miércoles, 26 de abril de 2023

RUTAS POR SEVILLA

Letanías Lauretanas 

La letanía es un modo antiguo de oración que consiste en repetir constantemente unas formulas determinadas.  En las Sinagogas, el pueblo de Israel utilizaba este tipo de rezos pues recitaban diariamente las dieciocho bendiciones, y este tipo de plegaria se siguió utilizando tanto la cultura pagana como los Santos Padres.

En el año 592 San Gregorio Magno compuso las llamadas “Letanías Mayores”. El testimonio más antiguo de su aplicación a la Virgen María se encuentra en un Misal de Maguncia del siglo XII.

La “Letanía Lauretana” recibe este nombre por su procedencia del santuario de Loreto (Italia) y es la letanía mariana usada actualmente, aprobada por el Papa Sixto V en 1587 para toda la Iglesia. 

Las imágenes plasmadas en letanías, fueron muy representada en libros como la conocida “Biblia pauperum”, del siglo XIV, el “Concordantiae caritatis”, del Abad Ulrico de mediados del siglo XIV, y el “Defensorium inviolatae virginitatis Mariae”, del dominico Francisco de Retz, escrito en torno a 1417. 

Estos símbolos o alegorías irán apareciendo en las llamadas “mariologías”, textos que defendían tanto la virginidad como la concepción inmaculada de la Virgen, rodeando a la figura de María, como en el libro “Flores de Miraflores, hieroglíficos sagrados, verdades figuradas, sombras verdaderas del Mysterio de la Inmaculada Concepción de la Virgen y Madre de Dios María Señora nuestra”, escrito por el cartujo Fray Nicolás de la Iglesia entre 1653 y 1654 y dedicado exclusivamente a los símbolos de la Inmaculada.

Existen otras letanías, como son las de los Santos, la del Sagrado Corazón de Jesús, del Santísimo Nombre de Jesús, de San José, etc.  Todas revisten el carácter fundamental de ser oraciones de súplica e intercesión.

La Fuente

“Fuente de los huertos, pozo de aguas vivas, corrientes que del Líbano fluyen”

Según la tradición, en el paraíso terrenal existían cuatro ríos que partían del pie del Árbol de la Vida. Esta fuente u origen de todo es considerada la fons iuventutis”, imagen de la fuerza vital del hombre y de todas las sustancias y el agua, por su misma naturaleza y porque ha sido creada por Dios, se presenta como elemento vivificador y purificador.

Asimismo, la fuente es alegoría de la fecundidad femenina, además de asemejarse a la sabiduría.

En la tradición judía el agua es madre y matriz, es el origen de la creación. En la cristiandad, de igual modo, la Virgen es la fuente de una nueva vida pues de su maternidad divina ha nacido, para la humanidad, la verdadera vida que es Jesucristo.

Aparece citada varias veces en el “Cantar de los Cantares”, en el que un esposo describe a su esposa “...eres, esposa, una fuente sellada “(4.12); “...una fuente de jardines”, y Teodoto de Ancira (escritor del siglo V), dirá de María: “Salve, limpísima fuente del agua que da la vida”.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
El Pozo

“…pozo de aguas vivas”

El agua es símbolo en todas las religiones, incluida como unos de los Cuatro Elementos.

Además, su importancia cobra más fuerza debido al contacto geográfico de las Sagradas Escrituras con el desierto y la importancia que para la cultura semita nómada tenía la posibilidad de la cercanía de un pozo. Era pues símbolo de la abundancia y de la fuente de vida.

María sería ese pozo, en el sentido en que ella contuvo en su seno a la verdadera agua que da la vida.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria

La Puerta

“Y asustado dijo: «¡Qué temible es este lugar! ¡Esto no es otra cosa  sino la casa de Dios y la puerta del cielo!».

María sería la puerta del Cielo por donde ha venido a nosotros el Salvador, y también es la puerta que nos conduce a Él.

