AREA CENTRO 2
Capillita de San José.
Historia
Situada
en pleno centro histórico de Sevilla, concretamente en la Calle
Jovellanos, es una pequeña capilla con un altísimo valor desde
el punto de vista patrimonial.
El templo se
levantó en el lugar en el que se encontraba la sede del gremio de carpinteros,
un edificio mudéjar, conocido con el nombre del Hospital de Dios Padre, San
Felipe y Santiago, que había sido ocupado por los carpinteros desde el siglo
XIV, comprándolo en 1578.
Tras diferentes
reparaciones, en 1687 se tiene que derribar parte del edificio, por encontrarse
en ruinas, construyéndose en ese momento una primitiva capilla.
Se levantó a instancias del gremio de carpinteros de
lo Blanco, lo cual le llevó a un largo pleito con el de arquitectos, pues un
carpintero no tenía autorización para hacer los planos de una edificación. Por
ello, el espacio resultante está tratado como si fuera una gran obra de talla
en madera, a modo de un enorme camarín íntimo y recogido.
La nueva construcción se llevó a cabo entre los años 1698 y 1766, en dos etapas.
En la primera, que abarca desde 1698 hasta 1717, se construyó su actual nave con la portada lateral, y se
decoró con los dos retablos de columnas salomónicas, las celosías de las
tribunas y las pinturas murales de la bóveda de cañón. Asimismo, se realizó la
imagen de San José que hoy preside la fachada principal y los relieves de la
portada lateral
Terminada la
capilla, el culto y la devoción a San José había aumentado considerablemente
por lo que a los pocos años, ésta resultó pequeña para atender las necesidades
de las celebraciones, especialmente en las grandes festividades del Patriarca.
Por esta razón, en el cabildo de 18 de diciembre de 1746, los carpinteros tomaron la decisión de ampliarla, creando una obra “de tal especialidad, que no tuviese parangón en Sevilla”. Los
trabajos no concluirán hasta 1766, aunque se prolongaran veinte años más, en
las labores de policromía y dorado de sus esculturas y retablos.
A esta segunda
etapa, desde 1746 a 1766, pertenecen el crucero y el presbiterio, el tramo del
coro, la decoración de estos espacios y la portada principal.
De la
capilla demolida solo se conserva el artesonado mudéjar de la entrada.
A mediados del
siglo XIX desaparece el gremio de los Carpinteros, quedando la capilla a cargo
de la Hermandad de los Siete Dolores y Siete Gozos de Nuestro Patriarca el
Señor San José, que había sido fundada en el siglo XVI para atender las
necesidades espirituales y materiales de los carpinteros necesitados, de sus
huérfanos y viudas
Sobrevivió a la ocupación francesa, a
las posteriores desamortizaciones e incluso a La Gloriosa de 1.868 (ver) pero, a comienzos del siglo XX,
durante los tres mandatos de Antonio Halcón Vinent, conde Halcón, como alcalde de
Sevilla, el Ayuntamiento
realizó varios intentos para derribar la capilla, concretamente en 1868, 1906 y
1913, al incluirla en los planes de reforma urbana de los alrededores de la
Plaza Nueva, con el pretexto de hacer más ancha y lineal la calle.
Sin embargo, diferentes colectivos sociales e
intelectuales conscientes de su valor histórico y como medida que garantizara
su conservación, consiguieron que fuera declarada por el gobierno central
Monumento Nacional, publicado por La Gaceta de Madrid,
el 4 de septiembre de 1912.
Pero desgraciadamente, el 12 de mayo de 1931, a las 4
de la madrugada, la capilla fue asaltada, saqueada e incendiada, durante las
revueltas sociales tras la proclamación de la II República.
Incendio del 12 de mayo de 1931 (ver) (Hernández Núñez, Juan Carlos)
El fuego ocasionó quemaduras generales en las pinturas
murales y, especialmente, en el retablo-tribuna del crucero que da acceso a la
sacristía. Asimismo, provocó la caída de los dos tercios de la bóveda de la
nave, perdiéndose parte de las pinturas que cubrían estos tramos. Además, el
humo de la combustión oscureció la totalidad del conjunto, conservándose aún el
hollín cubriendo la mayor parte de la superficie tanto de las pinturas, como de
los retablos y esculturas. Por último, las altas temperaturas alcanzadas
causaron el envejecimiento prematuro de los materiales constitutivos de los
elementos decorativos. A ello, hay que añadir los deterioros por el agua, tanto
por filtraciones, por capilaridad o simplemente por condensación.
