jueves, 24 de abril de 2025

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Capillita de San José.

Historia

Situada en pleno centro histórico de Sevilla, concretamente en la Calle Jovellanos, es una pequeña capilla con un altísimo valor desde el punto de vista patrimonial.

El templo se levantó en el lugar en el que se encontraba la sede del gremio de carpinteros, un edificio mudéjar, conocido con el nombre del Hospital de Dios Padre, San Felipe y Santiago, que había sido ocupado por los carpinteros desde el siglo XIV, comprándolo en 1578.

Tras diferentes reparaciones, en 1687 se tiene que derribar parte del edificio, por encontrarse en ruinas, construyéndose en ese momento una primitiva capilla.

Se levantó a instancias del gremio de carpinteros de lo Blanco, lo cual le llevó a un largo pleito con el de arquitectos, pues un carpintero no tenía autorización para hacer los planos de una edificación. Por ello, el espacio resultante está tratado como si fuera una gran obra de talla en madera, a modo de un enorme camarín íntimo y recogido.

La nueva construcción se llevó a cabo entre los años 1698 y 1766, en dos etapas.

En la primera, que abarca desde 1698 hasta 1717, se construyó su actual nave con la portada lateral, y se decoró con los dos retablos de columnas salomónicas, las celosías de las tribunas y las pinturas murales de la bóveda de cañón. Asimismo, se realizó la imagen de San José que hoy preside la fachada principal y los relieves de la portada lateral

Terminada la capilla, el culto y la devoción a San José había aumentado considerablemente por lo que a los pocos años, ésta resultó pequeña para atender las necesidades de las celebraciones, especialmente en las grandes festividades del Patriarca. Por esta razón, en el cabildo de 18 de diciembre de 1746, los carpinteros tomaron la decisión de ampliarla, creando una obra “de tal especialidad, que no tuviese parangón en Sevilla”. Los trabajos no concluirán hasta 1766, aunque se prolongaran veinte años más, en las labores de policromía y dorado de sus esculturas y retablos.

A esta segunda etapa, desde 1746 a 1766, pertenecen el crucero y el presbiterio, el tramo del coro, la decoración de estos espacios y la portada principal.

De la capilla demolida solo se conserva el artesonado mudéjar de la entrada.

A mediados del siglo XIX desaparece el gremio de los Carpinteros, quedando la capilla a cargo de la Hermandad de los Siete Dolores y Siete Gozos de Nuestro Patriarca el Señor San José, que había sido fundada en el siglo XVI para atender las necesidades espirituales y materiales de los carpinteros necesitados, de sus huérfanos y viudas

Sobrevivió a la ocupación francesa, a las posteriores desamortizaciones e incluso a La Gloriosa de 1.868 (ver) pero, a comienzos del siglo XX, durante los tres mandatos de Antonio Halcón Vinent, conde Halcón, como alcalde de Sevilla, el Ayuntamiento realizó varios intentos para derribar la capilla, concretamente en 1868, 1906 y 1913, al incluirla en los planes de reforma urbana de los alrededores de la Plaza Nueva, con el pretexto de hacer más ancha y lineal la calle.

Sin embargo, diferentes colectivos sociales e intelectuales conscientes de su valor histórico y como medida que garantizara su conservación, consiguieron que fuera declarada por el gobierno central Monumento Nacional, publicado por La Gaceta de Madrid, el 4 de septiembre de 1912.

Pero desgraciadamente, el 12 de mayo de 1931, a las 4 de la madrugada, la capilla fue asaltada, saqueada e incendiada, durante las revueltas sociales tras la proclamación de la II República.

Incendio del 12 de mayo de 1931 (ver) (Hernández Núñez, Juan Carlos)

El fuego ocasionó quemaduras generales en las pinturas murales y, especialmente, en el retablo-tribuna del crucero que da acceso a la sacristía. Asimismo, provocó la caída de los dos tercios de la bóveda de la nave, perdiéndose parte de las pinturas que cubrían estos tramos. Además, el humo de la combustión oscureció la totalidad del conjunto, conservándose aún el hollín cubriendo la mayor parte de la superficie tanto de las pinturas, como de los retablos y esculturas. Por último, las altas temperaturas alcanzadas causaron el envejecimiento prematuro de los materiales constitutivos de los elementos decorativos. A ello, hay que añadir los deterioros por el agua, tanto por filtraciones, por capilaridad o simplemente por condensación.