La puerta es el paso de un lugar a otro, de un estado a otro, de la muerte a la vida, del pecado a la virtud y evoca el espacio que esconde tras ella, en clara alusión al poder misterioso, al secreto que esconde.

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria

El Espejo

“Es un espejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad”.

En el espejo vemos la verdad, la conciencia, la claridad, la armonía y el poder de adivinación.

Simboliza al “espejo de justicia” donde se refleja toda la santidad divina, es decir, la perfección, pues en el lenguaje bíblico se identifica la justicia con la perfección.

Además, se le suele relacionar con el alma y el reflejo que ésta produce.

En la mística musulmana también se lo asocia con el alma.

El Árbol

“Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará”.

En líneas generales, los árboles, por su verdor y su vida, suelen tener un significado relacionado con la esperanza de salvación.

El Árbol simboliza a la Virgen María, la nueva Eva, que ha concebido por mediación de la gracia, el Cristo y todos los pueblos cristianos. 

Es la Iglesia universal, el Paraíso donde se reúne la familia de los elegidos.

El árbol y su madera simboliza la Cruz, por lo que entronca también con el Cristo crucificado, con esta muerte de donde deriva una raza nueva. 

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
La Palmera

“Como palmera me he elevado en Engadí”. “Florece el justo como la palmera”.

Para los discípulos y los habitantes de Jerusalén la palmera es el símbolo de la entrada triunfal en Jerusalén.

La palmera era uno de los árboles que existían en el paraíso y por tanto en el camino de salida y por ello es habitual en el tema de la expulsión de Adán y Eva.

La palmera se asocia con la justicia, pues es áspera y rugosa en su tronco, y se guarnece de espinas, como la justicia cuando tiene que aplicar un castigo. La palmera, al igual que la justicia, no puede perder su follaje, pues perdería su perfección. Finalmente, si la Justicia necesita beber de la fuente de la Sagrada Escritura, la palmera necesita brotar próxima a un curso de agua. 

El hombre recto se eleva hacia el cielo, la palmera, con su tronco derecho, se levanta sobre el suelo recta y a gran altura.

La Virgen es simbolizada por la palmera ya que ella es imagen del triunfo  de la salvación de Dios, de su esperanza y de su justicia y encontramos la palmera en el repertorio iconográfico en torno a la Inmaculada.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo

El Olivo

“…como gallardo olivo en la llanura”.

Bíblicamente está asociado a la paz por la paloma de Noé, que en su pico traía un ramo de olivo.

Asimismo, también se la relaciona con la cruz de Cristo que, según la leyenda, estaba hecha de cedro y olivo.

Simboliza la realeza, al ser el árbol del que se extrae el aceite que se usaba para la coronación o unción de reyes.

Hace referencia a la paz, la fecundidad, la purificación, la longevidad, así como a la fuerza, la victoria o la recompensa.

En la Antigua Grecia era el símbolo de la propia Atenea y de sus valores de sabiduría, prudencia y civilización. Para el islam, significa y simboliza al Profeta.

Estos valores de fecundidad, victoria, fortaleza o purificación pueden ser aplicados a la persona de la Virgen.

El Ciprés

El ciprés, para muchos pueblos es un árbol sagrado, y por su longevidad y su verdor persistente, es denominado el “árbol de la vida”.

Su resina incorruptible y su follaje recio evoca la inmortalidad y la resurrección. Su verticalidad recuerda el tránsito de la tierra al cielo como símbolo de la esperanza cristiana.

Este elemento aplicado a María simboliza que la Virgen, como el ciprés recio, se mantuvo firme e incorruptible ante el pecado, representando la inmortalidad, la resurrección, y la esperanza de todo creyente, la promesa divina de salvación.

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Retablo de Nuestra Señora del Rosario. Iglesia de san Bernardo
Retablo de San Estanislao de Kostka. Iglesia san Luis de los Franceses
El Cedro

“Como cedro me he elevado en el Líbano”.