Las obras de reparación, por los daños ocasionados por
el fuego, se iniciaron el 19 de junio de ese mismo año, dirigidas por el
arquitecto José María Rodríguez Cano, prolongándose hasta prácticamente finales
de 1950. A pesar de ello nunca fue sometida a un proceso de restauración y
eliminación del hollín, siendo ésta su principal causa de deterior actual, al
convertirse con el paso de los años en ácidos que están atacando a las pinturas
murales y a los retablos y esculturas.
Los cofrades, a
principios del siglo XX invitaron a los Capuchinos para que se hicieran cargo del
culto divino, quienes lo acometen el 1 de enero de 1916. No solamente ocupan la
capilla, sino también las dependencias anexas transformándolas en un pequeño
cenobio dependiente del convento capuchino de las santas Justa y Rufina (ver). Esta
situación se prolonga hasta 1964, año en que se extingue la Hermandad, pasando
los Capuchinos, por derecho de uso, a ser sus propietarios en el 2016.
Ante el mal estado de conservación que presentan el
conjunto barroco de los bienes muebles de la Capilla, con el consentimiento y
aprobación de los Capuchinos en el 2012 se
creó la Asociación para la
Restauración del Patrimonio Artístico Nacional, (ARPAN), quien se hace
cargo del proyecto de restauración realizado por la empresa Ágora, Restauraciones de Arte.
En un acto celebrado en el Real Alcázar se da a conocer
la Asociación y se presenta el proyecto de restauración. Sin embargo,
diferencias en la gestión del proyecto, hace que unos meses más tarde se
escinda parte del colectivo y se cree la Asociación
pro Restauración de la Capilla de San José, centrando todos sus
esfuerzos en la recuperación de la Capilla de San José. Areca San José, su acrónimo, nace el 20 de noviembre de
2013 como una asociación civil, apolítica, sin ánimo de lucro, cuyo único fin es
el de recaudar y reunir los medios económicos necesarios para la restauración
de los bienes muebles de la capilla.
Exterior
La portada principal, ubicada a los pies del templo,
destaca por su espectacularidad y riqueza visual. Está realizada íntegramente
en ladrillo aplantillado y azulejería, siguiendo el estilo barroco que
caracteriza al resto del edificio. Se organiza en dos cuerpos claramente
definidos.
La
barroca fachada de la Capilla de San José. Año 1.930.
Imagen
actual
Detalle
completo de la fachada principal
Detalle
de los dos cuerpos de la portada
El primer cuerpo presenta una amplia entrada adintelada,
flanqueada por dos esculturas que representan a Santa Ana con la Virgen Niña y
a San Joaquín, con las siguientes leyendas: “Por esta escala vistica de Jacob
baxa Dios a la terra” y “Los hombres suben al cielo”
A ambos lados, pilastras cajeadas enmarcan la
estructura y sostienen el segundo cuerpo.
Hornacina
de Santa Ana con la Virgen Niña
Detalle
de la Hornacina de Santa Ana con la Virgen Niña
Santa
Ana con la Virgen Niña
Leyenda:
Hornacina
de san Joaquín
Detalle
de la Hornacina san Joaquín
San
Joaquín
Leyenda: “Los hombres suben al cielo”
En el segundo nivel, sobresale una hornacina central
diseñada por Lucas Valdés (ver) en 1716, que alberga la imagen
del titular del templo, San José, con la leyenda: ”Sancte Joseph Ora Pro
Nobis”. Debajo y por encima del dintel de la puerta, la leyenda:” Esta capilla
goza de las gracias que San Juan de Letrán en Roma”
Por encima, en el ático, se sitúa un medallón con la
imagen de un santo no identificado.