Las obras de reparación, por los daños ocasionados por el fuego, se iniciaron el 19 de junio de ese mismo año, dirigidas por el arquitecto José María Rodríguez Cano, prolongándose hasta prácticamente finales de 1950. A pesar de ello nunca fue sometida a un proceso de restauración y eliminación del hollín, siendo ésta su principal causa de deterior actual, al convertirse con el paso de los años en ácidos que están atacando a las pinturas murales y a los retablos y esculturas.

Los cofrades, a principios del siglo XX invitaron a los Capuchinos para que se hicieran cargo del culto divino, quienes lo acometen el 1 de enero de 1916. No solamente ocupan la capilla, sino también las dependencias anexas transformándolas en un pequeño cenobio dependiente del convento capuchino de las santas Justa y Rufina (ver). Esta situación se prolonga hasta 1964, año en que se extingue la Hermandad, pasando los Capuchinos, por derecho de uso, a ser sus propietarios en el 2016.

Ante el mal estado de conservación que presentan el conjunto barroco de los bienes muebles de la Capilla, con el consentimiento y aprobación de los Capuchinos en el 2012 se creó la Asociación para la Restauración del Patrimonio Artístico Nacional, (ARPAN), quien se hace cargo del proyecto de restauración realizado por la empresa Ágora, Restauraciones de Arte.

En un acto celebrado en el Real Alcázar se da a conocer la Asociación y se presenta el proyecto de restauración. Sin embargo, diferencias en la gestión del proyecto, hace que unos meses más tarde se escinda parte del colectivo y se cree la Asociación pro Restauración de la Capilla de San José, centrando todos sus esfuerzos en la recuperación de la Capilla de San José. Areca San José, su acrónimo, nace el 20 de noviembre de 2013 como una asociación civil, apolítica, sin ánimo de lucro, cuyo único fin es el de recaudar y reunir los medios económicos necesarios para la restauración de los bienes muebles de la capilla.

Exterior

La portada principal, ubicada a los pies del templo, destaca por su espectacularidad y riqueza visual. Está realizada íntegramente en ladrillo aplantillado y azulejería, siguiendo el estilo barroco que caracteriza al resto del edificio. Se organiza en dos cuerpos claramente definidos.

La barroca fachada de la Capilla de San José. Año 1.930.

Imagen actual

Detalle completo de la fachada principal

Detalle de los dos cuerpos de la portada

El primer cuerpo presenta una amplia entrada adintelada, flanqueada por dos esculturas que representan a Santa Ana con la Virgen Niña y a San Joaquín, con las siguientes leyendas: “Por esta escala vistica de Jacob baxa Dios a la terra” y “Los hombres suben al cielo”

A ambos lados, pilastras cajeadas enmarcan la estructura y sostienen el segundo cuerpo.

Hornacina de Santa Ana con la Virgen Niña

Detalle de la Hornacina de Santa Ana con la Virgen Niña

Santa Ana con la Virgen Niña

Leyenda: “Por esta escala vistica de Jacob baxa Dios a la terra”

Hornacina de san Joaquín

Detalle de la Hornacina san Joaquín

San Joaquín

Leyenda: “Los hombres suben al cielo”

En el segundo nivel, sobresale una hornacina central diseñada por Lucas Valdés (ver) en 1716, que alberga la imagen del titular del templo, San José, con la leyenda: ”Sancte Joseph Ora Pro Nobis”. Debajo y por encima del dintel de la puerta, la leyenda:” Esta capilla goza de las gracias que San Juan de Letrán en Roma”

Por encima, en el ático, se sitúa un medallón con la imagen de un santo no identificado. 

Conjunto de la hornacina de san José

Detalle de la hornacina de san José

Detalle de san José

Sancte Joseph Ora Pro Nobis

Esta capilla goza de las gracias que San Juan de Letrán en Roma

Medallón con la imagen de un santo no identificado

A los lados de esta hornacina se encuentran dos medallones en relieve, uno con la figura de San Fernando y otro con San Hermenegildo.