Es el símbolo de la perennidad, la permanencia, el vigor, la nobleza, la inmortalidad e incorruptibilidad, puesto que no se pudre.

Al contemplar las virtudes evangélicas de la Virgen, todas estas características del cedro simbolizan a María.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo

La espiga de trigo

Se han usado comúnmente como símbolo de las fuerzas latentes, no manifestadas, de la esperanza y la abundancia. La semilla es el símbolo de culto a la diosa Ceres por ser ella, según la mitología, la inventora del modo de sembrar y recoger el trigo y granos, en que tuvo a Triptolemo, el héroe de la mitología griega, que aprendió las artes de la agricultura, como alumno. 

Como símbolo cristiano, las espigas son alimentos, señales de prosperidad y la confirmación sagrada que todo saldrá bien. Cuando la antigua envoltura de la semilla se rompe simboliza la muerte, el resurgir de la espiga representa una nueva vida, la resurrección. Este es el motivo por el que muchas lápidas disponen espigas en su decoración. 

En el cristianismo, las espigas de trigo se han utilizado como símbolo del matrimonio. El trigo representa la fecundidad y la abundancia, y cuando se mezclan en un ramo o corona, simboliza la unión y la armonía entre la pareja. Además, la imagen de las espigas de trigo se asocia a menudo con la imagen de la cosecha, y el matrimonio puede verse como la "cosecha" de dos individuos que se unen para formar una nueva unidad familiar.

Su apariencia débil de la espiga, nos permite vincularla con la virtud de la templanza.

Retablo de san Estanislao de Kostka. Iglesia san Luis de los Franceses

El Lirio/La azucena

“Como lirio entre los cardos, así es mi amada entre las mozas”.

Tanto los lirios como las azucenas, al ser blancas, vienen a significar su ser virginal y su concepción sin mancha de pecado. El lirio entre cardos es una metáfora de la pureza de María, que destaca en un mundo inundado por el pecado.

Los pétalos abiertos hacia lo alto son una referencia a su apertura a Dios Padre. Los que abren a los costados aluden a su “maternidad generosa y esencialmente misionera”. Si todos los pétalos forman una sola flor, representa la fraternidad e unión de todos los hijos de Dios Padre.

Asimismo, el lirio en la tradición bíblica es símbolo de elección del ser amado y la azucena simboliza el abandono a la voluntad de Dios, a la Providencia, que cuida de las necesidades de sus escogidos.

Finalmente, también sería una evocación del Árbol de la Vida.

Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de san Bernardo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
La Rosa

“…como plantel de rosas en Jericó”.

La rosa, se suele comparar con la reina de las flores y con la caridad, que es la reina de todas las virtudes. Asimismo, la rosa desnuda de hojas, únicamente con las espinas, suele ser considerada un símbolo de Pasión, de dolor.

De igual modo, es la imagen de la copa que recoge la sangre de Cristo, el sufrimiento de la Virgen al sacrificio de su Hijo.

También es símbolo de la discreción.

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Retablo de la Virgen Milagrosa. Iglesia de San Bernardo

El Huerto cerrado

“Huerto eres cerrado, hermana mía, novia, huerto cerrado, fuente sellada”.

La imagen del huerto cerrado, así como la de la fuente sellada aluden a la virginidad de María y también a la ausencia de pecado, de modo que ningún hombre manchó su pureza, y el pecado tampoco rozó su persona.

Si Eva, la primera mujer, cayó en la tentación del Demonio, María, la Nueva Eva, es un huerto cerrado en el que el Maligno no pudo entrar.

La ciudad

La ciudad, por su esencia, es imagen de la estabilidad. En la Biblia toda ciudad, por analogía, se asocia a la Gran Ciudad, que es la Jerusalén Celeste.

Es por ello que, las ciudades, establecidas como “centros del mundo”, hacen referencia a centros espirituales.

Asimismo, la ciudad tiene un cariz femenino, es como una madre que recoge en a sus hijos.

