sábado, 12 de octubre de 2024

 AREA DE SAN ANDRÉS

Calle Cervantes.

De la confluencia de Don Pedro Niño, Angostillo y san Andrés a la de Quevedo y Plaza de san Martin.

Calle Cervantes

La primera referencia documental a este espacio se remonta a 1502 como la calle que va de San Andrés a San Martín. Así se menciona repetidas veces a lo largo del XVI y principios del XVII.

Después se llamó calle de Francisco de Céspedes, por referencia al Caballero Veinticuatro de ese nombre, que vivió en ella.

Ya en 1665 aparece nombrada en un documento como San Pedro de Alcántara, por el convento del mismo título que había sido edificado allí a mediados del s. XVII y cuya iglesia aún se conserva. Con ese nombre fue conocida a lo largo del s. XVIII y buena parte del XIX, hasta que en 1845 se le da el de Cervantes (ver), en homenaje al autor del Quijote.

A comienzos del XX tal denominación debió alternar con la de Miguel de Cervantes, pues en 1949 el Ayuntamiento acuerda que vuelva a designarse sólo con el apellido del ilustre escritor.

Santiago Montoto afirma haberla visto aludida en un antiguo padrón como calle de Diego de Zúñiga, en honor del historiador Diego Ortiz de Zúñiga (ver), que vivió y murió en una de sus casas.

Se trata de una calle de configuración rectilínea, si bien tiene dos angulaciones o rinconeras a la altura de los números 8 y , 2, ésta última muy marcada.

Estos quiebros debieron, sin duda, estar más acentuados en el pasado, tal como puede observarse en el plano de Olavide (1771), antes de algunas alineaciones llevadas a cabo en nuestro siglo.

La parte final, cerca ya de San Martín, es algo más estrecha que el resto y baja en suave pendiente. Esa estrechez debió afectar en lo antiguo a casi todo el espacio.

En 1575 el Cabildo autoriza a un vecino a incorporar a su casa una barreduela, y en 1597 un jurado de la ciudad hace una propuesta de ensanche.

En la prensa del XIX abundan las referencias a los marmolillos que deben evitar el paso de los carruajes, y al sistemático incumplimiento de esa norma, con el consiguiente deterioro de las fachadas. Tanto que en 1878 el Ayuntamiento ordena poner “aceras de banquetes con sus correspondientes falcos ... toda vez que en ella obtendrán reconocida ventaja tanto los transeúntes como los propietarios de fincas en la misma vía, que con la mayor frecuencia tienen que reparar sus fachadas por los desperfectos que le causan los carruajes y carros ... (Sec. 10, 1878).

En 1880 el Ayuntamiento aprueba también un proyecto de alineación de parte de la calle. 

Ha sido, sin embargo, en el s. XX cuando más se ha transformado este espacio, con las alineaciones efectuadas sobre todo en la acera de los impares. 

En la acera de los impares hay que destacar la fachada lateral de la que fuera casa de la familia Lissen, inmueble que hasta finales de los años 1980 fue sede de la Comunidad de las Siervas de María, con entrada por la calle de San Andrés, número 4, y que actualmente es la Delegación Territorial de Fomento y Vivienda de Sevilla de la Junta de Andalucía.

Casa Lissen

Ventana de la casa
Detalle de la reja

En la fachada hay un” Retablo cerámico de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder”. El Señor lleva la Túnica “perdida”, bordada en 1854, por Manuel María Ariza, y que sirvió de modelo a otros ceramistas que la pintaron en el primer cuarto del siglo XX. Se cree que fue creado a principios de los años 20 del siglo XX y mide 1,65 m. de alto por 0,85 ms. de ancho.

Retablo de Jesús del Gran Poder
Detalle

La casa de las Esclavas de Sagrado Corazón de Jesús, que regentan también en la misma vía un colegio mayor femenino. Y sobre todo la iglesia del antiguo convento de San Pedro de Alcántara, perteneciente hoy a la citada comunidad de las Esclavas.