San Fernando

San Hermenegildo

La portada lateral, también de estilo barroco, es más modesta tanto en tamaño como en ornamentación. Consiste en un vano adintelado flanqueado por pilastras cajeadas, y sobre él, una hornacina con la escena de los Desposorios de la Virgen. 

Fachada lateral

Detalle de la portada

Hornacina con los Desposorios de la Virgen

Detalle de los Desposorios de la Virgen

En torno a la hornacina cuatro imágenes, San Pedro (ver), san Pablo, la mansedumbre y la abundancia.

La mansedumbre y la abundancia, o la cantidad, pueden ser vistas como virtudes del santo patriarca, específicamente en el contexto de la teología cristiana. 

La mansedumbre se refiere a la virtud de la templanza, la cual permite controlar las pasiones y la ira, mientras que la abundancia se refiere a la generosidad y el don de Dios. 

Estas virtudes se manifiestan en figuras como San José, conocido por su mansedumbre y su generosidad al cuidar de la familia de Jesús.

San Pedro

San Pablo

Mansedumbre

Abundancia

En esta misma fachada se encuentra un reloj de sol, cuya estética armoniza con la portada. Además, hay varias placas conmemorativas, entre ellas una que indica la adscripción de la capilla a la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma, y otra que declara al templo como Monumento Nacional.

La esquina entre ambas fachadas está protegida por guarda-esquina de mármol.

Reloj de Sol

Esta capilla del SS Joseph esta agregada a la Basílica de S, Jvan de Letrán de Roma. Por Bvla de agregación sv data en Roma a 18 de febrero del año de 728. El altar mayor es de anima todos los días. An de tener la Bvlla de la Santa Cruzada

Capilla de san José. Esta iglesia fve declarada Monvmento Nacional por Real Orden de 5 de septiembre de 1912

Aqvi se echa la limosna para el PSS Joseph

Guardaesquina de mármol

Campanario

Remata la fachada una espadaña de dos cuerpos, decorada en almagra, que contrasta con el tono anaranjado del resto del conjunto.

Espadaña

La espadaña tiene dos cuerpos, con dos vanos que alojan a sendas campanas.

El cuerpo inferior, elevado sobre una cornisa saliente, en rojo almagra, está ricamente ornamentado con azulejos azules. Se apoya sobre un basamento o antepecho del cual emergen pilastras adosadas, también decoradas con cerámica vidriada. En el centro del arco de medio punto destaca una clave con ménsulas y un friso que subraya las pilastras, coronado por un disco de azulejería algo irregular. Todo ello se remata con una cornisa ondulada que da paso al segundo cuerpo.

Cuerpo inferior

El cuerpo superior es de menores dimensiones y presenta otro arco de medio punto, con impostas y pilastras laterales. Se corona con un pequeño frontón de volutas laterales, sobre el cual se eleva un dado que sostiene una cruz de hierro y una veleta.

Cuerpo superior

Detalle de la cruz y veleta

A ambos lados de la espadaña, se ubican cartabones curvos, los superiores tallados con volutas y los inferiores decorados con azulejos. Todos ellos terminan en florones de cerámica blanca.

Interior

Cuando se penetra en la capilla, se comprende a lo que se referían los antiguos con la expresión “horror vacui” (miedo al vacío), pues todo el espacio está ocupado sin quedar ni un milímetro sin cubrir.

Se trata de una pequeña y singular iglesia de planta rectangular, que se configura en planta mediante una sola nave con un pequeño crucero ante el presbiterio.

Vista del templo desde los pies de la nave

Vista del templo desde los pies de la nave


Se cubre en su nave con bóveda de cañón con lunetos, mientras que el pequeño crucero está cubierto por una cúpula elíptica que se remata por una linterna ciega y presenta pechinas con pinturas de santos. 

Cúpula elíptica del pequeño crucero

Detalle de una pechina

Detalle de una pechina


De la capilla original demolida solo se conserva el artesonado mudéjar de la entrada. 

Artesonado mudéjar de la entrada

En el lado de la Epístola del crucero hay adosadas dos pequeñas capillas y la sacristía.

Los zócalos están decorados con azulejos de Triana.

A lo largo de sus muros presenta interesantes retablos barrocos y pinturas murales del mismo siglo XVIII. 