Conjunto
de la hornacina de san José
Detalle
de la hornacina de san José
Detalle
de san José
Sancte
Joseph Ora Pro Nobis
Esta
capilla goza de las gracias que San Juan de Letrán en Roma
Medallón
con la imagen de un santo no identificado
A los lados de esta hornacina se encuentran dos medallones
en relieve, uno con la figura de San Fernando y otro con San Hermenegildo.
San
Fernando
San Hermenegildo
La portada lateral, también de estilo barroco, es más
modesta tanto en tamaño como en ornamentación. Consiste en un vano adintelado
flanqueado por pilastras cajeadas, y sobre él, una hornacina con la escena de
los Desposorios de la Virgen.
Fachada
lateral
Detalle
de la portada
Hornacina
con los Desposorios de la Virgen
Detalle
de los Desposorios de la Virgen
En torno a la hornacina cuatro imágenes, San Pedro (ver), san Pablo, la mansedumbre y
la abundancia.
La mansedumbre y la abundancia, o la cantidad, pueden ser vistas como virtudes del santo patriarca, específicamente en el contexto de la teología cristiana.
La mansedumbre se refiere a la virtud de la templanza, la cual permite controlar las pasiones y la ira, mientras que la abundancia se refiere a la generosidad y el don de Dios.
Estas virtudes se manifiestan en figuras como San José, conocido por su
mansedumbre y su generosidad al cuidar de la familia de Jesús.
San
Pedro
San
Pablo
Mansedumbre
Abundancia
En esta misma fachada se encuentra un reloj de sol,
cuya estética armoniza con la portada. Además, hay varias placas
conmemorativas, entre ellas una que indica la adscripción de la capilla a la
Basílica de San Juan de Letrán, en Roma, y otra que declara al templo como Monumento
Nacional.
La esquina entre ambas fachadas está protegida por
guarda-esquina de mármol.
Reloj de
Sol
Esta
capilla del SS Joseph esta agregada a la Basílica de S, Jvan de Letrán de Roma.
Por Bvla de agregación sv data en Roma a 18 de febrero del año de 728. El altar
mayor es de anima todos los días. An de tener la Bvlla de la Santa Cruzada
Capilla
de san José. Esta iglesia fve declarada Monvmento Nacional por Real Orden de 5
de septiembre de 1912
Aqvi se
echa la limosna para el PSS Joseph
Guardaesquina
de mármol
Campanario
Remata
la fachada una espadaña de dos cuerpos, decorada en almagra, que contrasta con
el tono anaranjado del resto del conjunto.
Espadaña
La espadaña
tiene dos cuerpos, con dos vanos que alojan a sendas campanas.
El cuerpo inferior, elevado sobre una cornisa
saliente, en rojo almagra, está ricamente ornamentado con azulejos azules. Se
apoya sobre un basamento o antepecho del cual emergen pilastras adosadas,
también decoradas con cerámica vidriada. En el centro del arco de medio punto
destaca una clave con ménsulas y un friso que subraya las pilastras, coronado
por un disco de azulejería algo irregular. Todo ello se remata con una cornisa
ondulada que da paso al segundo cuerpo.
Cuerpo
inferior
El cuerpo
superior es de menores dimensiones y
presenta otro arco de medio punto, con impostas y pilastras laterales. Se
corona con un pequeño frontón de volutas laterales, sobre el cual se eleva un
dado que sostiene una cruz de hierro y una veleta.
Cuerpo superior
Detalle
de la cruz y veleta
A ambos lados de la espadaña, se ubican cartabones
curvos, los superiores tallados con volutas y los inferiores decorados con azulejos.
Todos ellos terminan en florones de cerámica blanca.
Interior
Cuando se penetra en la capilla, se comprende a lo que
se referían los antiguos con la expresión “horror vacui” (miedo al vacío), pues todo el espacio está
ocupado sin quedar ni un milímetro sin cubrir.
Se trata de una pequeña y singular iglesia de planta
rectangular, que se configura en planta mediante una sola nave con un pequeño
crucero ante el presbiterio.
Vista del
templo desde los pies de la nave
Vista del
templo desde los pies de la nave
Se cubre
en su nave con bóveda de cañón con lunetos, mientras que el pequeño crucero
está cubierto por una cúpula elíptica que se remata por una linterna ciega y
presenta pechinas con pinturas de santos.