Este convento fue fundado en 1649, en las antiguas casas de los Ortiz de Zúñiga, por los franciscanos descalzos, como enfermería tras la peste que asoló a Sevilla.

 En 1694 se construyó en él la capilla de la Orden Tercera de los Franciscanos Seglares.

Durante la invasión francesa, el convento se convirtió en hospital.

Los frailes permanecieron en él hasta la exclaustración de 1835. Las dependencias conventuales pasaron a servir de viviendas.

A mediados del XIX se ubicaban en aquéllas la Escuela Industrial y una fábrica de cerveza.

Hoy sólo permanece la iglesia, que carece de fachada y es de una sola nave, muy recargada en su decoración, y la sede de la Orden Tercera, ambas en el número 7 de la calle.

Capilla de la Orden Tercera
Detalle de la Hornacina con la imagen del sagrado Corazón

La puerta trasera del instituto de bachillerato San Isidoro, cuya entrada principal al centro educativo la tiene en la calle Amor de Dios. 

En la parte superior de su frontispicio, entre pilastras que se rematan con un frontón recto, se inscribe una cita latina de san Isidoro de Sevilla: “Doctrina sine vita arrogantem reddit. Vita sine doctrina inutilem facit”(“Aprender si vida nos vuelve arrogante. La vida sin aprendizaje es inútil”)

Puerta trasera del Instituto San Isidoro
Detalle superior

En la acera de la derecha alternan las viviendas con grandes edificios del sector servicios, entre ellos una clínica y la delegación de la Organización Nacional de Ciegos (Once).

Posee gran interés ambiental la casa núm. 4, sede de un viejo hotel que conserva en su patio la fisonomía de las tradicionales fondas sevillanas de fines del XIX y principios del XX. Así lo describe el poeta Luis Jiménez Martas, que se hospedó en él en los años 40 de nuestro siglo: “En la otra vivienda de Albertos estaba el comedor y el patio de mármol en el que, tras la cena, se abría la tertulia plural. .. La puerta de cancela, el mostrador de oscura madera, las jaulas de canarios (no me extrañaría que fuesen los mismos ), los butacones, las plantas, el Gran Poder con el farolillo, la montera de cristales, siguen en esa atmósfera, tan atinadamente conservada, donde me empieza a fluir un tiempo cuya imagen física no se alteró". 








En la calle Cervantes nació y murió el historiador Diego Ortiz de Zúñiga (ver), autor de los famosos Anales de Sevilla y vivió un tiempo la escritora Fernán Caballero, y falleció Alberto Lista.  

En una de sus casas tuvo su sede temporal la comunidad de las Hermanas de la Cruz (ver), antes de su traslado a Sor Ángela de la Cruz. 

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Músicos  

Miguel Vázquez Garfia. 

Miguel Vázquez Garfia nació en Sevilla el 24 de octubre del año 1933, en la calle Atienza 10.

Ingresó en la Escolanía Virgen de los Reyes desde su fundación en 1944.

A su vez, ingresó en el Conservatorio Oficial de Música de Sevilla, obteniendo el Primer Premio de solfeo el 22 de noviembre de 1950.

Al mismo tiempo completó sus estudios de piano y órgano, y fue nombrado profesor de música de dicha escolanía sustituyendo a su director, Don Ángel de Urcelay, cuando éste se ausentaba, como en la Novena a la Virgen de los Reyes y en la Procesión, que se realizaba bajo su dirección.

Hizo la carrera de piano con el propio Urcelay y estudió armonía y gregoriano.

Actuó como organista en las mayores solemnidades de la Catedral, tales como en Misas Pontificales de la Inmaculada, Resurrección, funerales solemnes en la Misa del Papa Pio XII, del Cardenal Segura, de Juan Ramón Jiménez, asambleas y conciertos de la Capilla Isidoriana y Escolanía.

Fue Organista de la Capilla del Sagrario de la Catedral de Sevilla durante más de 20 años, durante ocho años en la parroquia de San Vicente y en la Santa Caridad.