Las pinturas de la bóveda son atribuidas a Juan de Esquivel, apareciendo representadas, además de los arcángeles, escenas de la vida de San José, que completarían las existentes en los lunetos de la nave.

Escenas de la vida de San José

Escenas de la vida de San José

Escenas de la vida de San José
Escenas de la vida de San José
Escenas de la vida de San José
Escenas de la vida de San José

Medallón central

Lunetos de la nave

Lunetos de la nave

A los pies de la nave está el coro alto con un magnífico órgano.

Vista del templo desde la cabecera de la nave

Realizamos la descripción, como siempre, desde los pies de la epístola, para continuar por el Presbiterio, Altar Mayor, Evangelio y terminar a los pies de la nave.

Pasada la puerta de entrada y antes del cajón encontramos a la derecha una puerta de acceso privado y encima, sobre una repisa, una imagen de un monje de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos.

Lateral derecho de la entrada

Monje de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos

Detalle del monje

Epístola

Destacamos una pila de agua bendita sobre el zócalo con azulejos de Triana.

Pila de agua bendita

Seguidamente, una pequeña hornacina dorada, con interior forrado de espejos, que alberga una imagen anónima del patriarca San José sosteniendo al Niño con ambos brazos.

Hornacina de San José

Un gran cuadro de la Huida a Egipto y dos pequeños de la Virgen con el Niño y San José con el Niño.

La Huida a Egipto

Virgen con el Niño

San José con el Niño

Le sigue el Altar de los Desposorios de San José y Santa María, se trata de un arcosolio totalmente tallado, con un medallón central que lo preside, y que representa una escena en el templo de Jerusalén donde un sacerdote bendice la unión de los esposos. Atribuido a Pedro Duque Cornejo (ver).

En el ático aparece un fraile abrazando una gran cruz invertida que no he podido identificar, que puede ser San Diego de Alcalá.

Altar de los Desposorios de San José y Santa María

Detalle de los Desposorios

Ático

Detalle del fraile

Después una pequeña hornacina con una talla del Niño Jesús y un cuadro de la Trinidad.

Niño Jesús

Trinidad

Detalle de la Trinidad

Le sigue La Capilla de la Divina Pastora (ver), sobre la entrada una ventana barroca. En el interior vemos la imagen de talla completa de 1916 de Juan Luis Guerrero, acompañada del Niño que acaricia a una oveja. 

Bajo ella una vitrina con la cabeza de San Juan.

A los lados, imágenes de San Félix Cantalicio (ver) y el Sagrado Corazón (ver).

En los laterales cuadros del beato Diego José de Cádiz (ver) y San Pio de Pietrelsina y un cuadro no identificado por su deterioro y la falta de luz.

Acceso a la Capilla de la Divina Pastora

Acceso a la Capilla de la Divina Pastora

Detalle de la ventana

Frontal de la Capilla de la Divina Pastora

Retablo de la Divina Pastora

Divina Pastora con el Niño

Detalle de la Divina Pastora con el Niño

Detalle de una de las ovejas

Detalle del pie de la Divina Pastora

Vitrina con la cabeza de san Juan

San Félix Cantalicio

Detalle de San Félix Cantalicio

Sagrado Corazón

Detalle de Sagrado Corazón

Beato Diego José de Cádiz

San Pio de Pietrelsina

Esta capilla se comunica lateralmente con otra, que a su vez se comunica con el presbiterio, que presenta a un crucificado, el Santísimo Cristo del Perdón, del taller de Jesús Curquejo Murillo de 2.001, que presenta el detalle que la cuerda que sujeta el paño de pureza no está tallada, sino que es auténtica.

Entrada a la Capilla del Cristo del Perdón desde el Presbiterio

Santísimo Cristo del Perdón

Detalle del rostro

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza

Detalle de las rodillas

Visión frontal de los pies

Visión lateral de los pies

Crucero-Presbiterio

Está separado de la nave por un arco toral muy barroco y recargado con pinturas murales, atribuidas a Vicente Alanís, de diferentes Santos.