Cúpula elíptica del
pequeño crucero
Detalle de una
pechina
Detalle de una
pechina
De la capilla
original demolida solo se conserva el artesonado mudéjar de la entrada.
Artesonado mudéjar
de la entrada
En el lado de la Epístola del crucero hay adosadas dos
pequeñas capillas y la sacristía.
Los zócalos están decorados con
azulejos de Triana.
A lo largo de sus muros presenta interesantes retablos barrocos y pinturas murales del mismo siglo XVIII.
Las pinturas de la bóveda son atribuidas a Juan de
Esquivel, apareciendo representadas, además de los arcángeles, escenas de la
vida de San José, que completarían las existentes en los lunetos de la nave.
Escenas de la vida de San
José
Escenas de la vida de San
José
Medallón central
Lunetos de la nave
A los pies de la nave está el coro alto con un
magnífico órgano.
Vista del
templo desde la cabecera de la nave
Realizamos la descripción, como siempre, desde los pies
de la epístola, para continuar por el Presbiterio, Altar Mayor, Evangelio y
terminar a los pies de la nave.
Pasada la puerta de entrada y antes del cajón encontramos
a la derecha una puerta de acceso privado y encima, sobre una repisa, una
imagen de un monje de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos.
Pila
de agua bendita
Seguidamente, una pequeña hornacina dorada, con
interior forrado de espejos, que alberga una imagen anónima del patriarca San José sosteniendo al Niño
con ambos brazos.
Hornacina de San José
Un gran cuadro de la Huida a Egipto y dos pequeños de
la Virgen con el Niño y San José con el Niño.
La Huida a Egipto
Virgen con el Niño
San
José con el Niño
Le sigue el
Altar de los Desposorios de San José y Santa María,
se trata de un arcosolio totalmente tallado, con un
medallón central que lo preside, y que representa una escena en el templo de
Jerusalén donde un sacerdote bendice la unión de los esposos. Atribuido a Pedro Duque Cornejo (ver).
En el ático aparece un fraile abrazando una gran cruz invertida
que no he podido identificar, que puede ser San Diego de Alcalá.
Altar de los Desposorios de San José y Santa María
Detalle de los Desposorios
Ático
Detalle del fraile
Después una pequeña hornacina con una talla del Niño Jesús y un cuadro de la
Trinidad.
Niño Jesús
Trinidad
Le sigue La Capilla de la Divina Pastora (ver), sobre la entrada una ventana barroca. En el interior vemos la imagen de talla completa de 1916 de Juan Luis Guerrero, acompañada del Niño que acaricia a una oveja.
Bajo ella una vitrina con la cabeza de San Juan.
A los lados, imágenes de San Félix Cantalicio (ver) y el
Sagrado Corazón (ver).
En los laterales cuadros del beato Diego José de Cádiz (ver) y San Pio de Pietrelsina y un cuadro no identificado por su deterioro y la falta
de luz.
Acceso a la Capilla de
la Divina Pastora
Acceso a la Capilla de
la Divina Pastora
Detalle de la ventana
Frontal de la Capilla de
la Divina Pastora
Retablo de la Divina
Pastora
Divina Pastora con el
Niño
Detalle de la Divina
Pastora con el Niño
Detalle de una de las
ovejas
Detalle del pie de la
Divina Pastora
Vitrina con la cabeza de
san Juan
San Félix Cantalicio
Detalle de San Félix
Cantalicio
Sagrado Corazón
Detalle de Sagrado
Corazón
Beato Diego José de
Cádiz
San Pio de Pietrelsina
Esta capilla se comunica lateralmente con otra, que a
su vez se comunica con el presbiterio, que presenta a un crucificado, el Santísimo Cristo del Perdón, del
taller de Jesús Curquejo Murillo de 2.001, que presenta el detalle que la
cuerda que sujeta el paño de pureza no está tallada, sino que es auténtica.
Entrada
a la Capilla del Cristo del Perdón desde el Presbiterio
Santísimo Cristo del Perdón
Detalle del rostro
Detalle del paño de pureza
Detalle de las rodillas
Visión frontal de los pies
Visión lateral de los pies
Crucero-Presbiterio
Está separado de la nave por un arco toral muy barroco y
recargado con pinturas murales, atribuidas a Vicente Alanís, de diferentes
Santos.
