RUTAS POR SEVILLA
Letanías Lauretanas
La
letanía es un modo antiguo de
oración que consiste en repetir constantemente unas formulas determinadas. En las Sinagogas, el pueblo de Israel utilizaba este tipo de rezos pues recitaban diariamente las dieciocho
bendiciones, y este tipo de plegaria se siguió utilizando tanto la cultura pagana
como los Santos
Padres.
En el año 592 San Gregorio Magno
compuso las llamadas “Letanías Mayores”. El testimonio más antiguo de su aplicación a la
Virgen María se encuentra en un Misal
de Maguncia del siglo XII.
La “Letanía Lauretana” recibe este
nombre por su procedencia del santuario de Loreto
(Italia) y es la letanía mariana usada actualmente, aprobada por el Papa Sixto
V en 1587 para toda la Iglesia.
Las imágenes plasmadas en letanías,
fueron muy representada en libros
como la conocida “Biblia pauperum”, del siglo
XIV, el “Concordantiae
caritatis”, del Abad Ulrico de mediados
del siglo XIV, y el “Defensorium inviolatae virginitatis Mariae”, del dominico Francisco de Retz, escrito en torno a
1417.
Estos símbolos o alegorías irán apareciendo en las llamadas “mariologías”,
textos que defendían tanto la
virginidad como la concepción inmaculada de la Virgen, rodeando a la figura de
María, como en el libro “Flores de Miraflores,
hieroglíficos sagrados, verdades
figuradas, sombras verdaderas del Mysterio de
la Inmaculada Concepción de la Virgen y Madre de Dios María Señora nuestra”,
escrito por el cartujo Fray
Nicolás de la Iglesia entre 1653 y 1654
y dedicado exclusivamente a los símbolos de la Inmaculada.
Existen otras letanías, como son las de los Santos, la del
Sagrado Corazón de Jesús, del Santísimo Nombre de Jesús, de San José, etc. Todas revisten el carácter
fundamental de ser oraciones de súplica e intercesión.
La Fuente
“Fuente de los huertos, pozo de aguas vivas, corrientes que del Líbano fluyen”
Según la
tradición, en el paraíso terrenal existían cuatro ríos que partían del pie del
Árbol de la Vida. Esta fuente u origen de todo es considerada la “ fons iuventutis”, imagen
de la fuerza vital del hombre y de todas las sustancias y el
agua, por su misma naturaleza y porque
ha sido creada por Dios, se presenta como elemento vivificador y purificador.
Asimismo,
la fuente es alegoría de la fecundidad femenina, además de asemejarse a la sabiduría.
En
la tradición judía el agua es madre y matriz, es el origen de la creación. En la cristiandad, de igual modo, la Virgen es la fuente de una
nueva vida pues de su maternidad
divina ha nacido, para la humanidad, la verdadera vida que es Jesucristo.
Aparece
citada varias veces en el “Cantar de los Cantares”, en el que un esposo describe a su esposa
“...eres, esposa, una fuente sellada “(4.12); “...una fuente de jardines”, y Teodoto de Ancira (escritor del
siglo V), dirá de María: “Salve, limpísima fuente del agua que da la
vida”.
“…pozo de aguas vivas”
El agua es símbolo en todas las religiones,
incluida como unos de los Cuatro Elementos.
Además, su importancia cobra más fuerza
debido al contacto geográfico de las
Sagradas Escrituras con el
desierto y la importancia que para la cultura semita
nómada tenía la posibilidad de
la cercanía de un pozo. Era pues símbolo
de la abundancia y de la fuente
de vida.
María
sería ese pozo, en el sentido en que ella contuvo en su seno a la verdadera
agua que da la vida.
La Puerta
“Y asustado dijo: «¡Qué temible
es este lugar!
¡Esto no es otra cosa sino la casa de Dios y la puerta del cielo!».
María sería la puerta del Cielo por donde ha venido a nosotros el Salvador, y también es la puerta que nos conduce a
Él.