Santos del arco toral

Santos del arco toral
Santos del arco toral
Santos del arco toral
Santos del arco toral
Santos del arco toral
Santos del arco toral
Santos del arco toral
Santos del arco toral

En el lado de la epístola, está el acceso a la Sacristía y a la capilla del Cristo del Perdón y en su parte alta, entre ángeles, vemos el relieve de San Isidoro con su vestimenta pontificial.

Pared lateral izquierda (epístola) del crucero

San Isidoro

Detalle de angelitos del ático

Detalle de angelito lateral

Ángel lamparario

Detalle de ángel lamparario


A la derecha de la puerta de acceso a la sacristía vemos una hornacina, realizada en madera y espejos, con un bello Nacimiento de estilo capuchino, y debajo otra hornacina más pequeña con el Niño Jesús y encima un relieve de Santa Bárbara (ver).  

Lateral derecho

Detalle del Nacimiento

Detalle del Niño Jesús

Santa Bárbara rodeada de angelitos


A la izquierda de la puerta de acceso a la sacristía vemos el retablo de la Inmaculada (ver) y encima un relieve de Santa Ana. 

Retablo de la Inmaculada

Inmaculada

Detalle de la Inmaculada

Detalle de la media luna y los querubines a los pies de la Inmaculada

Relieve de Santa Ana


Seguimos en el crucero y en el lado del Evangelio encontramos otro retablo, gemelo del anterior, también realizado con un diseño barroco exquisitamente elaborado, es el altar de Nuestra Señora de las Tres Avemarías.

En el centro, bajo un busto de San Leandro con vestimenta pontificial, una hornacina con la talla de la conocida como “Virgen de las Tres Marías”, obra de Joaquín Bilbao Martínez. Tras la talla de la Virgen se sitúa un relieve de la Santísima Trinidad 

Es la patrona del colegio de Procuradores y su devoción se originó hacia 1910, por la predicación del capuchino Juan Bautista de Chemeny que aconseja rezar diariamente tres avemarías para tener una buena muerte.  

Pared lateral derecha (evangelio) del crucero

Busto de San Leandro

Hornacina de la Virgen de las Tres Marías y el relieve de la Santísima Trinidad

Detalle de la Virgen de las Tres Marías

Detalle de los pies de la Virgen


A la derecha vemos la efigie de un fraile con crucifijo en sus manos que se debe corresponder con San Francisco de Asís (ver), pues presenta los estigmas de las manos, y encima un relieve que no tengo información. 

San Francisco de Asís

Detalle de San Francisco de Asís

Detalle de los pies de San Francisco de Asís

Relieve superior


A la izquierda se muestra una hornacina con una escultura de la Agonía de San José con Jesús y María atribuido a Pedro Roldán (ver), bajo ella una figura yacente del Salvador y encima un relieve de Santa Catalina (ver).

Agonía de San José

Figura yacente del Salvador

Santa Catalina

En el intradós del retablo se observan imágenes de santos.

Santos del intradós del retablo

Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo
Santos del intradós del retablo

La puerta del Sagrario nos muestra al Niño Jesús como pastor.

Puerta del Sagrario

Altar Mayor

El Retablo Mayor del siglo XVIII, tipo cueva, destaca por su profusa decoración y por ser uno de los mejores retablos barrocos de Sevilla.

Se construyó entre 1.762 y 1.766, bajo la dirección del portugués Cayetano de Acosta (ver), tanto en su diseño como en la realización de los relieves y esculturas o la supervisión de los trabajos, siendo la ejecución de su talla realizada por Julián Jiménez, tallista y ensamblador, discípulo del propio de Acosta.

Está compuesto por un banco, un gran cuerpo central con tres calles separadas por grandes estípites, y un ático superior.

Vista general del Altar Mayor

La hornacina central, realizada a modo de camarín, aloja la escultura de San José con el Niño (ver), una talla atribuida a Agustín de Perea de 1694, al igual que los dos ángeles que lo corona. Los límites del camarín están delimitados por un rompimiento de gloria donde se incluyen angelitos y serafines envueltos entre nubes, obra de De Acosta o de artistas de su propio taller.

San José con el Niño

Detalle de San José 

A los pies de San José, rompimiento de gloria donde se incluyen angelitos y serafines envueltos entre nubes

Angelitos de la parte superior de la hornacina con la paloma del Espíritu Santo

Gran Ángel lateral

Gran Ángel lateral

Flanquean el camarín central las figuras de San Joaquín y Santa Ana, que tradicionalmente han sido atribuidas a Duque Cornejo (ver).