Santos
del arco toral
En el
lado de la epístola, está el acceso a la Sacristía y a la capilla del Cristo
del Perdón y en su parte alta, entre ángeles, vemos el relieve de San Isidoro
con su vestimenta pontificial.
Pared lateral izquierda (epístola) del crucero
San Isidoro
Detalle de angelitos del ático
Detalle de angelito lateral
Ángel lamparario
Detalle de ángel lamparario
A la
derecha de la puerta de acceso a la sacristía vemos una hornacina, realizada
en madera y espejos, con un bello Nacimiento de estilo capuchino, y debajo otra
hornacina más pequeña con el Niño Jesús y encima un relieve de Santa Bárbara (ver).
Lateral derecho
Detalle del
Nacimiento
Detalle del Niño
Jesús
Santa Bárbara
rodeada de angelitos
A la
izquierda de la puerta de acceso a la sacristía vemos el retablo de la
Inmaculada (ver) y encima
un relieve de Santa Ana.
Retablo de la Inmaculada
Inmaculada
Detalle de la Inmaculada
Detalle de la media luna y los querubines a los pies de la
Inmaculada
Relieve de Santa Ana
Seguimos en
el crucero y en el lado del Evangelio encontramos otro retablo, gemelo del anterior,
también realizado con un diseño barroco exquisitamente elaborado, es el altar
de Nuestra Señora de las Tres Avemarías.
En el centro,
bajo un busto de San Leandro con vestimenta pontificial, una hornacina con la talla de la
conocida como “Virgen de las Tres Marías”, obra de Joaquín Bilbao Martínez.
Tras la talla de la Virgen se sitúa un relieve de la Santísima Trinidad
Es la patrona
del colegio de Procuradores y su devoción se originó hacia 1910, por la
predicación del capuchino Juan Bautista de Chemeny que aconseja rezar
diariamente tres avemarías para tener una buena muerte.
Pared lateral derecha (evangelio) del crucero
Busto de San Leandro
Hornacina de la
Virgen de las Tres Marías y el relieve de la Santísima Trinidad
Detalle de la Virgen
de las Tres Marías
Detalle de los pies
de la Virgen
A la
derecha vemos la efigie de un fraile con crucifijo en sus manos que se debe
corresponder con San Francisco de Asís (ver), pues
presenta los estigmas de las manos, y encima un relieve que no tengo
información.
San Francisco de
Asís
Detalle de San
Francisco de Asís
Detalle de los pies
de San Francisco de Asís
Relieve superior
A la
izquierda se muestra una hornacina con una escultura de la Agonía de San José
con Jesús y María atribuido a Pedro Roldán (ver), bajo ella una figura yacente del Salvador y encima un
relieve de Santa Catalina (ver).
Agonía de San José
Figura yacente del
Salvador
Santa Catalina
En el
intradós del retablo se observan imágenes de santos.
Santos del intradós del
retablo
La puerta del
Sagrario nos muestra al Niño Jesús como pastor.
Puerta
del Sagrario
Altar Mayor
El Retablo
Mayor del siglo XVIII, tipo cueva, destaca por su profusa
decoración y por ser uno de los mejores retablos barrocos de Sevilla.
Se
construyó entre 1.762 y 1.766, bajo la dirección del portugués Cayetano de
Acosta (ver), tanto en su diseño como en la realización de los
relieves y esculturas o la supervisión de los trabajos, siendo la ejecución de
su talla realizada por Julián Jiménez, tallista y ensamblador, discípulo del
propio de Acosta.
Está compuesto
por un banco, un gran cuerpo central con tres calles separadas por grandes estípites,
y un ático superior.
Vista general del Altar Mayor
La hornacina
central, realizada a modo de camarín, aloja la escultura de San José con el
Niño (ver), una talla atribuida a Agustín de Perea de 1694, al igual que los dos
ángeles que lo corona. Los límites del camarín están delimitados por un
rompimiento de gloria donde se incluyen angelitos y serafines envueltos entre
nubes, obra de De Acosta o de artistas de su propio taller.