La
puerta es el paso de un lugar a otro, de un estado a otro, de la muerte a la vida, del pecado a la virtud
y evoca el espacio que esconde
tras ella, en clara
alusión al poder misterioso, al secreto
que esconde.
Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
El Espejo
“Es un espejo de la luz eterna, un espejo sin
mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad”.
En el espejo vemos la verdad, la conciencia, la claridad, la armonía y el
poder de adivinación.
Simboliza al “espejo de justicia” donde se refleja toda la santidad divina, es decir,
la perfección, pues en el lenguaje bíblico se identifica la justicia con la
perfección.
Además, se le suele relacionar con el alma y el reflejo que ésta produce.
En la mística musulmana también se lo asocia con el alma.
El Árbol
“Saldrá un vástago
del tronco de Jesé, y un retoño
de sus raíces brotará”.
En líneas
generales, los árboles,
por su verdor y su vida, suelen
tener un significado relacionado con la esperanza
de salvación.
El Árbol simboliza a la Virgen María, la nueva Eva, que ha
concebido por mediación de la gracia, el Cristo y todos los pueblos cristianos.
Es la Iglesia universal, el Paraíso donde se reúne la familia de
los elegidos.
El árbol y su madera simboliza la Cruz, por lo
que entronca también con el Cristo crucificado, con esta muerte de donde deriva una raza nueva.
“Como palmera me he elevado en Engadí”.
“Florece el justo como la palmera”.
Para
los discípulos y los habitantes de Jerusalén la palmera es el símbolo
de la entrada triunfal en
Jerusalén.
La
palmera era uno de los árboles que existían en el paraíso y por tanto en el camino de salida y por ello es habitual en el tema de la
expulsión de Adán y Eva.
La palmera
se asocia con la justicia,
pues es áspera y rugosa en su tronco, y se guarnece
de espinas, como la justicia cuando tiene que aplicar un castigo. La palmera, al igual que la justicia, no puede perder su follaje, pues perdería su perfección.
Finalmente, si la Justicia necesita beber de la fuente de la Sagrada Escritura,
la palmera necesita brotar próxima a un curso de agua.
El
hombre recto se eleva hacia el cielo, la palmera, con su tronco derecho, se levanta sobre el suelo recta y a gran
altura.
La Virgen es simbolizada por la palmera
ya que ella es imagen del
triunfo de la salvación de Dios, de su esperanza y de su justicia
y encontramos la palmera en el repertorio iconográfico en torno a la
Inmaculada.
El Olivo
“…como gallardo olivo en
la llanura”.
Bíblicamente
está asociado a la paz por la paloma de Noé, que en su pico traía un ramo de olivo.
Asimismo, también
se la relaciona con la cruz de Cristo que, según la leyenda, estaba hecha de cedro y olivo.
Simboliza
la realeza, al ser el árbol del que se extrae el aceite que se usaba para la coronación o unción de reyes.
Hace
referencia a la paz, la fecundidad, la purificación, la longevidad, así como a
la fuerza, la victoria o la recompensa.
En la Antigua Grecia era el símbolo de la propia Atenea y de sus valores de sabiduría, prudencia y civilización. Para el islam, significa y simboliza al Profeta.
Estos
valores de fecundidad, victoria, fortaleza o purificación pueden
ser aplicados a la persona de la Virgen.
El Ciprés
El ciprés, para
muchos pueblos es un árbol sagrado,
y por su longevidad y su verdor persistente, es denominado el “árbol de la vida”.
Su resina incorruptible y su follaje recio
evoca la inmortalidad y la resurrección. Su
verticalidad recuerda el tránsito de
la tierra al cielo como símbolo de la esperanza
cristiana.
Este elemento
aplicado a María simboliza que la Virgen, como el ciprés recio, se mantuvo firme e incorruptible ante el pecado,
representando la inmortalidad, la resurrección, y la esperanza de todo creyente,
la promesa divina
de salvación.