San Joaquín

Santa Ana

Detalle de Santa Ana

Bajo el camarín se crean el manifestador y el Sagrario, sobre el cual se colocó posteriormente una imagen de la Inmaculada.

Destaca la puerta del Sagrario con la imanen de la Virgen con el Niño y San Juanito. A los lados dos imágenes no identificadas.

Camarín de la Inmaculada rodeada de ángeles

Inmaculada

Detalle del pedestal de la Inmaculada

Puerta del Sagrario

Detalle de la puerta del Sagrario

En el ático, Dios Padre entre San Francisco (ver) y Santo Domingo (ver).

Dios Padre

Detalle de Dios Padre

San Francisco

Santo Domingo

En las calles laterales, imágenes de San Juan Bautista (ver) y San Juan Evangelista. Sobre ellos los relieves de San Sebastián (ver) y San Roque (ver).

San Juan Bautista

Detalle de San Juan Bautista

San Juan Evangelista

Detalle de San Juan Evangelista

San Sebastián

San Roque

En las puertas laterales del retablo aparecen imágenes de las herramientas de carpintería.

Puerta lateral derecha

Puerta lateral izquierda

Todo el retablo está enmarcado en un arco decorado con pinturas murales de medallones de santos.

Medallones de Santos

Medallones de Santos
Medallones de Santos
Medallones de Santos
Medallones de Santos
Medallones de Santos

En los laterales del retablo destacan dos ángeles lampararios.

Ángel lamparario derecho

Detalle del Ángel lamparario derecho
Ángel lamparario izquierdo
Detalle del Ángel lamparario izquierdo

Delante del altar mayor se sitúa un crucifijo de gran belleza, de autor y fecha desconocida.

Crucifijo

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

Evangelio

En primer lugar nos encontramos con una ventana barroca encima del espacio dedicado a un confesonario.

Confesonario y ventana barroca

Seguidamente una repisa-retablo con una talla de San Antonio con el Niño (ver) y encima un dosel o tornavoz.

Repisa de San Antonio

San Antonio

Detalle de San Antonio

Dosel


Seguidamente, el Altar de san Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, que se atribuye a Pedro Duque Cornejo (ver), y que presenta la escena de santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña en presencia de San Joaquín, un tema iconográfico que empezó a desarrollarse a partir del siglo XVI para dar culto a esta santa.

En el ático la pintura de un Nazareno.

Altar de san Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña

Detalle del conjunto escultórico
Detalle de san Joaquín

Detalle de la Virgen Niña

Detalle de santa Ana

Detalle del Nazareno del ático

Una nueva repisa-retablo con un Ecce-Homo, que se venera con la advocación de Cristo de las Angustias, de estilo granadino.

Ecce-Homo

Detalle de Ecce-Homo

Seguidamente, podemos observar un cuadro de la Virgen de Guadalupe y una Magdalena.

Lateral del Evangelio

Virgen de Guadalupe

Magdalena


Finalmente, San Fray Leopoldo de Alpandeire (ver)una imagen de tamaño natural sobre una sencilla peana de madera.

San Fray Leopoldo de Alpandeire

Detalle del rostro

Detalle de las manos

Pies

A los pies de la nave destaca el coro alto con un magnifico órgano y destacando la base del mismo. 

Vista del templo desde la cabecera

Detalle del coro alto

Detalle del coro alto

Vista del órgano

Detalles de la base del coro alto

Detalles de la base del coro alto
Detalles de la base del coro alto
Detalles de la base del coro alto

En el sotocoro se sitúa la imagen, muy venerada, de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, obra de Agustín Sánchez-Cid Agüero, del siglo XX, copia de la imagen del Cristo de Medinaceli, venerada en la basílica de los Capuchinos de Madrid. El pelo es natural y detrás de la imagen se dispone una gran ráfaga plateada.

Retablo de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado

Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado

Detalle del rostro

Detalle del rostro

Detalle de las manos

Detalle de los pies

Vía Crucis

I y II
III y VI
VII y VIII
IX y X
XI y XII
XIII y XIV

Con la colaboración de Luis Murillo