Como recinto cerrado hace alusión a la Virgen, pues para María el huerto cerrado, y la ciudad sellada simbolizan que el pecado no ha entrado.

Asimismo, la Madre de Dios es imagen de esa nueva  Jerusalén celestial a la que todo creyente aspira a llegar. 

La Torre

“Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos”.

María es la “Torre de David”, porque es el vaso incorrupto que ha continuado el linaje de aquel rey. Es “sólida muralla”, “fortaleza inexpugnable”, “trinchera protegida” y “fuerte torre de defensa”

Ella, al igual que el cuello, es el nexo entre la cabeza y el cuerpo, esto es, entre Cristo y los hombres. Aplicado a María, es también la imagen de la ascensión.

Convento de san Clemente
Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses
Retablo de san Estanislao de Kostka. Iglesia San Luis de los Franceses
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria
La Escala de Jacob

La escalera o escala es claramente un símbolo ascensional, es un camino por el que se puede subir y bajar, es la unión entre el cielo y la tierra.

La patrística y la mística medieval han visto en esta figura un tipo de la ascensión del alma hacia Dios.

En Bizancio se llama a María escala del cielo por la cual descendió Dios hasta los hombres y por la cual les permite subir al cielo.

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses

El Templo del Espíritu Santo

María es el “Templo del Espíritu Santo” por naturaleza, simbolizando su pureza en su virginidad y en su limpia concepción, pero, además, el antiguo Templo de Jerusalén albergaba en su interior la presencia real de la Divinidad, y ella, en su seno, contuvo a Dios mismo. En ese sentido, esta imagen es una de las más que mas simboliza a la Madre de Dios.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses

El Arca de la Alianza

Para el pueblo de Israel era el tesoro más sagrado, al tener en su interior las Tablas de la Ley, la urna del maná y la vara de Aarón, hermano de Moisés, que había florecido maravillosamente, y suponía el símbolo del pacto que Yahvé había hecho con su pueblo.

Máximo de Turín, a fines del siglo XV, realiza un paralelismo del Arca de la Alianza con la Virgen María, pues de igual modo que el arca contenía las tablas del Antiguo Testamento, María llevó en su seno al heredero del Antiguo Testamento, llevó al mismo Dios”.

El Arca de Noé.

El Arca de Noé simboliza el único lugar en la tierra donde habitó la inocencia, frente a un mundo marcado por la maldición del pecado y por ello su símil con el vientre de María que, debía albergar a Dios, de donde saldría un nuevo orden de hombres y mujeres según la voluntad divina.

Bóveda de la Capilla Domestica. Iglesia San Luis de los Franceses

La Estrella / Estrella de la Mañana / Estrella del Mar

La estrella simboliza la esperanza de quien aguarda la llegada del día después de las tinieblas de la noche.

Antes de salir el Sol hay una estrella que brilla más que ninguna y que incluso podemos ver con el alba, es la “Estrella de la Mañana”, que anuncia el día, y con él el fin de las tinieblas. María nos anuncia la llegada del Señor, el Sol que viene.

Asimismo, al igual que una estrella guió  a los Magos de Oriente para adorar al Niño,  en la oscuridad de la noche los navegantes, durante muchos siglos, confiaban en las estrellas, la “Estrella del mar”, para orientarse hacia puerto seguro y la Virgen es la estrella de la evangelización que nos lleva hasta Cristo, el puerto seguro.

Capilla del Dulce Nombre. Hermandad de Vera Cruz
Las Doce estrellas

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”

Las doce estrellas, son una metáfora de las Doce Tribus de Israel. Asimismo, la devoción popular, relacionó las doce estrellas con el rezo delStellarium”, una oración similar al rezo del rosario, donde se reflexiona sobre los privilegios y gozos de la Virgen.

La Luna / la Media Luna

“¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?”.

La astrología siempre consideró a los astros como seres vivos y estudió las relaciones que éstos mantenían con todas las demás entidades vivientes, pues para la Astrología, el universo es un gran ser vivo.

