de san Ignacio

En las paredes de la capilla se encuentran marcos, medallones y cornucopias de madera tallada y dorada con relicarios, junto a cuadros de la vida de la Virgen y de los Apóstoles.

Pared de la Epístola desde el altar mayor hacia el coro

Pared del Evangelio desde el coro hacia el altar mayor 

Las pinturas del nivel inferior representan a los 12 apóstoles, más Pablo y Bernabé y a los evangelistas Lucas y Marcos. Son copias del apostolado de Van Dyck realizadas por Domingo Martínez.

En la pared de la Epístola: san Pablo, san Pedro, san Matías, Santiago, san Juan, Santo Tomas, Santiago el Menor, San Felipe, san Bartolomé

San Pablo
San Pedro
San Matías
Santiago
San Juan
Santo Tomás
Santiago el Menor
San Felipe
San Bartolomé

En la pared del Evangelio: san Marcos, San Lucas, san Bernabé, san Andrés, san Judas Tadeo, san Simón, san Mateo.


San Marcos
San Lucas
San Bernabé
San Andrés
San Judas Tadeo
San Simón
San Mateo

Las pinturas del nivel superior representan episodios importantes la vida de María, de Lucas Valdés. 


En la pared de la Epístola. 










En la pared del Evangelio.








Algunas reliquias







Algunos pequeños cuadros encima de los de la Virgen.










Sacristía

Detrás del retablo de la Capilla Domestica se encuentra la sacristía a la que se accede por las puertas laterales.

Al frente se sitúan unas cajoneras con pequeñas pinturas, litografías y huesos de santos enmarcados. Entre ellas una mesa y el escudo de la Compañía. 

Pared frontal con cajoneras, mesa y escudo de la Compañía
Cajonera de la derecha


Detalles dela cajonera derecha
Cajonera de la izquierda


Detalles dela cajonera izquierda
Detalle de la mesa y el escudo de la Compañía

En el muro que linda con la capilla se dispone un retablo con puertas que presentan vidrios que hacen reflejos y que permiten ver la parte posterior del retablo de la Capilla Domestica. 

Retablo del muro que linda con la capilla

Decoración de la pared posterior

Detalle de reliquias

En la pared derecha un aguamanil de mármoles rojos y negros. 

Aguamanil

La sacristía está cubierta por una bóveda esquifada, decorada por Domingo Martínez y que representa el anagrama de Cristo rodeado por los cuatro evangelistas. 

Bóveda esquifada totalmente decorada


Anagrama de la Compañía

San Lucas

San Marcos

San Juan y san Mateo


La Cripta. 

Está situada bajo la nave principal, ocupando todo su trazado, por lo que adopta la morfología de cruz griega.

Incluye cuatro pilares, reforzados por ladrillos, cuya continuación son los machones que en el piso superior soportan la cúpula.

Su intención es crear un compartimento estanco que separa el pavimento de la Iglesia de la capa freática del solar.  

Durante los trabajos de restauración se han rescatado los restos óseos de numerosos cadáveres, la mayoría mujeres, posiblemente monjas, también de niños y varones, lo que demuestra la función de este espacio como lugar de enterramiento para los miembros de la comunidad jesuita. Estos restos fueron trasladados a otros lugares para recibir cristiana sepultura.





Patios. 

Hay dos patios, donde se han colocado de vasijas extraídas de las bóvedas del edificio transformándolo en un jardín arqueológico.