“Como cedro me he elevado
en el Líbano”.
Es
el símbolo de la perennidad, la permanencia, el vigor, la nobleza, la
inmortalidad e incorruptibilidad, puesto que no se pudre.
Al
contemplar las virtudes evangélicas de la Virgen, todas estas características del cedro simbolizan
a María.
La espiga de
trigo
Se han usado comúnmente como símbolo de las fuerzas latentes, no
manifestadas, de la esperanza y la abundancia. La semilla es el símbolo de culto a la diosa Ceres por ser ella, según la
mitología, la inventora del modo de sembrar y recoger el trigo y granos, en que
tuvo a Triptolemo, el héroe de la mitología griega, que aprendió las artes de la agricultura,
como alumno.
Como símbolo cristiano, las espigas son alimentos, señales de prosperidad y
la confirmación sagrada que todo saldrá bien. Cuando la antigua envoltura de la
semilla se rompe simboliza la muerte, el resurgir de la espiga representa una nueva vida, la resurrección. Este
es el motivo por el que muchas lápidas disponen espigas en su decoración.
En el
cristianismo, las espigas de trigo se han utilizado
como símbolo del matrimonio. El trigo representa la fecundidad y la abundancia,
y cuando se mezclan en un ramo o corona, simboliza la unión y la armonía entre
la pareja. Además, la imagen de las espigas de trigo se asocia a menudo con la
imagen de la cosecha, y el matrimonio puede verse como la "cosecha"
de dos individuos que se unen para formar una nueva unidad familiar.
Su apariencia débil de la espiga, nos permite vincularla con la virtud de la templanza.
El Lirio/La
azucena
“Como lirio entre los cardos, así es mi amada entre las mozas”.
Tanto los lirios como las azucenas, al ser blancas, vienen a significar su ser virginal
y su concepción sin mancha de pecado. El lirio entre cardos es una
metáfora de la pureza de María, que destaca
en un mundo inundado por el pecado.
Los
pétalos abiertos hacia lo alto son una referencia a su apertura a Dios Padre. Los que abren a los costados aluden
a su “maternidad generosa y esencialmente
misionera”. Si todos los pétalos forman una sola flor, representa la fraternidad e unión de todos
los hijos de Dios
Padre.
Asimismo, el lirio en la tradición
bíblica es símbolo de elección del ser amado y la azucena simboliza el abandono a la voluntad de Dios, a la Providencia, que cuida de las necesidades de sus escogidos.
Finalmente, también sería una evocación del Árbol de la Vida.
“…como plantel de rosas en Jericó”.
La
rosa, se suele comparar con la reina
de las flores y con la caridad,
que es la reina de todas las virtudes.
Asimismo, la rosa desnuda de hojas, únicamente con las espinas, suele ser considerada un símbolo de Pasión, de dolor.
De igual modo, es la imagen de la copa que recoge la
sangre de Cristo, el sufrimiento de la Virgen
al sacrificio de su Hijo.
También es símbolo de la discreción.
El Huerto cerrado
“Huerto eres cerrado, hermana mía, novia,
huerto cerrado, fuente sellada”.
La
imagen del huerto cerrado, así como la de la fuente sellada aluden a la virginidad de María y también a la ausencia de pecado,
de modo que ningún hombre manchó su pureza,
y el pecado tampoco rozó su persona.
Si Eva, la primera mujer, cayó en la tentación del Demonio, María, la Nueva Eva, es un huerto cerrado
en el que el Maligno
no pudo entrar.
Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada
La ciudad
La ciudad,
por su esencia, es imagen de
la estabilidad. En la Biblia toda ciudad, por analogía, se
asocia a la Gran Ciudad, que es la Jerusalén
Celeste.
Es
por ello que, las ciudades, establecidas como “centros del mundo”, hacen referencia a centros espirituales.
Asimismo,
la ciudad tiene un cariz femenino, es como una madre que recoge en sí a sus hijos.