En este sentido, la luna es el símbolo de la Madre-Mediadora-Escalón o puente entre la tierra y el cielo, entre la divinidad y la humanidad.

La Luna es la diosa del amor, de la fertilidad, de la sabiduría que nos va marcando los diferentes ritmos vitales, que duran unos veintiocho días.

Igualmente, tiene un carácter femenino, en contraposición a la masculinidad del Sol, y la media luna, tradicionalmente, se ha relacionado con las deidades femeninas.  

Desde un punto de vista meramente cristiano, la Virgen es la luna, puesto que está en función del Sol, su Hijo

Finalmente, mencionar que, tras la batalla de Lepanto, el cristianismo usó el creciente de la luna bajo los pies de la Virgen Inmaculada, como un símbolo de la victoria de la Cruz sobre la Media Luna turca.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo
Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo

El Sol

“¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?”.

El Sol, tradicionalmente se aplicó a los dioses clásicos como Apolo, posteriormente fue símbolo de Dios Padre y de Cristo.

El Sol es complementario de la Luna, aunque puede ser considerado como el elemento opuesto.

Simboliza la Justicia, la fuerza, el poder, el principio y origen de todo, lo que nos ilumina tras la muerte.

En María, el verdadero sol es su Hijo, ella  mediante sus virtudes, irradia luz como el astro solar.

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Retablo de la Anunciación. Iglesia de san Bernardo
Respiraderos del paso de Nuestra Madre de Dios. Hermandad de Gloria de la Candelaria

El Unicornio

El unicornio simboliza la imagen del ser fuerte, del poderoso, ya fuera bueno o malo.

Según la antigua leyenda, sólo podía ser amansado y vencido ante una doncella virgen. La doncella se correspondería con la Virgen, sentada en elhuerto cerrado”. El cazador sería el Arcángel San Gabriel, que hace sonar el cuerno de caza y azuza a sus perros, símbolos de la Verdad, la Caridad, la Justicia, la verdad, la bondad, la Misericordia y la Paz. Cristo, víctima de este símil, pasa a ser figurado por el unicornio, que, atraído por la pureza virginal de María, cae sobre el seno de la doncella.

El Manto azul

La palabra manto representa a la madre que envuelve y cobija, y María es por consiguiente el hogar de Dios humano, la Sede de la Sabiduría. Además de estar emparentado con la eternidad.

Desde tiempos remotos siempre se ha identificado a este color con el número seis, tratándose de un símbolo de la virginidad

Para los pitagóricos se asociaba con la balanza, siendo justamente Ella la Mediadora entre Dios y los hombres.

El color azul hace alusión al mar tempestuoso, María es Estrella del mar.

El azul evoca la pureza, el desprendimiento de lo humano que permite remontarse a lo divino, lo trascendental y, en definitiva, lo espiritual y lo profundo.

 De igual modo, el azul es el color más inmaterial y profundo, lo que vendría a simbolizar “el despego frente a los valores de este mundo y el vuelo del alma liberada hacia Dios”.

En la mayoría de las representaciones de la Inmaculada Concepción anteriores a la segunda mitad del siglo XVII, previas al tratado de Pacheco, era usual contemplar la túnica de la Virgen en color rojo. La simbología del mismo, suele relacionarse en el cristianismo, principalmente con el amor. Al ser el color de la sangre derramada por Cristo y también por los mártires se relaciona   con el amor triunfante e incluso con la justicia divina.

La iconografía de la Inmaculada fue fijada por Pacheco en su libro “Arte de la Pintura” donde indica que la Virgen había de representarse con doce o trece años de edad y estar vestida con túnica blanca y manto azul, llevando una corona sobre la cabeza, aureolada por doce estrellas. La figura de la Virgen, tal y como señala Pacheco habrá de estar rodeada por un resplandor oval de tonalidades áureas, mientras que a sus pies figurar la luna vuelta hacia abajo.

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