En la parroquia de Sagrario fundo una Coral y un coro infantil mixto, de donde salieron los seises en el periodo de 1979 a 1983, gracias a él surgió la nueva generación de seises junto con el Coro en el que se incluirían por primera vez niñas, por el año 79.

Murió a los 59 años el día 21 de diciembre de 1992.

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Pintores  

Martín Atienza.


Martín de Atienza fue un destacado pintor español del siglo XVII, originario de Sevilla, una de las ciudades más importantes del arte barroco en España. Aunque la información sobre su vida es limitada y no se conocen con precisión las fechas de su nacimiento y fallecimiento, se estima que vivió entre 1600 y 1670. Su obra se enmarca dentro del estilo barroco, caracterizado por su dramatismo, uso del color y la luz, así como por la representación de temas religiosos.
Desde joven, Atienza mostró un gran talento para la pintura, lo que lo llevó a formarse en un entorno artístico vibrante. Sevilla, en ese momento, era un centro cultural y comercial, lo que le permitió interactuar con otros artistas y aprender de ellos. Se le atribuyen influencias de maestros como Francisco de Zurbarán y Murillo, aunque su estilo también refleja una singularidad que lo distingue.

Martín de Atienza es conocido principalmente por sus obras de temática religiosa, que incluyen retablos y pinturas para iglesias y conventos. Su trabajo se caracteriza por una atención meticulosa a los detalles y una paleta de colores rica y vibrante. Entre sus obras más destacadas se encuentran representaciones de santos y escenas de la vida de Cristo, que transmiten una profunda espiritualidad y devoción.

A lo largo de su carrera, Atienza recibió encargos de diversas instituciones religiosas, lo que le permitió consolidar su reputación en el ámbito del arte sacro. Sin embargo, a pesar de su talento y contribuciones, su figura ha quedado algo relegada en comparación con otros contemporáneos más renombrados.

Hoy en día, las obras de Martín de Atienza son valoradas por su calidad artística y su importancia en el contexto del barroco sevillano. Su legado perdura en las iglesias y museos donde se pueden apreciar sus pinturas, y su influencia sigue siendo objeto de estudio para historiadores del arte que buscan comprender mejor la rica tradición artística de España en el siglo XVII.

Fue uno de los fundadores de la Academia de Sevilla en 1660, de la cual fue mayordomo en 1667 y secretario en 1669.

 AREA DE SAN ANDRÉS

Calle Atienza.

De la confluencia de Lepanto y plaza del Pozo Santo a la de Pedro Niño, Cervantes y San Andrés.

Calle Atienza

Debe su nombre al pintor sevillano del s. XVII Martin de Atienza, secretario de la Academia de pintura fundada por Murillo (ver).

Según González de león (Las calles... ), su nombre más antiguo fue el de Santa Ana, por un retablo de esta santa que tenía en la pared.

Al menos desde 1665, se llamó de la Coneja. El origen de este topónimo se debe, al parecer, a la existencia de un antiguo corral de vecinos con ese nombre.

Ya en el plano de Sartorius (1848) la calle aparece rotulada del Olivo, al parecer por el árbol plantado en el patio de una de sus casas.

Según González de león, en el pasado fue también conocida como Horno y calle del Horno de Santa Ana.

La fisonomía de este espacio distaba mucho de la actual, pues en la calle existían dos barreduelas: la llamada calleja de la Faltriquera, cerrada a petición de los vecinos a principios del XIX, y la de Atienza, situada al principio de la calle y paralela a la misma.

En 1890, tras el derribo de varias casas, se acuerda refundir en una sola calle la del Olivo y la de Atienza otorgándole este último nombre.

Esta operación explica la morfología actual de la calle y el contraste entre su anchura inicial y la estrechez inmediata. La misma formaba parte de un proyecto más ambicioso, nunca  culminado, que pretendía trazar una vía ancha y espaciosa entre la plaza del Pozo Santo y San Andrés, desahogando una zona urbana especialmente angosta.