Como recinto
cerrado hace alusión
a la Virgen, pues para María el huerto
cerrado, y la ciudad
sellada simbolizan que el pecado no ha entrado.
Asimismo,
la Madre de Dios es imagen de esa nueva Jerusalén celestial a la que todo creyente
aspira a llegar.
Iglesia de san Andrés. Retablo de la Inmaculada
La Torre
“Tu cuello, la torre de David, erigida
para trofeos”.
María
es la “Torre de David”, porque es el vaso incorrupto que ha continuado el linaje de aquel rey. Es “sólida muralla”, “fortaleza inexpugnable”, “trinchera protegida” y “fuerte torre de defensa”
Ella, al igual que el cuello,
es el nexo entre la cabeza
y el cuerpo, esto es, entre Cristo
y los hombres. Aplicado a María, es también la imagen de la ascensión.
La escalera
o escala es claramente un símbolo ascensional, es un camino por el que se puede subir y bajar, es la unión entre
el cielo y la tierra.
La
patrística y la mística medieval han visto en esta figura un tipo de la ascensión del alma hacia Dios.
En
Bizancio se llama a María escala del cielo
por la cual descendió Dios hasta los hombres y por la cual les permite subir al
cielo.
María es el “Templo del Espíritu Santo” por naturaleza,
simbolizando su pureza en su
virginidad y en su limpia concepción, pero, además, el antiguo Templo de Jerusalén albergaba en su interior la presencia real de la Divinidad, y ella, en su seno, contuvo
a Dios mismo. En ese sentido, esta imagen es una de las más que
mas simboliza a la Madre de Dios.
Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
El Arca de la Alianza
Para el pueblo de Israel era el tesoro más sagrado, al tener en su interior las Tablas de la Ley, la
urna del maná y la vara de Aarón, hermano de
Moisés, que había florecido maravillosamente, y suponía el símbolo del pacto
que Yahvé había hecho con su pueblo.
Máximo de Turín, a fines del siglo XV, realiza
un paralelismo del Arca de la Alianza
con la Virgen María, pues de
igual modo que el arca contenía
las tablas del Antiguo Testamento, María llevó en su seno al heredero del Antiguo Testamento,
llevó al mismo Dios”.
El Arca de
Noé.
El Arca de
Noé simboliza el único lugar en la tierra donde habitó la inocencia, frente a un mundo marcado
por la maldición del pecado y por ello su símil con el vientre
de María que, debía albergar
a Dios, de donde saldría
un nuevo orden de hombres y mujeres según la voluntad divina.
La Estrella
/ Estrella de la Mañana
/ Estrella del Mar
La estrella simboliza la esperanza de quien aguarda
la llegada del día después de
las tinieblas de la noche.
Antes de salir el Sol
hay una estrella que brilla más que ninguna
y que incluso podemos ver
con el alba, es la “Estrella de la Mañana”, que anuncia el día, y con él el fin de las
tinieblas. María nos anuncia la llegada del Señor,
el Sol que viene.
Asimismo, al igual que una estrella
guió a
los Magos de Oriente para adorar al Niño, en la oscuridad de la noche los navegantes,
durante muchos siglos, confiaban en las estrellas,
la “Estrella del mar”, para orientarse hacia puerto seguro y la Virgen es la estrella de la evangelización que nos lleva hasta Cristo,
el puerto seguro.
“Una gran señal apareció en el cielo:
una mujer vestida
del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”
Las
doce estrellas, son una metáfora de las Doce Tribus de Israel. Asimismo, la devoción
popular, relacionó las doce estrellas con el rezo del “Stellarium”, una oración similar al rezo del rosario, donde se
reflexiona sobre los privilegios y gozos de la Virgen.
La Luna / la
Media Luna
“¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella
como la luna, refulgente como el
sol, imponente como batallones?”.
La
astrología siempre consideró a los astros como seres vivos y estudió las
relaciones que éstos mantenían con
todas las demás entidades vivientes, pues para la Astrología, el universo es un gran
ser vivo.