San
José con el Niño
Detalle
de San José
A
los pies de San José, rompimiento de gloria donde se incluyen angelitos y
serafines envueltos entre nubes
Angelitos de la parte superior de la hornacina con la paloma del Espíritu Santo
Gran
Ángel lateral
Flanquean el camarín central las
figuras de San Joaquín y Santa Ana, que tradicionalmente han
sido atribuidas a Duque Cornejo (ver).
San
Joaquín
Santa
Ana
Bajo el camarín
se crean el manifestador y el Sagrario, sobre el cual se colocó posteriormente
una imagen de la Inmaculada.
Destaca la
puerta del Sagrario con la imanen de la Virgen con el Niño y San Juanito. A los
lados dos imágenes no identificadas.
Camarín de la Inmaculada
rodeada de ángeles
Inmaculada
Detalle del pedestal de
la Inmaculada
Puerta del Sagrario
Detalle de la puerta del
Sagrario
En el ático, Dios Padre entre San Francisco (ver) y Santo
Domingo (ver).
Dios Padre
San Francisco
Santo Domingo
En
las calles laterales, imágenes de San Juan Bautista (ver) y San Juan Evangelista. Sobre ellos los relieves de San
Sebastián (ver) y San Roque (ver).
San Juan Bautista
Detalle de San Juan Bautista
San Juan Evangelista
Detalle de San Juan Evangelista
San Sebastián
San Roque
En
las puertas laterales del retablo aparecen imágenes de las herramientas de
carpintería.
Puerta lateral derecha
Todo el
retablo está enmarcado en un arco decorado con pinturas murales de medallones
de santos.
Medallones de Santos
En
los laterales del retablo destacan dos ángeles lampararios.
Ángel
lamparario derecho
Delante
del altar mayor se sitúa un crucifijo de gran belleza, de autor y fecha
desconocida.
Crucifijo
Detalle
del rostro
Detalle
del paño de pureza
Detalle de los pies
Evangelio
En primer lugar nos encontramos con una ventana barroca encima del espacio dedicado a un
confesonario.
Confesonario
y ventana barroca
Seguidamente una repisa-retablo con una talla de San Antonio con el Niño (ver) y encima un dosel o tornavoz.
San Antonio
Detalle de San Antonio
Dosel
Seguidamente,
el Altar de san Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, que se atribuye a Pedro
Duque Cornejo (ver), y que presenta la escena de santa Ana
enseñando a leer a la Virgen Niña en presencia de San Joaquín, un tema
iconográfico que empezó a desarrollarse a partir del siglo XVI para dar culto a
esta santa.
En el ático la pintura de un Nazareno.
Altar de san Joaquín,
Santa Ana y la Virgen Niña
Detalle de la Virgen Niña
Detalle de santa Ana
Detalle del Nazareno del ático
Una nueva repisa-retablo con un Ecce-Homo, que se
venera con la advocación de Cristo de las Angustias, de estilo granadino.
Ecce-Homo
Detalle de Ecce-Homo
Seguidamente, podemos observar un cuadro de la Virgen
de Guadalupe y una Magdalena.
Lateral del Evangelio
Virgen de Guadalupe
Magdalena
Finalmente,
San Fray Leopoldo de Alpandeire (ver), una imagen de tamaño natural sobre una
sencilla peana de madera.
San Fray Leopoldo de Alpandeire
Detalle del rostro
Detalle de las manos
Pies
A los pies de la nave destaca el coro alto con un
magnifico órgano y destacando la base del mismo.
Vista
del templo desde la cabecera
Detalle
del coro alto
Vista
del órgano
Detalles
de la base del coro alto
En el sotocoro se sitúa la imagen, muy venerada, de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, obra de Agustín Sánchez-Cid Agüero, del siglo XX, copia de la imagen del Cristo de Medinaceli, venerada en la basílica de los Capuchinos de Madrid. El pelo es natural y detrás de la imagen se dispone una gran ráfaga plateada.
Retablo
de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
Nuestro
Padre Jesús Cautivo y Rescatado
Detalle
del rostro
Detalle de
las manos
Detalle
de los pies
Vía Crucis