En efecto, Atienza se abre en su arranque a manera de plaza, formando una rinconada utilizada prácticamente como aparcamiento de vehículos. A continuación se estrecha notablemente hasta su final, formando varios recodos.

Toda la acera izquierda está ocupada por el muro lateral del Hospital del Pozo Santo, de considerable altura, con herrajes y celosías conventuales, lo que contribuye a dar a la calle un aspecto sombrío. 

En el pasado fue siempre un espacio urbano secundario, encajonado entre los muros del hospital y la estrechez del Angostillo de San Andrés. Quizás por ello abundaron allí las casas de prostitución, de las que aún queda alguna muestra.

Ya en 1814 las actas capitulares recogen las quejas de los vecinos para que se cierre la barreduela antaño llamada "Falltriquera" pues "sólo servía de depósito de basura y acogimiento en la noche de mugeres rameras, soldados y paysanos” (Sec. 10, 1814, p. 757).

En 1890 son los curas y vecinos de la feligresía de San Andrés los que solicitan la desaparición "de esa casa de lenocinio”.

Un poeta de nuestro tiempo, Rafael Montesinos, evoca así el ambiente de la calle: "Nuestros profesores nos habían dicho que para ir a la Politécnica no pasásemos bajo ningún pretexto por la calle Atienza, callejón estrecho y sucio que nos acortaba el camino. Sin embargo, un día, desafiando la prohibición, me adentré por Atienza, sin que nadie me viese. Un olor a orines descompuestos, un aire lleno de palabrotas obscenas, una tristeza aplastante de pecado bajo y barato lo inundaba todo" (Los años irreparables)

En el numero 14 una placa nos indica que en el numero 10 nació Miguel Vázquez Garfia (ver).

Numero 14

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Poetas.  

Gabriel García Tassara.


Gabriel García Tassara nació en Sevilla el 19 de diciembre de 1817, en el seno de una familia distinguida. Su padre, Gabriel Julián García Lucas, era contador principal de los reales ejércitos y Caballero Veinticuatro del Ayuntamiento, y su madre, Teresa de Jesús Tassara y Ojeda, pertenecía igualmente a una ilustre familia andaluza.

Su padre murió muy joven y su madre se casó en segundas nupcias con Manuel Barreiro y Manjón, jefe del Cuerpo de Artillería.

Realizó sus primeros estudios en el colegio sevillano de Santo Tomás, bajo la dirección del famoso latinista exclaustrado fray Manuel María Sotelo, que lo inició en su formación clásica y lo animó en su vocación poética, según lo recordaría Gabriel en una emotiva elegía.

Inició estudios de leyes en Sevilla y, tras un breve período madrileño, obtuvo el grado de bachiller en Jurisprudencia Civil por la Universidad hispalense (1836). En este periodo publicó “Almerinda en el teatro” en la romántica revista El Artista y se estableció en Madrid en 1839.

Retrato de Gabriel García y Tassara. Manuel Ussel de Guimbarda. (CC BY 3.0)


Realizó colaboraciones en diferentes periódicos como El Piloto, El Heraldo, El Conservador y Semanario Pintoresco, y luego cofundó y escribió en El Sol, y le encomendaron la dirección de El Faro (abril de 1847-abril de 1848).

Se introdujo en la política y, terminada la regencia de Espartero, es elegido diputado a Cortes durante la década moderada, en 1846 por Lugo y en 1854 y 1856 por Sevilla. En 1856, fue nombrado embajador plenipotenciario de España en Washington, cargo en el que estuvo diez años. 

Gabriel García y Tassara. Ojeda, M. de. Grabado en madera. Publicado en la Ilustración Española y Americana el 15 de marzo de 1875. (CC BY 3.0)

En Madrid fue testigo de la Revolución de 1868, que cerró sus esperanzas de ser elegido diputado en las Cortes del último Gobierno de Isabel II, y reafirmó su desconfianza en el futuro. No obstante, su filiación moderada, aceptó del Gobierno Provisional el nombramiento de embajador en Londres, pero dimitió dos meses después (junio de 1869) por razones de salud.