En este sentido, la luna es el símbolo de la
Madre-Mediadora-Escalón o puente entre la tierra y el cielo,
entre la divinidad
y la humanidad.
La
Luna es la diosa del amor, de la fertilidad, de la sabiduría que nos va marcando los diferentes
ritmos vitales, que duran unos veintiocho días.
Igualmente, tiene un
carácter femenino, en contraposición a la masculinidad del Sol, y la media luna, tradicionalmente, se ha relacionado con las deidades
femeninas.
Desde un punto de vista meramente
cristiano, la Virgen es la luna, puesto que
está en función del Sol, su Hijo
Finalmente,
mencionar que, tras la batalla de Lepanto, el cristianismo usó el creciente de la luna bajo los pies
de la Virgen Inmaculada, como un símbolo de la victoria de la Cruz sobre
la Media Luna turca.
El Sol
“¿Quién es ésta que surge
cual aurora, bella
como la luna,
refulgente como el sol, imponente
como batallones?”.
El
Sol, tradicionalmente se aplicó a los dioses clásicos como Apolo, posteriormente fue símbolo de Dios Padre y
de Cristo.
El
Sol es complementario de la Luna, aunque puede ser considerado como el elemento opuesto.
Simboliza
la Justicia, la fuerza, el poder, el principio y origen de todo, lo que nos
ilumina tras la muerte.
En
María, el verdadero sol es su Hijo,
ella mediante sus virtudes, irradia luz como el astro solar.
El Unicornio
El
unicornio simboliza la imagen del ser fuerte, del poderoso, ya fuera bueno
o malo.
Según la antigua leyenda,
sólo podía ser amansado
y vencido ante una doncella virgen.
La doncella se correspondería con la Virgen,
sentada en el “huerto cerrado”.
El cazador sería el Arcángel San Gabriel, que hace
sonar el cuerno de caza y azuza a sus perros,
símbolos de la Verdad, la Caridad, la Justicia, la verdad, la bondad, la
Misericordia y la Paz. Cristo, víctima de este símil, pasa a ser figurado
por el unicornio, que, atraído
por la pureza virginal de María,
cae sobre el seno de la
doncella.
El Manto azul
La
palabra manto representa a la madre
que envuelve y cobija, y María es por consiguiente
el hogar de Dios humano, la Sede de la Sabiduría. Además de estar emparentado con la eternidad.
Desde
tiempos remotos siempre se ha identificado a
este color con el número seis, tratándose de
un símbolo de la virginidad
Para
los pitagóricos se asociaba con la balanza, siendo justamente Ella la
Mediadora entre Dios y los hombres.
El
color azul hace alusión al mar tempestuoso, María es Estrella del mar.
El
azul evoca la pureza, el desprendimiento
de lo humano que permite remontarse a lo divino, lo trascendental y, en definitiva, lo espiritual y lo profundo.
De igual
modo, el azul es el color más inmaterial y profundo, lo que vendría a simbolizar “el despego frente
a los valores de este mundo y el vuelo del
alma liberada hacia Dios”.
En la mayoría de las representaciones de la Inmaculada Concepción anteriores a la segunda mitad del siglo XVII, previas al
tratado de Pacheco, era usual contemplar la
túnica de la Virgen en color rojo. La simbología del mismo, suele
relacionarse en el cristianismo, principalmente con el amor. Al ser el color de la sangre derramada por Cristo y también por los mártires se relaciona con el amor triunfante e incluso con la justicia divina.
La iconografía de la Inmaculada fue fijada por Pacheco en su libro “Arte de la Pintura” donde indica que la Virgen había de representarse con doce o trece años de edad y estar vestida con túnica blanca y manto azul, llevando una corona sobre la cabeza, aureolada por doce estrellas. La figura de la Virgen, tal y como señala Pacheco habrá de estar rodeada por un resplandor oval de tonalidades áureas, mientras que a sus pies figurar la luna vuelta hacia abajo.
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