Aunque no se casó nunca, tuvo una hija natural de la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, a la que conoció en 1844; la niña murió a los pocos meses y el poeta no admitió que fuera suya.

Desanimado de la política tras su fracaso electoral en 1871, preparó y publicó la edición de sus “Poesias” (1872) y falleció en Madrid el 14 de febrero de 1875. 

 AREA DE SAN ANDRÉS

Calle García Tassara.

De la confluencia de San Andrés y Daoiz a Amor de Dios.

Calle García Tassara

Este espacio se menciona por primera vez en las actas capitulares (1585) como "la calle que va del Hospital del Amor de Dios a San Andrés".

Ya en el XVIII (plano de Olavide) aparece rotulada como "Costanilla de San Andrés", topónimo que incluiría también a las actuales Daoiz y San Andrés.

A lo largo de casi todo el S. XIX formaba parte de la plaza de San Andrés, que se prolongaba hasta Amor de Dios, si bien Álvarez-Benavides la nombra específicamente calle de San Andrés, distinguiéndola de la plaza del mismo nombre, que queda reducida al espacio delantero de la parroquia (ver).

En 1878 el Ayuntamiento decide individualizarla con la denominación actual, en honor del poeta sevillano Gabriel García Tassara (ver), representante de la transición del Romanticismo al Realismo.

En algún documento aparece designada simplemente como Tassara. Según González de León (Las calles ... ). esta vía era conocida popularmente como del "Cochino". 

 AREA DE SAN ANDRÉS

Calle Daoiz.

Calle Daoiz


De la confluencia de Orfila, Angostillo, y Javier Lasso de la Vega a la de García Tassara y san Andrés

La más antigua referencia documental a este espacio se remonta a 1564 y aparece descrito como "'la calle que va de la iglesia del señor San Andrés a la calle de las Cadenas" (actual Javier Lasso de la Vega) (ver).

A comienzos del XVII se encuentra también mencionado como "una calle angosta que va de las casas del señor don Pedro de Pineda (actual Orfila) (ver)  a San Andrés “.

En el XVIII se llamaba Costanilla de San Andrés (plano de Olavide), por la cercana presencia de la iglesia de dicho nombre. Ese topónimo incluía también a las actuales García Tassara (v.) y San Andrés (v.), de ahí la alusión a la pendiente de la calle que supone el término "costanilla".

Fue en el cambio del nomenclátor que tuvo lugar en 1845 cuando se le asignó el nombre actual, en honor del héroe de la guerra de la Independencia, el teniente sevillano Luis Daoiz (ver), nacido en una casa de la plaza de la Gavidia.


De configuración rectilínea, en el pasado fue algo más sinuosa, según se desprende de los planos del XVIII Y XIX. La rectitud de sus fachadas actuales denota la acción de alineaciones posteriores.

Hoy la calle sirve de límite, junto con Angostillo (ver), a las dos plazas existentes ante el templo parroquial de San Andrés, la de Fernando de Herrera y la de Florentino Pérez Embid, resultado ésta última del derribo, en los años 70 de nuestro siglo, de una manzana de casas.

La desaparición de esa manzana dio amplitud a la calle e hizo posible la particularidad de que se reduzca prácticamente a una sola acera con numeración impar, salvo en el pequeño tramo final lindante con la iglesia.

En la segunda mitad del s. XIX Daoiz designaba también a parte del espacio de la actual Orfila pues los núm. 2 y 4 de aquélla estaban en la acera de la actual Angostillo. 

La parte final de la acera derecha está ocupada por la fachada ojival de la parroquia de San Andrés (ver).

En el antiguo núm. 2 de la calle, esquina a José Gestoso, se ubicó en la segunda mitad del XIX la Escuela de Farmacia, que preparaba para el grado de licenciado en esa especialidad.

Destaca, igualmente, una esquinera de piedra con una venera.

Esquinera
Detalle de la concha